2 the dead-tossed waves [carrie ryan]

368
Como los muertos, los secretos no se quedan enterrados.

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Page 1: 2 the Dead-Tossed Waves [Carrie Ryan]

Como los muertos, los secretos no se quedan enterrados.

Page 2: 2 the Dead-Tossed Waves [Carrie Ryan]

2 Carrie Ryan Purple Rose

Agradecimientos

Agradecemos a todas las personas que con su interés, colaboración y apoyo

incondicional contribuyeron a sacar adelante este proyecto. Igualmente a las

lectoras y lectores, que con su entusiasmo nos dan el ánimo necesario para

seguir trabajando en nuevos libros.

Moderadoras

ilimari cipriano

Sheilita Belikov

Traductoras

Abril.

alexiia☮♪

andre27xl

Emii_Gregori

ilimari cipriano

inthefreedomwings

Javy

KaThErIn

kathesweet

kirara7

kuami

Little Rose

LizC

Makilith Vivaldi

masi

Nadia

Paaau

Sheilita Belikov

Susanauribe

TwistedGirl

Vannia

Xhessii

*ƸӜƷYosbeƸӜƷ*

Page 3: 2 the Dead-Tossed Waves [Carrie Ryan]

3 Carrie Ryan Purple Rose

Correctoras

kuami

Maia8

Mari NC

Marina012

masi

Niii

Paaau

TwistedGirl

Vapino

Vannia

V!an*

Recopilación y Revisión

kuami

Diseño

Sheilita Belikov

Page 4: 2 the Dead-Tossed Waves [Carrie Ryan]

4 Carrie Ryan Purple Rose

Page 5: 2 the Dead-Tossed Waves [Carrie Ryan]

5 Carrie Ryan Purple Rose

Índice

The Dead-Tossed Waves

Sinopsis

Capítulo 1

Capítulo 2

Capítulo 3

Capítulo 4

Capítulo 5

Capítulo 6

Capítulo 7

Capítulo 8

Capítulo 9

Capítulo 10

Capítulo 11

Capítulo 12

Capítulo 13

Capítulo 14

Capítulo 15

Capítulo 16

Capítulo 17

Capítulo 18

Capítulo 19

Capítulo 20

Capítulo 21

Capítulo 22

Capítulo 23

Capítulo 24

Capítulo 25

Capítulo 26

Capítulo 27

Capítulo 28

Capítulo 29

Capítulo 30

Capítulo 31

Capítulo 32

Capítulo 33

Capítulo 34

Capítulo 35

Capítulo 36

Capítulo 37

Capítulo 38

Capítulo 39

Capítulo 40

Capítulo 41

Capítulo 42

Capítulo 43

Capítulo 44

Capítulo 45

Capítulo 46

Capítulo 47

Capítulo 48

Epílogo

Próximo libro: The Dark and Hollow Places

Sinopsis

Extracto

Acerca de la Autora

Page 6: 2 the Dead-Tossed Waves [Carrie Ryan]

6 Carrie Ryan Purple Rose

Sinopsis

Traducido por ilimari cipriano

Corregido por kuami

Gabry vive una vida tranquila, segura en su pueblo junto al océano y detrás de la Barrera. Ella se conforma con dejar que

sus amigos sueñen con la Ciudad Oscura más allá de la costa, mientras ella observa desde la punta del faro. Su

hogar es todo los que ella conoce y todo lo que ella necesita para ser feliz.

Pero la vida después del Retorno nunca es segura y hay amenazas que ni siquiera la Barrera puede evitar.

La madre de Gabry pensó que había dejado sus secretos atrás en El Bosque de Manos y Dientes, pero al igual que la

muerte en su mundo, los secretos no se quedan enterrados y ahora el mundo de

Gabry se está desmoronando.

Una noche afuera de la Barrera… Un chico que Gabry ha conocido durante toda su vida y otro envuelto en misterio…

Un momento de descuido y la mitad de la generación de Gabry está muerta y la otra mitad en prisión.

Gabry está segura de sólo una cosa: si quiere tener alguna esperanza de un futuro, tendrá que enfrentarse al Bosque y al pasado de su madre.

Page 7: 2 the Dead-Tossed Waves [Carrie Ryan]

7 Carrie Ryan Purple Rose

Capítulo 1

Traducido por kuami

Corregido por Mari NC

a historia cuenta que, incluso después del Retorno, ellos trataron

de mantener las montañas rusas en funcionamiento. Ellos

dijeron que les recordó a antes de este tiempo. Cuando ellos no

tenían que preocuparse por las personas que se levantan de entre los

muertos, cuando no tenía que construir cercas y muros y barreras para

protegerse de las masas de Mudos que constantemente buscan la carne

humana. Cuando vivir no era estar siendo cazados para siempre.

Ellos dijeron que les hacía sentirse normal.

Y así, aún cuando los Mudos, vecinos y amigos que habían sido

infectados, muertos y Retornados, tirando de los alambrados que

rodean al parque del entretenimiento, ellos mantenían las atracciones

en marcha.

Incluso después de que el Bosque estuviera cerrado, hasta el último

momento por mantener apartada la infección y contener el Mudo, el

carrusel seguía dando vueltas, las montañas rusas siguieron

retumbando, las tazas de té se mantenía girando. A pesar de que mi

pueblo Vista estaba muy lejos del núcleo del Protectorado, ellos

esperaban que la gente viniera a volar a través de las montañas rusas.

Los que todavía querían olvidar.

Pero entonces el viaje se puso demasiado difícil. Las personas estaban

preocupadas por tratar de sobrevivir y poco se podía hacer para

hacerles olvidar la realidad del mundo en que vivían. Las montañas

rusas se desmoronaron lentamente, fuera de la vieja ciudad

emperchada en un extremo de un traicionero camino a lo largo de la

costa. Todo el mundo simplemente se olvidó de ellas, uno de los

aspectos de la vida pre-retorno fue que poco a poco los recuerdos se

atenuaron y las historias fueron transmitidas de un año a otro.

L

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8 Carrie Ryan Purple Rose

Realmente nunca me puse a pensar en ellos, hasta esta noche, cuando

el hermano mayor de mi mejor amiga nos invitó a traspasar las barreras

e ir a las ruinas del parque de atracciones con él y sus amigos.

—Vamos, Gabry —se queja Cira, bailando a mi alrededor. Casi puedo

sentir la energía y el zumbido de excitación que sale de su piel. Estamos

de pie al lado de la barrera que separa a Vista de las ruinas de la

antigua ciudad, la gruesa pared de madera mantiene fuera los peligros

del mundo y seguramente a nosotros. Ya algunos de los niños mayores

están encima de la parte superior, con los pies como un destello contra

el cielo nocturno.

Me froto las manos contra mis piernas, con mi corazón repiqueteando

en el pecho.

Hay mil razones por las qué yo no quiero entrar con ellos en las ruinas,

la menos importante de ellas es que está prohibido. Pero hay una razón

por la que quiero correr el riesgo. Echo un vistazo a Cira, después a su

hermano y sus ojos capturan los míos. No puedo detener el calor

abrasador que se arrastra por mi cuello cuando aparto mi mirada,

esperando que él no se diera cuenta que le miraba y deseando

desesperadamente al mismo tiempo que él lo hiciera.

—¿Gabry? —él me pregunta, con su cabeza inclinada hacia un lado. De

sus labios, mi nombre es un como un bucle alrededor de mis orejas.

Una invitación.

Asustada de la maraña de palabras retorciéndose alrededor de mi

propia lengua, me las trago y pongo mi mano contra la gruesa madera

de la barrera. Nunca he estado más allá de ella antes. Va contra las

reglas para salir del pueblo sin permiso y también es arriesgado.

Mientras la mayoría de las ruinas están rodeadas por los viejos

alambrados de después del Retorno, los Mudos todavía pasan a través

de ellos. Aún así, ellos pueden atacarnos.

—No, debemos —digo, más para mí que para Cira o Catcher. Cira

apenas pone sus ojos en blanco; ella ya está saltando con el deseo de

unirse a los demás. Agarra mi brazo con un chillido apenas reprimido.

—Ésta es nuestra oportunidad —susurra hacia mí. Y no le digo lo que

he estado pensando, que es nuestra oportunidad para meternos en

problemas en el mejor de los casos y no quiero pensar en lo que podría

suceder en el peor.

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9 Carrie Ryan Purple Rose

Pero ella me conoce lo suficientemente bien como para leer mis

pensamientos. —Nadie se ha infectado en años —dice, tratando de

convencerme—. Catcher y los demás van por ahí todo el tiempo. Es

totalmente seguro.

Seguro es un término relativo. Una palabra que mi madre siempre

utiliza con un borde duro en su voz. —No sé… —le digo, retorciendo mis

dedos juntos, deseando simplemente poder decir que no de una manera

adecuada pero odiando defraudar a mi mejor amiga, de la forma en que

lo he hecho a menudo antes.

Un día, hace varios años durante la sequía, Cira me dijo que si me

atrevía a cruzar el ancho río que separa a nuestro pueblo del Bosque.

Estábamos recogiendo agua en ese lugar en el río, donde hay una

ruptura en la barrera, cuando el miliciano de guardia de repente se

enfermó y nos dejó solas. Cira se burló de mí porque no era capaz de

intentarlo. Porque yo tenía mucho miedo de que el miliciano regresara y

nos viera, y me negué a romper la regla que prohíbe ir al Bosque.

Finalmente ella fue sola, mientras estaba de pie en medio de la

corriente del agua, su falda ondeaba alrededor de sus rodillas y su pelo

flotando en su boca mientras ella se reía.

Yo nunca podría explicarle cómo me sentía acerca de los límites de

nuestro pueblo. Para mí eran inviolables.

Eran lo que me mantenía unida, lo que me mantuvo a salvo y protegida,

y todo eso. Alejarse en el exterior, aunque fuera una sola vez, era

demasiado aterrador para mí.

No podía explicar cómo tenía miedo de perderme. Y todavía no puedo

explicárselo ahora. Pero de algún modo ella lo sabe.

—Aquí —ella dice, alcanzando para tirar algo de alrededor de su

cuello—. Toma esto. —Es el collar que ella siempre lleva, sólo un cordón

negro, un simple bucle a través del brazo de una pequeña figura de

plástico de un superhéroe que una vez compró a un comerciante

después de él le contara sus viejas historias sobre hombres que volaban

y salvaban el mundo. Ella lo deja caer sobre mi cabeza—. Él va a

mantenerte a salvo —añade cuando siento el pequeño peso asentarse

sobre mi pecho debajo de mi camiseta.

Estoy a punto de protestar cuando Catcher se acerca de mí y tragué.

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10 Carrie Ryan Purple Rose

Cira sonríe y se desvanece en la oscuridad, a sabiendas de que su

hermano es mi debilidad. —Debes venir —dice él. Pone su mano contra

la Barrera, con sus dedos casi lo suficientemente cerca como para rozar

los míos pero no del todo. Su voz tan bajita, lo suficiente como para ser

un murmullo en la oscuridad, más una vibración que palabras—.

Quiero que vengas con nosotros.

Tengo miedo de decir algo, para romper este momento. Y así, asiento

con la cabeza. Sonríe como si fuera un secreto entre nosotros y yo dejo

caer mi cabeza, avergonzada a cada sentimiento que choca a través de

mí.

Cira, por supuesto, ha estado observando nuestra interacción y deja

escapar un pequeño grito y me agarra de los hombros con el

entusiasmo de que por fin he cedido. La sonrisa de Catcher se extiende

un poco más y me gustaría tener el coraje de mirarle a los ojos, pero no

puedo.

La luna es un corte brillante en el cielo cuando el resto del grupo sube,

tirando de ellos con facilidad por encima del grueso muro que separa

nuestro pueblo de las ruinas en mal estado más allá de la vieja ciudad.

Incluso Cira duda durante un segundo, lanzando una rápida mirada

hacia mí antes de encontrar grietas en las que desliza sus delgadas

manos.

Y entonces sólo estamos Catcher y yo frente a la imponente muralla.

Doy un tirón del extremo de la cuerda, apretando mi mano alrededor

del mango de mi cuchillo de hoja larga atada a mi cadera. Sé que no

debería estar haciendo esto. Es peligroso y estúpido, y ya las manchas

de sudor se deslizan a lo largo de ambos lados de mi cuello. Miro hacia

Catcher y tengo que inclinar la cabeza en la oscuridad para ocultar mi

vertiginosa sonrisa.

Quiero decirle que nunca he cruzado la barrera antes. Nunca he

querido… no todavía. Sólo he estado de pie en la parte superior del faro,

donde vivo, y aún así me siento abrumada mirando fijamente al océano

y el Bosque y la magnitud del mundo que nos rodea. Como tan inmenso

que es difícil de asimilar.

Pienso en mi madre y sus historias de cómo creció en el Bosque y

encontró su camino hasta aquí en el océano. Y me doy cuenta en ese

momento, mientras me enfrento a la orilla de que todo lo que sé, que no

tengo la misma fuerza que a mi madre. Yo no me atrevo a salir de Vista,

aunque sólo sea por unas horas más allá de la oscuridad.

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11 Carrie Ryan Purple Rose

Me obligo a seguir hacia adelante y arrastro mis dedos a lo largo de la

Barrera. La madera es cálida, ya que conserva el calor de la tarde de

verano.

—Lo siento —le susurro, alejándome de la pared—. No puedo hacerlo.

—Antes de este momento, nunca me he dado cuenta de mis propias

limitaciones. Antes, pensaba que sería capaz de hacer cualquier cosa,

ser cualquier cosa.

Catcher desliza su mano en la mía, que me sostiene en el lugar.

Su piel está más caliente que la Barrera. —Yo te ayudaré —dice, su

sonrisa es como la luz de un faro, algo donde aferrarse en una noche

incierta—. Confía en mí. —Y guía mis dedos a los huecos en la pared, y

me muestra cómo subir.

Yo dudo en la parte superior, mis piernas a caballo entre los gruesos

leños de madera, y Catcher se apresura hasta mirarme a la cara, los

dedos de sus pies empujan los míos. Miro por todas partes, pero sin

verle. La noche se siente pesada, como si eso pudiera fijarme aquí.

Hemos estado a solas muchas veces antes, pero algo cambió esta

noche. De repente soy mucho más conscientes de la amplitud de

hombros, de cómo de fuerte son sus manos. De la forma en que él me

mira y del sonido de su respiración.

Y no puedo decir si algo realmente está cambiando entre nosotros o si

mi propia vacilación está provocando que mis sentidos giren. Clavo mis

uñas en la madera, las astillas pinchan mi piel. Pero el dolor no embota

mi miedo, sólo araña los bordes.

Abro mi boca para decirle algo. Cualquier cosa. Para explicar por qué no

puedo ir más lejos. Para decirle de nuevo que lo siento. Pero él habla

primero.

—Yo tengo miedo a las alturas —dice él. Su confesión es tan inesperada

que una risita se forma en la parte posterior de mi garganta antes de

que me de cuanta que no debo sonreír. Y cubro mi boca con una mano,

intentando sofocar mi sonrisa.

—Esto no es tan alto —le digo, intentando parecer valiente, pero sin

saber si tengo éxito en hacer que se sienta a gusto.

Él pone los ojos en blanco, y las comisuras de sus labios tiran un poco

hacia arriba. —Me refiero a las alturas de verdad —me dice.

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12 Carrie Ryan Purple Rose

Me doy cuenta de nuevo de la rugosidad en su barbilla, el rastro de una

barba. Él no es el mismo chico que solía buscarme y perseguirme en los

juegos de grupo, o incluso que tiene los brazos muy delgados y una

fuerte manzana de Adán.

—Recuerdo una vez que Cira y yo fuimos a visitarte en el faro —dice—,

Cira estaba feliz de estar lejos de las tareas en la casa de huérfanos,

pero yo quería hacer algo con nuestra mañana libre. Quería subir.

Quería ver las vistas desde la cima. —Él mira más allá de mí, con sus

ojos desenfocados—. A medio camino, yo no podía ir más lejos.

Yo trago y pongo mi mano de nuevo abajo para sostenerme, de pronto

muy consciente del calor que emana de él, de la pared, de la noche que

me consume.

—No lo recuerdo —le digo, porque es verdad. Gran parte de mi infancia

es un borrón, los recuerdos que enredan en mi cabeza y se retuercen

con las historias de manera que no sé lo que es mío y que es lo que me

han contado.

—No lo sabes —dice—. ¿Nada de lo que realmente sucedió? Nosotros

fuimos a explorar el faro y tú y Cira estuvisteis jugando y yo me pasé la

mitad del día sentado en las escaleras tratando de convencer a mis

manos para soltar la barandilla y subir más alto.

Cierro mis ojos, intentando imaginármelo, pero yo no puedo.

—De vez en cuando ustedes dos venían corriendo. Cira me señalaba y

se reía, incluso entonces era una mocosa. Pero tú simplemente te

quedabas allí de pie y observabas. Con el tiempo, Cira se perdía en

algún proyecto y tú venias y te sentabas a mi lado durante un rato.

—¿Y luego qué? —le pregunto. Ni siquiera le recuerdo queriendo ver las

vistas del faro. Queriendo subir los escalones de la galería durante

todos estos años desde que le conozco.

—Y luego, nada. Nos sentábamos allí. Tú no decías nada y yo tampoco,

y entonces nuestra mañana había terminado y Cira empezó a llorar y

me llevaba de regreso a las tareas de la tarde.

—¿Nunca has subido más arriba?

—No.

—¿Nunca lo has intentado de nuevo?

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13 Carrie Ryan Purple Rose

Él sacude la cabeza.

Me siento allí, mirando la distancia entre nuestras manos apoyadas en

la gruesa pared, la manera en que sus dedos se flexionan contra la

madera e intento deducir lo que él me está diciendo. ¿Qué está bien

regodearme en mis miedos? ¿Qué está bien si nos sentamos aquí? ¿Y qué

se quedará conmigo, aunque yo no puede ir más lejos?

De repente me gustaría ser Cira. Me gustaría saber coquetear, cómo

entender a los tipos, cómo saber lo que están diciendo y lo que quieren.

Me gustaría poder actuar con la clase de abandono que parece infundir

en cada movimiento que ella hace. Hasta este verano nunca me había

dado cuenta de que era una habilidad para tener. Que eso era algo que

necesitaría en la vida.

Yo estaba lo suficiente feliz como para que fuera ella la que echara el

pelo sobre la cara e inclinara su cabeza mientras yo saltaba las rocas

por encima de las olas y vigilaban el horizonte, asegurándome que nada

interrumpiera nuestro capullo de seguridad.

Antes de que yo misma pueda detenerme giro mi pierna por encima de

la Barrera y me dejo caer al otro lado. Un ruido sordo, y Catcher

aterriza a mí lado. Estamos junto la sombra de la pared, casi a oscuras.

Siento su mano que me alcanza, siento sus dedos cuando apenas rozan

mi piel.

En ese momento me pregunto si somos capaces de fundirnos el uno en

el otro en la oscuridad. No hay nada distinto sobre nuestros cuerpos,

nada que nos mantenga separados, excepto el denso calor del verano

que sube de debajo de la tierra.

Esto se siente sin límites, las paredes que mantienen mi cuerpo en el

lugar ya no están, mi mundo explotó, dejándome luchando para

recobrar el aliento, como si no hubiera suficiente aire más allá del

pueblo.

De repente, mi cabeza se siente demasiado ligera. El mundo fuera de la

barrera demasiado traicionero. Demasiado peligroso. Mi estómago se

siente vacío, el miedo me corroe por dentro. Y no debería estar aquí, no

es seguro. No está permitido. Al mismo tiempo, siento que mi cuerpo

comienza a temblar, cuando me aparto de la pared. Tengo que volver.

Y entonces la mano de Catcher agarra la mía y tira de mí hacia él,

recordándome de dónde acabo yo y empieza él. Saca el cuchillo de la

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14 Carrie Ryan Purple Rose

vaina en su cadera y lo extiende para mí, el corte de la luna se desliza

sobre el borde de metal afilado. Yo lo tomo, y lo agarro con fuerza, con

la esperanza de que me hará sentir más fuerte.

—Todavía hay la posibilidad de que haya un Mudo por aquí afuera —me

dice. La palabra Mudo cae con mucha facilidad de sus labios pero

provoca mi propio temblor—. Las vallas que rodean el parque siempre

los mantiene —añade—. Pero por si acaso...

Intento tragar el miedo, su sabor es picante y metálico como la sangre.

Él debe sentir que me alejo de él, dispuesta a volver a la barrera de

seguridad de la ciudad, ya que su agarre se mantiene firme cuando él

me arrastra más cerca.

—No te preocupes —me dice—. Te tengo. —Su voz es como la noche,

profunda y oscura a mí alrededor, y trato de relajarme contra él. Y trato

de confiar en él.

Yo nunca he estado más allá de la protección del pueblo y ya medida

que nos abrimos camino a través de las ruinas desmenuzadas al borde

del parque de atracciones, cada sombra es una marea creciente de

muerte. Cada arañazo en el hormigón en cambio es el gemido del Mudo

que pide nuestra carne. Cada paso que damos nos lleva más lejos de

nuestro mundo y nos adentra en un mundo de muerte.

Yo me pregunto cómo él puede sentirse tan cómodo aquí fuera. Él creció

de la misma manera que yo, aprendió las mismas lecciones en la clase

como hice yo: Que los únicos lugares seguros son los que están

protegidos por muros y vallas.

Que los muertos nunca se detendrán una vez que ellos olfatean la carne

humana. Que una persona infectada que se convierte cuando no hay

ningún Mudo alrededor se convertirá en un Breaker.

Y sin embargo, Catcher se pasea a través de las ruinas con confianza y

facilidad. Cada parte de mí le envidia por ello.

Algo fluctúa más allá de nosotros, un atisbo de sonido y viento. Salto.

Mi corazón se encoge y me aferro al hombro de Catcher. —Sólo un

murciélago —murmura, y puedo oír la sonrisa en su voz.

Hay reglas por una razón, quiero decirle. Se supone que no deberíamos

estar aquí. Pero él tira mi brazo firmemente en el suyo y no puedo evitar

caer en la sensación de tenerle.

Page 15: 2 the Dead-Tossed Waves [Carrie Ryan]

15 Carrie Ryan Purple Rose

Capítulo 2

Traducido por ilimari cipriano

Corregido por Mari NC

na de las chicas está hablando sobre la Ciudad Oscura

mientras nos acercamos a ellos en el centro del parque de

atracciones. Su nombre es Mellie y es dos años mayor que yo,

de la edad de Catcher, y ella da vueltas en la oscuridad con sus brazos

extendidos y sus dedos rozando el apaciguado aire. —Iré cuando caiga

la primera nevada —dice.

La luz de la luna llena se refleja en el pavimento roto del suelo. Su luz

se hunde y se mete entre los recovecos y curvas de la vieja montaña

rusa, haciendo eco a los gráciles giros de Mellie.

Yo estiro mi cuello para mirar a la montaña rusa. La había visto

solamente a distancia; sus colinas se alzan sobre las decadentes ruinas

como las jorobas de la espalda de un monstruo serpentino que una vez

estudiamos en la escuela.

Me pregunto cómo hubiera sido montar la montaña rusa en aquel

entonces; estar suspendida al borde de la bajada y mirar al mundo más

allá de la alambrada. ¿Qué hubiese sido más aterrador: la sensación de

caer, o la imagen de tu mejor amiga lanzándose a la alambrada con la

boca abierta, los dientes resplandeciendo, los dedos agarrando y el

alboroto de los gemidos?

Observo a mí alrededor, a las sombras creadas por las otras atracciones

del parque y por los viejos edificios destruidos por el tiempo. En la

oscuridad todo se ve borroso y me da miedo por lo que pueda estar

escondido más allá de dónde puedo ver.

—Piensa en toda la gente en la Ciudad Oscura —Mellie dice observando

a las estrellas—. Tantas posibilidades, tantos hombres. —Su voz es

melodiosa y uno de los chicos, un pelirrojo llamado Griffin, se acerca a

ella envolviéndola con sus brazos.

U

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16 Carrie Ryan Purple Rose

—¿Nosotros no somos suficiente? —Él sonríe y ríe, dando vueltas con

ella a toda velocidad, y ella hecha la cabeza más hacia atrás y la luz de

la luna se refleja por todo su cuello.

Yo quiero mirar a otro lado porque me siento como si estuviera

observando alguna especie de danza íntima, pero no puedo. Toda mi

vida he escuchado a la gente hablar sobre la Ciudad Oscura. Aunque el

viaje a pie bordeando la costa lleva más de una semana, es la ciudad

más cercana. Es una ciudad enorme y uno de los últimos bastiones

fortificados de antes del Retorno. Es donde el Protectorado —el débil

gobierno confederado— se asienta. Aun así, nunca pensé que sería

alguna vez capaz de pagar las altas rentas para poder vivir allí.

—¿Puedes imaginar el vivir en esos edificios antiguos? —dijo otra chica

caminando hacia donde Mellie y Griffin están bailando—. He escuchado

que algunos son de cuarenta pisos o más. —Ella inclina el mentón

hacia el pecho, de manera que ahora está mirando a Mellie a través de

sus pesados párpados y Griffin deja a Mellie para tomar a esta nueva

chica en sus brazos y la sonrisa de él es enorme. Sus risas son casi

demasiado alborotadoras en la oscuridad.

Estoy muy consciente de que Catcher está de pie junto a mí y estoy

segura de que debo lucir tan incómoda como me siento. Mellie parece

ser tan grácil, tan libre y hermosa y me pregunto si Catcher quiere

bailar como los otros están haciendo; si él desea que yo fuera más como

las otras chicas. Ni siquiera puedo imaginar cómo se sentiría al

extender mis brazos y dar vueltas en la noche sin preocuparme de las

esquinas oscuras o la posibilidad de los Mudos y la muerte.

Luego observo como Cira acerca su cabeza hacia la cabeza de uno de

los amigos de Catcher, como si estuvieran totalmente ajenos a todo lo

que nos rodea, y me cruzo de brazos, agarrando mis codos. Se me ha

puesto la piel de gallina. No puedo dejar de pensar en cómo había sido

aquí cuando el Retorno azotó. El pánico, la confusión, los cuerpos

atrapados en un sólo espacio sin poder escapar… los gemidos.

Siempre los gemidos.

El grupo migra más cerca de la montaña rusa y sus voces murmullan

rumores sobre la Ciudad Oscura y sus planes de dejar Vista. Yo espero

a que Catcher se vaya con ellos, que me deje a mí atrás, siguiéndolos,

pero él los deja ir hasta que sólo estamos nosotros dos escuchando el

eco de ellos.

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17 Carrie Ryan Purple Rose

Él roza mi brazo con su mano y me trago un millón de palabras. El aire

se mezcla con el olor de su cuerpo y llena mi cabeza, reemplazando mi

miedo de estar al otro lado de la Barrera. Algo en el abandono de Mellie

hace que yo quiera también ser libre.

Yo quiero ser como ella. Quiero olvidar mi constante preocupación y

bailar alrededor de las atracciones del viejo parque de diversiones,

dando vueltas alrededor de los desgastados animales del carrusel o en

los rotos tazones.

Pero no lo hago. Sólo me quedo allí parada, sintiendo la punta de los

dedos de Catcher sobre mi piel. Es como si fuéramos los primeros en

encontrar este antiguo mundo. Los primeros en ir más allá de todo lo

que solía mantenernos seguros. El aire al otro lado de la Barrera parece

diferente, parece estar lleno de posibilidades y cada vez que lo respiro

siento como si estuviera dejando atrás quién solía ser y convertirme en

otra persona.

Comienzo a pensar que quizá estaba equivocada al temerle al mundo de

al otro lado de la Barrera; que quizá yo podría ser como los otros de mi

edad y soñar con viajar a la Ciudad Oscura. Que quizá el mundo sea

algo más que esconderse en un callejón sin salida como el pueblo de

Vista.

Catcher está abriendo la boca para decir algo y yo me inclino hacia él,

cuando escuchamos un grito.

—¿Qué hay de ti, Catcher? ¿Vas a montarte en la montaña rusa? —dice

Blane, una de las amigas de Mellie, mientras camina con lentitud hacia

nosotros y una de sus cejas está en alto. Los ojos de Catcher centellean

un poco en respuesta y yo intento estudiar la manera grácil en que ella

camina. Intento memorizarlo, pero siento la incómoda encorvadura de

mis hombros y me desanimo un poco. ¿Cómo le puedo gustar a él

cuando hay chicas como ella al rededor?

—Dejaré que los gemelos hagan todo el trabajo difícil —él dice

señalando con la cabeza a los dos hermanos payaseando entre el viejo

enrejado de madera de la montaña rusa.

—Ay vamos, Catch —ella dice sin darse por vencida. Él se tensa a mi

lado y yo recuerdo su confesión; su miedo a las alturas.

—Es por mí —digo. Mi voz es chillona, todo lo contrario al suave

ronroneo de la voz de Blane. Mientras todos los ojos se fijan en mí,

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18 Carrie Ryan Purple Rose

intento aclarar mi garganta y que mis manos dejen de sudar. No estoy

acostumbrada a ser el centro de atención. No dejo de pensar en que soy

la más joven de todos y que no soy una de ellos; no soy parte del

grupo—. Yo… eh… no me gusta… eh… no me gustan las alturas —digo

sin lograr disimular mi vergüenza.

Blane pone una mano sobre la cadera, ladeándola hacia un lado, y está

a punto de decir algo cuando Catcher desliza su brazo alrededor mío y

siento que mi cuerpo se paraliza por miedo a que si me muevo, él se

aparte.

—Gabry y yo no iremos —él dice.

Blane me mira con los ojos entrecerrados y luego se gira hacia los otros.

—Por favor díganme que alguien aquí tiene agallas —dice ella en voz

alta mientras camina a toda prisa hacia la base de la montaña rusa, en

donde los gemelos ya están casi llegando a la cima de la bajada más

alta.

Yo espero a que Catcher me suelte, como si él solamente estuviera

protegiéndome de Blane, pero en lugar de soltarme, las yemas de sus

dedos se presionan sobre la piel de mi hombro, haciéndome que me

acerque más. Nunca antes había estado tan consciente de mi propio

cuerpo; tan asombrada de que fuera capaz de contener dentro de mí

tanta agitación.

Los escucho gritar mientras hacen carreras entre ellos. Son sombras

bajo la luz de la luna. Catcher me aleja de ellos y me lleva hacia el

carrusel con los animales desgastados por el tiempo y la descascarada

pintura roja, verde, violeta y azul del puntiagudo techo.

Yo deslizo una pierna sobre el unicornio, cuyo cuerno hace tiempo que

ya se ha perdido, y Catcher se queda de pie a mi lado con una mano

sobre mi muslo y la otra en el tubo sobre mi cabeza. Su estómago toca

levemente mi cadera y yo presiono mis rodillas contra los lados del

unicornio.

Puedo sentir la posibilidad entre nosotros. Mis sudorosos dedos agarran

la perilla del sillín, temerosa de resbalarme; de que de alguna manera

me vaya volando.

Mi madre una vez me contó sobre su primer beso. Yo estaba en cama

con fiebre. Tiempo después ella me dijo que estaba delirando, pero

recuerdo su voz y como me contó acerca de un chico con el que creció.

Él era de la aldea en donde ella vivía en el Bosque y había estado

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19 Carrie Ryan Purple Rose

lesionado y con fiebre como yo. Ella se quedó junto a la cama de él,

rehusándose a dejarlo morir y luego, cuando él estuvo mejor, ella fue

con él a la cima de una colina y soñaron sobre el océano y luego ella lo

besó y durante el beso todas las esperanzas sobre su futuro corrían

ante ella.

Ahora pienso sobre eso mientras el aliento de Catcher se sostiene en el

aire alrededor mío. Puedo sentirlo, puedo sentir el aire que pulsa

alrededor de nosotros. Los ojos de él miran mi boca y sin darme cuenta

lamo mis labios, asustada de que quizá él no esté interesado en mí, o

quizá sí lo esté. Más que nada, estoy asustada del silencio. Adentro de

mí crece la presión de decir algo.

—Me alegra que decidieras venir con nosotros —me dice Catcher.

Yo me muevo aliviada. El calor de la noche veraniega hace que mi blusa

se pegue a mi espalda. No sé cómo decirle que nunca antes había

querido ir al otro lado de la Barrera. Que no soy como Mellie y las otras

que quieren explorar el mundo. Estoy feliz con la seguridad de mi

hogar. En lugar de ello, digo en entre dientes: —A mí también.

Luego, entre nosotros hay silencio otra vez. Yo golpeo la pata del

unicornio con mi pié, pensando en cómo llenar el incómodo silencio. Se

me ocurre la loca idea de que debería admitir lo mucho que él me gusta,

pero de inmediato aparto la idea.

Él extiende el brazo y sostiene la punta de mi trenza en su mano,

recorriendo sus dedos por mi pelo y no puedo evitar el sonreír.

—Se siente como si las cosas hubieran cambiado —dice, y no sé si eso

es bueno o es malo.

—¿A qué te refieres? —le pregunto con voz casi quebrada.

Él se concentra en sus dedos entre mi cabello, sintiendo la punta de mi

pelo contra la palma de su mano, y yo observo fascinada.

Él aclara su garganta: —Ya sabes, cómo puedes conocer a alguien, o

pensar que la conoces, pero te das cuenta de que sólo conocías una

parte de ella. —Me mira y rápidamente mira hacia otro lado y me doy

cuenta de que sus mejillas se ven rojas bajo la luz de la luna.

Yo asiento, con los ojos enormes como platos, temerosa de permitirme

desear que él esté hablando sobre mí y la posibilidad de nosotros dos.

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20 Carrie Ryan Purple Rose

Él inhala con profundidad y suelta mi trenza. Mientras esta se desliza

sobre mi hombro, me doy cuenta de que mis pulmones están ardiendo,

esperando a que él continúe.

—Tal vez conoces a alguien, como la amiga de tu hermana menor

—dice— y luego algo cambia. Quizá un día escuchas a esa persona

decir algo inesperado, o escuchas la manera en que se ríe y luego de

repente la vez como si fuera la primera vez. Como si esta vez fuera

diferente.

Él coloca una mano sobre mi hombro y su pulgar está sobre mi

clavícula. Me cuesta trabajo mantener la respiración serena porque

quiero desesperadamente escucharlo decir lo que siente por mí. Que él

piensa sobre mi tanto como yo en él.

—Esta vez, quizá veas a esa persona y la consideres… —él se detiene.

Sobre nosotros las estrellas giran, colisionan y alumbran sólo para

nosotros—. Hermosa —finaliza y mi cuerpo estalla y mi corazón llena

cada parte de mí.

Catcher se inclina y se acerca más. —Maravillosa, graciosa y… —Él se

acerca aún más.

Mi cuerpo siente cosquillas por estar tan cerca de él. Me doy cuenta de

cómo tiene razón. Como a veces seguimos viendo a la gente como lo que

ellos solían ser y no como son ahora. Paso mi lengua sobre mis labios y

me lanzo con voz un poco temblorosa. —Quizá también comiences a ver

al hermano de tu mejor amiga de una manera diferente.

Pienso en qué se supone que yo haga ahora; si debo inclinarme hacia él

también. Pienso en que esto debe salir bien y me pregunto si estoy

haciendo algo mal.

Él me sonríe con esa sonrisa secreta suya, excepto que esta vez creo

que comprendo lo que significa. Posibilidades chispean entre nosotros.

Él mira hacia mi boca, su aliento choca contra mis labios.

Una vez, cuando era pequeña, la tierra tembló bajo mis pies. Dijeron

que era la tierra moviéndose, asentándose, pero mientras lo hacía envió

una ola enorme. Recuerdo que estaba de pie en el faro mientras veía la

ola acercarse. Recuerdo la compresión de aire antes que la ola chocara;

la manera en que todo se quedó quieto durante un breve segundo.

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21 Carrie Ryan Purple Rose

Así es cómo se siente cuando Catcher se mueve hacia mí. La

compresión de aire entre nosotros, la quieta pausa, y luego sus labios

rozan contra los míos.

Primero siento el calor. Siento la manera en que su boca se detiene

sobre la mía antes de volver a presionar. Coloco una mano sobre la

mano de él que está en el tubo y él entrelaza sus dedos con los míos.

Es como si toda mi vida hubiese sido preparada para esto. Que esto era

lo que yo había estado esperando. Todos los años creciendo con

Catcher, las veces que él me perseguía por las retorcidas calles del

pueblo mientras jugábamos a atrapadas, las veces que él reía mientras

Cira y yo componíamos complejas obras y las actuábamos para él, las

veces que él se quedaba más tiempo cuando yo estaba.

Como si todo este verano hubiéramos estado dando vueltas alrededor

de cada uno, acercándonos cada vez más y más a la chispa inevitable

de algo que acaba de encenderse. Como si esto estuviera destinado a

ser. Yo me presiono contra él y él presiona más.

Estoy tan envuelta en mi primer beso, en la emoción de estar con

Catcher, que inicialmente no escucho el gemido que nos aparta en

medio de la noche.

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22 Carrie Ryan Purple Rose

Capítulo 3

Traducido por TwistedGirl

Corregido por masi

l lamento hacía eco a nuestro alrededor, cortando el zumbido de

nuestros cuerpos unidos, y seguido por un silencio tan completo

que me sentí vacía por dentro. Mi corazón patinó en mi pecho,

todos mis miedos de las noches anteriores burbujearon por mi piel.

Catcher se aleja de mí y casi caigo en el espacio que su cuerpo había

ocupado. Él se tambalea desde el carrusel con sus brazos extendidos,

buscando la noche con sus dedos. Todavía estaba tratando de

concentrarme, tratando de encontrar mi soporte cuando vi a la chica

Mudo a toda velocidad hacia nosotros bajo la luz de la pálida luna. Su

lamento haciendo eco a mí alrededor.

Catcher entiende todo antes de que yo lo haga. Me toma más tiempo

darme cuenta de que la chica Mudo es una Breaker. Nunca había visto

uno antes porque los Infectados se convierten en Breaker sólo cuando

no hay suficientes Mudos cerca cuando se convierten, y cualquiera que

esté Infectado en Vista es asesinado antes de Retornar.

Apresurándose en la esquina de uno de las atracciones, el Breaker corre

rápidamente al centro del parque. Una chica no mucho mayor que

nosotros, parecía casi normal excepto por los gemidos, su boca abierta

mostrando los dientes, sus manos mostrando sus garras en medio de la

noche.

Reacciono con demasiada lentitud, mi mente tropezando con el hecho

de que ella está corriendo. Hace una pausa, un poco, lo suficiente para

girar la cabeza a la izquierda hacia Catcher y yo, y luego a la derecha

hacia el resto del grupo amontonándose alrededor de la montaña, aun

animando fuertemente a los dos hermanos, que estaban casi cerca de la

cima. Cira en medio de ellos, sus brazos en alto, aplaudiendo.

Todos ellos están ajenos, pero sí Catcher o yo gritamos para advertirles,

eso podía atraer al Breaker hacia nosotros.

E

Page 23: 2 the Dead-Tossed Waves [Carrie Ryan]

23 Carrie Ryan Purple Rose

Presiono mis manos sobre mi boca, aterrorizada de moverme. Aterrada

de llamar su atención. Mis dedos profundizan en mis mejillas y los

gritos amenazan con salir, ahogándome. Un solo pensamiento resuena

en mi mente: Esto no puede estar pasando.

La Breaker gira hacia los otros, hacia Cira, parada de pie en la base de

la montaña y entonces Catcher se mueve en un suspiro. La luz de luna

llega sólo hasta cierto punto, dejando los bordes que nos rodean suaves

y descoloridos. Él es una sombra, moviéndose hacia otra sombra. Los

destellos de su pálida piel resuenan junto con el eco y el brillo de los

dientes de la Breaker.

Salto del carrusel y estoy agarrando mi cuchillo cuando escucho un

grito agudo. No quiero alzar la vista, pero lo hago. No quiero ver, pero

no puedo evitarlo. La Breaker se estrella en el grupo en la base de la

montaña. Ellos se dispersan, pero ella agarra a una chica, una chica

delgada y alta; y cuando se gira a la luz de la luna, reconozco a Mellie.

Me arde la garganta, mis ojos se nublan de lágrimas y mi estómago se

retuerce de terror, pero aún lo veo. La Breaker agarra el cabello de

Mellie y tirándola al suelo, hunde sus dientes en el antebrazo de Mellie.

Un chorro de sangre.

Pero eso es todo lo que importa. La mordedura infectará a Mellie. Las

mordeduras siempre infectan. Y los Infectados siempre se convierten.

Mellie ya está muerta.

Todos están dispersándose y gritando. El caos de carne humana hace

que la Breaker suelte a Mellie, el deseo de Infectar importa más que el

deseo de degustar una presa fresca. La boca de Mellie se mueve en un

suspiro y sostiene su mano sobre la herida. La sangre se derrama de

sus dedos. Ella tiembla, llora y se estremece.

La Breaker se lanza sobre su próximo objetivo. Y todo lo que puedo

hacer es detenerme y mirar. Trato de entenderlo.

Para conciliar las secas lecciones que nos enseñan en la escuela sobre

los Breakers con la realidad de la chica frente a mí. Y por primera vez,

entiendo totalmente las historias de décadas después del Retorno,

cuando los Reclutadores reconquistaban ciudades solo para encontrar

un pequeño foco de Mudos que podrían volver a encender la infección

de nuevo.

Entiendo como los Breakers podían mantenerse vivos para la

reclamación del mundo.

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24 Carrie Ryan Purple Rose

Pero ninguno de nosotros había visto uno antes. Ninguno de nosotros

había nunca entendido. Una cosa es que se diga algo en la seguridad

del salón de clases y otra verlo en persona.

Estamos demasiado acostumbrados a los Mudos que desembarcan en

las costas, lentos, perezosos y anegados o los que encuentran su camino

a la Barrera y se presionan contra ella.

Se nos enseñó cómo defendernos contra ellos. Pero esta chica, es

demasiado rápida. Un parpadeo y ya está derribando a otro chico. Él

balancea un hacha y se la arroja a su brazo, pero eso no la detiene. Sus

dientes encuentran su garganta antes de que pueda desprender su

arma y él cae, un chorro de sangre negro en la noche.

Doy un paso hacia atrás, queriendo salir corriendo. Sabiendo que la

cosa más segura que hacer es correr. Pero entonces veo a Catcher. Él

no está corriendo hacia la Barrera, está corriendo hacia la Breaker.

Ella se desvía de su próximo objetivo, corriendo para encontrarse con

él. Él tiene un cuchillo en su mano, una hoja que parece demasiado

pequeña e inútil para impedir un ataque inminente.

Algo dentro de mí me impulsa firmemente como un grito mientras ella

se acerca a él. Sucede demasiado rápido. Él se hace a un lado en el

último minuto y ella pasa de largo. Él la toma del cabello y le da un

tirón a su cabeza, su mano en su garganta. Con un grito gutural él

hunde la cuchilla en la base de su cráneo, sus brazos sacudiéndose por

el esfuerzo.

Es como si todo se detuviera en el momento en que sus ojos encuentran

los míos, con el cuerpo cayendo entre nosotros. Ella ya está muerta.

Había muerto. Ella no era nada pero quiere y necesita e infecta. Aún

puedo ver algo en su rostro y sé que hizo eco en mí: lamento y

resignación.

Una vez fue una niña. Solía ser como nosotros. Su cuerpo se desliza

hasta el suelo, y él se inclina sobre ella, sacando su cuchillo, poniendo

sus manos sobre sus ojos. Y es por eso que no lo ve.

Como un rayo de calor en el horizonte, un destello en el borde de mi

visión que no es más que un movimiento. Es Mellie arrastrándose,

mostrando sus dientes.

Ella ya se había desangrado, muerto y Retornado. Otro grito que me

desgarra.

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25 Carrie Ryan Purple Rose

Catcher gira hacia el grupo en la base de la montaña, donde el chico

Infectado, el mordido en la garganta, salta sobre sus pies, gemidos

espumosos de su boca.

Catcher se mueve hacia el grupo, pero Mellie es más rápida. Hago lo

único que sé que lo salvará, conseguirle más tiempo. Grito y grito,

moviendo mi arma en el aire de la noche.

Funciona. Mellie pasa de Catcher y corre hacia mí. Ni siquiera miro la

reacción de Catcher; no tengo tiempo para pensar o dejar que el terror

se interne en mi pecho. Planto mis pies en la forma que me enseñaron.

Aprieto mis manos alrededor del mango de mi arma hasta que recuerdo

aflojar mis músculos, para relajarme y esperar a que ella esté al alcance

de mi espada.

Veo todos los detalles en la luz de la luna, mientras Mellie se mueve

más cerca. Sus ojos son todavía claros, su largo y castaño cabello

batiéndose libremente alrededor de su cara. Su piel bronceada y suave,

brillante de sangre.

Todo en lo que puedo pensar mientras corre hacia mí es la elegante

manera en la que bailó antes. Todo lo que podía pensar era en lo mucho

que quería ser como ella. Como quizá podíamos haber sido amigas.

Como podía haberme esforzado más para conocerla. Como se suponía

que esto no debía suceder. Ella debería estar a salvo. Todos deberíamos

estar a salvo y felices, y tener un futuro para soñarlo.

Quería cerrar mis ojos; recordar la forma en que era. Para borrar la

visión de cómo ella quería solamente desgarrar la carne de mis huesos.

Para devorarme. Quiero rendirme al terror de que ella me comerá.

Corre. Grita mi mente. Golpéala. Vocifera. ¡Haz algo! ¡Algo!.

La oscuridad de la noche me rodea, cerrándome en su interior,

impidiendo el paso de todo, pero el sonido de los pies de Mellie

golpeando contra la tierra, devorando la distancia entre nosotras.

Mi cabeza ruge: ¡Golpéala! ¡Golpéala! ¡Está demasiado cerca! ¡Golpéala!

Aprieto los dientes, tratando de mantener mi brazo firme. El momento

se estrecha, cada hebra del cabello flotando detrás de la cabeza de

Mellie, su boca abriéndose lentamente, sus dientes reluciendo. Me

concentro en su cuello. Pienso en mi hoja cortando a través de él. Trato

de esperar. Trato de recordar la formación.

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26 Carrie Ryan Purple Rose

No puedo respirar. Me ahogo. Está demasiado cerca. No puedo esperar.

Aprieto mi brazo y el cuchillo corta el aire con la fuerza de mi pánico y

terror. Mi cuerpo se retuerce. La hoja se desliza fácilmente a través de

la nada y me doy cuenta de que lo he hecho demasiado pronto mientras

ella se estrella contra mí.

Si hubiera esperando un momento más, podría haberla detenido. Sus

brazos se enredan en los míos, su cabello se estrella contra mi barbilla

mientras caigo hacía tras, golpeando mi cráneo contra el cemento de

hormigón.

Oigo el ruido antes de sentirlo. Veo el movimiento antes de que lo

entienda. La boca de Mellie, la que hace rato hablaba de sueños y de la

Ciudad Oscura, baja hacia mí.

Y entonces, ella ha desaparecido. La presión de su cuerpo en mi cuello

estalla. Ruedo a un lado y lo veo: Catcher.

Él cae por el suelo, los dientes de Mellie crujiendo, sus brazos

envolviéndolo. Ella lo araña como un gato peleando. Veo sus uñas

arrastrándose a lo largo de su brazo, dibujando líneas finas de sangre.

En todo caso, esto la llevaba a un frenesí profundo.

Trato de forzar mis pies para levantarme, pero tropiezo. Busco mi

cuchillo, pero apenas puedo apretar mi puño a su alrededor. Saco mi

brazo, lista para atacar de nuevo, pero no puedo decir donde empieza

un cuerpo y donde termina el otro. Es carne y sangre y dientes,

gruñidos y gemidos. Entonces hay un crujido.

El sonido de un hombre crujiendo todos sus dedos a la vez. Y no queda

nada excepto Catcher arrodillándose y jadeando.

Sus manos todavía sosteniendo la cabeza de Mellie, su cuello roto y su

cuerpo finalmente inmóvil.

Él me mira, sus brazos escapan de su cabello y cuelgan a su costado.

La sangre se acumula en su antebrazo y gotea de sus dedos. Pero no es

eso lo que estoy mirando.

Estoy mirando la forma de media luna a lo largo del borde de su

hombro. Estoy mirando donde fue mordido.

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27 Carrie Ryan Purple Rose

Capítulo 4

Traducido por Little Rose

Corregido por masi

rago fuertemente. Una mancha de sangre se forma en la tierra

donde cae desde los dedos de Catcher. Alrededor de mí los gritos

se apagan, como si nunca hubieran existido.

—Tú…

—Ve a casa Gabry —me dice.

Detrás de nosotros oigo las campanas comenzando a sonar en el

pueblo, la señal de la alerta máxima. Deben habernos oído gritando

junto a la puerta, o alguien les debe haber avisado.

Ahora saben que hay problemas y no pasará mucho hasta que la Milicia

llegue a investigar.

—Pero… —¿Pero qué pasa contigo? Quiero decir. ¿Qué pasa con la

mordedura? ¿Qué hay de la infección? Quiero preguntarle qué pasará

pero ya lo sé. Aunque la mordida no es severa, está infectado. La

infección finalmente lo matará. Bloques helados de shock comienzan a

atravesarme.

La infección significa muerte. Siempre significa muerte.

—Ve a casa —repite. Su voz suena agitada, como si entendiera lo que

estaba pensando. Puedo decir por su expresión que sabe lo mismo que

yo. Sabe lo que le pasará.

—La Milicia estará aquí pronto. No los dejes encontrarte —añade—. Te

meterás en demasiados problemas.

Avanzo un paso hacia él. Lo que queda de nuestro grupo está apiñado

en la base de la montaña rusa, en el pavimento. Un chico sostiene una

camiseta en la pierna de una chica, ambos con lágrimas. Los gemelos

están bajando la pendiente lentamente, Cira y Blane están mirando el

T

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28 Carrie Ryan Purple Rose

cuerpo de lo que una vez fue su amigo, mientras otro chico se presiona

del estómago y vomita.

Toda la noche es sangre y sollozos e infección y la luz de la luna

lúgubre. Vomito ante el ruido de chapoteo que hacen entre puñalada y

puñalada. La histeria está por vencerme. Todo se salió de control.

Quiero llorar, derrumbarme, cerrar los ojos, cubrirme las orejas y fingir

que nada está pasando.

Tengo que alejarme de aquí tanto como pueda.

Pero nadie más ha huido.

—No puedo dejarte —le digo. Aunque quiero escapar. Quiero olvidar lo

que ocurrió y subir las escaleras a mi cuarto y refugiarme bajo las

mantas, donde estoy a salvo. Donde siempre he estado a salvo. Pero no

puedo dejar a todos—. Saben que estuve aquí, ellos…

Sacude la cabeza, cortándome en seco.

Desde lo profundo de mi ser puedo sentir el grito, puedo sentirlo

arrasando con todo lo que era yo antes de este momento. No puedo

dejar de mirar su hombro. No puedo dejar de imaginar el eco de los

dientes de la Breaker cerrándose.

—¿Qué va a ocurrir contigo?

—Ve a casa. —Es todo lo que dice. Como si sus labios nunca hubieran

acariciado los míos. Como si yo no significara nada para él.

Quiero dejarme caer de rodillas y presionar mi boca contra su herida.

Quiero llevar la infección a mi cuerpo, llenar el vacío que parece

invadirlo todo.

Pero no lo hago. Simplemente miro el mordisco y pienso en cómo oscilé

antes de tiempo. Si tan sólo hubiera esperado. Si no hubiera tenido

tanto miedo. Sabía que tenía que esperar y no pude. Es culpa mía que

esté infectado.

—¿Qué hay de Cira? —pregunto—. No puedo dejarla. —Siento en mi

cuello el collar que ella me dio. Debía protegernos y no lo hizo.

Él sacude la cabeza pero la desesperación me ahoga. Llamo a mi amiga:

—¡Cira! —Ella mira alrededor y desde esta distancia puedo ver la sangre

en su cara. Está de pie sobre el cuerpo mutilado del chico muerto, con

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29 Carrie Ryan Purple Rose

un largo cuchillo en la mano que aferra tan fuertemente que veo sus

nudillos blancos.

Sacudo la mano para que venga. Pero es como si no me viera.

—¡Cira! —vuelvo a gritar—. ¡Cira por aquí!

Ella grita y lanza el cuchillo al cuerpo del chico una y otra vez. Como si

lo castigara por infectarse. Por convertirse en un Breaker.

Mi garganta se convulsiona y llevo las manos a la boca, con mis dedos

mojándose por las lágrimas. Lanzo un quejido.

Catcher vuelve a captar mi atención.

—Por favor, Gabry. —Es todo lo que dice. Su voz tiene una angustia tal

que me llega al corazón. Miro a todos, con sus caras en las manos,

llenos de lágrimas, con las bocas abiertas, gimiendo.

—Por mí —añade Catcher.

Es como si me diera permiso para hacer algo que me desespera hacer.

Así que me vuelvo y corro, dejando a todos detrás. A través de las

ruinas, cruzando las sombras y ocultándome de la Milicia hasta que

golpeo la Barrera y la golpeo con los puños. Mis nudillos quedan en

carne viva y aun así golpeo la vieja madera usada que es tan gruesa que

ahoga el ruido.

Como si todo lo que ocurrió fuera culpa de la Barrera. Y quizás lo sea,

pienso, cayendo al suelo, con los ojos cerrados. Nunca deberíamos

haberla cruzado.

Sigo viendo a Catcher; sigo viendo la sangre. Las lágrimas llenan mis

ojos pero no pueden borrar los recuerdos que pinchan con una fuerza

afilada.

Casi doy la vuelta. Casi vuelvo. Al irme los estoy abandonando y no es

justo. En la distancia oigo a los hombres de la Milicia mientras corren y

gritan por todo el lugar. Las campanas del pueblo siguen repiqueteando

con su ritmo lento. Mi corazón late junto con cada golpe del martillo de

metal y presiono mi cabeza contra la Barrera, el olor a madera vieja me

distrae.

Podría haber otro Mudo por aquí. Sé que debería trepar la pared y

volver corriendo a casa. A pesar de que lo único que quiero es ocultarme

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30 Carrie Ryan Purple Rose

aquí, en la sombra de la noche. Dejarme llevar por esta pesadilla y

desaparecer.

El mundo se está desmoronando demasiado rápido. Lo que hace sólo

horas era un horizonte lleno de posibilidades se ha derrumbado sobre sí

mismo. Hacía bien en temerle al otro lado de la Barrera. Fui estúpida al

permitirme ser arrastrada en la creencia de que podría haber algo mejor

afuera de Vista. Que habría algo para mí lejos de mi madre y el faro y la

seguridad del pueblo.

Trepo la gruesa pared y no me detengo en la cima antes de caer por el

otro lado.

Las sombras se mueven por el pueblo, la leve luz de la luna bailando

entre ellas. Me meto en el medio del caos, manteniendo la cabeza baja

para mantenerme invisible entre la multitud aterrada.

Los hombres salen de las casas armados, gritándose entre ellos. Las

mujeres cierran puertas y ventanas. Pero su sensación de urgencia no

me toca. Soy hueca y estoy vacía, nada más que un fantasma.

Unas veces me detengo y me quedo de pie en la calle, mientras el

bullicio me pasa por arriba. Me pregunto si debería volver. Me pregunto

cómo fui capaz de dejar a Catcher así. Dejar a Cira y los demás

enfrentar la ira de la Milicia y el consulado. Cómo pude pensar sólo en

mí misma y abandonarlos.

Pero no vuelvo. Sólo sigo vagando, pasando frente a las casas, en las

calles vacías, con los dedos sosteniendo el arma. Las lágrimas aún me

pican.

Esta noche nada tiene sentido. El beso después de tanta espera. Mi

primer tiempo al otro lado de la Barrera y la sensación de libertad y

deseo.

Pero más que nada la Breaker. Su velocidad. Su ferocidad. Nos

enseñaron sobre ellos al compararlos con ciertos animales, y calculando

el equilibrio de géneros de su ambiente: si la población en cualquier

área tiene demasiadas hembras, la siguiente camada, tendrá muchos

más machos. Es la única forma de asegurar su supervivencia.

Lo mismo ocurre con los Mudos: si no hay suficientes en el área,

cualquiera infectado se convertirá en un Breaker.

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31 Carrie Ryan Purple Rose

De otra forma sería demasiado fácil erradicarlos. Los Mudos son sólo

difíciles de matar en grandes poblados porque son lentos. Los Breaker,

por el otro lado, no duran tanto pero son más difíciles de matar en

pequeños números y pueden repartir fácilmente la infección.

Verlo en persona es diferente a oír historias sobre ello en la escuela. Ver

a alguien que conoces morir. Verlo Retornar. Ver su carrera sabiendo

que nunca volverás a alcanzarlo.

Presiono mis dedos contra mis ojos, esperando presionar lo

suficientemente fuerte para olvidar el recuerdo.

Nadie me nota en el caos y sigo el camino pasando el límite del pueblo y

entre los árboles hasta el faro, mi casa con mi madre. Está en el límite

de Vista, en la punta de la península, lejos de las casas y tiendas

locales. Su pared curva está rodeada por la cerca que sigue la curva del

océano. Me quedo de pie y miro el camino de la luz que atraviesa la

noche, brillando en ritmo con mi corazón.

Hace años, generaciones, Vista solía ser una ciudad más importante,

un punto de intercambio.

Después del Retorno, mientras los caminos se volvían demasiado

peligrosos por los Mudo, más y más personas volvieron a los botes y

barcos. Con el faro y su puerto, Vista estaba conectada con el resto del

mundo. Era un centro de las noticias, los bienes, de todo. Era un

premio del Protectorado.

Hasta que los piratas comenzaron a atacar a los barcos. Hasta que

incluso el océano se volvió demasiado peligroso.

Ahora no somos más que una luz en el mar, brillando para nadie.

Las ventanas están cerradas y puedo sentir el vacío de la casa desde

aquí.

Mi madre debe estar en la Reunión Semanal del Consulado. Sé que

debo ir y encerrarme en mi cuarto. Estará preocupada pensando que yo

estoy afuera mientras las sirenas suenan pero aquí no hay peligro.

Es en las ruinas, en el parque de atracciones que se siente tan lejano.

Rodeo la casa y atravieso la valla hacia el océano, aún no estoy lista

para entrar. La marea está subiendo, un momento peligroso para estar

entre las olas que quizás arrojen Mudos a la playa. Pero aun así me

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32 Carrie Ryan Purple Rose

quedo allí mirando a la nada. Siento, más que veo el haz de luz sobre mi

cabeza, iluminándolo todo.

Cuando era pequeña, solía venir aquí con mi madre. Ella miraba el

horizonte como si fuera un para siempre imposible. Como si la llamara,

siempre necesitándola. Pero ella nunca iba.

Ella tenía un pequeño botecito con el que navegaban las olas. Yo oía

chismes en el pueblo sobre mi madre, cómo todos les parecía una loca

por atreverse a dejar la playa.

Solían hacerme sonrojar. Yo estaba tremendamente orgullosa de ella

cuando era niña, de cómo se atrevía a hacer lo que nadie. Sin importar

lo que la gente dijera, ella enfrentaba las olas en su botecito, conmigo

adelante, y ella atrás. Había veces que me preguntaba si ella

simplemente seguiría navegando hasta el horizonte. Pero siempre daba

la vuelta.

Mientras crecía y comprendí los riesgos que corría, mi cara ardía con la

vergüenza de que mi madre fuera tan diferente. Que no encajara en el

pueblo. No entendían por qué actuaba de forma tan temeraria. Y rehusé

a acompañarla, era estúpido buscar el peligro y dejar la seguridad de la

costa.

Finalmente ella dejó de navegar. Pareció olvidarse del botecito amarrado

bajo el faro, donde aún está. Y justo como todo lo demás en nuestro

mundo, que se aleja lenta e inevitablemente: está amarrado, pero

abandonado. Me pregunto si tendré la fuerza suficiente para llevarlo al

agua. De prepararlo y zarpar a la noche. Dejar que todo me trague.

En cambio hundo el pie en la arena, con el agua acariciándome los

tobillos. Pienso en el hombro de Catcher, y en como todo cambia tan

rápido.

Imagino que así debe haber sido subirse a la montaña rusa en el

pasado. Un momento temblando en la cima, con el mundo a tus pies, y

después la vida se te escapa por los pulmones…

Y luego la caída. La falta de control. Eso es lo que he aprendido sobre

este mundo. Puede dar, pero siempre se olvida.

Esa noche me acuesto en la cama muy consciente de las sábanas sobre

mi cuerpo. Es la primera vez que pienso en la sensación de la piel de

Catcher contra la mía. El aire está caliente, sofocante, pesado. Me

presiona contra la cama hasta que no respiro y entro en pánico. Arrojo

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33 Carrie Ryan Purple Rose

las mantas al suelo, poniendo la mano en mi pecho e inspirando hondo.

No puedo creer que los dejara. Que huyera.

Tropiezo por el cuarto y corro por las escaleras a la galería, esperando

que la luz cruce la oscuridad e ilumine las curvas de la montaña rusa

en la distancia.

Mi cuerpo sigue vibrando. Estoy a salvo, me recuerdo. Estoy a salvo.

Pero no ayuda. Porque no sé si alguien más lo está.

Y me aterra que eso no dure.

A la distancia veo haces de luz donde no debería haber. La Milicia en el

parque de atracciones.

Me pregunto si Cira o alguien les está diciendo que yo estaba allí. Que

me fui corriendo.

Soy tan culpable como ellos, sólo que logré escapar. Me pongo de

puntillas y veo el camino que serpentea por Vista hacia el faro,

esperando ver antorchas. Esperando que vengan y me atrapen.

Pero no lo hacen. El viento y la luz se juntan en el horizonte y las luces

en el parque de atracciones se extinguen mientras sigo esperando.

Me siento una traidora por estar a salvo cuando mis amigos no. Por

estar viva cuando ellos podrían estar infectados.

Pero más que nada me siento una traidora porque, incluso si me odio

por ello, quiero recordar el tacto de los labios de Catcher en los míos.

Sentir sus dedos en mi cintura. Sólo un recuerdo de la noche que no

tenga sangre ni remordimientos.

Pero no puedo. Sólo veo la sangre.

Y comprendo que nunca volveré a verlo. Nunca volveré a sentirlo. Todas

las posibilidades de libertad que sentía se han ido.

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34 Carrie Ryan Purple Rose

Capítulo 5

Traducción SOS por *ƸӜƷYosbeƸӜƷ* y Paaau

Corregido por Marina012

emprano por la mañana se filtra el sol alrededor de los bordes de

la persiana de la ventana, y se destacan las arrugas en la cara de

mi madre mientras ella se sienta en el lado de mi cama y empuja

una maraña de pelo de mis mejillas, incluso su más mínimo contacto

me trae desde el fondo de mis sueños.

Algo tira de mi cuerpo, un recuerdo, del que se supone que debo estar

triste y molesta, y me toma demasiado tiempo recordar. Catcher está

infectado. La Breaker. Mellie, los demás y yo corriendo. Dejando detrás

a Cira.

Las emociones de la noche anterior me golpean, me abruman. Quiero

derrumbarme, pero contengo la respiración, tragándome el escozor de

las lágrimas. Entierro los bordes de las uñas en las palmas de mis

manos, el dolor agudo en el centro.

—Mamá —susurro, haciéndole creer que es el peso del sueño el que

adormece mi voz.

Mete un mechón de pelo detrás de mi oreja. La mayor parte de mi vida

esto ha sido nuestro ritual de la mañana. Su entrada en mi habitación,

sentándose en mi cama, despertándome suavemente para enfrentar el

día. A veces canta una canción suave; a veces me dice noticias del

pueblo. Algunas veces sólo existimos en silencio. Este verano cada vez

más le he restado importancia, sintiendo agudamente cuán diferente

ella es de los otros en Vista. Quiero ser más como los otros

adolescentes, incluso como Catcher y Cira, que no tienen padres.

Pero esta mañana dejo que me enrosque el cabello. Cierro mis ojos y

dejo que me conforte.

—Tengo que ir a encontrarme con el Consejo, Gabrielle —dice antes de

hacer una pausa—. Algo pasó anoche. Algo que necesitas saber.

T

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35 Carrie Ryan Purple Rose

Trato de mantener la respiración, sin querer que ella se dé cuenta de

que sé que es lo que va a decir. Aun así me sobrecoge, siento que mi

pecho se encoge con el pánico de la noche anterior. No debería haber

corrido. Debería confesar lo que pasó.

Pero no lo hago.

Murmuro un "¿Qué?" esperando que ella piense que mi garganta está

apretada por el sueño en vez del dolor.

—Alguno de tus amigos fueron capturados fuera de la Barrera —dijo

ella.

Siento que la cama cambia.

—La Milicia fue notificada. Los encontraron en el parque de atracciones

cerca de las ruinas. —La oigo tragar—. Al parecer, había No-

Consagrados cerca. —Me estremezco cuando ella utiliza la palabra No-

Consagrados, una vuelta a su antigua vida y la forma en que fue criada.

Su negativa a llamar a los Mudo como todo el mundo, es sólo otro

recordatorio de lo diferente que es.

—Algunos de ellos estaban infectados y Retornados —dice con una voz

tensa. Hace una pausa otra vez—. Lo siento —susurra, agarrando mi

mano.

Meto mi cabeza en la almohada, aprieto los ojos tan fuertes como puedo

para mantener la agonía dentro.

—Están votando por un castigo esta mañana —continúa—, y luego van

a tener una asamblea con todo el pueblo para anunciarlo.

Debo preguntarle quién resultó herido. Ella espera que yo lo haga.

Debería preguntarle si Cira y Catcher estaban allí, si están bien, pero ya

sé la respuesta, y no me atrevo a afirmar lo contrario. Ella espera que

yo diga algo y cuando no lo hago, camina hacia la ventana y abre las

persianas para que pueda contemplar el océano.

La luz es brillante e inclemente, y me estremezco en contra de ella. Sólo

puedo ver la silueta de su cuerpo mientras ella vuelve hacia mí la cara,

pero su sombra se ve más vieja de lo que la he visto antes.

—Necesito saber si estabas con ellos allá afuera —dijo ella. Quería ver

su cara y leer su expresión, pero no puedo. Me levanto a medias,

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36 Carrie Ryan Purple Rose

sosteniéndome con los codos, las sábanas empapadas de sudor

cayendo. Abro la boca, pero no sale nada.

—Necesito saber que decir si el Consejo me pregunta —presiona ella—.

No tendré voto en lo que hagan con los otros. Pero necesito saber acerca

de ti.

Nunca, ni una vez, le he mentido a mi madre. Y por un momento pienso

en decirle la verdad. Pero no puedo. No puedo ponerla en la posición de

elegir entre el Consejo y yo.

No puedo soportar su decepción.

—No —le susurro, con mi voz quebrada—. Tenía mucho miedo.

Ella tamborilea los dedos en el alféizar y aguanto la respiración,

esperando a ver si me cree. Si la verdad de mi miedo es suficiente para

cubrir la mentira que la precedía. Y luego, porque no puedo soportar el

silencio por más tiempo, agrego:

—Nunca cruzaré la barrera. —Me llevo mis rodillas hasta el pecho y

envuelvo mis brazos alrededor de ellas—. Nunca dejaré Vista.

Ella mira por la ventanilla y cuando la luz se desliza a lo largo de su

perfil me parece ver la tristeza. Y yo me pregunto si esta triste porque

soy tan débil y tengo miedo cuando ella siempre ha sido tan fuerte.

***

Siento que todo el mundo me está mirando mientras hago mi camino

sola por la ciudad hasta la plaza con el resto de la multitud, para el

anuncio del Consejo. Las noticias de la noche anterior se propagan

rápido y oigo a la gente murmurando. Ellos deben saber que estaba allí.

Tienen que saber que me escapé y abandoné a mis amigos.

O ellos saben que no estaba allí y se sienten apenados por mí. La única

que no fue invitada. La marginada. La que tenía demasiado miedo.

Mis manos tiemblan mientras camino por las ruinas de antiguas cajas

de cemento que albergan tiendas y casas. Troncos de corte rústico

reemplazan lo que el clima y los años han disuelto, de modo que los

edificios se ven como muñecas remendadas con demasiadas partes

disparejas. Las mujeres mayores miran por las ventanas, los gritos de

los niños hacen eco por las calles estrechas.

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37 Carrie Ryan Purple Rose

No quiero estar aquí. No quiero hacer frente a lo que pasó. Quiero correr

a casa y meterme en la cama. Pero me arrastro hacia adelante de todos

modos, tragándome de nuevo el sabor acre del arrepentimiento. Tengo

que ver a Cira. Tengo que asegurarme de que está bien.

Finalmente logro llegar al centro de la plaza del pueblo, los otros

residentes de Vista presionan a mí alrededor. Se siente muy apretado,

los cuerpos cerca de mí, empapados de sudor, calor y el hedor del duro

trabajo y días largos. Incluso mi propia piel no se siente bien y trato de

estirar los brazos y el cuello, pero no me puedo mover en la

aglomeración de personas.

En una plataforma contra la Casa del Consejo hay dos grandes jaulas.

En una hay dos chicos y una chica. Están sentados en los bancos sin

fuerzas, sus ojos mirando hacia abajo, mirando a sus pies. La chica

tiene vendas envueltas alrededor de su brazo, los chicos tienen dos

vendas cubriendo sus piernas. Puntos de sangre en la tela gris-blanca y

me estremezco.

Recuerdo haber visto a la chica ser mordida. Recuerdo el sonido de sus

gritos, como los dientes del Breaker se hundían en su carne. Aparto la

mirada rápidamente, sin querer mirar, sin querer ver la sangre y la

desesperanza.

En la otra jaula hay cinco más de la noche anterior y me siento aliviada

al ver a Cira entre ellos. La miro fijamente, queriendo gritar, pero

guardando silencio. Se pone de pie con el resto, con los ojos explorando

a la multitud, sus hombros hacia atrás, como si desafiara, lista para

enfrentar su castigo. Pero conozco a mi mejor amiga lo suficientemente

bien como para ver que sus dedos están temblando, su piel esta pálida

y sus labios en una línea mientras los aprieta.

Hice memoria, tratando de hacer cuenta de todo el grupo. No todos

están en las jaulas y me pregunto si tal vez no fui la única en correr. Al

menos cuatro de nosotros murió ayer por la noche o se han perdido:

Catcher, Mellie y otras dos personas. Mi estómago se retorció con la

realización de todo… con la realidad de lo que pasó.

Muertos. Eso significa que mis amigos, los amigos de Catcher e incluso

el mismo Catcher, están muertos. Desaparecidos. Nunca van a bailar,

salir corriendo a la Ciudad Oscura, ni cantar en la noche, ni sostenerse

las manos. La verdad, la gravedad de todo esto, se estrella contra mí, y

yo me tambaleo hacia atrás, recuperando el aliento. Unas manos me

empujaban hacia adelante, con los gruñidos sonando en mis oídos.

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38 Carrie Ryan Purple Rose

Gran parte de mí esperaba ver a Catcher. Aun si estaba con los otros

que están infectados. Con la esperanza de que tal vez tendría la

oportunidad de hablar con él por última vez. Para sostener su mano en

la mía, para que yo pudiera recordarla. Pudiera recordarlo.

Como si el giro del mundo se hubiese detenido, tirándome lejos y fuera.

Aprieto mis ojos, viendo la mordedura de su hombro en mi mente. No se

veía grave, nada por lo que él pudiera sangrar hasta morir, lo que

significa que le tomaría días retornar. Para que la infección se esparza,

para apagar sus órganos. Para matarlo y que pueda levantarse de

nuevo.

Pero ahora, en este momento, Catcher aún debería estar vivo. La milicia

debería haberlo encontrado anoche, y que ellos no lo hayan hecho, el

hecho de que no esté en las jaulas con los otros, significa que retornó o

que huyó.

Me obligo a respirar profundamente mientras el mareo me abruma.

Aprieto mis puños y me recuerdo a mí misma que yo no sé nada.

Catcher podría estar bien. Tiene que estar bien. Me adhiero a esta idea,

a esta esperanza. Me aferro a ella como si fuera la única cosa que me

mantiene de romperme en pedazos.

Nunca he deseado más estar de pie al lado de mi madre. Poder deslizar

mi mano en la suya y que ella sea mi ancla. Pero como la guardiana del

faro y de la costa, ella es un asesor para el Consejo. Ella está con ellos,

escuchándolos mientras deciden el destino de mis amigos. Si yo

hubiese estado ahí arriba en las jaulas, ellos también estarían

decidiendo mi destino.

Una parte de mí se siente afortunada de haber escapado del mismo

castigo que mis amigos, pero mi corazón aún late con fuerza y me

pregunto cuánto más durará mi suerte. Me pregunto si es sólo cosa de

momentos antes de que alguien en las jaulas me vea en la multitud y

diga que yo estaba ahí anoche, y me lleven hasta el escenario.

A mí alrededor escucho susurros. Oigo a las voces murmurar con miedo

sobre la Breaker, especulando que llegó a la orilla y que de alguna

forma llegó más allá de las dunas y diques hasta las ruinas. Mientras

hablan de los rumores de anoche, lo veo todo en mi mente una y otra

vez: Mellie, de rodillas en el suelo con su mano sobre su brazo, la

sangre filtrándose por sus dedos. La mirada en sus ojos mientras

sucedía.

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39 Carrie Ryan Purple Rose

Ella no entendía como todo podía cambiar. Estaba peleando contra lo

inevitable. Contra la realidad.

Y entonces ella no era nadie. No era nada más que un caparazón

hambriento.

Trago y comienzo a retroceder haciendo mi camino entre la multitud,

tropezando con pies y siendo reprendida por empujar contra la

corriente. Estoy en el borde, lista para correr por las calles angostas y a

la seguridad de mi cama, cuando la gente a mí alrededor se queda

quieta y me doy cuenta de que no puedo ir más lejos. No puedo

abandonar a mis amigos. No puedo esconderme de lo que pasó.

Temblando y asustada, doblo mis brazos alrededor de mi pecho y me

quedo de pie con la gente de Vista. Vemos como el Consejo llega al

escenario, mirando como los asesores, incluida mi madre, se colocaban

en fila de bancos detrás de ellos. El presidente da un paso adelante y el

mundo a mí alrededor se reduce a nada. Cientos de personas

aguantando la respiración a la vez.

—¿Qué somos si nuestras barreras fallan? —comienza—. ¿Si nuestra

seguridad falla? ¿Si nuestra vigilancia nos falla? —La voz del Presidente

es grave, fuerte. Pasa sobre cada uno de nosotros, rellenando las grietas

entre nosotros.

Todos a mi alrededor se inclinan hacia adelante, todos los ojos en él.

—Un mordisco —continúa—, un mordisco acabará con una ciudad. Un

mordisco fue lo que acabó con nuestro mundo hace tanto tiempo. Un

mordisco es todo lo que se interpone entre lo que hemos construido

aquí y la aniquilación.

Unas pocas personas se mueven; un niño grita y se calla.

—Tenemos reglas por una razón. Por el bien de todos. Y hacemos esas

reglas claras para todos. Incluyendo el hecho de que pasar furtivamente

por la Barrera es una ofensa grave. Una de las peores ofensas. Porque si

una infección rompe nuestras paredes, todos estaremos muertos.

Mi cabello se pega a mi cuello mientras las palabras del Presidente

viajan hasta mí. Todo lo que está diciendo es verdad y hace que me

pregunte una y otra vez por qué no traté de detener al grupo de ir

anoche. La chica en la jaula más pequeña está llorando, e incluso desde

aquí puedo ver las lágrimas brillando por los rayos del sol, viajando por

su cara y cayendo hasta sus rodillas. No se molesta en limpiarlas o en

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40 Carrie Ryan Purple Rose

esconder su cara. Veo como el chico que está cerca de ella pone un

brazo sobre sus hombros, y de nuevo me golpea… que podría haber

sido yo. Y quizás debería haber sido yo.

—Anoche, muchos jóvenes de Vista hicieron caso omiso de nuestras

reglas, y algunos han confesado que esta no es la primera vez que ha

ocurrido una infracción. —El calor se arrastra por mi cuello y en garras

hasta mi cara. Miro alrededor, esperando que los ojos de todos estén en

mí. Pero todos miran hacia el escenario. Todos absortos.

—Fui joven una vez, entiendo la urgencia de poner a prueba los límites.

Pero hemos dejado en claro que algunos límites no pueden ser puestos

a prueba. Y ellos tienen que pagar el precio por sus acciones.

Desliza sus manos por las jaulas a ambos lados de él.

—Dos ya han muerto, los han matado después de Retornar. Tres más

están infectados. El resto será puesto en cuarentena para garantizar

nuestra seguridad. Y otros dos… —Deja su cabeza caer y luego la

levanta lentamente, sus ojos escaneándonos a todos. Siento como si

hiciera una pausa en donde estoy y me agacho detrás de la persona que

está frente a mí.

—Otros dos están perdidos. Nos han dicho que estaban infectados y que

dado la naturaleza del ataque, también pueden haber Retornado en

Breakers. Sus almas se han ido para siempre, más allá de la redención

de una muerte rápida y eterna.

Susurros y murmullos crecen a mí alrededor ante la confirmación de

las noticias. Sólo me quedo de pie ahí, sin fuerzas, sus palabras

revolviéndose en mi cabeza. Dos muertos: Mellie y el chico al que mato

Cira. Los tres de las jaulas están infectados. Y dos: Catcher y Griffin, el

pelirrojo que bailó con Mellie, aún están ahí afuera. A Catcher no lo

atrapó la Milicia. Mi cuerpo comienza a vibrar con el más pequeño trozo

de esperanza: él aún podría estar vivo.

—Pero la verdadera pregunta es, ¿qué pasa ahora? —El Presidente hizo

una pausa, como si fuera un animador y no el hombre designado por el

Protectorado para guiarnos—. El Consejo se ha reunido esta mañana.

Hemos oído muchas sugerencias, unas a favor y otras en contra de

quienes están frente a ustedes.

—Tienen que entender que nuestras vidas no son sobre la

individualidad. Nuestras reglas existen para la comunidad. Son para la

sobrevivencia y la seguridad. Millones de personas han sacrificado sus

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vidas en esta batalla. Es nuestro deber honrar a quienes se sacrificaron.

Y deben saber que, nosotros, como sus líderes, no tomamos nuestros

deberes a la ligera.

Todas están son palabras que he escuchado antes, advertencias que

nos han dicho una y otra vez. Tan a menudo que han perdido su poder.

Pero oírlas ahora me hace querer tomar a cada persona del pueblo y

obligarlas a ver lo que yo vi. Hacerlos ver a sus amigos ser mordidos y

Retornar. Hacerlos ver que detrás de la Barrera no hay nada más que

muerte y dolor, sin importar que sueños tengan.

Él toma una respiración profunda, bajando la voz. Obligándonos a

inclinarnos hacia adelante para oírlo.

—No llegamos a nuestra decisión fácilmente.

Todo mi cuerpo está entumecido con miedo. Trago fuerte. No quiero oír

lo que está a punto de decirnos, pero sé que no oírlo no cambiará nada.

El Presidente nunca ha mostrado compasión en el pasado, incluso en

infracciones menos graves que ésta. Tomará cualquier oportunidad

para mostrar un ejemplo. Para probarle al Protectorado que él puede ser

un líder cruel digno de promoción.

—Hemos tomado nuestra decisión. —Hace una pausa otra vez.

Mis ojos se mueven entre las dos jaulas. A los tres infectados, sus

brazos alrededor del otro, sus nudillos blancos. A los en cuarentena,

que están de pie desafiantes, aunque su ansiedad es obvia.

—Los infectados serán llevados por la Milicia más allá de la Barrera. No

hay nada más que podamos hacer por ellos. Se les dará su descanso

eterno.

Una mujer gime y trata de correr a través de la multitud, pero la gente

la mantiene atrás. La reconozco. Es una de las madres de los chicos

infectados. Sus gritos se apagan mientras sus vecinos la alejan. Al

menos tuvo la oportunidad de decirle adiós, creo, deseando no haberme

alejando tan rápido de Catcher. Al menos su hijo tuvo tiempo de

recordar cómo es estar vivo antes de morir.

Al menos no se convertiría en Mudo.

Cruzo mis brazos sobre mi pecho, tratando de mantenerme entera.

Todo se siente frío. Incluso el calor del sol quema como hielo. Cierro mis

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ojos, preguntándome por qué Cira no se alejó conmigo. Preguntándome

a qué castigo se enfrentará y yo no.

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Capítulo 6

Traducido por Nadia

Corregido por Marina012

l público estalla a mí alrededor. Pero yo estoy muda. Sólo puedo

estar ahí en estado de shock. Mis piernas se sacuden, mis

músculos se niegan a sostenerme, y luego me apoyo contra una

anciana. Ella rodea mi codo con su brazo.

—Pobrecita —dice, chasqueando la lengua—. ¿Son amigos tuyos?

Asiento. Cada ciudad y pueblo como el nuestro que cae bajo el control

del Protectorado debe proveer una cuota de bienes y servicios,

incluyendo a hombres y mujeres jóvenes a los Reclutadores, el ejército

del Protectorado. En reintegro nosotros obtenemos protección, los

beneficios de una confederación unida y la posibilidad de intercambiar

bienes con otros miembros. Nunca hemos forzado a nadie a servir a los

Reclutadores. Nunca hemos tenido que hacerlo.

Siempre ha habido voluntarios deseosos de arriesgar sus vidas por la

prometida recompensa de acceso garantizado a las Zonas Protegidas, y

ciudadanía completa para todos los que sirven. Mientras que cualquiera

con habilidades únicas o suficientes bienes para comerciar puede pagar

las exorbitantes rentas para vivir en la Ciudad Oscura, sólo a aquellos

que sirven a los Reclutadores se les garantiza un lugar donde vivir, y

aquellos que se distinguen en el servicio ni siquiera tienen que pagar

rentas.

Excepto a aquellos en el escenario. Aun después de dos años con los

Reclutadores no les será permitido el acceso.

El castigo me deja pasmada por su dureza. Ser forzado a servir, sin

recompensa.

—Eres lista al no dejarte atrapar por este desastre —dice la mujer junto

a mí, palmeándome en la espalda.

E

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44 Carrie Ryan Purple Rose

Pero yo estaba con ellos, quiero decirle. Yo debería estar allí arriba con

mi mejor amiga. No debería estar escondida. No debería haber huido,

pero no sé cómo cambiarlo.

Y aun si supiera, no puedo encontrar la fuerza o las palabras para

avanzar y ofrecerme. Oigo al Presidente hablando más pero no puedo

descifrar lo que está diciendo. Sólo me quedo de pie mirando las jaulas.

Mirando a Cira. Ellos parecen tan sorprendidos como yo, y me enferma

como el Presiente ha develado su castigo en público, como algún tipo de

espectáculo enfermo. Aunque no debiera estar sorprendida, porque el

Protectorado en realidad nunca se ha preocupado por nuestro pueblo;

estamos demasiado lejos de la Ciudad Oscura y nos volvimos inútiles

después de que los piratas tomaron los mares.

Alrededor de mí la gente comienza a salir de la plaza y yo puedo oír

fragmentos de sus conversaciones.

—Podrían habernos matado a todos...

—No puedo creer que el Consejo haga semejante cosa...

—Se lo merecen...

—Pobres chicos...

No puedo moverme. No puedo obligarme a irme. Así que me quedo ahí,

una roca en medio de un río.

Mi mejor amiga está siendo enviada a los Reclutadores. Todos los que

están allí esa noche serán enviados, llevados a las líneas de guerra a

pelear contra los Mudos, sin posibilidades de aprovechar las

tradicionales recompensas del servicio.

Excepto yo. Y lo que me asusta más que nada, es el pensamiento de que

no voy a poder salirme con la mía.

Y luego preguntas comienzan a deslizarse dentro de mi mente: ¿por qué

los otros no me delataron? ¿Por qué no le dijeron al Consejo que yo

también estaba allí?

¿Qué sucede si me delatan ahora?

Miro de nuevo hacia donde el Consejo está apiñado alrededor del

Presidente, a la izquierda de la plataforma, rodeada de padres de los

Infectados y los que están en cuarentena. Algunos están resignados y

otros enojados, gritando y llorando y rogando. Pero nadie está aquí para

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pedir por Cira. Como huérfana, todo lo que ella tenía era a Catcher, y

ahora él ya no está.

No quiero enfrentarla, pero sé que tengo que hacerlo. Nadie me detiene

mientras abro mi camino a empujones hacia la jaula de Cira. Ella no

me ve al principio pero Blane sí y la empuja hacia mí, con la furia

arrugando su rostro.

—¿Te sientes culpable? —grita. Golpea con sus manos contra los

barrotes—. ¿Vienes a burlarte de nosotros? —Se inclina hacia adelante.

Muevo mi cabeza alrededor, mirando para ver si alguien la ha oído, y

ella sólo ríe. Mis mejillas arden. Estoy avergonzada por ser acusada de

mi cobardía y avergonzada de que estemos en lados opuestos de los

barrotes. Y luego Cira se adelanta, pone su mano en el brazo de Blane,

y Blane se aleja. Nos deja solas.

Me sorprendo de ver a mi amiga con tanto poder sobre la chica más

grande.

—Cira, lo lamento —murmuro, porque no sé qué más decir.

—Está bien —dice—. Fuiste lista al correr. Al huir.

Me muevo, sintiéndome sólo más incómoda.

—No quería —le digo—. Fue Catcher… él me dijo que me fuera y no lo

pensé. —Tengo que forzar mi boca a pronunciar su nombre, mi voz

quebrándose con el sonido de eso.

Sus puños se aprietan alrededor de los barrotes.

—¿Dónde está?

—Yo... —Sacudo la cabeza, trago. En mi mente veo la mordida en su

hombro, veo la sangre deslizándose por su brazo. Pensé que Cira

también la había visto. Pensé que sabía.

Sus ojos perforaron los míos.

—No lo sé —digo finalmente. No puedo obligarme siquiera formar las

palabras de la verdad.

Miro mientras su rostro se ensombrece, como si las luces de la

esperanza estuvieran parpadeando y apagándose. La resignación ya se

ha instalado en profundas líneas alrededor de su boca.

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46 Carrie Ryan Purple Rose

—Pero pensé que él se había ido contigo.

Veo a mi antigua amiga en sus ojos. Veo la misma duda que yo sentí…

la vulnerabilidad. Pero son los últimos trozos de esperanza que oigo, los

que me lastiman más. No quiero ser la que le cuente sobre su hermano,

y aun así me doy cuenta de que ella merece saberlo. Quizás tenga que

huir de todo, pero no puedo huir de esto.

—Catcher fue... —Trago—. Fue mordido. Pensé que lo habías visto.

Su piel, ya pálida, se vuelve fantasmal. Como si ella misma hubiera

Retornado. Ella desliza su lengua sobre sus labios, mojando las grietas.

—Pero él no estaba allí cuando vinieron a llevarnos. Te equivocas, él

aún debe estar vivo. Debe estar allí afuera. Quizás está herido. ¡Te

equivocas! —Ella eleva su voz y los demás en la jaula avanzan como un

muro rodeándola.

Veo la manera en que ellos me miran. Como si fuera la traidora.

—Yo vi las marcas del mordisco —murmuro.

—Pero quizás eso no fue lo que sucedió. —Contraataca ella—. Podría

haber sido un rasguño. No puede estar infectado. ¡No puede! —Ella nota

que la gente nos está mirando y baja la voz—. Tienes que encontrarlo.

Hay algo malo. Tienes que ir a encontrarlo.

Me alejo, sorprendida.

—¿Quieres que vuelva allí? —pregunto, con mis ojos bien abiertos.

Ella asiente, su boca es una apretada línea blanca en su rostro.

La idea de volver a la Barrera, de treparla de nuevo, hace que el pánico

se apodere de mi corazón.

—Pero no puedo —le digo—. No después... —Dejo que mi voz decaiga—.

¿Qué podría hacer por él aun si lo encontrara? —protesto.

—Puedes asegurarte que esté bien —dice Cira en un silbido—. Puedes

estar ahí con él y ayudarlo si está herido. Puedes…

Estoy sacudiendo mi cabeza, mis manos tiemblan, y Blane se adelanta

y toma mis muñecas a través de los barrotes, interrumpiendo a Cira.

—¿Qué? —dice Blane—. ¿Estás dispuesta a trepar la cerca por un buen

momento pero no por un amigo? —Los otros gruñen en asentimiento

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detrás de ella—. Inútil —agrega, arrojando una mano a mi rostro—,

deberíamos haberles contado acerca de ti cuando pudimos. —Hace una

pausa, elevando una ceja mientras la esquina de su boca se tuerce

hacia arriba—. Supongo que aún podría.

Echo un vistazo a Cira y veo la duda en su rostro. Como si le creyera a

Blane. Comienzo a sentirme enferma. Ésta no puede ser mi única

opción. Tomo sus manos.

—No puedo hacerlo, Cira —murmuro—. No puedo. —Aun a mis propios

oídos la desesperación en mi voz es clara, de un tono alto y

rompiéndose.

Siento la aplastante presión del pánico de nuevo y no sé qué hacer.

Apenas puedo respirar. Puntos de color explotan frente a mis ojos.

Blane se estira a través de los barrotes y de nuevo toma mi muñeca,

sus uñas hundiéndose en la tierna carne blanca mientras tira del

apretón que Cira tiene sobre mí. Me concentro en ella. Los bordes de su

cabello borrándose como un halo.

—Tú encuentra a su hermano —dice a través de sus dientes—.

Encuentra a Catcher o serás inútil allí afuera, y no hay razón por la que

no debas estar aquí dentro con el resto de nosotros.

Pienso en ellos contándole a mi madre que pasé la Barrera. Diciéndole

al Presidente. Por mentir, por arriesgar a todos a mí alrededor, mi

castigo sería peor que sólo ser enviada a los Reclutadores por un par de

años.

Mi madre sabría que yo había mentido. Nunca más confiaría en mí.

Cierro los ojos, sin querer imaginar las repercusiones y las decepciones.

Me doy cuenta que no tengo opción. O bien encuentro a Catcher o ellas

me delatarán.

—Iré a buscarlo —murmuro, avergonzada de necesitar una amenaza

para hacerme actuar.

Los hombros de Cira se relajan apenas y Blane deja caer mi muñeca.

—Más vale que lo encuentres —gruñe.

Espero que Cira me defienda. Que sonría, aun sólo un poquito. Para

que sea como antes, aun cuando sé que nunca lo será. Pero en cambio

los otros en la jaula la alejan de mí, la consienten como una de ellos.

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48 Carrie Ryan Purple Rose

Dejándome a mí de pie sola, afuera. Miro sobre el hombro a la otra

jaula, a los condenados. Todo cambió en una noche. Torcidos en

complicados patrones que no puedo descifrar.

Abro la boca para decir algo más, pero Blane aleja a Cira de mí. Me

quedo de pie allí por un momento, deseando que las cosas pudieran ser

como eran antes. Pero no lo son, y quizás no lo sean nunca. Bajo de la

plataforma, evito a los rezagados en la plaza y vagabundeo a través de

las angostas calles hasta que llego a la ancha zona vacía entre el pueblo

y la Barrera.

Miro el muro, la oscura madera elevándose sobre los Hombres de la

Milicia, cuyas patrullas se han triplicado. Pienso en la última noche,

como me prometí a mí misma que nunca tentaría al destino de nuevo,

que me quedaría segura en los límites de Vista. Y aun así aquí estoy,

intentando encontrar una salida una vez más. Sólo que ahora es inútil

pensar que seré capaz de cruzar la Barrera con la Milicia vigilando tan

intensamente. Que siquiera seré capaz de encontrar a Catcher aun si

pudiera.

Él estaba con los otros cuando yo huí, y su mordedura no parecía lo

suficientemente severa como para matarlo pronto. Todavía hay una

oportunidad de que esté vivo y de que no haya cambiado. Y si la Milicia

no lo encontró, significa que él no quiere ser encontrado. Significa que

se fue como yo lo hice, pero no volvió a entrar a la Barrera. Significa que

algo está mal.

Presiono mis sienes con los dedos. Es estúpido de mi parte pensar en

trepar la Barrera. El Presidente dejó bien claro cuál sería el castigo.

Además, ¿qué sucedería si Catcher ya se había transformado? Entonces

estaré muerta si lo encuentro.

Cierro mis ojos contra el sol, intentando bloquear los sonidos del pueblo

a mí alrededor. Pero en la oscuridad de mi mente no puedo dejar de

recordar la noche anterior. En mi cabeza todo sucede rápido y lento a la

vez.

La Breaker, el pánico, Catcher corriendo, peleando con ella. Matando a

Mellie.

Al ver la velocidad de la Breaker, enfrentarla, entiendo cómo es que

nuestro mundo nunca se ha recuperado del Retorno. Como es que aun

cuando venzamos a los Mudos, la infección puede dispararse y

encenderse de nuevo. Todas esas historias que nos enseñaron sobre

ciudades siendo limpiadas de Mudo, sólo para descubrir uno atrapado

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49 Carrie Ryan Purple Rose

en un armario o dragado del océano o un lago durante una tormenta,

tienen sentido después de verlo suceder la noche anterior.

Una mano cae sobre mi hombro y salto, un grito atrapado en mi

garganta. Abro los ojos para encontrar a uno de los Milicianos parado

frente a mí. Lo reconozco de la escuela… su nombre es Daniel y es

mayor que yo. La mayoría de sus amigos se unieron a los Reclutadores

en los pasados, años pero él se quedó atrás porque había nacido con

una pierna torcida que lo hace caminar con una lenta cojera.

—Perdón, Gabrielle —dice—. No quise asustarte.

Pestañeo, sorprendida de oírlo decirle mi nombre, porque rara vez

hablamos en el pasado.

—No, yo estaba... soñando despierta. Debería haber estado prestando

atención.

Él sonríe, tímido.

—Un corredor vino del Protectorado en la Ciudad Oscura hoy y tiene

provisiones para tu madre. Te vi parada aquí y pensé que tú querrías

llevárselas en lugar de hacerla esperar a que las repartan con el resto.

Él me ofrece una pequeña caja, su tapa abierta a la mitad. No dice nada

y para llenar el silencio yo miro a través del surtido de engranajes y

ruedas dentadas, reemplazos y partes para el faro. Daniel inclina su

cabeza hacia la mía para ver que hay dentro y por un momento pienso

en Catcher, en la manera en que él se inclinaba hacia mí mientras

hablábamos.

Mis manos comienzan a temblar, sacudiendo la caja, y retrocedo para

poner distancia con los recuerdos.

Noto como el rostro de Daniel cae e instantáneamente me arrepiento.

Siempre ha sido molestado en la escuela y puedo verlo en la manera en

que él ubica sus hombros, como si se estuviera preparando para los

golpes.

—Lo lamento —le digo—. Es sólo que no puedo evitar pensar en mis

amigos. —Mantengo mis ojos en los engranajes, en sus afilados

dientecitos.

—Oh —dice. Duda—. ¿Los de anoche eran tus amigos?

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50 Carrie Ryan Purple Rose

Asiento.

—Más o menos, supongo.

—Fuiste lista en no cruzar la Barrera con ellos.

Siento el calor desparramándose por mi cuello de nuevo. Puedo sentir la

manera en que quema mi piel. El miedo y la angustia y la vergüenza

deslizándose sobre mí como una peste.

—Aunque si me preguntas —continúa él—, ser enviado a los

Reclutadores es mucho más un honor que un castigo.

—Es la muerte —le digo antes de poder detenerme—. Es estúpido.

—Mis mejillas sonrosadas, asustada por cuan vehemente sueno.

Ahora es él quien retrocede, el ceño fruncido oscureciendo su rostro.

—Somos la ciudad del Protectorado. Es nuestro deber. Además, la

oportunidad de la ciudadanía completa y la posibilidad de vivir en las

Zonas Protegidas lo valen.

—Vista está suficientemente protegida —estallo, cansada de siempre

mantenerme tranquila. Aprieto los dientes y agrego—, sólo no veo

porqué querrías irte a cualquier otro lado. —Quiero agregar que es

inútil pelear con los Mudos, llevar a cabo una guerra sin fin, pero sé

que él nunca lo entenderá. Intentar cambiar su opinión es tan inútil

como intentar erradicar a los Mudos.

Él abre su boca para responder, su piel enrojeciéndose un poquito con

enojo. Quizás lo empujé demasiado...

Lo interrumpo.

—Lo lamento —digo, sin fuerza para pelear. He murmurado esas

palabras más hoy que en mi vida entera—. Gracias por traerme esto.

—Levanto la caja—. Fue muy agradable de tu parte hacerlo.

Si he aprendido algo de Cira en los últimos meses, es como tranquilizar

a hombres jóvenes con cumplidos, y funciona en Daniel. Sus hombros

se relajan y sonríe e inclina se cabeza ligeramente volviendo lentamente

hacia la puerta, dejándome sola finalmente.

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51 Carrie Ryan Purple Rose

Capítulo 7

Traducido por LizC

Corregido por TwistedGirl

aso la mayor parte del día deambulando a lo largo de la Barrera,

viendo a la Milicia recorriendo y patrullando. Cuando finalmente

vuelvo al faro, mi madre no está ahí, aunque sé que ella estará en

casa pronto, a tiempo para la marea alta. Pongo la caja en la mesa y

luego paseo por la pequeña habitación. Quiero correr, pero no sé a

dónde. Quiero hacer algo, cualquier cosa, pero no sé qué.

Así que subo a la galería y miro a mi alrededor, tratando de averiguar

cómo se supone que voy a cruzar la Barrera y encontrar a Catcher.

Tratando de encontrar el coraje.

Sin embargo, sencillamente no hay muchos caminos fuera de Vista. La

ciudad está agazapada en una península, tres lados están protegidos

por el agua y el cuarto por un alto muro grueso que se extiende como

un muelle de piedra dentro del océano.

Hay fotografías antiguas en la Casa del Consejo que muestran cómo

solía ser Vista antes del Retorno. Una expansión enmarañada a lo largo

de la costa de brillantes edificios y hoteles y tiendas aferrándose al

océano. Un lugar donde no vivía nadie y visitado por todos. Un lugar

para relajarse; como si en su mundo pudieran permitirse el momento

lejos de los deberes y responsabilidades que los mantenía vivo.

La mayoría de las historias acerca de lo que Vista era antes del Retorno

se han perdido ahora. Nadie se preocupa por las personas que vinieron

antes de nosotros. Somos un punto muerto. Existimos lejos del centro

del Protectorado, como una idea olvidada al último momento. Los

comerciantes rara vez salen y los visitantes rara vez vienen ya sea

porque están desesperados o equivocados. Sólo los Reclutadores son

constantes, volviendo cada estación para recaudar lo que le

corresponde: los impuestos para el Protectorado, los soldados para

combatir en la guerra sin fin contra los Mudo, y para asegurarse de que

estamos cumpliendo con nuestro deber para mantener el

funcionamiento del faro.

P

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52 Carrie Ryan Purple Rose

El faro está posicionado en la punta de la península tapado del resto de

la ciudad por una extensión de bosque. Es un alivio vivir en la periferia,

el ser removido de la aglomeración y el bullicio de la vida del día a día.

La mayoría de las personas ni siquiera se molestan en recorrer el

camino entre los árboles y más allá del alambrado de la playa; están

demasiado asustados del océano, donde los muertos pueden elevarse a

partir de las olas.

Una vez le pregunté a mi madre si tenía miedo de vivir aquí a lo largo de

la frontera del alambrado. Ella dijo que alguien tenía que mantener el

faro en marcha y monitorizar las playas para ubicar a los Mudos que

llegan a la orilla durante la marea alta.

Estábamos de pie en la galería, la puesta de sol enviando calor sobre las

copas de los edificios pre-Retorno en Vista. Ella acuñó sus manos sobre

sus ojos y miró más allá de la ciudad, pasando por el océano y en

dirección al bosque extendido hacia las descomunales montañas en la

distancia apenas visible.

—No siempre los que están en el agua son quienes necesitan un ancla

—dijo—. A veces hay otros que necesitan saber que hay un mundo aquí

afuera.

Yo no entendía lo que decía entonces. Pero ahora, cuando miro más allá

de la Barrera y veo las ruinas al borde del parque de diversiones, me

pregunto sobre Catcher. Me imagino estando perdida por ahí, viendo la

banda de luz en la noche y utilizándola para encontrar mi camino a

casa.

Aunque sé que es imposible, a veces me gusta imaginar que pueden ver

nuestro faro en el camino de la Ciudad Oscura hasta la costa. Me gusta

pensar que en algún lugar ahí fuera hay una chica como yo quien

permanece en la noche y se pregunta qué más hay en el mundo pero

que está demasiado aterrorizada como para averiguarlo. Me pregunto

cómo es su vida, si ella sabe más sobre el mundo que yo.

Desde mi posición veo a la Milicia pasar rozando el agua a lo largo de la

Barrera como pulgas de arena en dunas. No hay manera de que pueda

escalar la pared sin ser detectada, lo que deja sólo otro único camino: a

través del océano.

Cuando pienso en irme apenas puedo respirar. El pánico que se ha

establecido ayer por la noche susurra a mí alrededor.

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53 Carrie Ryan Purple Rose

Aprieto mi puño contra mi pecho, sintiendo cada latido de mi corazón.

Sintiendo la fuerza de la sangre a través de cada arteria. No quiero dejar

a Cira decaída; no más de lo que ya he hecho. Y no voy a decaer

tampoco.

Me doy cuenta que estoy aterrada de volver a las ruinas no sólo porque

tengo miedo de ser descubierta, sino porque me aterra encontrar a

Catcher. No quiero verlo infectado. No quiero verlo retornado y tener

que matarlo. No quiero nada de eso. Sólo quiero volver a la vida de la

manera que era antes. Quiero recuperar esa noche y ponerla frente al

paso de los días.

Pero entonces nunca habría sentido sus labios contra los míos. Y no

estoy segura de estar dispuesta a ceder ese recuerdo.

Desde el interior puedo escuchar el eco cada vez menor del sonido de

una campana, la alarma que suena cada setecientos cuarenta y cinco

minutos; cuando la marea está llegando a su pico.

Tanto como puedo recordar, la vida de mi madre ha girado en torno al

sonido de esa campana.

Los Mudos no se pueden ahogar; ya están muertos, por lo que las olas a

menudo los arrojan a tierra firme. La mayoría de las veces son

derribados desde una casi hibernación de estar en el agua tanto tiempo,

pero tan pronto como sienten a las personas se levantan y comienzan a

ir detrás de ellos. Esto significa que cada día, cada doce horas y

veinticinco minutos, mi madre patrulla la playa, lista para decapitar a

cualquier Mudo que sea transportado por la marea alta.

A veces muchos días no pasa nada y mi madre sólo se queda allí

mirando el horizonte. Algunos días la marea trae unos pocos Mudo. Y

rara vez, una tormenta se desencadena en el mar, despejando los

muertos permitiendo caminar por las orillas.

Cuando yo era niña mi madre nunca me permitió estar en la playa

durante las mareas más altas. Ya sea para mantenerme a salvo o

refugiarme de la realidad que nunca había descubierto. Creo que

siempre le gustó la idea de que de alguna manera podría mantener todo

esto oculto de mí. Que si no veía a los Mudo, si nunca los miraba a sus

ojos, yo no tendría que enfrentarme a la verdad de ellos. Yo no tendría

que enfrentarme a la verdad del mundo.

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54 Carrie Ryan Purple Rose

Una vez me dijo que esta era la única cosa que podía esperar darme;

una vida sin los Mudos constantemente impulsándose en el fondo.

Ahora que estoy en la galería y veo a mi madre caminar por la playa, la

forma en que pasea de ida y vuelta un poco más allá de la línea de las

olas, con zarcillos de agua llegando hasta ella, me doy cuenta de que

después de ayer por la noche ya no hay nada más de lo que ella

necesita refugiarme.

Conozco la realidad del mundo. He visto a los Mudo desgarrar carne

humana. He visto la Infección y los he visto Retornar.

Una mano se agita en las olas, con los dedos rozando la espuma blanca.

Mi madre se endurece de nuevo y aprieta su control en todo el mango

de la pala.

El cuerpo es empujado hacia la orilla y luego es tirado de nuevo como

un baile burlón.

El océano finalmente deposita al Mudo en la arena y mi madre se

acerca a él. Me inclino hacia delante, mirando.

Es una mujer, con el cabello negro mojado enredado y esparcido por

toda su cara como una tela de araña. Su piel, lo que puedo ver de ella,

es pálida, gris y picada. Lleva puesto lo que parece una falda negra que

está agrupada alrededor de sus rodillas en el agua. Una camisa de color

oscuro yace empapada contra su cuerpo.

Se da la vuelta muy ligeramente en el agua y aguanto la respiración,

esperando a que mi madre dé el golpe final, que estrelle la hoja a través

de su cuello, cortándole la cabeza.

Pero no viene. Miro hacia mi madre. Ella está allí de pie, con la pala en

alto sobre su cabeza.

Veo como la Mudo comienza a temblar. Su boca se abre y se cierra y

vuelve la cabeza, sintiendo a mi madre.

Pronto ella se empuja hacia arriba, y mi madre no está haciendo nada

para detenerla. Ella sólo está de pie allí mirando y no tiene sentido.

Inclino mi cuerpo sobre la barandilla.

—¡Madre! —grito. Pero el viento es sofocado por el océano. Ella no me

escucha. Yo grito otra vez, pero no pasa nada.

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55 Carrie Ryan Purple Rose

Por un momento quiero saltar. Pienso en apretar los dedos alrededor de

la barandilla y lanzarme a mí misma, cayendo a su lado. Y entonces, me

doy la vuelta y corro. Mi cuerpo se golpea contra las paredes mientras

me lanzo por las escaleras.

Mientras corro, me imagino todas las peores posibilidades. Que voy a ir

a la playa sólo para ver a la Mudo de pie.

Que mi madre todavía estará atascada ahí, como tocada por algo que la

ha llevado fuera del tiempo y la sujetó en su lugar.

Que voy a ver al Mudo morder a mi madre.

Mi cuerpo se enfría y corro a toda velocidad por la puerta tan fuerte y

rápido como puedo. Me obligo a recordar que mi madre puede

defenderse a sí misma. Que ella matará al Mudo antes de que incluso

llegue afuera y cómo ambas vamos a reírnos de mi pánico.

—¡Madre! —Grito mientras tomo mi espada de la entrada y pateo la

puerta. El calor húmedo choca contra mí y en el aire puedo escuchar

un trozo de un gemido del Mudo en la playa.

Doy vuelta a la esquina de la puerta, mis dedos torpes. La Mudo está de

rodillas, empujándose sobre sus pies. Ella alarga una mano hacia mi

madre y luego otra.

—¡Mátala! —grito, la rabia y el terror alimentan cada una de mis

respiraciones. No entiendo lo que está pasando, no entiendo por qué mi

madre no se mueve, no actúa. Destellos de la noche anterior estallan en

mi mente: yo allí de pie de frente a la Breaker. Yo fallando y Catcher

siendo mordido.

La arena gruesa tira a mis pies y hace que sea imposible que corra a

toda velocidad. Tropezando por todo el tramo de la playa, nunca me he

sentido tan inútil. Necesitando ser más rápida, necesitando llegar allí

pero mis piernas desobedeciendo.

La Mudo está de pie y se lanza sobre mi madre, quien tira de la manija

de la pala de su hombro y golpea a la mujer de nuevo. La Mudo se

tropieza unos pocos metros, su falda mojada negra envolviéndose entre

sus piernas y haciéndola tropezar.

—¿Qué estás haciendo? —grito—. ¡Mátala!

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56 Carrie Ryan Purple Rose

La Mudo llega de nuevo a mi madre y otra vez ella la empuja hacia

atrás. Como un gato jugando con un ratón, sigue empujando a la mujer

lejos de ella y la Mudo sigue embistiendo.

Finalmente estoy a corta distancia. Estoy a punto de tirar la espada

detrás de mi cabeza, para hacer bien lo que hice mal ayer por la noche,

cuando mi madre agarra el mango. La retuerce fuertemente de mi mano

y la arroja a la arena. Con la parte posterior de su brazo, me aleja de la

Mudo.

—Lo siento —dice ella, y si está hablándome a mí o al Mudo, no lo sé.

Mi madre clava su espada en la rodilla de la mujer Mudo, rasgando a

través de la falda hecha jirones y triturando los huesos y ligamentos por

debajo con una grieta repugnante.

Me estremezco cuando la Mudo tropieza. Ella llega a mi madre una

última vez, agitando sus manos en el aire y los dedos encrespados.

Mi madre la mira durante un mínimo momento y estoy a punto de

gritar de nuevo, a punto de gritarle que mate a la mujer, cuando ella

cierra los ojos y baja la cuchilla, cortando el cuello de la Mudo.

Aprieto mi mano contra mi pecho, tratando de tomar aire. Pensé que

había perdido a mi madre. Y la enormidad de esa emoción me atraviesa,

me drena de todo excepto de la ira de que pudiera hacer algo tan

estúpido.

Y de temor de que pudiera haber llegado demasiado tarde.

Mi madre se queda mirando hacia abajo al cuerpo de la Mudo. Alarga

su otra mano y la cierne sobre el rostro de la mujer y luego se retira.

Y me doy cuenta de que esta mujer, esta Mudo al azar en la playa,

significaba algo para ella. De repente mi madre se siente como una

extraña para mí. Una mujer con la que he vivido toda mi vida, por la

que mi existencia ha girado en torno, y todavía hay muchas cosas que

no sé.

—¿Quién era ella? —pregunto.

Mi madre no me mira, solo mira la forma en que el agua lame los dedos

de la Mudo, y me pregunto qué otra cosa no sé de ella.

Puedo decir que ella está girando las palabras alrededor en su cabeza,

tratando de averiguar qué decirme, y esto me hace sentir aún más que

un extraño para ella.

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57 Carrie Ryan Purple Rose

—Nadie —dice finalmente, su voz apenas audible sobre el choque de las

olas—. Ella no es nadie. Solo... —Se aclara la garganta—. Ella me

recordó a alguien de donde crecí.

Habla como si estuviera en una especie de trance, y veo la forma en que

mira a la mujer y pienso en Catcher. Me pregunto si esto es lo que voy a

hacer cuando llegue el momento. Me pregunto si, como mi madre, voy a

tener un momento muy difícil al hacer ese golpe final.

Sólo pensar en ello hace que todo duela y me doy cuenta de que tal vez

yo entiendo sus dudas ahora mismo.

—¿Cómo lo manejas? —le pregunto. Desesperadamente necesitando

saber, necesitando la ayuda de mi madre para aliviar el dolor interior—.

¿Qué haces cuando alguien a quien amas o piensas que quizás ame o

puedas amar retorna?

Ella me mira, su mirada todavía es distante, y poco a poco veo como

ella se centra de nuevo en el mundo que nos rodea.

—Todo estará bien, Gabrielle. Estoy a salvo. Las dos estamos a salvo.

Nada va a pasar con nosotras.

Pero niego con la cabeza. Ella no lo entiende y no puedo encontrar la

manera de hablarle sobre Catcher. Acerca de lo que ha llegado a

significar para mí y lo que le pasó y que me colé más allá de la Barrera

con los demás.

Nos quedamos en silencio, con el empuje de las olas en la orilla, y mi

madre se queda mirando a dónde el agua remolca al Mudo muerto. Y

entonces ella dice:

—Aprenderás a dejarlo ir. Te olvidas hasta que todo esté bien otra vez.

Durante un tiempo el oleaje rueda entre nosotras, los últimos rayos del

sol poco a poco desapareciendo. Vuelvo a revivir la noche anterior una y

otra vez. Viendo pasar el rostro de Catcher hacia el mío, sintiendo un

hormigueo en mi estómago con anticipación. Pienso en todas las

miradas, todas las veces que su mano se deslizó sobre la mía. Cierro los

ojos y trato de recordar su olor pero la sal del aire corroe el recuerdo.

Trato de olvidar todos estos detalles. Empujarlos hacia la nada. Pero

cuanto más trato de dejarlos ir, más rápido los viejos recuerdos surgen,

asaltando a través de mis pensamientos.

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58 Carrie Ryan Purple Rose

¿De qué sirven las experiencias si no se nos permite recordarlas? ¿Si

nos olvidamos con el fin de evitar el dolor de la pérdida? ¿Cuál es el

punto de vivir si tenemos que aislarnos siempre?

—No sé si quiero estar bien —digo, moviendo la cabeza lentamente.

Tantos recuerdos me traspasan y me doy cuenta de que esto es lo que

somos: recuerdos y experiencias compartidas. Esto es lo que nos une a

todos.

Mi madre se inclina y hurga en la arena hasta que encuentra un

caracol, el interior es de color rosa brillante como el cielo del tendido

atardecer.

—Es lo que tenemos que hacer para sobrevivir —dice finalmente,

pasando su dedo a lo largo de los afilados bordes ondulados—. No tiene

sentido aferrarse a los recuerdos que sólo nos traen dolor.

—Entonces, ¿cuál es el sentido de tener algún recuerdo? —le pregunto,

mi voz se calienta. Mis hombros se tensan con agitación—. ¿Cuál es el

punto de todo esto si se supone que lo que tenemos que hacer es

olvidar? —Y entonces un pensamiento empieza a descansar en mi

cabeza y me obligo a ponerle palabras al mismo—. ¿Me olvidarías si algo

sucede?

Sus ojos se abren de par en par.

—No —dice ella rápidamente con un jadeo—. ¡Por supuesto que no!

—Pero, ¿qué pasa si yo hubiera estado en el escenario con los demás

esta mañana? —Pienso en Catcher y añado—: ¿Qué pasa si yo hubiera

sido uno de los que no regresó a casa anoche?

—Iría tras de ti —dice ella, agarrando mis brazos y girándome hacia

ella—. No te dejaría ir así. Te encontraría. Cueste lo que cueste.

Mido mis palabras y las dejo salir con cuidado.

—Así que, ¿si realmente te preocupas por alguien; tal vez, incluso si los

amaba, iría tras ellos?

Su boca se abre y se cierra y por un momento me recuerda a un pez

arrojado en la orilla, sin poder respirar.

—Yo... —sus ojos se nublan por el más elemental momento pero

parpadea para alejarlo.

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59 Carrie Ryan Purple Rose

Ella se queda en silencio y me doy cuenta que he golpeado algo. Que he

tanteado un área de la vida de mi madre que nunca había oído hablar

antes.

—No importa ya —dice débilmente.

Pienso en Catcher, solo y aterrorizado más allá de la Barrera. Sin nadie

con quien hablar, en quien confiar. Nadie para verter sus recuerdos

para que pueda ser recordado. Y pienso en cómo me sentiría si fuera yo

la perdida y sola e infectada. Es un pensamiento aterrador que hace

que los bordes de mi visión escuezan tenuemente.

Presiono mis dedos en mis labios, recordando cómo me sentía a su

alrededor. Ahora mismo no sé qué hacer o cómo sentirme y necesito la

ayuda de mi madre.

—¿Alguna vez has estado enamorada antes? —Pregunto, y luego dudo

antes de añadir—: ¿Amabas a mi padre? —Ella nunca me dijo nada

acerca de mi padre, nunca hablaba de él o compartía historias. Yo

había aprendido hace mucho tiempo a no preguntar por él. No

imaginaba por qué mi madre estaba tan en silencio cuando lo sacaba a

colación.

—Eso no importa —dice.

—¿Quién era él?

Ella niega con la cabeza, retirándose.

—¿Qué pasó con él? —Sigo presionando.

Se hunde en la arena sobre sus rodillas, un torrente de agua barre

sobre sus piernas. Su falda se abanica a su alrededor, la tela

tornándose más oscura a medida que se moja.

—Amé a dos hombres cuando tenía tu edad. Uno fue infectado y murió.

Al otro lo dejé en el Bosque cuando me escapé. —Sus palabras son un

susurro, apenas lo suficientemente fuerte como para ser sostenidas por

el viento.

Mi madre casi no habla sobre su vida de antes y esta es la primera vez

que he oído hablar tanto sobre ella. Es una pequeña muestra de su vida

cuando tenía mi edad y me aferró a ello, esperando por más.

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60 Carrie Ryan Purple Rose

Me arrodillo delante de ella y sostengo sus flácidos dedos. Están

húmedos por las olas estancadas alrededor de nosotras, la piel ya

comienza a arrugarse y plegarse como cansados con la edad.

—¿Por qué no regresaste por él? —pregunto—. Si lo querías, ¿por qué

no regresaste?

Ella me miró, con los ojos fuera de foco, como si ella no estuviera allí,

como si estuviera mirando más allá de mí a otra persona.

—Mi hermano me dijo una vez que no puedes amar a alguien realmente

si no estás dispuesta a dejarlos ir. Si no estás dispuesta a luchar por

ellos —dice tajantemente, como si estuviera recitando un poema

aprendido hace mucho tiempo.

—Yo siempre supe que lo amaba —murmuró, casi hablando sólo para sí

misma—. Pero no era la clase de amor que pensé que quería. Y lo dejé.

Lo dejé ir. —Miró hacia nuestras manos—. Tal vez mi hermano estaba

en lo cierto y lo que yo pensaba que era amor era sólo... —Ella no

termina—. Tal vez sólo me quería más.

No sé qué hacer o qué decir. Es como si nuestros roles se invirtieran y

yo soy la madre. Nunca la había visto así, nunca la había visto cuando

ella no era la fuerte y estaba en control. Es aterrador darme cuenta de

que incluso los más fuertes entre nosotros tienen tal debilidad.

Ella suspira.

—He intentado —dice—. Traté de volver. Tantas veces he intentado. La

gente del pueblo no me creyó cuando les dije que venía del Bosque.

Pensaron que estaba delirando. Que había escapado de un barco pirata.

Ellos no enviarían a nadie de vuelta al Bosque, y cuando por fin pude ir

por mí misma...

Su voz se quiebra y traga un par de veces.

—He vivido aquí durante muchos años ayudando a Roger a proteger las

playas y luego me fui. Pensé que podía olvidar y seguir adelante. Pero

no podía. El Bosque seguía llamándome de nuevo. Así que volví. Lo

intenté de nuevo. Y eso es cuando te encontré y pensé que el Bosque me

estaba diciendo algo. Pensé que me estaba diciendo que olvidara el

pasado y me concentrara en el futuro.

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61 Carrie Ryan Purple Rose

A medida que sus palabras penetran, sus ojos encajan en su enfoque,

ampliándose de modo que el blanco que rodea el azul oscuro brilla en la

luz crepuscular.

—¿Cuando me encontraste? —Mi voz es insustancial, como si fuera

menos que el aire. Me siento como si de alguna manera hubiera

despertado en mitad de la noche en un lugar extraño y no puedo

orientarme, la impresión empujándose como una densa oscuridad.

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62 Carrie Ryan Purple Rose

Capítulo 8

Traducido por ilimari cipriano

Corregido por TwistedGirl y Vannia

i madre traga en seco y sus dedos se cierran alrededor de los

míos mientras yo intento alejarme.

—Gabrielle, espera —dice, pero empujo con más fuerza,

deshaciendo mi mano de la de ella.

—¿A qué te refieres con "cuándo me encontraste"? —le pregunto

mientras el pánico fluye por mis venas, llenando mis pulmones y

ahogándome. Caigo al suelo mientras intento alejarme de ella y la arena

mojada rápidamente empapa mi falda, haciendo que la piel de parte

detrás de mis piernas se erice. El agua salpica mientras ella intenta

alcanzarme, pero sigo alejándome. Ya nada tiene sentido y sacudo mi

cabeza, intentando poner las piezas en su lugar.

—Espera —dice otra vez y yo me detengo. Las olas tiran y halan,

colándose alrededor de nosotras. La miro y ella me mira. Ella extiende

su mano hacia mí, de la misma manera en que lo habría hecho con un

perro asustado y me doy cuenta de lo aterrorizada que estoy por lo que

ella está a punto de decirme. Quiero decirle que se detenga, que olvide

toda esta tarde, pero la demanda no pasa más allá de mis labios.

—Naciste en el Bosque de Manos y Dientes —dice finalmente. Sus

dedos tiemblan en el aire y agua salada gotean de ellos como si fueran

lágrimas—. Te encontré allí. Estabas perdida y sola, parecía que estabas

en estado de shock y te llevé a mi casa.

—¿Cómo? —Ni siquiera pronuncio la pregunta, solo formo las palabras

con mis labios.

—Estabas en el camino. —Comienza a explicar y yo quiero cubrir mis

oídos y bloquear lo que está diciendo, pero todo pasa tan rápido, como

un muro de agua del cual no puedo huir—. Había dejado el Bosque

años antes, pero no podía dejar de pensar en mi aldea y decidí regresar.

Iba a ir a buscar a todos los que había dejado atrás. Te encontré y allí

no había nadie más. Eras una niña, casi en estado catatónico. No sabía

M

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63 Carrie Ryan Purple Rose

qué hacer. Me asusté y corrí. No tenía ningún otro lugar a dónde ir y tú

estabas muy enferma y necesitabas ayuda, así que regresé a Vista.

Roger, el viejo farero, había muerto el año anterior y yo le dije al

Consejo que tú eras mía y que Roger me había enseñado como vigilar el

faro y que yo me estaba haciendo cargo. Nadie supo que tú no eras mía.

Nadie, excepto yo.

Me quedo mirándole atontadamente y veo cómo las gotas caen de su

mentón y forman círculos cuando golpean el agua.

—¿Por qué no me lo dijiste? —Es todo lo que puedo decir, las únicas

palabras que puedo sacar del torbellino que hay en mi mente. Todos los

recuerdos, todos los momentos en este pueblo nadan por mi cabeza y yo

no puedo comprender.

Ella mira hacia sus temblorosas manos que todavía yacen extendidas

entre nosotras.

—Porque yo no quería recordar —susurra.

La rabia me desgarra.

—¿Entonces por qué me lo dices ahora?

Ella deja caer su brazo. Las olas rompen alrededor de nosotras; lo poco

que quedaba de luz ha perdido su batalla contra el anochecer.

—Porque tienes razón —dice—. No somos nada más que nuestras

historias y quiénes amamos. Lo que pasamos, cómo existimos… el tener

a gente que recuerde quiénes somos. En este mundo somos terribles en

eso. En recordar. En pasar los recuerdos de boca en boca y no es justo

que yo sea la única persona que sepa toda tu historia.

Puedo sentir cada grano de sal presionar contra mi piel. Siento como si

antes fuera un ser completo y ahora me hubieran roto en pedazos y

hubiese sido esparcida en la noche. No hay nada lo suficientemente

fuerte que pueda reconstruirme otra vez.

Ella se inclina hacia mí en la oscuridad ausente de estrellas y luz.

—Tú siempre serás mi hija, Gabrielle. Eres la hija de mi corazón.

Sus palabras me golpean como si fuera un puño contra el pecho y un

resplandor explota dentro de mí. Yo antes había tenido otra madre.

Pertenecía a otra persona. Otra mujer solía consolarme. Otra madre

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64 Carrie Ryan Purple Rose

solía cargarme cuando lloraba y reía. Cierro mis ojos. Intento

recordarla. Intento recordar otra vida, otra voz, otro olor. Pero no veo

nada. Ahora no puedo recordar nada de esa vida. Solamente un

pensamiento comienza a formarse dentro de mí, pasando el borde entre

la confusión y la ira.

—¿Quién soy?

Ella posa sus manos sobre mis pies, luego mis piernas, arrastrándose

para envolver mis hombros con sus brazos. Quiero arrancar de mi piel

la sensación de ella.

—Eres mi hija. Eres Gabrielle.

—¡Pero antes fui otra persona! —grito las palabras, necesitando que ella

entienda que me ha arrebatado todo.

—No. Tú siempre has sido mi pequeñita. —Puedo escuchar sus

lágrimas por la manera en que su voz tiembla. Ella inhala

temblorosamente—. Así era como mi mamá solía llamarme. Su

pequeñita. Eso fue lo que me dijo cuando ella…— Su voz se pierde en el

sonido de las olas.

Yo presiono mis manos contra mis ojos, incredulidad, enojo y confusión

se enfrentan adentro de mí.

—Primero fui la pequeña de otra persona —digo y cada músculo de mi

cuerpo se tensa. Me alejo de ella y me pongo en pie. La tela mojada de

mi falda se pega contra mis piernas, camino por el agua con torpeza

haciendo círculos y pateo al agua salada que me salpica; intentando

apartarme del mundo.

—Estabas sola en el Bosque —dice—. No había nadie allí. Yo busqué.

Estabas muriéndote de hambre y apenas estabas consciente. ¡Tenías

solamente cuatro o cinco años! ¡Ni siquiera hablaste hasta un mes

después de que te traje e incluso después de que hablaste ni siquiera

estaba segura de que sobrevivieras! ¡Ni siquiera podías decirme tu

nombre!

Dejo de caminar y la observo.

—¿Mi nombre? —Pregunto, aturdida. ¿No tengo nada de mi vida

anterior, ni siquiera algo tan básico como mi nombre? Respiro

profundamente, pero me siento como si mis pulmones no pudieran

sostener el oxígeno.

Page 65: 2 the Dead-Tossed Waves [Carrie Ryan]

65 Carrie Ryan Purple Rose

—¿Este… Gabrielle… no es mi nombre?

La luna apenas se asoma por el horizonte pero incluso así puedo ver su

pálido resplandor sobre su rostro. Ella parece vieja y joven a la vez y me

pregunto cómo pude haber pensado que yo era su hija biológica. Mi

cabello es rubio, casi blanco por el sol del verano, y el de ella es negro,

ahora salpicado de gris por la edad. La piel de ella es pálida y la mía es

bronceada, sus ojos son oscuros mientras que los míos son claros.

¿Pero quién crece contradiciéndole a una madre, cuestionándole si de

verdad una es hija de ella o no? ¿Por qué iba yo a pensar que yo no era

quién mi madre me hizo creer que era?

Ella se levanta y camina hasta detenerse frente a mí.

—Siempre decías algo cuando te preguntaba, pero nunca pude entender

—susurra—. No me decías nada. No tuve otra opción. No sabía qué

hacer.

—¿Por qué Gabrielle? —pregunto. Es en lo único que me puedo

concentrar mientras intento reorganizar todos los recuerdos de mi vida.

Mientras investigo toda la verdad de lo que mi madre me ha dicho.

Mi madre camina hacia atrás y su boca esta ligeramente curvada, como

si le sorprendiera mi pregunta.

—Ella era una chica que conocí cuando tenía tu edad —dice

suavemente y en voz baja como si pudiera reedificar este puente entre

nosotras—. Ella era del Bosque como tú, pero nadie supo de dónde y yo

fui la única que supo que ella había venido del Bosque. —Lágrimas

brotan de sus ojos—. Ella es la razón por la cual yo escapé de la aldea.

Ella es la razón por la cual yo encontré el océano. Escucha, Gabrielle, lo

siento. —Intenta tocarme, pero yo me alejo de ella—. Por favor —dice.

—¡No!— Sacudo mi cabeza. Demasiadas cosas se están desmoronando

a mí alrededor. Todo está pasando demasiado rápido: la mordedura de

Catcher, la sentencia de Cira de unirse a los Reclutadores y ahora esto.

Todo lo que conocía se mueve bajo mis pies y ya no sé cómo pararme

derecha.

—¡Debiste decírmelo! —le grito—. ¡Tenía derecho a saberlo!

—Creía que era mejor. Creía que… —ella traga en seco—. Creía que

había perdido todo en el mundo y que de alguna manera Dios me

estaba dando algo con que sostenerme. Pensé… Creí que Él me estaba

dando otra oportunidad para amar.

Page 66: 2 the Dead-Tossed Waves [Carrie Ryan]

66 Carrie Ryan Purple Rose

—¡Estabas siendo egoísta! —grito y las palabras se sienten en carne

viva contra mi garganta contraída por los sollozos—. No te pertenecía.

Era la hija de otra persona.

—Te ibas a morir —suplica, sosteniendo en el aire su mano hacia mí—.

Yo te salvé.

Presiono mis puños contra mi cabeza, queriendo gritar a todo pulmón.

Sé que ella tiene razón. Sé que si me hubiera dejado en ese camino, algo

terrible me hubiera pasado. Pude haber sido mordida e infectada. Me

pude haber muerto de hambre. Pero ahora nada de eso me importa. Lo

que importa es que ella nunca me dijo nada de esto antes de este

momento y probablemente nunca me lo hubiera dicho. Lo que importa

es que ella me ha estado mintiendo durante toda mi vida. Todo lo que

pensé que sabía sobre mi vida está mal; es falso y ya no sé qué creer, lo

cual me hace sentir como si estuviera a la deriva. Como si estuviera

siendo arrastrada de la orilla para luchar yo sola contra las olas y no sé

cómo hacer para que ella entienda.

—¿Cómo puedes decirme que lo olvide todo como si el pasado no

importara? —La señalo con mi dedo tembloroso—. Tú solo quieres

olvidar lo que había antes, pero las cosas no funcionan así. Yo no puedo

olvidar a las personas que amaba y que me amaban. Quizá te

conformas tomando lo que necesitas y olvidándote del resto, dejando a

la gente que amabas en el Bosque a que se murieran, pero yo no soy

así. La vida no es así.

Me quedo jadeando, sin aliento. Las mejillas de mi madre son de color

carmesí en contraste con la palidez de su rostro, como si le hubiera

dado una cachetada. Yo trago en seco. He ido demasiado lejos. He

perdido el control y me he dejado llevar por las emociones. Paso los

dedos por mi cabeza y halo mi cabello. No sé cómo hacerle comprender

cómo esta información cambia fundamentalmente todo sobre mí y la

manera en que siempre me conocí. Siempre fui la hija de Mary y no

puedo dejar de pensar sobre quién era con Catcher, cómo él me hacía

sentir como si fuera alguien importante. Ella me ha quitado eso. La

esperanza de que yo pudiera ser como ella. La idea de que adentro de

mí hay algo de ella.

El hecho de que yo le pertenezco.

Yo camino hacia atrás con las manos en alto, como si pudiera empujar

el aire y hacer que ella se fuera.

—No estoy segura de que te pueda perdonar —dijo.

Page 67: 2 the Dead-Tossed Waves [Carrie Ryan]

67 Carrie Ryan Purple Rose

—Gabrielle —ella dice. Su voz es baja y acompasada y sus ojos están

levemente entrecerrados.

—No —le digo, sacudiendo la cabeza—. Yo no soy ella y ni siquiera estoy

segura de que quiera serlo ya.

—Lo siento —dice—. Te amo.

Ella espera, para que yo le diga que también la amo. Ella espera que la

perdone, pero todo lo que puedo hacer darme la vuelta y correr lejos de

la playa. Nunca antes había odiado a mi madre y la sensación es como

un hoyo negro colapsándome desde el interior. Sigo corriendo hasta

llegar a la Barrera que yace inminente ante mí. Puedo ver luces en la

oscuridad; los hombres de la Milicia están en guardia. Mis hombros se

alzan y bajan mientras me quedo mirando al muro que me deja sin

aliento.

Estas son las consecuencias que me ha dejado.

Aquí es dónde todo empezó. Si no lo hubiera cruzado nunca hubiera

besado a Catcher. No habría sabido que él se sentía de la misma forma

que yo me sentía respecto a él. Él nunca habría sido mordido. Nunca

habría hablado con mi mamá sobre el amor y ella nunca me hubiera

dicho la verdad.

Me pregunto si ella alguna vez lo hubiera hecho si no hubiera sido por

accidente.

No quiero enfrentar esto. No quiero tratar con esta situación. Es

demasiado y necesito que todo esto pare. Necesito recobrar el aliento y

averiguar qué hacer.

Pero la tierra sigue girando, las olas siguen chocando, la lámpara en el

faro sigue prendida. Nada se detiene sólo porque yo siento que debería

hacerlo. Simplemente porque estoy perdida.

Burbujas de frustración me recorren. Si sólo pudiera acurrucarme aquí

en la arena. Enterrarme como una almeja y olvidar. Sin tener que

preocuparme por éstas responsabilidades.

Pienso en mi madre y en cómo ella dijo que la vida era mucho más fácil

después de olvidar. Pero incluso cuando trato de sacarlo de mi mente

pienso en Catcher. Pienso en la aspereza de su barbilla contra mi

cuello. Pienso en mi promesa a Cira de encontrarlo.

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68 Carrie Ryan Purple Rose

Escucho pasos acercándose y miro hacia arriba. Daniel y otros dos

hombres Reclutadores caminan hacia mí, con linternas sostenidas

frente a ellos, proyectando sombras contra sus mejillas y ojos. Veo el

momento en que Daniel me reconoce, la manera en que sus cejas se

alzan y sus pasos titubean. Él me ofrece su mano mientras los otros

Reclutadores retroceden.

—Gabry —dice él, con un tono de preocupación. Pero mi nombre en sus

labios es una mentira; mi nombre ya no es nada. No me pertenece, lo

empujo contra la Barrera y salgo corriendo por la playa.

—Gabry, ¡espera! —me llama Daniel, pero no me detengo y su voz se

desvanece tras de mí. Mi nombre con él.

Me impulso a través de la gruesa y seca arena, mis piernas palpitando

por el esfuerzo, hasta que alcanzo la base del faro. Mis pulmones arden

y mis músculos se contraen pero mi mente aún sigue zumbando. Miro

hacia arriba. Rayos de luz atraviesan el cielo, proyectando la sombra de

mi madre contra el vidrio. Observo mientras ella se pone de pie y mira

al océano.

Este lugar siempre había sido mi hogar. Y ahora ya no sé qué es. No sé

quién soy.

Todo parece tan lejano, tan desalentador, el peso de lo que tengo que

superar es demasiado. En la oscuridad veo los remos del bote de mi

madre y recuerdo mis días con ella en el agua. De repente todo se

aclara: tengo que encontrar a Catcher. Y salir al océano es la única

manera.

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69 Carrie Ryan Purple Rose

Capítulo 9

Traducción SOS por Susanauribe y kathesweet

Corregido por Vannia

iro a mi madre desde la playa mientras ella pasea alrededor de

la galería, mirando en la oscuridad. Presiono mis dedos contra

mis muslos, clavo los dedos de mis pies en la arena,

esperando a que se aleje y así poder arrastrar el bote hacia el agua sin

que ella lo note.

Pienso sobre la ley de gravitación universal, un conocimiento que

siempre me ha parecido muy inútil. Fue en un corto día de invierno

cuando El Protectorado envió un nuevo profesor a nuestra ciudad, un

hombre joven que llegó con una luz en sus ojos y que se apagó

lentamente mientras las semanas pasaban, con el frío presionando

fuertemente y la nieve cayendo profunda y gruesa.

Todos los chicos en la ciudad de seis a dieciséis años estaban juntos en

un salón. El profesor trató de encontrar una forma de hacer las

lecciones interesantes para todos, tenía a los niños más pequeños

recogiendo rocas para representar a los planetas, mientras trataba de

enseñar a los más grandes complicados cálculos matemáticos.

Nadie le creyó cuando explicó lo que es la masa, cuando trató de

explicarnos que mantenía a nuestros pies en la tierra. Incluso algunos

padres retiraron a sus hijos de la escuela; un par de manos extra en

casa eran más importantes que aprender una ciencia que nosotros

nunca usaríamos.

Pero Cira se quedó porque era huérfana y prefería las lecciones en vez

de quehaceres y yo me quedé porque mi madre pensaba que la

educación era importante, especialmente la ciencia, lo que ella nunca

tuvo oportunidad de aprender cuando creció. Recuerdo la desesperación

en el rostro del profesor cuando trataba de explicarnos a todos

nosotros, para probarnos que la tierra que nosotros conocíamos era una

masa gigante que giraba en el espacio.

M

Page 70: 2 the Dead-Tossed Waves [Carrie Ryan]

70 Carrie Ryan Purple Rose

Él tenía una pequeña colección de libros de antes de El Retorno que

había compartido con nosotros, mostrándonos imágenes que parecían

como dibujos, fotos desvanecidas en papel amarillento de mundos entre

mundos.

Cira pensó que todo era una broma y prefería mirar las imágenes en vez

de tratar de entender todo lo que eso significaba. Ella sacó su collar de

superhéroe un día y preguntó por qué los superhéroes eran capaces de

volar si la gravedad funcionaba todo el tiempo. El profesor casi lloró con

su pregunta, incapaz de determinar si ella estaba hablando en serio o

haciendo una broma.

En mitad de invierno, él se fue sin decir una palabra y El Protectorado

no envió otro profesor hasta después de la cosecha al año siguiente.

Incluso después de todo este tiempo no había entendido lo qué es la

gravedad, la masa, la rotación y la fuerza.

Hasta ahora. Hasta este momento de pie junto al océano es cuando me

doy cuenta de que mi cuerpo es como los planetas, el centro

sosteniendo todas las partes que giran alrededor. Remueve el centro y

todo lo demás colisiona y se cae.

Mi madre continúa mirando hacia el Bosque y yo continúo sintiéndome

como si cada parte de mí estuviera expandiéndose más allá de mis

límites. Servirá su derecho a preocuparse por mí, pensé. Para entender lo

que debió haber pasado como mi otra madre.

Cuando ella finalmente desaparece de la galería, me escabullo al lado de

la casa y saco el bote de su bastidor. Golpea contra la arena mientras

tiro de él y me estremezco, esperando que mi madre no pueda escuchar

el ruido sobre él de las olas. Cada vez que la luz cruza el cielo me pongo

tensa, asustada de que me alumbre.

Me toma cinco intentos antes de ser capaz de recordar cómo ejecutar

las cuerdas podridas a través del mástil y la botavara. La proa del

pequeño bote descansa a la orilla del oleaje y me quedo mirándolo, con

mis manos en mis caderas y mi pecho agitado por el esfuerzo de haberlo

arrastrado a través de la playa.

Golpeo ligeramente el casco con mi pie, notando unas cuantas fisuras

donde la madera está combada, pero no parece haber ninguna ruptura

evidente. La vela es prácticamente inservible, penosa, con un desgarre

gigante en el medio y algunos de los antiguos parches prácticamente

gastados.

Page 71: 2 the Dead-Tossed Waves [Carrie Ryan]

71 Carrie Ryan Purple Rose

Podría regresar. Podría subir las escaleras y deslizarme en mi cama.

Podría contener la respiración, esperando a que mi mamá viniera y

pasara sus dedos por mi cabello como si nada fuera diferente. Podría

olvidar todo lo que me había dicho antes. Podría tratar de olvidar todo

lo que había pasado anoche, enterrarlo todo profundamente. Podría

perdonarla por no decirme la verdad.

Pero ella no es mi madre, me recuerdo. Cierro mis ojos. Ella es todo lo

que conozco, una madre para mí en todas las formas. Excepto que en

alguna parte, en algún otro momento, tenía una madre diferente. Tenía

otra familia de la cual no sé nada.

¿Qué le pasó a ella? ¿Por qué fui dejada sola en El Bosque? ¿Por qué me

dejó? ¿Por qué me dejó ir? ¿Podría ella haberlo hecho a propósito?

Claridad y oscuridad se arremolinan a mí alrededor. Encima de mí, el

cielo parece ilimitado, como si nada me sujetara a la tierra. Demasiadas

preguntas. Demasiadas posibilidades. Agarro una guadaña y empujo el

bote hacia el agua, esperando escapar de todo aquello. Los raspones del

casco cruzan la arena y golpean contra las olas, rociándome con el

agua. Arrojo el arma al bote, dónde repiquetea, su hoja apenas refleja la

luz de la luna por encima. Y luego me sumerjo hasta la altura de mis

muslos antes de saltar al bote y agarrar la vela, esperando que la soga

no esté demasiado podrida como para tirar de la botavara. Miro el

reflejo de la luna rayando sobre el agua algo como una trayectoria y me

preguntó qué estoy haciendo. Me pregunto si en verdad soy capaz de

hacer esto. De romper las reglas de nuevo. De enfrentar el mundo fuera

de la Barrera.

Tomando una profunda respiración, tiro de la soga hasta que el viento

golpea de lleno en la vela y la corriente contra el timón me dirige en

diagonal desde la playa. Trato de pretender que sólo estoy tomando el

bote por diversión. Que no estoy tratando de huir y no estoy tratando de

cruzar fuera de Vista.

Gotas del oleaje golpean mi rostro mientras gano velocidad, todo está

oscuro. Olas amenazantes, se estrellan contra el bote, haciéndolo

tambalear. Ya el agua filtrándose a través del casco, estancándose a mis

pies.

Las últimas luces de Vista pasan, y luego las oscuras y descomunales

rocas del embarcadero mientras el bote salta sobre la superficie del

agua. Fue un error tratar de navegar alrededor de la Barrera, me doy

cuenta. No puedo hacer esto. No puedo quebrar las reglas de nuevo.

Page 72: 2 the Dead-Tossed Waves [Carrie Ryan]

72 Carrie Ryan Purple Rose

Tiro el timón fuertemente, esquivando cuando el oleaje atraviesa el bote

y me dirige a casa. Pero luego veo a mi madre parada en la galería.

Cada vez que la luz gira ilumina su sombra contra el bosque. De dónde

ambas somos.

Y sé que no puedo volver. No ahora. No puedo olvidar a Catcher de la

manera en que mi madre olvidó a la gente que amaba. Empujo el timón

hacia el faro detrás de mí y contengo la respiración mientras voy a la

deriva más allá de la Barrera. Parece tan pacífica; tan fácil de olvidar

que esta pared es la causa de tanta miseria.

Trago saliva, limpio la bruma salina de mi cara y empujo hacia atrás mi

cabello. A mi izquierda, paso las filas de olas de espuma blanca

estrellándose contra la playa, y vislumbro las lomas del parque de

diversiones, la luna reflejándose en sus rieles oxidados. Apretando la

vela, me dirijo hacia la tierra, pero la corriente es más fuerte de lo que

esperaba, y me empuja más lejos de la costa. La flácida vela no puede

luchar contra la marea y los latidos de mi corazón palpitan en mis

dedos mientras empujo el pequeño bote a la orilla. Finalmente, mucho

después de avanzar el buque costero y de la profundidad en las

antiguas ruinas más allá del parque de diversiones, el casco roza la

arena.

Durante un tiempo simplemente me balanceo, me impulso hacia la

tierra y luego hacia atrás y luego impulso hacia la tierra otra vez. El

agua en el casco cubre mis tobillos, haciendo que el bote se ralentice.

Pero no puedo decidirme a salir de él. Estoy demasiado asustada. Me

siento como si pudiera flotar aquí para siempre, justo en el límite de la

marea, donde se junta con la arena; en este lugar intermedio.

La playa está desprotegida. Podría haber Mudo en cualquier lugar, en

todas partes. Caídos en una casi-hibernación hasta que sientan a una

persona viva.

Antes de que pueda discutir esto conmigo misma, salto del bote y lo

arrastro tan lejos de las olas como puedo. Me acuclillo a un lado,

mirando al frente a la gruesa franja de dunas mientras giro mis dedos

alrededor del mango de mi guadaña. Al otro lado de las dunas están los

viejos rompeolas de antes de que el pueblo retrocediera a su ubicación

actual. Más allá de estas paredes hay filas y filas de edificios en ruinas

que se extienden hasta la carretera que separa lo que queda de la

ciudad en ruinas y el Bosque.

Page 73: 2 the Dead-Tossed Waves [Carrie Ryan]

73 Carrie Ryan Purple Rose

Cada barrido de luz del faro ilumina las lomas de la montaña rusa

pasando por los restos de la ciudad por la playa a mi izquierda, me doy

cuenta de hasta qué punto el rumbo de mi barco fue a la deriva. Estoy

mucho más allá del parque de atracciones de lo que quiero estar, pero

no tengo ninguna elección más que seguir hacia delante. A pesar de que

mi mente me grita que empuje el bote de vuelta al agua y corra hacia

casa; sé que no puedo. No sólo porque Blane me entregará y porque se

lo prometí a Cira, sino también porque se lo debo a Catcher. Él no

debería tener que enfrentarse a esto solo.

Obligándome a dejar atrás el bote, me esfuerzo por cruzar la playa.

Necesito llegar al otro lado del rompeolas rápidamente. Aquí estoy

abierta y expuesta, y es mucho más probable que si hay Mudo en

alguna parte, ellos tendrían que llegar a la orilla y no lograrían salir de

esta playa. La arena todavía está caliente, conservando el calor del día,

y tupida con marañas de algas y trozos de madera. Cuando llego a las

dunas, mis pies se hunden y tropiezo, dejando caer mi arma. Estoy

sobre mis rodillas cuando escucho el gemido.

A mi izquierda la arena empieza a cambiar, un derrumbe de tierra en

miniatura. Una mano se levanta, arañando el aire. Una conmoción de

terror puro y profundo me recorre que siento como si hubiese sido

cortada por el acero. Vuelvo a caer, deslizándome por la duna. Cada

parte de mi cuerpo se encoje, por mi mente pasan imágenes

intermitentes de anoche. Mudo, sangre, mordiscos, infecciones. Soy

lenta para reaccionar, demasiado lenta para comprender qué está

pasando. Me arrastro, con las manos vacías, y luego veo mi arma fuera

de mi alcance.

Trepando por el suelo blando, me arrastro hacia mi guadaña mientras

un hombre Mudo gordo lucha para desenterrarse. Es torpe y

desgarbado, incluso más descoordinado de lo que soy yo, pero aun así

está demasiado cerca.

Estoy ahogada en gritos, jadeando por aire. Finalmente mis dedos

alcanzan el mango de mi arma. Trato de encontrar la calma que

necesitaré para defenderme, pero todo en lo que puedo pensar es en la

noche anterior. Las dudas se filtran a mí alrededor, mi mente

diciéndome que voy a fracasar de nuevo.

He olvidado cómo es estar de pie, cómo protegerme. Todo lo que veo es

la sangre descendiendo por el brazo de Catcher.

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74 Carrie Ryan Purple Rose

De repente sé que no voy a ser capaz de defenderme. Me doy cuenta que

estoy a punto de ser mordida. Infectada. Al igual que Catcher.

Empiezo a balancearme violentamente, sin esperar a que el Mudo esté

dentro de mi alcance. Mis ojos ruegan por cerrarse, pero los obligo a

permanecer abiertos. De alguna manera, la hoja corta el cuello del

hombre muerto, pero no la muevo con la fuerza suficiente y ésta se

queda clavada antes de que pueda cortar su médula espinal.

Mis manos están sudorosas, el mango de madera se desliza a través de

mis dedos mientras trato de dar un tirón limpio. Empiezo a gritar,

pidiendo ayuda aunque sé que no hay nadie aquí. Estoy completamente

sola.

La arena se desplaza y pierdo el equilibrio de nuevo pero me niego a

dejar ir mi única arma. Me dejo caer por la colina, llevando al hombre

Mudo conmigo, con mi guadaña todavía incrustada en su cuello.

Nuestras piernas se enredan brevemente y grito de nuevo. Nunca había

tocado a un Mudo antes, nunca había sentido su carne. Es como la piel

de una manzana que es dejada afuera durante semanas para que se

marchite y exude. Es algo sin vida, demasiado tieso y aun así, frágil de

alguna manera. La bilis se eleva en mi garganta y me atraganto, no

puedo creer lo estúpida que fui al venir aquí. Qué vacío será morir sola.

Aterrizamos con un golpe sordo en la base de la duna y ruedo sobre mi

espalda, empujándome lejos de sus manos. Puedo escuchar otros

gemidos ahora, ver otras formas moverse bajo los altos montículos de

arena donde ellos deben haberse arrastrado a la orilla y fueron

cubiertos.

Lo único que se me ocurre es girar, correr de vuelta a mi bote, pero el

gordo Mudo está poniéndose de pie, mi guadaña todavía está enterrada

en su cuello. No estoy segura de sí puedo arrastrar mi bote al agua lo

suficientemente rápido. No estoy segura de sí seré capaz de escapar.

Me congelo. El mundo que parecía tan tranquilo, ahora está moviéndose

a la luz de la luna. A mí alrededor, los Mudo se arrastran desde las

dunas, todos ellos entre mí y el rompeolas. Estoy atrapada contra las

olas y sin un arma.

Mi mente gira, los pensamientos rompen a través de mi cabeza

demasiado rápido para entenderlos. Necesito correr. Necesito escapar.

Necesito defenderme. Nunca seré capaz de luchar con todos ellos.

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75 Carrie Ryan Purple Rose

Me doy cuenta otra vez que voy a morir aquí. Seré mordida. Infectada.

Retornada. Nadie sabrá qué me sucedió. Esta comprensión parpadea

rápidamente a través de mi mente, abriendo cada rincón oscuro de mis

temores. Mis piernas se insensibilizan, mi mente se detiene y nada

funciona.

—¡Para! —grito para mí misma, ahuyentando el presentimiento

insensato.

En contra de todo instinto de mi cuerpo, me obligo a ir a mi bote, pero

sé que no lo haré. Hay demasiados de ellos ahora. Me giro hacia el

alambrado pero también me bloquean la salida. Sólo hay una pequeña

brecha en el grupo de muertos a mí alrededor y me sumerjo por ella y

empiezo a correr. A mi derecha está el océano, a mi izquierda están las

dunas y detrás de mí, rastros de una estela de Mudos.

El aire rasga mis pulmones. Sólo tengo que superar a los Mudos, que es

lo que siempre nos han enseñado. Los Mudos no pueden correr.

Disminuyo mi velocidad a un trote y aspiro una bocanada de aire.

Puedo hacer esto, me digo. Puedo sobrevivir. Repito esto una y otra vez

con cada pisada en la arena mojada.

Hasta que recuerdo a la chica de anoche, la Breaker. Que me hace

recordar a Mellie y el sonido que su cuello hizo cuando Catcher lo

rompió. Lo que me hace recordar el timbre de su gemido desesperado

justo antes de morir.

Mudo se supone que significa “sin palabras”, una palabra transmitida

de los comerciantes y piratas que solían llenar el puerto. Pero las

criaturas que me siguen, las personas-que-fueron-una-vez, son otra

cosa menos silencio. No son más que ruido, quejidos de hambre.

Gotas de sudor bajan a mis ojos, haciendo borroso todo a mí alrededor

a excepción de mis recuerdos de anoche. Miro sobre mi hombro a los

Mudos cayendo mucho más atrás, y calculo la distancia entre nosotros,

luego escaneo la oscuridad de la playa por delante.

Sólo tengo que correr lo suficientemente lejos para que pueda cortar a

través de las dunas y sobre el rompeolas. Mis piernas queman por la

necesidad de escapar, con el deseo de golpear la arena y simplemente

seguir corriendo para siempre, seguir la costa hasta que encuentre la

Ciudad Oscura. Perderme en la aglomeración de gente que no sabe

quién soy, de dónde soy, y lo que he hecho.

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76 Carrie Ryan Purple Rose

Pero sé que nunca podría correr tan lejos. Y aún si pudiera, nunca

tendría el coraje de dejar Vista para siempre. Si hay algo que he

aprendido después de anoche es que todo lo que quiero es envolverme

con más fuerza en el capullo de mi ciudad, al interior de la seguridad.

Sólo tengo que sobrevivir esta noche, encontrar a Catcher, aplacar a

Cira, y luego puedo volver a juntar los pedazos de mi vida.

Por primera vez desde que todo comenzó a caerse en pedazos tengo la

esperanza de poder arreglar las cosas. Si puedo sobrevivir quizás pueda

encontrar una nueva clase de normalidad, una nueva clase de

seguridad. Y así como estoy empezando a pensar que tal vez las cosas

pueden estar bien, veo una figura en las dunas no muy lejos de la playa

y de mí. Es un hombre joven con la cabeza rapada, vestido con una

túnica blanca. Tiene dificultades para bajar por la arena, y llega a la

playa en una carrera.

Corre directamente hacia mí, abre la boca y sus dientes brillan a la luz

de la luna. Y mi corazón se congela, mis pies tropiezan al detenerme. Es

otro Breaker, igual que anoche.

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77 Carrie Ryan Purple Rose

Capítulo 10

Traducido por kirara7

Corregido por Vannia

e volteo pero una pared de Mudos se arrastra por la playa

hacia a mí. Están acercándose a mí con demasiada rapidez y

estoy demasiado aterrorizada para intentar con las dunas,

temo que vaya a caer de nuevo, que el Breaker me atrape antes de

poder escapar.

Corro hacia las olas, con la esperanza de poder ir lo suficientemente

profundo para que él se tambalee y caiga debajo de la superficie antes

de que pueda alcanzarme, porque los muertos no estén escondidos en

la marea alta.

Estoy hasta las rodillas cuando el Breaker choca contra mí.

Mi corazón se detiene. Espero el mordisco, el escozor de sus dientes

hundiéndose en mi piel. Me pregunto cómo se sentirá cuando la muerte

marque su camino por mi cuerpo. ¿Sabré el momento en que la

infección tome el control?

Caigo, golpeando mi cara contra una ola, mi rodilla raspa la arena.

Grito en el agua, la sal irrita mis ojos mientras me lanzo hacia la

superficie. Él agarra mi brazo y me jala, yo trato de luchar. Pateo,

rasguño y muevo mis piernas contra él. Grito de nuevo, asfixiándome

cuando las olas se estrellan en mi rostro. Muevo salvajemente mis

puños golpeando contra la carne.

El Breaker me suelta y descanso de nuevo en las olas, mi cabeza se

desliza hacia abajo por un momento. Salgo escupiendo, parpadeando

furiosamente contra mi cabello mojado que esta sobre mi rostro

mientras trato de prepararme para su siguiente ataque.

Pero no hay otro ataque. Él simplemente se queda allí, jadeando en las

aguas poco profundas. En ese momento me doy cuenta que no es un

Breaker.

M

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78 Carrie Ryan Purple Rose

Mis rodillas casi ceden, todo mi cuerpo se afloja. Doy una bocanada de

aire, su sabor salado es un alivio para mis pulmones, y retiro el cabello

de mi rostro.

Él me mira, sus ojos brillan en la oscuridad, e incluso aunque no se ven

sus dientes, pareciera como si él me devorara. Se abalanza hacia a mí y

yo tropiezo hacia atrás, cayéndome, mi nudillos se raspan contra la

arena una vez más.

Él me sostiene y yo me sofoco. Toma una pausa, con sus manos sobre

mis hombros, sus ojos están muy abiertos por encima de sus afilados

pómulos cuando toma mi rostro. Es como si esperara que dijese algo,

que haga algo, pero me quedo muda mientras los gemidos se acercan y

comienzan a subir y chocar.

Él sostiene mi mano, el agua gotea de sus dedos y pasa por su muñeca.

Se estira como si fuera a delinear el lado izquierdo de mi rostro, pero

muevo mi cabeza hacia atrás lejos de su alcance, y como si hubiese roto

algún trance, él parpadea rápidamente y traga saliva, alejándose de mí.

—Por este camino —dice él finalmente. Y luego agarra mi mano y me

saca del océano antes de que pueda pensar en lo extraño de la

situación.

Los Mudos están más cerca ahora, su hambre es una cacofonía de

gritos y tonos inhumanos.

Corremos por la playa lejos de ellos, el extraño y yo. Lucho por respirar,

pero no puedo recuperar el aliento. Él gira hacia la izquierda y veo un

camino estrecho hacia las dunas. No me atrevo a seguirlo, asustada de

quedar atrapada en los montículos de arena, pero luego el blanco de su

túnica mojada destella bajo la luz de luna y desaparece el miedo. De

pronto estoy sola en la playa, nada más mas que los Mudos tropezando

tras de mí.

El aumento de terror brota a través de mí y lo sigo por las dunas. Entre

los montículos de arena la noche está en silencio excepto por mi tos y

su respiración. No puedo escuchar los gemidos, no puedo escuchar el

océano. La luna está oculta aquí, arrojándonos hacia las sombras. Me

inclino y vomito.

Y luego él está tirando de mí de nuevo. Delante de nosotros una cadena

bloquea una puerta que se extiende ante el viejo malecón y él apenas se

detiene antes de escabullirse sobre ella. Mis dedos están temblando casi

incontrolablemente y el metal oxidado pica mi piel. Mis brazos y piernas

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79 Carrie Ryan Purple Rose

se tambalean cuando intento levantarme y el chico se agacha, tirando

de mí hacia la cima justo cuando el primer Mudo se tambalea en el

camino detrás de nosotros.

Por un momento, mientras el extraño y yo nos cernimos a la parte

superior de la puerta, recuerdo a Catcher y a mí justo la noche anterior,

sentados en la parte superior de la Barrera el uno frente al otro. El

recuerdo fue tan nítido, tan claro que me duele por la nostalgia. Por

Catcher, por la noche. Por la capacidad de volver atrás. Por la

oportunidad de hacerlo todo de una forma diferente.

Pero entonces el extraño cae al suelo y yo me suelto de la alambrada,

cayendo a su lado. Mis piernas se doblan cuando aterrizo sobre la tierra

y me derrumbo sobre mis manos y rodillas. El chico se queda a mi lado,

y me estremezco cuando un Mudo embiste contra la alambrada, con el

metal vibrando bajo su peso.

—¿Resistirá? —pregunto, inclinando mi cabeza y alzando la vista hacia

él. Él asiente, mirándolos a ellos mientras sus dedos atraviesan las

uniones. Puedo escuchar sus huesos rompiéndose. Sus gemidos son

casi lamentos de angustia.

Por un momento nos quedamos así. El extraño observa a aquellos que

solían ser y a mí en el suelo, tosiendo, luchando por controlar mi

respiración y aún sin ser capaz de sacudir la sensación de la piel del

hombre Mudo contra la mía.

Clavo mis dedos en la sucia arena, incapaz de convencerme a mi misma

de que estoy a salvo. Me reclino poco a poco y recorro con mis manos

mis piernas y mis brazos. Necesitando asegurarme de que estoy bien y

no me han mordido.

Mientras lo hago miro furtivamente al extraño, preguntándome quién es

y de dónde vino. Parece uno o dos años mayor que yo. Su túnica blanca

tiene un estampado, aplastado contra su cuerpo. Dos correas de cuero

cruzan su pecho y se atan sobre sus hombros, sosteniendo unas fundas

a su espalda. Nunca había visto a alguien vestido así y estoy segura que

no es de Vista.

Finalmente él se gira hacia a mí, ofreciéndome su mano para ayudarme

a ponerme en pie. Su piel es cálida, su agarre es firme, sus dedos

permanecen contra los míos por un momento antes de deslizarse.

Parece que estuviese a punto de decir algo, pero luego frunce el ceño y

mira más allá de mí.

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80 Carrie Ryan Purple Rose

Su cabeza rapada hace que sus pómulos se vean firmes, sus ojos se

iluminan. Tres moretones paralelos recorren el lado izquierdo de su

rostro y me doy cuenta de que fueron hechos por mí, de cuando lo

arañé en el océano.

Mi corazón comienza a palpitar cuando evalúo la nueva situación. Sí,

estoy a salvo de los Mudos, pero estoy sola con un completo extraño en

las vacías ruinas de la vieja ciudad. Incluso si él es delgado, es más

grande que yo, más fuerte, sin duda y no tengo idea de si está solo aquí

o con otros. No tengo arma, mi guadaña quedó incrustada en el cuello

del Mudo, y repentinamente me siento desnuda y sin ninguna clase de

protección. Así como mi madre me enseño: no sólo los Mudos pueden

ser mortales en este mundo.

Él me observa como si estuviera esperando algo. Doy un paso

alejándome de él, lejos de la alambrada, lejos de los Mudos. El agua

gotea lentamente por la parte posterior de mis piernas.

—Lamento lo de antes —digo mirando hacia abajo. Mi voz se siente

débil, aguda— Quiero decir, por golpearte. Gracias, sin embargo. —Le

echo un vistazo—. Gracias por salvarme.

Él no dice nada y miro por encima de mi hombro hacia la maraña de

sombras, el familiar pánico susurra en mis oídos. Los edificios aquí

fuera, pasando el parque de atracciones, se han desmoronado, la calle

está llena de escombros, maleza y basura. No hay nada que pueda usar

como arma a excepción de las rocas y piedras sueltas; todo lo que pudo

haberse recuperado fue tomado hace años, sin dejar nada valiosos

atrás.

El pánico se convierte en un zumbido, trazándose a lo largo de los vellos

de mi nuca. No estoy segura de podría salir de aquí si corro, sé que si

trato de escapar él lograría alcanzarme antes de que pueda llegar lejos.

Me esfuerzo por retirar el cabello de mi rostro, pero está mojado y

enredado así que cruzo mis brazos sobre mi pecho, apretando mis

codos. Mis ropas están húmedas y se adhieren a mi piel. Dejándome

con un sentimiento de estar expuesta. ¿Por qué tomé un riesgo tan

estúpido?

—Tú eres… —Él se pausa y se aclara la garganta. Sus ojos están muy

abiertos, la luna se cierne sobre el horizonte destacando las sombras de

sus mejillas y pestañas.

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81 Carrie Ryan Purple Rose

—Soy Gabrielle —digo, mi voz es como un susurro— Gabry —agrego, no

puedo hacer otra cosa más que echarle un vistazo, asustada de verlo a

los ojos. Temiendo que vaya a ver hambre o ira en ellos.

Sus cejas se juntan y se queda viéndome fijamente, haciéndome sentir

más incómoda.

—Soy Elías —dice finalmente. Pero no se mueve hacia a mí, no me

ofrece su mano para estrecharla. Detrás de él los Mudos se impulsan

contra la alambrada, se retuercen por nosotros. Los gemidos se filtran

por mi cabeza, mezclándose con el murmullo del pánico que sabe a

metal viejo en el fondo de mi garganta.

Estoy atrapada por todas partes por el peligro y aprieto mis codos más

fuertemente. Finalmente miro hacia sus ojos y veo un atisbo de

confusión antes de que él parpadee desviando la vista. Miro hacia abajo,

sintiéndome extraña e incómoda. No sé qué decirle o cómo empezar a

hablarle al extraño. Quiero pedirle que no me lastime, pero de alguna

forma siento que no sería correcto decirlo. Si él en realidad quisiera

herirme me hubiese dejado en la playa, pudo haberme dejado en el

suelo luego de haber saltado la reja.

Recuerdo la forma en que sus manos titubearon sobre las mías, cuando

él me ayudo a ponerme de pie. Él no pareció peligroso.

Él rompe el silencio:

—¿Qué estás haciendo aquí? ¿De dónde vienes?

Estoy sorprendida. Yo soy la que debería hacerle esas preguntas.

Muerdo el interior de mi mejilla.

—Soy de Vista. —Miro sobre mi hombro hacia la oscuridad, tratando de

parecer casual, tratando de que mi voz no se quiebre—. ¿Estás solo?

No responde mi pregunta.

—Si tú eres de la ciudad ¿Qué estás haciendo aquí? —Da un pequeño

paso hacia mí y el pánico vuelve a la vida. Levanto las manos y trato de

caminar hacia a tras pero tropiezo con el concreto agrietado y empiezo a

perder el equilibrio.

Él se abalanza sobre mí y yo golpeo sus manos tratando de empujarlo.

Pero él es más fuerte que yo y sus dedos se encierran sobre mis brazos

fácilmente, apretando fuertemente.

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82 Carrie Ryan Purple Rose

El único pensamiento en mi cabeza es sobre cómo nos preocupamos

tanto por el terror de los Mudos que no pensamos mucho acerca de los

peligros del mundo normal. O de los lugares intermedios sin ley y llenos

de carroñeros desesperados.

Por un momento nos quedamos allí sin nada que nos separe, su agarre

firme sobre mis brazos me mantiene de no caer al filo de una pared

rota. Él podría hacerme cualquier cosa que quisiera allí mismo. Yo

podría patear, gritar y morder. Pero ¿quién me escucharía? Y si él ha

sobrevivido aquí en el mundo entre la protección de las ciudades, sabe

muy bien cómo defenderse contra ser mordido. Ahogo un gemido, no

queriendo que sepa cuan asustada estoy.

Él debe haberlo visto en mi rostro, porque el suyo se vuelve pálido. Da

un paso rápidamente hacia atrás limpiando sus dedos en su túnica

como si estuviese limpiándose de mí. Estoy casi mareada por el alivio.

—No soy… —dice él, tropezando con sus propias palabras—, yo no

haría… —Agita sus manos hacia a mí, como poniendo una barrera

entre nosotros. Veo un nudo en su garganta antes de que finalmente

susurre—. Yo no te haría daño. —Titubea antes de agregar—. Gabrielle.

Hay algo en la forma en que él dice mi nombre. Tal vez porque he

crecido conociendo todas las formas en que mi nombre puede sonar,

cada manera en que sale de los labios de la gente en mi pueblo. Y él es

alguien nuevo, una voz que nunca he escuchado antes.

Asiento con la cabeza. Una clase de silencio incómodo se extiende entre

nosotros, mi nombre es la única cosa flotando en el aire.

Trato de mantenerme firme nuevamente respondiendo su pregunta

anterior:

—Estoy buscando a un amigo mío —le digo—. Estábamos aquí afuera la

noche pasada y él nunca volvió.

Deja escapar un largo suspiro como agradecido por el cambio de tema.

—Abajo en el parque de atracciones —dice él.

Inclino mi cabeza.

—¿Cómo lo sabías?

Mira más allá de mí, hacia la oscuridad y por un momento quiero dar la

vuelta, temiendo que alguien esté observándome.

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83 Carrie Ryan Purple Rose

—Pude escuchar las campanas y algunos de los gritos.

Lo miro vacilando por un momento antes de decir:

—Tú no eres de Vista. —Como si señalar lo obvio fuera importante.

—No. —No entra en detalles.

—No creí que alguien viviera aquí —presiono. Miro a mí alrededor hacia

los edificios derrumbados, las paredes caídas y los techos tirados.

Muchas sombras y grietas. Este no es un lugar donde la gente vive; la

gente no vive en los lugares intermedios.

Después de El Retorno las ciudades y los pueblos fueron las zonas más

peligrosas, la infección se extendió con mucha facilidad en las grandes

ciudades, por las grandes poblaciones. Pero luego mientras pasaba el

tiempo, la gente tuvo que volver a juntarse. Tenían que construir

comunidades de utilidad, para la comida, para la seguridad.

Ciudades y pueblos se concentraron, se repropiaron de sus fronteras,

construyeron paredes. Lo que dejó un espacio entre ellos lleno sólo de

Mudo. Unas pocas rutas, como la de nuestro pueblo hacia la Ciudad

Oscura de la costa, están de alguna forma protegidas por el océano, las

ruinas de un lado y los alambrados alrededor del Bosque por el otro.

Pero aun así, el viaje es difícil en el mejor de los casos, mortal en el

peor. Es como si las ciudades y pueblos fueran islas en un mundo en

donde casi todos le tienen miedo al agua.

Lo que significa que si alguien vive fuera de la protección de un pueblo

o una ciudad, es sospechoso.

He crecido sabiendo la realidad de nuestro mundo: Los suertudos de

nosotros viven en las ciudades o pueblos dentro de la protección de la

sociedad.

Pero no todos tienen tanta suerte. Algunos son expulsados por

infracciones o por no seguir las reglas. Muchos son desertores de los

reclutadores, cuyos nombres terminan en una lista con un precio por

sus cabezas, algunos se ven a sí mismos como comerciantes; bordeando

las ruinas y los límites del Bosque. Casi todos ellos están desesperados,

y quisiera saber en qué categoría encaja Elías.

Él se frota la barbilla y luego presiona su nuca.

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84 Carrie Ryan Purple Rose

—Creo que se dónde está tu amigo —dice.

Entrecierro los ojos hacia él, no estando segura de sí puedo o debería

confiar en él.

—¿Cómo sabes? ¿Por qué estás aquí? —pregunto, tratando de descubrir

quién es él.

Él me estudiaba y veo un breve destello que cruza su rostro. ¿Miedo?

¿Remordimiento? O tal vez, es sólo la luna ocultándose tras una nube

antes de atravesarla.

—Yo también estoy buscando a alguien —dice él, su voz tranquila e

imperturbable.

—¿A quién? —le pregunto, preguntándome si es que todo el mundo está

perdido, y todos nos estamos buscando.

Me observa fijamente por un momento más y finalmente niega con la

cabeza

—No importa —murmura.

—¿A quién?— presiono.

Hace una pausa antes de decir:

—Te acabo de salvar de los No-Consagrados, que, por cierto, aún están

tras nosotros. A quien esté buscando no es importante. Creo que el

simple hecho de que yo esté aquí debería ser algo por lo que deberías

estar agradecida.

Lo miro de cerca, insegura de si lo escuché correctamente.

—Los llamas No-Consagrados. —Hago una pausa—. ¿Por qué?

Él se queda en silencio por un largo rato. Esperando, creo, a que yo

dijera algo. Luego se encoge de hombros.

—Cada pueblo tiene su propia palabra para referirse a ellos, después de

El Retorno. Ésa es la que más me gusta.

Sólo había escuchado a mi madre usar ese término. Pero de nuevo, rara

vez he conocido a alguien fuera de Vista excepto a los comerciantes y

Reclutadores.

—¿Dijiste que habías visto a mi amigo? —pregunto.

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85 Carrie Ryan Purple Rose

—Creo que sé dónde está.

Sus ojos son tan intensos que me es difícil desviar la mirada.

—¿Me llevarías con él?

Una vez más, parece que está mirando más allá de mí y luego se pasa

las manos sobre su cabeza como si hubiese olvidado que no tiene

cabello del cual tirar.

—¿Estás segura Gabry? —dice mi apodo cuidadosamente, como si

estuviera probando.

Empiezo a decir sí, pero ninguna palabra sale. Me tengo que obligar a

mover mis labios, recordarle a mi pecho que tiene que exhalar el aire.

—Sí —me las arreglo finalmente para decir—. ¿Por qué no querría?

Él mueve sus pies.

—Tú amigo está infectado —dice él.

Cierro mis ojos, sintiendo que el dolor vuelve. Viendo la mordedura en

el hombro de Catcher otra vez.

—Tienes que confiar en mí —dice él, casi tiernamente, cuando

permanezco en silencio—. Sé cómo luce la infección. —Parece reírse un

poco, después da un suspiro nervioso, sólo un soplo de aire—. Él está

infectado, tal vez tiene algunos días, pero… —Su voz se apaga,

escapando con los sonidos de gemidos detrás de él.

Asiento con la cabeza.

—Lo sé. —Y siento como si me tomara todo lo que soy decir esa palabra.

Por supuesto, me doy cuenta de repente que no existo más. Por un

breve momento, bajo la sombra de la montaña rusa con Catcher, pensé

que sabía por primera vez quién era y qué quería ser. Desde entonces

todo eso se ha visto afectado.

El aire alrededor es demasiado denso, demasiado pesado.

—Yo simplemente tengo que verlo —le digo a Elías—. Sólo tengo que

verlo de nuevo.

Cuando abro los ojos él me está mirando, el dolor grabado en las líneas

de su boca. Entonces me pregunto si él ha perdido a alguien por un

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86 Carrie Ryan Purple Rose

Mudo. Él dijo que conoce la infección, la ha visto. Me pregunto si ha

visto a alguien que amaba ser mordido. Si ha visto a la infección

marchitar el cuerpo, supurar le herida, tomar el control.

Elías se voltea y mira hacia el alambrado. Los Mudos se han

multiplicado, los gemidos hacen eco en las paredes medio caídas a

nuestro alrededor. Jalan las uniones del metal que se ven demasiado

delgadas, demasiado delicadas para detener su ataque. Elías estira la

mano hacia las fundas de su espada y saca una daga muy afilada.

Veo destellos de un patrón grabado sobre la hoja antes de que se

abalance sobre la puerta, la punta del cuchillo se desliza a través de las

uniones y perfora el cráneo de uno de los Mudos. El movimiento es tan

abrupto, tan inesperado. Jadeo, Elías gruñe mientras tira del arma y

arremete contra otro Mudo. Puedo ver que el hombre Mudo permanece

de pie por un momento y luego cae al suelo. Los que están alrededor de

él no lo notan, no les importa, no se detienen, no se mueven,

simplemente continúan chocando contra la reja, que se inclina con su

peso.

Toda mi vida he visto a mi madre descabezar a los Mudos que

desembarcan en la playa luego de una tormenta y durante las mareas

altas. La he visto darles la vuelta, y examinar sus rostros antes de

empujar su cuchilla en forma de pala dentro de sus cuellos.

Siempre parecía que ella buscaba a alguien, como si estuviera

esperando, temiendo que alguien que ella conocía terminara en la

playa, como si se arrepintiera de su trabajo, lamentando en lo que se

habían convertido los que fueron personas.

Elías no se preocupa mientras sigue con su labor. Y yo me encuentro a

mí misma buscando en los rostros de los Mudos, pensando en quiénes

solían ser. Los Mudos que llegaban a la orilla siempre parecían sin vida

para mí. Totalmente muertos y distantes. Nunca tuve que estar cerca de

ellos. No como los que están frente a nosotros tras el alambrado,

quienes empujan, gimen y están demasiado cerca. Quienes en la

oscuridad de la noche podrían ser confundidos como humanos. Todos

ellos tenían madres en algún lugar, en algún momento en el pasado.

Algunos de ellos tenían amantes. Hijos. Sueños.

Todo lo que alguna vez tuvieron se ha ido. Sólo queda un hambre sin

sentido que nunca estará satisfecha.

Me pregunto si una de las mujeres pudo haber sido mi verdadera

madre. Uno de los chicos mi hermano. Y pronto uno de ellos podría ser

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87 Carrie Ryan Purple Rose

Catcher. El pensamiento me golpea fuerte, me hace recordar por qué

estoy aquí más allá de la Barrera.

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88 Carrie Ryan Purple Rose

Capítulo 11

Traducido por alexiia☮♪

Corregido por Vapino

lto —susurro. Elías no me escuchaba. Su respiración

era irregular ahora con el esfuerzo de su muerte

mientras empujaba la hoja a través de la valla una y

otra vez y otra vez, gruñendo y casi gritando con una rabia apenas

disimulada cada vez que otro Mudo caía. —Alto—, le dije más fuerte. Me

lanzo hacia él, tirando de su brazo hacia atrás antes de que pudiera

empujar su navaja a través de la valla de nuevo. Estaba casi llorando,

las lágrimas obstruyendo mi garganta. Me miro y me di cuenta de la ira

en su rostro. Vi el horror y el terror antes de que permitiera una caída

de la mascarilla pasiva sobre todas las cosas.

Bajó su brazo, pero siguió con mis dedos apretando su piel. Que estaba

todavía húmeda, la combinación de sudor y océano. La vida emanaba

de él, en el calor de él.

Miró a donde le tocaba y luego a mis ojos.

Quito mi mano. Su mirada era firme contra la mía y me retiré.

—Es lo único que podemos hacer —dijo, y por un momento creo que se

refiere a nosotros.

Creo que significaba mi tacto. —Tenemos que matarlos. Ellos cavaran la

puerta de otro modo. Es demasiado peligroso. —Me di cuenta entonces

que se refería a los Mudos, se refería a matarlos.

—Yo solo... —No sé cómo explicarle lo que todos sentimos, de pronto

preguntando quien era el Mudo antes. Sabiendo que podrían tener una

conexión entre nosotros. La idea me hacía sentir irregular, incierta.

—No importa—, Murmuro.

—Es la única cosa que hacemos los humanos, Gabry—. Agitó sus

manos al Mudo, pero no puedo soportar mirar.

—A

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89 Carrie Ryan Purple Rose

No soporto el imaginar lo que sería como ver a la gente que amo al otro

lado de la cerca, de lo que harán, cuando Catcher es uno de ellos.

Es desconcertante, no estoy acostumbrada a pensar en los Mudos como

algo más que monstruos. Ellos nunca han sido otra cosa para mí y

ahora me pregunto si es así como mi madre siempre se ha sentido. Si es

por eso que ella los trata con respeto antes de matarlos en la playa.

—Esto no es justo para ellos —añade Elías. Y quiero preguntarle qué

hay de justo en cualquiera de nuestras vidas. Pero en cambio asiento

con la cabeza mientras eleva provisionalmente su navaja y yo no lo

detengo cuando vuelve a su tarea. Quiero irme pero no. Quiero taparme

los oídos contra los gemidos, en contra de la cuchilla que raspa los

cráneos y el sonido de la valla metálica, pero no puedo.

Yo estoy al lado de Elías, mientras los mata a todos y yo sigo de pie allí

como los pantalones de él, después del último se desploma en el suelo.

Recuerdo que mi madre me dijo anteriormente que no son más que

nuestras historias. Miro a las masas de carne muerta, en todas las

historias que ahora son silenciados para siempre.

—Lo siento —murmuro. Para sentirme débil.

—También yo —dijo. Se vuelve hacia mí, con sus ojos brillantes e

intensos—. ¿Estás segura que quieres ver a tu amigo? —Manteniendo

su cuerpo congelado, esperando mi respuesta.

Quiero decirle que no. Quiero rogarle que me lleve a casa. Para borrar

mis recuerdos. Quiero darme por vencida y no tener que soportar todo

esto.

Pero se le prometí a Cira. Y me lo prometí a mí misma. Y no es justo

para Catcher que pase por esto solo.

—Estoy segura —le digo, dando un paso adelante.

Elías sacude la cabeza y luego pone su brazo alrededor de su espalda y

saca otra daga idéntica a la primera. La saca fuera de la funda y luego

puso sus manos en ella y me paso la daga antes de adentrarse en la

oscuridad.

La abroche a mi lado y luego hice una pausa, mirando a los cadáveres

en el otro lado de la valla. Parecen casi humanos en la muerte, más

humanos de lo que parecían hace apenas unos momentos. Y me

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90 Carrie Ryan Purple Rose

pregunto una vez más lo que perdemos cuando morimos, y si

conservamos algo de lo que solíamos ser cuando Retornamos.

***

Mientras que el parque de atracciones se ha mantenido mayormente

como estaba antes del Retorno, el resto de lo que solía ser Vista no lo

hizo. Durante generaciones, los basureros han escogido limpiarlo. Elías

camina por las ruinas con confianza, sin cuestionar a dónde va, y me

tropiezo atrás en la oscuridad, bordeando las sombras proyectadas por

la luna llena.

—¿Cómo conoces este lugar tan bien? —grito, tratando de recuperar el

aliento.

—He estado buscando a alguien —dijo otra vez, pero no elaborado.

Parece tan seguro más allá de la protección de la ciudad y de la barrera,

tan seguro de sí mismo y de sus pasos. Yo lo envidio por ello. Con cada

piedra que se desmorona yo salto, temo que sean más Mudos en

aumento.

Corro hasta que estoy más cerca de él, sintiéndome más segura cuando

puedo alcanzarlo y tocarlo. —¿A quién buscas? —prosigo. Tratando de

ver en la oscuridad, tratando de recordar cada paso y giro que hacemos

por las calles, pero estoy perdida. Eso me hace sentir aún más inquieta.

Se detiene abruptamente y me tropiezo un poco antes de encontrar el

equilibrio.

La calle aquí es muy amplia. Ventanas abiertas miran hacia abajo a

cada lado de nosotros, de la nada de edificios que solo son más de

cuevas. A lo lejos, apenas puedo ver la luna brillando en la curva de la

montaña rusa y más allá el corte de la luz de un faro giratorio a través

de la noche.

—Tu amigo está allí —dijo, señalando por otra calle a un estrecho

edificio de altura. —Tercer piso, lado izquierdo —añade.

Yo entrecierro los ojos en la oscuridad. —¿Cómo lo sabes?

Levanta un hombro. —Me mantengo al tanto de estas cosas. Cuando

salgas sólo tienes que ir a la montaña a la derecha y sigue recto. Darás

con la playa y tu barco.

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91 Carrie Ryan Purple Rose

Yo lo estudio, tratando de averiguar quién es y de dónde es. —¿No

vienes conmigo allá abajo? —pregunto. Mi garganta se siente seca de

repente, mis palmas sudorosas.

Sacude la cabeza. —No es asunto mío —dijo.

Le entrego el cuchillo que me dio, pero él lo rechaza. —No es inteligente

estar sin un arma —dijo.

Yo trato de tragar. —¿Hay Mudos allá abajo? —pregunto.

—No que yo sepa —dijo—. Además de tu amigo.

Mi estómago se aprieta y me agarro de la manga de su túnica. —Pero

pensé que habías dicho que no se había convertido, que sólo está

infectado.

—Dije que no se había convertido todavía. Él sigue siendo peligroso.

Miro en la dirección al edificio donde está Catcher y me froto las manos

en el borde de mi camisa. Aprieto los dientes. —Está bien, voy a cuidar

de mí misma —le digo, a sabiendas de lo estúpido que suena después

de su rescate en la playa.

No dice nada, no se ríe. Sólo asiente con la cabeza. —Buena suerte,

Gabry. —Y entonces se da la vuelta y camina en la oscuridad,

dejándome sola en la calle vacía.

—Espera —suplico detrás de él, no estoy lista para verle marchar. No

estoy lista para estar sola o para hacer frente a Catcher.

Hace una pausa y vuelve hasta que no veo su perfil. Su imagen fija en

el pecho como si estuviera conteniendo la respiración, como si estuviera

esperando a que dijera algo importante. Da un paso hacia mí.

—Gracias —dije finalmente. Me miro un momento y luego se encogió de

hombros antes de marcharse. Cada sonido se amplificaba: el sonido de

sus pasos desvaneciendo, el gemido de los edificios de la solución

contra el calor del día. Cigarras zumbando, subiendo y bajando. Mi

boca tenía un sabor amargo, mi garganta cruda de pedir ayuda a gritos

anteriormente en la playa. La sal de mar se ha secado, por lo que mi

piel pica y la ropa me irritaba debajo de los brazos.

Quise correr, ya sea detrás de Elías o hacia Catcher, pero sé que correr

sólo alimentaría mi pánico y luego haría algo estúpido. Mentalmente me

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92 Carrie Ryan Purple Rose

preparo, tomo una respiración profunda y camino hacia el edificio

donde Catcher podría estar.

Aprieto mi puño alrededor del mango de la navaja, con mis hombros

tensos y los pies listos para correr. No hay nada que indique que

Catcher está aquí, jamás he estado aquí. Miro detrás de mí en la calle,

preguntándome si Elías está viéndome caer en una trampa.

Pero, ¿qué otra cosa puedo hacer? ¿Correr de nuevo a la playa, donde

sigue mi barco siendo rodeado por Mudos? ¿Correr hacia el parque de

atracciones con la esperanza de que no haya Mudos por ahí, sabiendo

que la Milicia me va a encontrar y me convertiría durante el Consejo y

en última instancia los Reclutados?

Hago una pausa en el umbral del edificio, sus paredes elevándose por

encima de mí a las estrellas. Pongo una mano temblorosa contra el

marco de la puerta y miro a la oscuridad. No hay manera de que pueda

hacerlo. De ninguna manera puedo forzarme interiormente.

Sin embargo, una mano me agarra y me tira hacia el interior de todos

modos.

Me ahogo y hay una congelación de la envoltura de brazos alrededor de

mí. Y luego mi cuerpo se prende fuego y lucho.

—Gabry —la voz se le rompió.

Deje de luchar y caí contra él. Es Catcher y está aquí y está vivo y por

fin estoy a salvo.

***

Parecía cómodo en la oscuridad mientras me lleva a dos tramos de las

escaleras y entro en una habitación vacía inundada de luz de la luna. Él

se acerca a la brecha de una antigua ventana y se queda ahí, nada más

que una sombra.

Dudo, observándolo. Temerosa que al tocarlo arruine este momento.

Podría hacer que todos mis miedos y el dolor vinieran corriendo de

vuelta. Pero aun así, no puedo evitarlo, y finalmente doy un paso

adelante y llevo mis brazos alrededor de él, presionando mi rostro en su

espalda.

Con cada respiración que él traza, puedo oír su corazón. Suena tan

fuerte, tan completo, y más profundo que me presiono en su contra.

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93 Carrie Ryan Purple Rose

Con la esperanza de que si le mantengo lo suficientemente apretado

puedo evitar que la infección se propague.

Se gira y se enfrenta a mí, pone una mano en mi mejilla, con su pulgar

trazando el camino de las lágrimas. Llego de puntillas, trato de

presionar mis labios en su boca, pero tuerce la cabeza por lo que beso

su mandíbula, sus músculos se tensan y duros. Alejándose unos pocos

pasos de mí entonces, de nuevo hacia la ventana, y yo quedo en la

oscuridad. Una luz tenue parpadeaba contra el espacio entre nosotros y

me lleva un momento el darme cuenta de que es el faro en la distancia.

Durante un breve momento me pregunto si mi madre todavía está allí

mirando el bosque y si me echa de menos.

Cuando la luz incide una vez más veo las manchas en la camisa de

Catcher. Las rasgaduras, desde donde se partió en su lucha con Mellie.

—Vuelve a casa, Catcher —dijo.

—No puedo —dijo, con las manos aferradas a la estructura podrida de

la ventana—. Estoy infectado.

Doy un paso adelante. —¿Cómo lo sabes? Tal vez fue un rasguño, tal

vez ella realmente no te mordió. —Me doy cuenta de que estoy diciendo

las palabras que espero que sean verdad. Que he venido hasta aquí con

la esperanza de que lo que vi ayer por la noche fuera incorrecto. Que

Cira estuviera en lo cierto y que Catcher no estuviera infectado.

Pero cuanto más tiempo el silencio se extiende entre nosotros, más

desesperada mi esperanza se hace. —Dime que estás bien —le digo

frenéticamente. Quiero golpear mis puños contra su pecho hasta que él

me diga lo que quiero oír, sino yo sólo cavaría las uñas en las palmas de

mis manos.

—Estoy infectado, Gabrielle. —Su voz es áspera y baja, derrotado.

—Pero, ¿cómo lo sabes? —Le ruego. Sacudo la cabeza, las palabras a

borbotones—. No lo estás. No puedes estarlo. No puedo…

—Lo puedo sentir. —Se vuelve hacia mí, sus ojos hundidos y perdidos

en su cara. Trago, recordando a los Mudos en la playa. ¿Cómo puede el

hombre frente a mí convertirse en eso?

Él es muy fuerte.

Tan cálido. Tan vivo.

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94 Carrie Ryan Purple Rose

Y entonces me doy cuenta de que el calor de su piel es debida a la fiebre

de la infección. Esto quema a través de él, incluso mientras estoy aquí

mirándolo. Con el tiempo, como todo el mundo que está infectado, lo

matará.

Pienso en mi madre, me decía que ella había visto la gente que amaba

entre los Mudos. Cómo había estado allí al final. Para mí, era sólo otra

historia, otra historia de su vida en el bosque. Yo realmente nunca

entendí lo que me estaba diciendo. Nunca me di cuenta de lo que

significaba, lo que debe haber sufrido.

No pensé que sería tan difícil hacer frente a Catcher. Pero ahora estoy

aquí mirándolo y entendiendo por qué mi madre hizo olvidarse de sí

misma. Entiendo lo fácil que hubiera sido quedarse en el pueblo,

olvidarse de Barrier y Catcher y la forma en que él me hace sentir. Y

entonces recuerdo otra vez que ella no es mi madre, y la habitación

comienza a girar alrededor de mí. No hay recuerdos sagrados.

Catcher da un paso hacia adelante, su mano hacia mí. —¿Estás bien?

—pregunta, y me agarro a él.

No quiero que las cosas hayan cambiado tanto. Quiero volver a la

última noche, cuando sólo me preocupaba acerca de cómo besar a

Catcher, cuando mi madre era mi madre, cuando el mundo parecía ser

finalmente la apertura y cuando la vida no había girado fuera de

control.

—¿Cómo está Cira? —me pregunta. Con sus hombros rígidos mientras

espera por mi respuesta. Dudo. —Por favor dime que está bien. Que no

está... —No termina la frase, pero los dos sabemos lo que está pidiendo.

—No —le digo, mirando a mis dedos, en la ventana, en cualquier lugar,

menos en sus ojos—. Ella no resultó herida. Está de vuelta en el pueblo.

—Trago antes de decir—: Está bien.

El alivio bañó sobre él, y su cuerpo contra la pared derrumbada.

—Por favor, vuelve a casa —le ruego. Una sensación de pozo dentro de

mí, empujando contra mi piel. Si puedo llevarlo a casa, si puedo hacerlo

mejor, entonces podemos encontrar una manera de borrar el último día.

Podemos encontrar una manera de volver a la última noche, para jugar

de manera diferente.

Esta vez, a medida que se enfrentan entre sí en la parte superior de la

barrera que podía elegir de manera diferente. Podría dar a mi miedo y

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95 Carrie Ryan Purple Rose

tomar su mano y tirar de él hacia abajo hacia Vista. Que los dos

pudiéramos estar a salvo. Y entonces no habría terminado aquí, nunca

hubiéramos tenido que enfrentarnos a este momento.

Pero, por supuesto, eso no cambia el hecho de que mi madre no es mi

verdadera madre. No cambiaría eso, en realidad no soy su hija. Que no

sé quién soy. Incluso si la noche anterior nunca hubiera pasado, yo

todavía estaría perdida.

—No puedo volver a casa —dijo, casi como un gemido, su boca contra

mi pelo.

—Por favor —susurro. Todo dentro de mí grita, deseando

desesperadamente que las cosas sean diferentes.

Puedo sentir la forma en que su cuerpo se estremece bajo el mío. La

forma en que su pecho palpita. Puedo sentirlo entre mis brazos

llorando.

—Tengo miedo, Gabry.

Me duele el pecho. Pienso en él encontrando su camino hasta aquí

después de lo de ayer por la noche. Tropezando en la oscuridad, el

terror y la sangre. De él pasando el día aquí, siguiendo del sol por el

cielo a través de la ventana vacía. Ardiendo de fiebre. Solo. Aterrorizado.

Me pregunto qué haría si estuviera en su lugar. Cómo me gustaría

pasar mis últimos días, sabiendo lo que viene después.

—Yo me quedaré aquí contigo —le digo—. No me iré hasta que... —no

puedo terminar la frase.

—Te vas a meter en muchos problemas. —Cada una de sus lágrimas

queman a medida que caen contra mí.

Pienso en Cira, en los otros en la jaula en la plaza, y me pregunto si

debo decirle a Catcher sobre ellos o si sólo servirá para aumentar su

angustia. No hay nada que pueda hacer por ella, nada que ninguno de

nosotros pueda hacer.

—Tienes que ir a casa —dice—. De lo contrario tu madre se preocupará

y podría llamar a la Milicia —añade.

Siento el enojo de antes filtrándose a través de mí. Todavía no sé si

podré mirarlo. Torbellinos de demasiadas preguntas y se estrellan en mi

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96 Carrie Ryan Purple Rose

interior. Me pregunto por mi verdadera madre, ¿por qué nunca llegó a

casa cuando era niña?

Podría todavía estar allí en el bosque, ¿buscándome? ¿preguntándose

acerca de mí?

Se aleja de mí, con la luz del faro palpitando entre nosotros, apremia el

tiempo que le queda.

Tiene razón, si no me voy a casa, mi madre los enviará detrás de mí.

Voy a estar en problemas igual o más que Cira y los demás. —Iré

mañana por la noche —le digo—. Todavía estaré aquí mañana. —Me

refiero a que es una afirmación más que una declaración de

culpabilidad, pero aun así estoy congelada, en espera de su respuesta.

Dudó. —Debería haber un par de días —dijo con cautela—. No fue un

mordisco muy malo.

Me estremezco ante la palabra, el recordatorio de su infección. Miro a

mi alrededor en la habitación vacía. Yo no quiero dejarlo. No quiero la

noche de su fin. No quiero enfrentarme a lo que los próximos días

traerán.

—Debes irte —dice—. Y no deberías volver. ¿Qué pasaría si... —Traga y

su voz se quiebra mientras continúa—. ¿Qué pasa si ya he cambiado y

te ataco? —Extiende una mano, sacando su dedo por la garganta—. No

quiero... no puedo hacerte daño.

—No —murmuro, colocando mi mano sobre la suya, sosteniéndolo

contra mi mejilla.

—Esta no es la forma en que se suponía que debía ser —dice con la voz

quebrada—. Yo tenía otros planes... —Aprieta sus ojos y los cierra, toda

su cara se derrumba y su cuerpo se estremece—. Anoche, que era lo

que mi vida iba a ser. Se supone que eras tú. —dijo pasando sus dedos

a lo largo de mi sien.

Sus palabras me cortan por dentro, sus deseos y sueños se

entremezclan con los míos, tirando hacia a mí todo lo que he perdido.

Todo lo que nunca será mío.

—¿Me estás diciendo que no puedo volver? —le pregunto. Por mucho

que desesperadamente quiero que diga que no, una parte de mí que es

débil y está asustada quiere que diga que sí, para librarme de la carga y

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97 Carrie Ryan Purple Rose

el terror de este lugar y lo de que se va. ¿Qué pasa si no soy lo

suficientemente fuerte? ¿Qué pasa si le fallo?

—No es seguro —susurra.

—No me importa —le digo. Y de repente me doy cuenta de que es

verdad. La fuerza, la determinación y el deseo florecer dentro de mí,

volando a través de mis venas.

Nos miramos el uno al otro, sin saber cómo salir de esta. Y luego llega y

tira de mí hacia él, besando mis ojos, mis mejillas, mi mandíbula en

todas partes, pero no mis labios. A continuación, deja caer mis manos y

vuelve a la ventana.

—Ten cuidado —me dice. Los músculos de sus hombros tiemblan

mientras clava sus dedos en la madera del alféizar.

Abro la boca. Quiero decirle algo, algo que pueda guardar para él

cuando esté asustado.

Quiero decirle que creo que podría amarlo. Quiero llenar la habitación

con la esperanza de que tal vez el amor pueda hacer bien. Pero todo

está tan atrapado dentro.

En lugar de eso me volteo y sigo mi camino por la oscura escalera

estrecha y salgo a la calle, todo borroso con la pérdida y el dolor cae

sobre mí, arrastrándome.

Cuando miro hacia atrás al edificio de las ventanas abiertas en silencio

y la oscuridad. Quiero ver a Catcher de pie y mirando. Necesito un

recuerdo para mantener la sensación de desvanecimiento de su calor

contra mi piel, la ausencia de su mano en mi mejilla.

Aprieto mis dedos alrededor del cuchillo que Elías me ha dado y

comienzo a recorrer la calle, tratando de no llorar. Estoy en dirección al

parque de atracciones y el parpadeo del faro más allá cuando una figura

cae en el sendero a mi lado.

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98 Carrie Ryan Purple Rose

Capítulo 12

Traducido por andre27xl

Corregido por Vapino

a a Retornar, Gabry —dice Elías—. No puedes hacer

nada al respecto.

Aprieto mis dientes y sigo caminando. Quiero decirle

que se calle. Quiero gritarle y decirle que no puede entender lo que está

diciendo y lo mucho que sus palabras me están hiriendo. Quiero

golpearlo en su pecho hasta que se dé cuenta de que está equivocado,

incluso si ambos sabemos que no es así.

—¿Qué estás haciendo aquí? —pregunto en cambio.

Coloca una mano en mi brazo, deteniéndome, y yo me aparto de su

contacto, encogiéndome de hombros. Quiero recordar la sensación de

calor de Catcher, quiero recordar su esencia. No la de este chico.

—Si se Retorna, voy a tener que matarlo —dice las palabras

planamente, sin malicia, pero sin embargo me afectan.

Lo abofeteo. Antes de que pueda detenerme siento la picadura de su

piel bajo mis dedos. Sólo se queda allí de pie, ahora su media cara esta

rojiza ante la luz de la luna. Coloco mi mano sobre mi boca, con mis

ojos abiertos, incapaz de creer lo que había hecho. Me doy la vuelta y

continúo caminando, intentando controlar mi rabia y dolor, intentando

duramente ignorar la realidad de nuestra situación. Después de un

momento me alcanza. Empiezo a escalar sobre un montón de

escombros cuando lo escucho suspirar tras de mí.

—Lo siento —me dice, y me detengo, con mi pie doblado entre dos rocas

y mis manos agarrando el borde de una pared caída.

Lentamente me dejo ir, deslizándome hasta el suelo y pateando la pila

de ruinas con frustración. Quiero seguir cayendo; quiero deslizarme a

través del pavimento y hacia la tierra y dormir para siempre como si

—V

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99 Carrie Ryan Purple Rose

nada de esto hubiese pasado alguna vez. Quiero que el dolor y el miedo

terminen.

Pero no quiero aceptar la disculpa de este chico. Es como si aceptara

que sus palabras significaría que acepto la verdad: que Catcher tiene

poco tiempo antes de que desaparezca.

—Tienes que entenderlo, no es seguro para él allá afuera. Para ninguno

de nosotros. Si Retorna y no hay suficientes No-Consagrados a su

alrededor en las ruinas… —Sus palabras se arrastraban en la

oscuridad.

—¿Entonces qué? —le pregunto, colocando mi mano en mis caderas,

enterrando mis dedos en la suave carne hasta que siento el hueso.

Me mira, con sus cejas juntas y sus labios apretados. —Tú sabes lo que

sucede cuando un infectado Retorna y no hay suficientes No-

Consagrados alrededor —dice como si le doliera forzarme a recordarlo.

Cierro mis ojos, pensando en la Breaker de la noche anterior y en

Mellie. Cómo habían corrido tan rápido, tan fuera de control. De repente

puedo ver a Catcher de la misma manera y sacudo mi cabeza para

borrar la imagen. Ya no quiero hablar de Catcher, o de su infección.

—¿Quién eres? —le pregunto—. ¿Por qué estás aquí en las ruinas solo?

Dijiste que estabas buscando a alguien.

Sus dedos se aprietan en un puño y empieza a alejarse de mí. Mira de

vuelta a la ciudad y luego me mira de nuevo y sus hombros parecen

caerse un poco. —No importa —dice, su voz suena mayor y

deteriorada—. No estoy seguro de si alguna vez la vaya a encontrar.

Me levanto sobre mis pies y me acerco. Quiero confortarlo. Quiero

encontrar algo que decir que le dé algo de esperanza porque necesito

creer que la esperanza todavía puede existir. Pero no puedo forzar las

palabras a salir de mi boca. Demasiado ha sucedido en los últimos días

para hacerme preguntarme el papel de los sueños en este mundo.

Me doy la vuelta y veo el faro parpadear en la noche. Debería estar allí,

enrollada en mi cama y segura. Nunca debí haberme ido. Empiezo a

abrirme mi camino hacia arriba por la pila de escombros de nuevo

hacia casa.

—No querrás ir por esa dirección —dice él—. Los hombres de tu pueblo

todavía están de guardia.

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100 Carrie Ryan Purple Rose

—Pensé que se habían dado por vencidos —dije. El cansancio se comía

mis huesos—. Entonces tendré que idearme alguna manera de llegar a

mi bote.

Sacudió su cabeza y dijo: —Todavía hay No-Consagrados en ese tramo

de la playa.

Me derrumbo en las rocas bajo mis pies y dejo caer mi cabeza sobre mis

manos, mis extremidades estaban pesadas y agotadas.

Estoy atrapada. Por la mañana mi madre se dará cuenta, si ya no lo ha

hecho, que no voy a casa y finalmente empezaran a buscarme. Si me

encuentran aquí afuera seré enviada a los Reclutadores con los otros.

Cuando levanto mi cabeza Elías sigue aquí. Toma aliento y deja una

mano extendida. —Si te llevo a casa no podrás regresar —dijo,

levantándome.

—Bien —le digo, no preparada para pensar acerca de mañana tan

pronto. Sostiene mi mirada por un momento.

—Es muy peligroso, Gabrielle —dice. Su mano permanece sobre mi

cintura, tan ligera y suave que no puedo reconocer la diferencia entre el

calor de la noche y el calor de su carne.

—Prométemelo —me empuja.

Me siento inclinarme hacia él como si fuera la única luz en la

oscuridad. Asiento, incapaz de colocar mi mentira en palabras, y luego

se da la vuelta, sus dedos dejando caer los míos, y empezando a

caminar hacia la playa.

Cuando alcanzamos el rompeolas a lo largo de las dunas puedo ver la

marca de los zapatos del Mudo estrechándose a lo largo de la línea de

agua por el otro lado. Nos detenemos y escuchamos pero sin oír nada, el

golpe de las olas ahoga la mayoría de los sonidos. Mi bote descansaba

donde lo dejé, inclinado hacia un lado, con el oleaje venidero tocándolo

como dedos hasta el casco.

Elías sacude su cabeza. —Esto es estúpido —dice él—. Apenas lo

logramos la primera vez. Es de locos intentarlo de nuevo.

—Tengo que regresar —le digo.

Cierra sus ojos como tratando de tomar una decisión. Y luego sus

hombros caen. —Bien.

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101 Carrie Ryan Purple Rose

Y empieza a escalar los tableros lisos del malecón.

Lo sigo y caigo al otro lado, mi caída suave y silenciosa en la profunda

arena. Comienzo a caminar pero Elías mantiene una mano en alto,

deteniéndome.

Saco el cuchillo que me dio del lazo en mi cadera, lista, y miro alrededor

con la luz de la luna, preguntándome si hay más Mudos enterrados

bajo nosotros o si todos me siguieron por la playa anteriormente.

Se inclina más cerca, su aliento caliente contra mi oído. —Tú

adelántate, yo pelearé contra cualquiera que nos siga.

No tengo tiempo para estar aterrorizada. Si dudo y me dejo llevar por el

miedo quizás pierda mi oportunidad de llegar hasta el bote. Así que

asiento y me deslizo hacia la duna, golpeando la arena mientras corro.

Pierdo el equilibrio un par de veces pero finalmente encuentro tierra

firme en la profunda arena cercana a las olas.

Miro sobre mi hombro para ver si Elías sigue agachado cerca del

malecón, preparado. Llego al bote y empiezo a empujar, tratando de

llevarlo hasta las olas, pero todavía está lleno de agua y muy

profundamente enterrado en la arena. Apenas se mueve. Dejo caer mi

cuchillo en el fondo e inclino mi cuerpo, intentado empujar con más

fuerza, pero mi pie se resbala en la arena.

Miro hacia atrás, observando la impaciencia de Elías. Lo intento de

nuevo y lentamente el bote empieza a moverse y a torcerse con el

esfuerzo.

Tras de mi escucho pisadas y miro hacia arriba. Es Elías corriendo a

toda velocidad hacia el bote moviendo sus manos, con la boca abierta.

Puedo escuchar el sonido de su voz pero no las palabras, que están

muy mezcladas. Me inclino hacia el bote buscando mi cuchillo pero no

puedo ver más allá de la superficie. Paso mi mano por el fondo,

sintiendo una punzada puntiaguda cuando la hoja se desliza por mi

palma.

Elías casi está sobre mí. Finalmente entiendo lo que está gritando.

—¡Ve! ¡Mete el bote en el agua! ¡Ahora!

Es como la noche anterior cuando todo se volvió lento y rápido a la vez.

Abajo en la playa un Breaker correr como si estuviera en el parque de

atracciones hacia nosotros. Hablé poco con él, ese era el que estaba

bailando con Mellie. Mi pecho se siente como si estuviese siendo

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102 Carrie Ryan Purple Rose

estrellado por el peso de este recuerdo. No puedo respirar bien y no hay

nada de que agarrarse excepto por los rieles del bote. Griffin ya no es

nada. No es nadie y tampoco Mellie. Ambos están muertos, así como

Catcher lo estará. Me agacho y tiro del bote, con flashes de luz

intermitentes frente a mis ojos. Casi quiero darme por vencida,

deslizarme entre las olas y dejar que me lleven lejos.

Soy sacada de mis pensamientos cuando Elías choca contra el casco.

Me grita —¡Empuja! —y de repente el mundo cae de vuelta en su lugar.

Puedo respirar de nuevo, la urgencia del momento infundiéndome de

fuerza, y hundo mis pies en la arena, tirando mi peso contra el bote.

Se desliza a través de la arena tan lentamente que parece como si

cientos de miles de olas chocaran contra la costa antes de que

finalmente toque el agua. Elías me empujo dentro de la popa mientras

la proa golpea las olas. Miro por encima de su hombro y veo la cosa que

antes era Griffin corriendo más de cerca, con sus dedos arrastrándose

en el aire y los dientes a plena vista.

—Más rápido —grito—. ¡Está acercándose demasiado! —Hundo mis

manos en el agua, usándolas como remos tratando de empujarnos a

mayor profundidad…

La sal quema el corte en mi palma mientras remo contra la corriente

pero mis esfuerzos son inútiles, las olas son muy fuertes. Elías lucha

contra todo, el agua crece y se golpea contra sus muslos mientras

intenta empujarnos más lejos en la costa.

La vela cuelga inerte. El timón y la caña se sacuden de lado a lado. Una

ola choca contra Elías, lanzándolo fuera, desequilibrándolo. Sus manos

se agarran del bote mientras su cabeza se hunde bajo el agua.

Lo agarro, gritando, pero la corriente nos aparta. Otra ola choca sobre

él, haciéndolo caer. Miro hacia la playa donde Griffin corre hacia

nosotros, a punto de alcanzar la línea de flotación.

Inclinándome sobre el bote, le grito a Elías que agarre mi brazo, pero

nuestros dedos están demasiado mojados y se desliza lejos. Patea en el

agua. Su cuerpo se desliza a través de las olas hasta que puede agarrar

un lado del bote. Pero cuando intenta empujarse hacia dentro, se

balancea y casi se voltea.

Nos congelamos en ese instante. Él está flotando. Yo inclinándome lejos

de él, tratando de encontrar un poco de equilibrio para el bote. El auge

de la sacudida provoca que el bote venga y vaya entre nosotros. Y

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103 Carrie Ryan Purple Rose

entonces el Breaker golpea el agua de un salto, con sus gemidos

hundiéndose en la noche mientras se tambalea y tropieza y abre su

camino hacia delante. Es como un animal, una bestia loca con deseos

de destrucción.

Le grito de nuevo a Elías pero sólo me mira. La resistencia de su cuerpo

a través de las olas es lo que nos mantiene en las aguas poco

profundas. Manteniéndonos al alcance del Breaker. El bote intenta

deslizarse a través de las olas pero el cuerpo de Elías nos envía de

vuelta a la costa.

Sé cuál es su plan en un segundo antes de que lo haga. Veo que sus

dedos se aflojan mientras su mano se desliza por el casco. Mientras se

deja ir. El barco se tambalea con una estocada profunda y me inclino

hacia él.

—¡No! —grito. Su piel mojada se desliza a través de la mía y me aferro a

él, tratando desesperadamente de mantenerlo allí, de mantener un

agarre firme. Su cabeza se balancea sobre la superficie y luego se

hunde. Me inclino tanto como puedo y siento mis dedos conectar con su

túnica. Una vez, dos veces intento agarrarlo pero la tela flota a través de

mis dedos.

Me inclino una última vez y finalmente lo agarro. Tiro con todas mis

fuerzas, con el bote balanceándose bajo de mí. Las líneas del bote

golpean contra las olas, y la vela vacía empieza a romperse. Griffin se

abre paso a través de las olas tras nosotros, acercándose más, pero me

rehúso a dejar a Elías. Me rehúso a dejar que otra persona sea

infectada por mi culpa. —¡No te voy a dejar ir! —Le grito. Y finalmente

empieza a patear y a luchar de nuevo, empujándose para intentar

meterse dentro del bote. Lo dejo contra el casco, inclinándome hacia

atrás para equilibrar su peso mientras trepa por un lado,

derrumbándose en el fondo del bote mientras los gemidos de Griffin se

escuchan a nuestro alrededor. Con Elías a salvo agarro la cuerda y

amarro con fuerza la vela, dándole vuelta a la caña del timón. Elías se

arrodilla en la mitad del bote, con su pecho subiendo y bajando y su

cabeza inclinada sobre sus rodillas.

Tras nosotros, Griffin estira sus manos, y sus dedos están a punto de

cerrarse sobre el timón cuando el viento golpea la vela, lanzando el bote

hacia delante y a pasar a través de las olas lejos de la costa.

Nos miramos el uno al otro, Elías y yo, ambos dando respiraciones

irregulares mientras Griffin nada entre las olas, sus gemidos son

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104 Carrie Ryan Purple Rose

silenciados por el agua salada. Me pongo en el timón y el bote se mueve

paralelo a la costa y navegamos hacia Vista y el faro parpadeando en la

distancia. Elías se inclina hacia atrás contra el arco, con el agua

filtrándose por las grietas a su alrededor. Mis manos están temblando,

mi cuerpo zumbando. Imágenes de lo que acabada de ocurrir chispean

en mi mente pero no se siente real. —Yo no… —me detengo y trato de

respirar—. Yo lo conocía. —digo finalmente.

Griffin será arrastrado a las profundidades o llevado de vuelta a la

playa. Me pregunto si la corriente lo llevaría hasta nuestra playa. Si

tendría que ser mi madre la que le cortara su cabeza. Todavía no lo

puedo entender todo, anoche estaba vivo igual que yo y ahora está

muerto, todo lo que era ha desaparecido. Ya no es nada más que un

monstruo.

Elías no dijo nada. Se inclinó hacia delante y abrió mi mano, agarrando

la cuerda de tal forma que puede observar la herida con más cuidado.

Cierro mi mano en un puño y él intenta abrir mis dedos pero no se lo

permito. —Lo conocía —menciono de nuevo. Estoy tan molesta con el

mundo que todo dentro de mí hierve y tengo que apretar mis labios

para evitar que eso escape—. Justo como a Catcher y a Mellie y a todos

los demás. No es justo.

Jalo mi brazo pero él no me deja ir. En cambio, se acerca hasta que

palma con sus manos.

Bajo nuestro el bote se balancea y sigue adelante, con el agua

lentamente deslizándose a través de las grietas. Muerdo mis labios. Sé

que el mundo no es justo pero eso no lo hace más fácil. Pincha la carne

viva de mi mano y observo la forma en que la luna hace brillar la parte

superior de su cabeza. —Si tu amigo realmente se preocupase por ti, no

te hubiera dejado tomar tantos riesgos —dijo él.

Presiono mis dedos alrededor del corte y tiro, sintiendo el pinchazo

dentro y fuera. No lo necesito diciéndome lo que Catcher siente por mí.

Ya yo estoy lo suficientemente confundida por eso.

—Es egoísta de su parte pedirte que regreses, para verlo de esa manera,

—añade él.

Yo aprieto mi mandíbula. —No lo pidió —le digo, agarrando la cuerda y

moviendo las velas para apretarlas y colocarlas contra el viento. Pero es

demasiado tarde. Elías ha plantado la semilla de la duda y ya sus raíces

habían agarrado terreno.

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105 Carrie Ryan Purple Rose

—No lo voy a dejar pasar por eso solo —digo. Se inclina contra el casco

y me observa.

Los jirones de la vela dibujan una sombra sobre su cara por lo que

apenas puedo ver su expresión. Pero puedo ver su boca, la blancura de

sus ojos.

—¿No querrías a alguien allí? —pregunto.

Cierra sus ojos y se estremece ligeramente. Si no lo estuviera mirando

tan detalladamente podría pensar que era solamente el bote

balanceándose bajo él y no algo turbulento dentro de él. Me pregunto

por primera vez si al menos tiene a alguien en su vida o si está

completamente solo.

A medida que nos deslizamos veo el parque de atracciones y la Barrera

unida a lo largo de la orilla, las luces como luciérnagas donde la policía

vigila.

—¿Por qué viniste aquí afuera esta noche, Gabry? ¿Por qué arriesgar tu

vida? —pregunta en la oscuridad. Dejo caer una mano en el agua por el

borde del bote y veo la estela creada por sus dedos.

Miles de razones llenan mi mente. Por la sonrisa de Catcher, la forma

en que su mano se siente contra la mía, la arruga en sus ojos cuando

observa el sol, su miedo a las alturas, su risa, su olor. La forma en que

me hace sentir, que siempre me ha hecho sentir, como si fuera la cosa

más importante.

Porque mi madre me dijo que olvidara y yo quería recordar

desesperadamente.

—Porque le prometí a su hermana que lo encontraría —dije finalmente,

queriendo que él supiera que esto no era sólo por mí.

—¿Por qué no vino ella misma?

Mi mano le dio la vuelta al timón y el bote se da la vuelta contra el

viento, la vela cae flácida. Nos sentamos allí, pequeñas olas golpeaban

el casco. Mi estómago se siente enfermo por la culpa.

—No podía —digo—. Ella no puede. —Trago—. Fue atrapada fuera de la

Barrera anoche y está en cuarentena antes de que la envíen a ella y a

los otros con los Reclutas. —Una vez más la enormidad de cuán rápido

y lejos todo está cambiando me golpea.

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106 Carrie Ryan Purple Rose

Lo siento moverse hacia delante y agarra mi mano y toca mi rodilla.

—Todo estará bien —dice él.

Es como si pudiera sentir cada cresta de sus dedos. Me cambio de sitio,

de repente incómoda. La pequeña amabilidad me hace querer creerle

pero no puedo.

—No, no lo estará —le digo—. Los Reclutas son una sentencia de

muerte.

Empujo el timón hasta que la vela se llena de nuevo con un crujido y a

presión.

—No para todos —dice. Se agacha frente a mí y levanta mi quijada. Su

cara todavía está perdida en las sombras, sólo sus ojos son apenas

visibles. Se ve como si estuviera a punto de decir algo pero entonces

una ola movió el bote y él se agarra a los lados con sus manos. Mi

primer pensamiento es que deseo que todavía estuviera tocándome,

como si su toque pudiera evitar que todo a mi alrededor se hundiera.

Sacudo mi cabeza, rápidamente dispersando la idea.

—No todos los que se unen a los Reclutas mueren —dice suavemente—.

Algunos regresan a casa. Yo lo hice. —Busca bajo su túnica y saca un

disco plateado adherido a una cuerda de cuero alrededor de su cuello.

En el barrido de la luz del faro pude reconocer el sello de los reclutas en

él. Traté de encajar esta nueva pieza de información en lo poco que

conozco de Elías.

—¿Estuviste entre los reclutas? —pregunto, mi voz es un susurro. No

tiene sentido. Pensé que era un marginado viviendo más allá de la

seguridad de los pueblos y ciudades. El disco prueba que sirvió en los

Reclutas y es un ciudadano completo con la oportunidad de vivir en las

Zonas Protegidas. Él debería estar allí, no aquí oculto a un lado en las

estrechas barreras de la civilización—. ¿Qué sucedió?

Mira el negro horizonte. Veo como su garganta se encoge, su quijada se

aprieta. Lleva una de sus manos arriba de su cabeza, sus dedos

cepillando sobre su afeitado cuero cabelludo.

—No tiene importancia —dice ausente, llevando su disco de vuelta a su

túnica y mirando hacia una distancia o tiempo que no puedo ver. Se

sienta de vuelta contra el casco, cruzando sus brazos sobre su pecho y

cerrando sus ojos.

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107 Carrie Ryan Purple Rose

Quiero decirle que sí importa, que quiero entenderlo. Entender por lo

que mis amigos estarán pasando. Pero no sé cómo hacer esas preguntas

y todavía es un extraño. Ninguna parte de nosotros se toca en el

pequeño bote y de repente extraño la comodidad de eso. Me imagino

agarrándolo, tomando sus manos o pasando mi pie contra su rodilla,

pero está retraído contra sí mismo. Mis mejillas se sonrojan mientras

me trago esos pensamientos.

—Elías —digo. Abre sus ojos y en la oscuridad parecen incoloros.

Quiero decirle que hay algo familiar en él, acerca de cómo me siento a

su alrededor. Que algo acerca de él me hace sentir segura, como si en

realidad todo estará bien. Pero su mirada es tan intensa que pierdo las

palabras y todo lo que puedo decir es—. Gracias.

Una vez que tocamos tierra me ayuda a bajar el mástil y a arrastrar una

copia de seguridad del casco a la estantería de almacenamiento. Dudo

en la puerta del faro, todo lo que pensaba que sabía de mi vida

esperando pasando esas paredes. —Voy a regresar mañana por la

noche —le digo.

No muestra sorpresa. —Por favor cambia de parecer —dice—. Por favor

no regreses.

Estamos parados tan cerca, el hipnótico ritmo de las olas

envolviéndonos juntos. Con cada aliento que tomo, siento como si me

meciera hacia él.

Pero entonces la luz del faro pasa sobre nosotros y doy un paso atrás,

rompiendo el momento.

—Si no me puedes prometer que no te arriesgaras, te vigilaré y evitaré

que vayas —dice, con su mano agarrando mi cintura—. Por favor.

Miro sus dedos contra mi piel. —Tengo que ver a Catcher de nuevo. Lo

prometí —le digo, sacudiendo mi cabeza antes de alejarme y deslizarme

dentro.

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108 Carrie Ryan Purple Rose

Capítulo 13

Traducido por Xhessii

Corregido por kuami

l borde del sueño, pienso en Catcher. Está inclinado sobre mí,

sus labios pegados a los míos, su calor invade mí alrededor.

Cierro los ojos y me presiono contra él. Me hundo en él, en un

mundo perfecto donde nada más importa. No hay muerte. No hay

infección. No hay preocupaciones.

Pero en mi sueño Catcher se transforma y cambia. El mundo a mí

alrededor se transforma en agua y luego, de repente, es Elías al que

tengo entre mis brazos y sus labios rozan los míos y no me alejo.

Me despierto sin aliento, los dedos se aferran a las sábanas y la sangre

ruge en mis oídos. Me toma un momento calmar los latidos de mi

corazón y otro más para darme cuenta de que mi madre está en la

habitación, junto a la ventana mirando a la playa.

—¿Mamá? —pregunto, levantándome con los codos. Los fragmentos de

mi sueño siguen en mi cabeza, como una maraña de deseos confusos.

Aprieto mis ojos cerrados, tratando de alejar las imágenes. Mamá no

dice nada, ni siquiera me mira y le vuelvo a hablar—. ¿Mamá? —Alejo

las sábanas y saco las piernas de mi cama para levantarme.

Ella deja caer las persianas y viene a sentarse a mi lado. En sus manos

sostiene un pequeño y delgado libro y pasa los dedos sobre los bordes

del mismo como si estuviera nerviosa.

Aparte de ayer no he visto a mi madre dudar, nunca la había visto

insegura de sí misma. Me perturba verla de esa manera ahora.

Me siento muy distante de ella a pesar de que nuestros hombros se

rozan, y que también lo hagan las caderas y las rodillas, cuando nos

sentamos una al lado de la otra. Quiero decirle que lo de anoche,

pedirle disculpas por correr y le pedirle que me perdone. Pero no lo

hago.

A

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109 Carrie Ryan Purple Rose

Finalmente, se rompe el silencio y la tensión. —Lo siento, Gabry —dice.

Su voz suena derrotada, sin la corriente de fuerza que estoy tan

acostumbrada a escuchar—. Probablemente debería haberte dicho

antes acerca de dónde vienes…

Ella mira hacia abajo, sus manos están apretadas contra la tapa del

libro y sólo puedo leer el título entre sus finos dedos: Sonetos de

Shakespeare. Siempre he pensado que nuestras manos son tan

similares. Siempre pensé que era un rasgo que compartíamos.

Pero incluso ese pensamiento fue construido sobre una mentira y esta

toma de conciencia tan fresca, hace que sea tan clara la profundidad de

la traición.

—Simplemente pensé que sería más fácil —dice—. El Bosque… es tan

cruel. —Estuvo a punto de escupir la última palabra y observé como las

emociones invadían su rostro: la ira, el miedo, el dolor, y la resignación.

—Supongo que pensé que sería más fácil para nosotras si nos

olvidábamos del Bosque… si sólo pudiéramos dejarlo ir…

Su rostro tiene más líneas de las que recuerdo, y su pelo es atravesado

por más canas. Debo decirle que está bien, debería decirle que la

perdono, pero no puedo. Si hay alguien en este mundo en la que

debería ser capaz de confiar es mi madre, y eso lo hace todo mucho más

doloroso.

Ella hojea las páginas del libro, avivando las esquinas. Sé que ella está

esperando que diga algo, pero no sé qué decir y me quedo en silencio.

Toma una respiración profunda y dice: —Voy a regresar al Bosque,

Gabrielle.

—¿Qué? —digo incluso antes de pensar, y mil protestas la siguen—.

¿Por qué? ¿Cómo? Yo no…

Ni siquiera puedo encontrar la manera de hacer las preguntas y sacudo

la cabeza. De repente, la idea de perderla comienza a filtrarse a través

de mí y me trago el amargo desasosiego.

Coloca una mano sobre mi pierna, doblando los dedos sobre mi rodilla.

—Es lo que se tiene que hacer, Gabry —dice—. Ayer por la noche pensé

en ti y todo lo que dijiste y tiene razón. No debería haber dejado que se

fueran tan fácilmente… No debí haber dejado que sucediera.

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110 Carrie Ryan Purple Rose

Ni siquiera puedo procesar lo que está diciendo, porque estoy

demasiado envuelta en tratar de averiguar lo que esto significa para mí,

para el faro, para Catcher y mi futuro.

—¿Y yo qué? —le pido, mi voz suena pequeña y hueca.

Ella se vuelve y me mira, sus ojos brillantes en contra de la palidez de

sus mejillas. —Quiero que vengas conmigo.

No puedo evitarlo: salto, me alejo de la cama y me apoyo en la ventana.

—No —le dijo, agitando la cabeza—. No —le vuelvo a decir, segura de mi

respuesta.

—Gabry. —Sé que ella va a tratar de convencerme, así que la corto.

—No puedo, no en el Bosque. No. —Me limpio con los dedos el sudor

sobre el labio superior, el miedo quema a través de mí—. Es muy

peligroso. Está fuera de los límites. ¡Está lleno de Mudos! —Mi voz se

intensifica mientras camino por la habitación.

Mi madre se sienta en la cama, su rostro y el cuerpo no traicionan sus

emociones, lo que me enfurece aún más. He perdido mucho

recientemente, todo ha cambiado demasiado rápido y no puedo tomar

esto: no ahora.

Necesito a mi madre, su apoyo y su amor y su ayuda y su protección.

—No te puedes ir —le digo.

—Gabry. —Esta vez, su voz tiene un toque de advertencia pero yo no le

presto atención.

—No, el Consejo… va a averiguarlo. Te van a castigar, y ¿qué va a pasar

con el faro? ¿Qué será de mí?

Ella se levanta y se acerca a mí, poniendo sus manos sobre mis

hombros. Quiero alejarme, pero no lo hago, porque su toque se parece

mucho a como cuando yo era pequeña y necesitaba su consuelo.

—El Bosque es lo suficientemente seguro, Gabrielle. He pasado dos

veces y puedo hacerlo de nuevo. El truco es sólo primera parte: que va

desde la puerta en la cascada hasta el camino unos cuantos metros

después. Te conozco, Gabry, y sé que eres lo suficientemente fuerte

como para hacer esto.

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111 Carrie Ryan Purple Rose

Quiero decirle que sí, quiero darme por vencida y seguir sus órdenes. A

dejar que me lleve y sólo seguirla a ciegas. Pero pienso en Catcher y en

Cira y no puedo hacerlo.

—¿Por qué? —le pregunto, el dolor que estoy sintiendo cuelga alrededor

de la palabra, infundiéndola.

—Tengo que saber qué pasó con ellos —dice simplemente.

—Pero fue hace años —le digo.

Se encoge de hombros. —No debería haber renunciado a ellos. No debí

haber perdido las esperanzas. Debí haber hecho algo. —Hace una

pausa y mira más allá de mí—. Sólo tengo que saberlo, de una manera

u otra.

—Y entonces… ¿me abandonas para saberlo? ¿Para arriesgar tu vida?

¿Y qué hay de mí?

—Es por eso tienes que venir conmigo, también podemos descubrir

acerca de tu pasado —insiste.

Sacudo la cabeza.

—No, no en el Bosque. No puedo.

—Pero el bosque no tiene por qué ser peligroso.

—¡Tú eres la que me enseñó a tener miedo del Bosque! —le grito,

dejando de lado cualquier restricción o de reserva—. Eso es lo que me

dijiste toda mi vida, ¡Ten cuidado con el Bosque de Manos y Dientes!

¡Me dijiste que no es más que muerte y desesperación!

—Quería que crecieras segura, Gabrielle —responde enfáticamente—.

Sin miedo.

La miro fijamente. No podría haber estado más sorprendida si ella me

hubiera dado una bofetada. Y mis palabras han sido diseñadas para

herirla profundamente: —¿De quién es la culpa? —le digo, cruzando los

brazos sobre mi pecho y levantando una ceja.

Nos miramos la una a la otra, ambas respirando fuertemente como si

hubiésemos estado físicamente luchando.

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112 Carrie Ryan Purple Rose

Desde la sala principal de la planta baja oigo las campanas repicar un

poco porque la marea alta está cerca, y es la señal de mi madre para

empezar su patrullaje. Ella camina hacia la puerta y me mira.

Intenta otra vez convencerme de ir con ella al Bosque pero no me rindo.

Me digo a mi misma que no puedo dejar a Catcher o a Cira, pero sé que

la realidad es que tengo mucho miedo. Y yo sé que no puedo decirle esto

porque no sé si alguna vez ella sintió miedo como yo.

—Por favor, piensa en ello, Gabry —dice—. Después de limpiar la playa

voy a volver y podemos hablar más… —ella toca el marco de la puerta,

mientas se va, automáticamente frota los dedos sobre la palabras

grabadas allí, son una línea de uno de los sonetos de Shakespeare. Me

aparto de lo familiar, gritando por dentro. Entonces oigo el eco de sus

pasos, que desaparecen por las escaleras.

—No puedo —le digo a la habitación vacía. Me gustaría ser lo

suficientemente fuerte, tan fuerte como mi madre. Pero yo no soy como

ella. Cuando tenía mi edad, toda su vida fue arrebatada, pasó años

tratando de encontrar la seguridad. Todos lo que yo he conocido es la

seguridad y estoy demasiado asustada como para renunciar a ella.

***

Unos golpes me despiertan y por un momento creo que es sólo mi

cabeza que está palpitante por dormir demasiado tiempo en el calor.

Miro aturdida las paredes de la sala del faro, a los grabados de otro

soneto de Shakespeare, que mi madre talló en las paredes bajas, ayer

por la noche mientras yo estaba fuera. Pienso que ella me pedirá de

nuevo a ir con ella al Bosque y la forma en que me negaré de nuevo.

Todavía estoy conmocionada y sorprendida de mi propia capacidad de

decir “no”.

Con los ojos brillantes, me dijo que todo lo que tengo que hacer para

encontrarla era seguir la luz y luego se alejó en la distancia y la vi pasar

por los binoculares antes de quedarme dormida al aire libre en la

galería.

Oí golpes más fuertes y me doy cuenta demasiado tarde de que están

viniendo de abajo. En un instante me pregunto si se trata de mi madre,

si ella se ha dado por vencida de entrar al Bosque y regresó a casa. La

esperanza florece en mí caliente y feroz y corro por las escaleras de la

puerta principal.

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113 Carrie Ryan Purple Rose

Cuando me lanzo a abrirla, es Elías. El sol brilla por detrás de él y mi

sueño se desaceleró en mi mente luchando por averiguar lo que está

pasando. —Elías, ¿qué estás hacie…?

—En la playa —me interrumpe, apuntando sobre el hombro y con la

respiración agitada. Miro más allá de él y los vi: los cuerpos hinchados

de los Mudos que llegaron a la orilla, algunos de ellos ya nos detectaron

y luchaban para ponerse de pie.

Desde el interior de la casa escucho el insistente repique de las

campanas marcando el cambio de marea. He estado tan acostumbrada

a oírlos, tan acostumbrada a que mi madre responda a su llamada, que

ni siquiera reconocí el sonido. Me limpio con la mano la cara mientras

la magnitud del abandono de mi madre se instala en mí. A pesar de que

ella me dijo que volvería en un par de semanas, siento su ausencia

como un permanente dolor.

Sus funciones han recaído en mí y he fracasado.

—Aquí —le digo, cogiendo una pala de hoja afilada de un estante en la

puerta y la arrojo a sus manos. Se vuelve y corre hacia el agua, sus

movimientos son prácticos y seguros cuando comienza a decapitar al

Mudo. Mata a dos rápidamente, dejando a dos más, que se tropiezan

con él. Hunde la hoja contra las rodillas de uno de ellos y escucho el

chasquido de la fractura de sus huesos. Blande la pala en el otro,

rompiendo la cabeza, luego se levanta sobre él para cortarle el cuello.

Agarro otra pala y voy a la playa junto a Elías. Él no dijo nada mientras

me acerco a Mudo acostado de manera retorcida donde las olas lo

abandonaron.

No tuve el mismo cuidado que mi madre cuando decapité al Mudo. No

quiero pensar en ellos como otra cosa que monstruos. Me niego a

pensar acerca de dónde son y cómo terminaron aquí. No puedo dejar

que mi imaginación piense que sus familias los extrañan, la forma en

que murieron, lo que alguna vez fueron.

Me estoy conteniendo para ponerle fin a su miseria. Para ponerle fin a

su hambre infinita. Lo mismo voy a tener que hacer por Catcher cuando

llegue el momento: algo más me niego a pensar ahora.

Mis brazos tiemblan cuando he terminado con el Mudo y las ondas de

los cuerpos decapitados están de nuevo en las profundidades. El sol de

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114 Carrie Ryan Purple Rose

la tarde hace que todo sea duro, luz sobre el agua, la rompe en un

millón de colores.

Elías clava su pala en la arena, apoyando sus brazos en el mango. Brilla

el sudor en la piel, se trazan las líneas de los músculos de sus hombros

en las cortas mangas de su túnica recogida.

Debo darle las gracias por despertarme. Por ayudarme a limpiar la

playa, porque no estoy segura de poder haberlo hecho sola. —¿Qué

haces aquí? —le digo en cambio, tratando de no hacer una mueca de

dolor en el tono de confrontación de mi voz.

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115 Carrie Ryan Purple Rose

Capítulo 14

Traducido por Little Rose

Corregido por kuami

lías se frota el cuello. —De nada —dice suspirando y yo

entrecierro los ojos. De alguna manera se siente diferente estar

aquí con él a la luz del día, como si fuera más fácil charlar con

nuestras caras y emociones ocultas por la oscuridad. Meto el pie en la

arena, revolviéndola con los dedos. Me siento atenta y a la defensiva, mi

piel arde por el sol y mi cabeza late por la deshidratación.

—Gracias —digo finalmente.

—Estaba preocupado —añade. Lo miro a los ojos, al primer gesto de

amabilidad que veo allí. Y es ese gesto de amabilidad mi perdición. Me

hace notar lo sola que estoy aquí.

Cómo Elías podría ser la única persona que se preocupa por mí, que

piensa en mí.

De repente me abruma pensar en el faro vacío. Todas las noches vacías

que me esperaban: sola. La única persona entre el océano y Vista. Mis

ojos se llenan de lágrimas.

—¿Qué ocurre Gabrielle? —pregunta—. ¿Va todo bien?

Me miro los pies, cómo el agua rodea mis dedos, y asiento. Pero la

palabra que sale de mis labios es —No.

Él se mueve, de repente pareciendo incómodo. —La marea debería

llevarse a los No-Consagrados —dice.

—La playa debería seguir siendo segura por un tiempo.

—Mi madre siempre los llamó No-Consagrados también —le digo,

mirando a una ola caer sobre el pecho de un Mudo muerto—. Ella

creció en el Bosque. Ella… —me invaden los recuerdos, me golpean.

E

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116 Carrie Ryan Purple Rose

Sus historias rodean mi mente, todas juntas. Quiero decirle que yo

también vengo del Bosque, pero no encuentro las palabras. —Ella…

—vuelvo a comenzar, pero nada sale.

Finalmente dejo caer mis hombros. —Se ha ido —digo—. Volvió al

Bosque y yo la dejé ir sin mí. —Mi voz suena vacía.

Él no se mueve, sólo se queda allí mirando al horizonte.

—Se ha ido. Mi mejor amiga y todos los que conozco de mi edad están

cautivos y a punto de volver a los Reclutadores. Y Catcher… —mi voz

casi se quiebra en su nombre.

—También se habrá ido. Todos se habrán ido y yo estaré sola —le digo.

Admitirlo hace que todo sea más real y el miedo me hace temblar.

La arena hunde mis pies mientras él cierra la distancia entre los dos.

Siento sus manos en mi cabello y luego me atrae hacia él. Primero me

resisto pero luego comprendo que ahora Elías es lo único que tengo.

Es mi único aliado. No estoy segura si debo confiar en él, si puedo

confiar en él, pero siento que no tengo opción salvo que quiera estar

condenadamente sola y no creo poder manejar eso ahora. Si puedo

soportar perderlo todo tan rápido.

Me sostiene fuertemente, su mano presiona mi mejilla contra su

hombro como si quisiera mantenerme en una sola pieza. Como si

entendiera lo que me está pasando. No quiero que ese sentimiento se

vaya.

—Por favor no te vayas —le ruego. Pienso en la oscuridad, de estar sola

en el faro con la noche rodeándome—. Por favor no me dejes aquí sola.

¿Y si vienen más? Por favor quédate.

Su voz se rompe cuando responde: —No puedo Gabry, lo siento.

—Por favor —susurro. No quiero estar sola. No creo poder estar sola.

Nunca lo he estado antes, y pensar en ello me aterra—. Eres lo único

que me queda —digo, mirándolo. Lo dejo ver mi dolor y vulnerabilidad,

esperando que vea cuánto lo necesito. Cuánto quiero confiar en él. Me

siento desnuda en este momento y casi creo que dirá que sí, cuando su

rostro lo delata. Pero luego se vuelve a mirar al océano.

—Lo siento —susurra.

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117 Carrie Ryan Purple Rose

Inspiro hondo, preguntándome por qué siempre me he permitido confiar

en todos en este mundo. Cuán fácil sería si simplemente si no me

importara.

Por un segundo me pregunto si este era mi destino cuando me dejaron

en el Bosque de niña, después de que me perdiera y antes de que mi

madre me encontrara. Si la impotencia y la soledad han estado tan

metidas en mi vida que debería acostumbrarme a ellos, debo

acostumbrarme a vivir así. No tengo opción.

Me quedo mirando el perfil de Elías y siento su indecisión en la forma

que está tan tenso.

Siento sus emociones encontradas en el aire entre nosotros, pero

también su resolución.

No hay nada que pueda hacer o decir para mantenerlo conmigo. Se irá

como todo. Me siento estúpida por habérselo pedido. Es un extraño,

alguien que apenas conozco. Alguien que tiene tantas razones para

preocuparse por mí como yo por él.

Así que me alejo de él, dejándome ir de la calidez y comodidad, y vuelvo

al faro, dejándolo mirando las olas.

Hace más frío adentro, el ambiente es más agradable mientras subo las

escaleras. La puerta del cuarto de mi madre está agrietada, abierta y

absorbiendo las cicatrices del aterrizaje. Hay una cama de una plaza

empujada contra la pared más alejada bajo la ventana; está

pulcramente hecha, con una vieja colcha tejida encima.

El sol entra por la ventana, con la tira de agua como único fondo.

Apoyada contra la almohada hay una fotografía de mi madre conmigo.

Estamos de pie en el océano; está detrás de mí con sus brazos alrededor

de mí. Soy sólo una niña, riendo cuando la cresta nos empapa.

Recuerdo cuando fue tomada. Un anciano con una cámara viejísima

vino a Vista buscando comida y alojamiento para un fotógrafo. El

pueblo quiso rechazarlo pero mi madre lo aceptó.

Se quedó con nosotras una semana, tomando dos fotos el último día.

Recuerdo que el agua estaba fría, y con olas altas. Pero estaba a salvo

en los brazos de mi madre. Si veo de cerca puedo ver las sombras de su

rostro. Como si estuviera perdida en la imagen, perdida en la bruma del

agua y el cielo y yo soy lo único que la mantiene en tierra.

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118 Carrie Ryan Purple Rose

Junto a la foto está el libro que mi madre tenía esta mañana cuando me

pidió que la acompañara al Bosque. Lo levanto, paso mis dedos por los

bordes, y me pregunto si aún puedo sentir la tibieza de su tacto.

Me siento en la cama, el colchón hundiéndose con mi peso, y hojeo el

libro, las palabras en él son tan familiares como caminar.

Cuando era pequeña mi madre tomó un cuchillo y gravó fragmentos de

poemas en los pomos de las puertas del faro, lugares que siempre

tocaba cuando entraba o salía. Una vez le pregunté por qué lo hizo pero

nunca me lo pudo explicar. Pienso que la única que grabó en la entrada

al cuarto de la luz anoche, de su recordatorio que la luz siempre me

llevará a casa.

Y me pregunto si ella está ahí afuera ahora, esperando que la luz

aparezca en el horizonte, mostrándole que soy lo suficientemente fuerte

para seguir sin ella aunque no estoy segura de serlo.

Aunque he estado temiéndolo, visito a Cira al final del día. El Consejo

movió a todos los prisioneros al sótano del Ayuntamiento Principal, y

los de la Milicia que hacen guardia no me dicen nada mientras paso por

un corto tramo de escaleras hasta un cuarto dividido en dos por unos

gruesos barrotes verticales.

Unas familias se presionan contra los barrotes, con las manos

entrelazadas con los niños pequeños, aprovechando cada segundo que

les quede juntos antes de que los separen y alejen. Tengo que

detenerme al ver eso. Trago, la escena me es tan familiar a los Mudos

presionados contra la cerca anoche.

Quiero volver a subir corriendo, pero sigo avanzando. Cira corre hacia

mí, pasando los dedos pro los barrotes. —¿Catcher? —pregunta,

suspirando. Sus ojos brillan y tiene las mejillas sonrosadas. Tan

esperanzada y viva—. ¿Lo encontraste? ¿Está bien?

¿Cómo no me preparé para esto? ¿Cómo no pensé en alguna mentira,

algo para decirle? Pero en mi silencio ella comprende, mientras su

rostro se transforma. —No —susurra—. No.

—Lo encontré. —Me inclino hacia ella para que nadie más oiga—. Está

en las ruinas pasando el parque de atracciones.

La esperanza vuelve a su rostro y sacudo la cabeza. —Está infectado

Cira.

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119 Carrie Ryan Purple Rose

Tropieza hacia atrás. Unos pocos se juntan a su alrededor. Blane le

toma la mano y Cira se apoya en ella. Me miran.

Entonces comprendo que ella ya no es mía. Que hemos elegido caminos

separados que nunca volverán a unirse. Está con ellos, con los otros

ligados a los Reclutadores. Y yo me quedé atrás. La que huyó.

Justo hace dos días ella era a quien le habría contado del

descubrimiento de mi madre sobre de dónde vengo. A quien habría

recurrido después de que mi madre huyera al Bosque. Juntas

habríamos decidido qué hacer, cómo seguir. Hace dos días era mi

amiga, y no una extraña.

Quiero que la sensación vuelva. La sensación de que hay alguien en el

mundo que me conoce tan bien como yo misma. Alguien que no me

dejará sola en ningún momento.

—Volveré a verlo — le digo, avanzando, necesitando que ella vuelva a

esperanzarse—. Le prometí que estaría allí.

Sus ojos tienen sombras. Todo en ella está vacío, como si ya se hubiera

rendido y fueran los que la rodeaban quienes la mantenían en pie.

Se ve más delgada que antes, incluso en sólo dos días, y su piel está

gris por el encierro.

—Cira, ¿estás comiendo? ¿Están trayéndote comida y bebida?

Ella no responde. Sólo me mira como si hubiera desaparecido. Espero

que diga algo. Miro a Blane, rogando con mis ojos. —¿Está ella bien?

—le pregunto.

Su odio es palpable. —¿Qué te importa? Eres la que la dejó atrás

—dice—. Eres tú la que no sabe ser una amiga.

Presiono mis labios y me concentro en el suelo lleno de telarañas.

Intento inspirar pero estoy temblando. Quiero decirle a Blane que

intenté llevarme a Cira conmigo, intenté que ella huyera también. Pero

las palabras saben amargas en mi boca porque sé que podría haberlo

intentado más.

Parpadeo rápidamente, rezando por no llorar frente a esta chica. —Por

favor asegúrate que esté bien, —le digo. Ella asiente antes de darse la

vuelta, guiando a Cira a un banco contra la pared más lejana.

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120 Carrie Ryan Purple Rose

Me quedo allí de pie un poco más, con la pequeña esperanza de que

Cira me mire. Que ella verá mi dolor y vendrá, me consolará y me

tomara de la mano para preguntarme qué va mal. Pero ella simplemente

se encierra, tomando con dedos temblorosos el vaso con agua que Blane

le ofrece, pero sin beber.

Finalmente vuelvo a atravesar la puerta y subo las escaleras, dejando

atrás a mi mejor amiga.

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121 Carrie Ryan Purple Rose

Capítulo 15

Traducido por Abril.

Corregido por Mari NC

odo parecía apagado mientras caminaba de vuelta al faro. Los

sonidos de la ciudad, de personas construyendo plataformas y

levantando decoraciones para la llegada de los Reclutadores.

Incluso el sentimiento del sol poniéndose tarde era insípido contra mi

piel.

En la playa, las olas son lentas, incapaces de mover el cuerpo

decapitado de un Mudo en la arena. Pero cuando entro en la casa es

como si todo se agudizara con el foco y el aire estuviera vivo con el

sonido de la soledad.

Y luego me golpea con gran fuerza: mi madre se ha ido. Ella me dejó.

Nuestra conversación de la noche anterior y de esta mañana gira a mí

alrededor en el silencio, perforando mi piel y taladrando mi cráneo. Soy

la que la convenció de recordar. Soy la que le dijo que olvidar es inútil.

Soy la razón por la que se fue. Podría estar herida en el Bosque. Podría

estar Infectada y seria sólo mi culpa. Porque hice que se fuera sola,

demasiado asustada para acompañarla.

Presioné las palmas de mis manos contra mi ojos y me arrodillé, con

una ola de nauseas subiendo por mi garganta. Estoy tan cansada de

sentirme inútil, débil y sola. Estoy cansada de arruinarlo todo y poner

en peligro a las personas que quiero. Estoy cansada de tener miedo, de

permitirle al miedo que me retenga. Aprieto mis manos en puños. Tengo

que encontrar a Catcher. Tengo que hablar con él, explicarle lo que

pasó y pedirle su ayuda.

El rostro de Elías aparece en mi mente, el recuerdo de él sosteniéndome

esta mañana picando por mis brazos y piernas. Pero alejé esos

sentimientos y traté de recordarme que él es un extraño. Que me

defraudó cuando más lo necesitaba. Él no sabe nada de mí y nunca lo

hará.

T

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122 Carrie Ryan Purple Rose

Atando el cuchillo que Elías me dio alrededor de mi cadera y cerrando

la puerta, camino a grandes pasos hacia la playa. No me importa cuáles

sean los riesgos: le prometí a Catcher que estaría allí, y lo necesito tanto

como él a mí. Pero cuando miro hacia el lugar donde anclamos el bote

la noche anterior, me doy cuenta de que está vacío.

Elías debió tomarlo cuando se fue, y con él, mi única manera de

regresar a las ruinas de forma segura.

Quería gritar por la frustración de como todo parecía desmoronarse tan

rápidamente y por qué no había nada que pudiera hacer para

mantenerlo.

Pateé la arena, pero el viento me la devolvió, picando mi piel. Corrí

hasta las olas. El agua llega hasta mis muslos, mi corazón late, cuando

me doy cuenta donde estoy y de lo que estoy haciendo.

Todavía había un rayo de luz, la puesta de sol parpadeaba en el

horizonte.

Jadeo cuando pienso sobre eso. ¿Puedo hacer esto realmente? ¿Puedo

realmente nadar hasta las ruinas, hasta Catcher?

La idea me atormenta, me hace creer que puedo ser fuerte e invencible.

Pero sé que si lo pienso por más tiempo o lo razono nunca lo haré.

Encontraré cientos de razones de por qué esto es estúpido, de por qué

debería volver.

Entré más profundo en el océano. Le prometí a Catcher que volvería. Le

prometí que estaría allí. Él no estaría infectado si hubiera sido capaz de

matar a Mellie. Si hubiéramos sido capaces de matar a la Breaker antes

nada de esto hubiera pasado.

Deslizo mis brazos por el agua, mis pies levantándose del fondo. Traté

de no pensar en la oscuridad deslizándose allí, sobre la muerte que

podría estar en las profundidades. Traté de no pensar en lo que estaba

haciendo.

Un sólo pensamiento me empujaba hacia adelante: Catcher. Tenía que

llegar a él antes de que se convirtiera. No podía dejarlo morir solo y

convertirse en Mudo. No puedo soportar la idea de él convirtiéndose en

un monstruo. Con el mundo dando vueltas y desenmarañándose a mí

rededor, estar allí con él es la única cosa que puedo controlar, el único

pensamiento que puede hacerme permanecer en la tierra. Tengo que

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123 Carrie Ryan Purple Rose

probarme a mí misma que tengo la fuerza para seguir a través de esta

única cosa.

¿Qué es lo peor que puede suceder? Me pregunto. Que pueda haber

algún Mudo en el agua que no haya sido derribado. Me podía morder,

infectar o arrastrarme hasta las partes más profundas del océano,

convirtiéndome en Breaker casi instantáneamente. Farfullo y nado hacia

adelante, aprisionando el miedo que se amontonaba en mi garganta,

mientras más me alejo de la costa, más exprimo mis pulmones. Con mis

ojos cerrados el mar se sentía como un pozo sin fin.

Floto hasta la superficie y empiezo a nadar, agarrándome a donde sabía

que la punta del muelle debería estar, a la línea de rocas que separa a

la ciudad del parque de atracciones y las ruinas. Estoy casi allí cuando

siento algo rozar mi pie y grito, ahogándome en el agua.

Algo parecido a cabello se enreda en mi mano y me alzo sobre la

superficie. Tratando de liberar mis dedos mientras pateo todo lo que

puedo ver. Mi mente tiembla con pensamientos de brazos atrapándome,

dientes rasgando mi piel.

Me impulso, superando en el agua y tirando de mí hacia el

embarcadero, quedándome acostada sobre las rocas resbaladizas. Me

arrastro por el muelle lo más rápido posible, tragando aire. Miro mis

manos, mis brazos temblando y mi corazón chillando. Enredadas entre

mis dedos, hay algas marinas, que brillaban bajo la luna.

Miro por el muelle hasta donde se encuentra el muro de contención,

pequeñas luces de los milicianos parpadeaban en la noche. No pasará

mucho tiempo hasta que la patrulla se acerque, hasta que puedan ver

mi gruesa sombra entre las rocas.

Antes de saltar al agua del otro lado del muelle, miro detrás de mí al

faro grabado en la oscuridad. Siento que estoy dejando algo atrás. Algo

a lo que nunca seré capaz de regresar. Y entonces me doy cuenta que

había olvidado encender la linterna. Maldigo mi estupidez y por un

momento considero la idea de volver. Pienso sobre mi madre en el

Bosque; ¿Y si mira el horizonte buscando la luz? ¿Y si es a lo único que

puede aferrarse?

Pero Catcher está esperando. Se lo prometí. Y si vuelvo sé que nunca

me iré de vuelta y dejaré que él enfrente su destino solo.

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124 Carrie Ryan Purple Rose

Mi pecho se aprieta y me detengo para tomar aire y tranquilizarme.

Lugo me deslizo de vuelta en el agua, empujándome hacia la costa que

se extiende frente a las ruinas.

La playa está vacía cuando salgo lentamente del agua, con agua

corriendo por mis piernas desnudas. Un fuerte viento sopla detrás de

mí. Floto hasta el borde del oleaje, esperando que la luna pase detrás de

las nubes para tener más luz y agudizo mi oído para tratar de oír

cualquier gemido sobre las acometidas de agua.

Los Mudos de la noche anterior ya no están, la playa está tranquila, y

lentamente camino hacia las dunas, mis pies se entierran en las cálidas

arenas mientras saco el cuchillo de Elías de mi cinturón. Todavía no

hay Mudos.

Alcanzo el rompeolas y escalo las bordadas, las cuales están

desgastadas por las altas mareas que chocan contra ellas. Una vez que

estoy del otro lado, las calles de las ruinas se extienden ante mí como

un laberinto y de repente, la confianza y el impulso que sentía antes,

desaparecen por completo.

El aire nocturno se desliza sobre mis brazos, rozando las gotas de agua

y haciendo que mi piel hormiguee. Las dudas se amontonan a mí

alrededor y no puedo hacer que mis pies caminen. Permanezco inmóvil

y miro hacia el camino agrietado, una fina capa de arena lo cubre.

—Tú puedes hacerlo —digo en voz alta, con mi voz sonando vacía y

fuera de lugar entre los edificios deteriorados. Pienso en Catcher. Pienso

en lo que Cira haría si estuviera aquí y busco bajo mi blusa y despego la

figurilla de plástico de superhéroe que ella me dio. Ella nunca tendría

miedo, ella iría a la carga en busca de su hermano.

Así que eso es lo que hago.

***

Giro un par de veces en el camino incorrecto por la búsqueda del

edificio de Catcher, las calles y las escombros comenzaban a

desdibujarse juntos. En mi cabeza la ruta a través de las ruinas es tan

clara que estaba segura de recordar cómo llegar a él. Y aun así en cada

intersección y en cada giro me encuentro dudando y estoy bastante

segura de que estado más que andando en círculos. Mis ropas húmedas

se sienten pesadas en mi cuerpo, y la sal seca me hace picar y que mi

piel se sienta apretada.

Page 125: 2 the Dead-Tossed Waves [Carrie Ryan]

125 Carrie Ryan Purple Rose

Estoy parada en el hueco entre dos edificios desmoronados, tratando de

resolver por cual camino ir y queriendo patear la pared más cercana

con rabia, cuando oigo un suave sonido en la brisa, un indicio de algo

mezclándose con los grillos y mi propio latido.

Contengo la respiración, agudizando mi oído, preguntándome si quizás

es Catcher, mientras el sonido se convierte en una canción, con una voz

brillante y clara, y definitivamente de mujer.

Inclinando mi cabeza, trato de entender las palabras de la canción e

incluso empiezo a caminar hacia ella antes de que pudiera detenerme.

Para entonces, distingo un rito subyacente de la canción y al principio

pienso que es un tambor, que quizás son los Reclutas caminando por la

larga carretera hacia Vista. Luego me doy cuenta que no es un tambor,

son pies caminando, y no están yendo por la carretera, si no que vienen

desde un lugar mucho, mucho más cercano.

Mi cuerpo se tensa con preocupación, preguntándome quién más podría

estar en las ruinas. Una parte de mí quiere correr hacia ellos, buscando

seguridad en los números, pero una parte más grande de mí pide

prudencia.

El repiqueteo de la gente caminando se hace más fuerte y me doy

cuenta de que están muy cerca. Rápidamente dirigí la mirada alrededor,

en busca de un lugar para esconderme. Hay una pequeña cueva creada

por un muro casi caído y me dirigí hacia ella.

Me detengo en la entrada. La luna está en lo alto esta noche, su luz era

casi tan brillante como la proyectada por el faro, pero el pequeño rincón

era oscuro y no tengo ni idea de qué otra cosa podría estar escondida en

el interior.

Entonces siento un movimiento y giro mi cabeza para ver a alguien

doblar la esquina de la calle. Me deslizo en la oscuridad, agarrando el

cuchillo, y apretándome hacia atrás lo más que puedo, tratando de no

gritar cuando siento algo pequeño hundirse en el tobillo.

El canto se hace más fuerte, rebotando entre los muros de la antigua

calle, el golpeteo de los pasos más y más cerca. Sudor y agua salada

gotean de mi cuello. Luego veo unos pies pasando, el dobladillo de su

túnica blanca llegaba hasta sus rodillas sobre unos pantalones oscuros.

Justo como la que usaba Elías.

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126 Carrie Ryan Purple Rose

Distraídamente limpio mis labios con mi mano mientras trato de

entender qué estaba pasando, quienes son estas personas y qué están

haciendo por aquí. Preguntándome si Elías está con ellos. Contengo mi

respiración, esperando que no noten el charco negro de agua donde yo

estaba parada antes o el camino de tierra húmeda que llevaba hasta

donde estaba escondida.

Pasaron arrastrando los pies, con la canción todavía cerniéndose junto

a ellos, y haciéndose sorda con la distancia. El concreto se clava en mis

rodillas; mis piernas están adolecidas por estar agazapada en este

pequeño agujero. Con cuidado saco mi cabeza a fuera, a la luz de la

luna y miro por la calle. Se fueron, las ruinas están ahora vacías

excepto por los ecos.

Miro hacia el otro lado, la calma descuidada de las ruina acomodándose

encima de todo. Me pregunto si Catcher los oyó, si está de pie junto a

su ventana observando el extraño grupo serpenteando través de las

calles.

Lentamente me arrastro fuera de mi escondite, manteniéndome entre

las sombras. Paso a hurtadillas hasta la siguiente esquina, con el

sonido del canto siempre delante de mí. Miro a mi alrededor, tratando

de encontrar algo familiar que me lleve hacia Catcher, pero sé que estoy

perdida.

Será fácil encontrar el océano de vuelta, sólo volver por las mismas

calles con el ascenso del buque costero a mi derecha. Pero no estoy

listas para enfrentar las olas otra vez. Me arriesgué al venir aquí por ver

a Catcher y no estoy dispuesta a darme por vencida tan rápido.

Me detengo en el hueco de una entrada rota. Frente a mí hay una gran

extensión de concreto vacía llena de arbustos y pequeños árboles

creciendo de las grietas. En un extremo de la extensión hay una larga

pared tallada con gruesos arcos de piedra. Con el resplandor de la luna

puedo diferenciar un cartel grande y oxidado colgado en un ángulo. Las

letras se han desgastado, dejando a las palabras “ANFITEATRO DE

CHARLESBURG” apenas legibles.

Desapareciendo bajo el arco central está el rastro de la fila de

cantantes, todos con túnicas blancas y con la cabeza rapada, justo

como Elías.

Entrecierro mis ojos, recogiendo todos los detalles, pero es difícil decir

algo de ellos a esta distancia y con tan poca luz. Estoy sorprendida de

ver tanta gente aquí en las ruinas, sorprendida de que puedan estar tan

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127 Carrie Ryan Purple Rose

cerca de Vista y que no supiera nada de ellos. Pero me doy cuenta de

que si puedo encontrar a Elías junto a ellos, él me puede guiar hacia

Catcher.

Espero varios momentos después de que desaparecieran dentro del

anfiteatro, hasta que la noche se vuelve normal otra vez: las cigarras y

tres ranas zumbando. Empuño y relajo el agarre a mi cuchillo, nerviosa.

Unas pocas gotas de agua se deslizan de mi cabello mojado, por mi

espalda y por mis piernas.

Todo lo que tengo que hacer es cruzar la extensión de concreto y entrar

en uno de los arcos, me digo a mi misma. Sólo da un paso y luego otro.

Fuerzo un pie hacia adelante, tratando de caminar en puntillas a través

de las ramas de los árboles y la masa descomunal de arbustos.

Siento profundamente cada latido, cada estruendosa palpitación de

advertencia, pero sigo caminando. Lentamente, mientras me acerco,

puedo oír el canto otra vez. Oír el canto de voces profundas.

Toco con mis dedos las piedras del arco, no por el cual entraron, si no

por otro. Me deslizo bajo el, presionándome en sus sombras.

Más allá del arco hay algo que nunca había visto antes: una larga

depresión inclinada, como si alguien hubiera excavado el suelo mucho

tiempo atrás. Cortadas en la ladera hay terrazas dispersas con ramas

rotas enredadas entre la maleza. En el centro del cuenco hay un

escenario coronado con un domo sin paredes.

Me encojo contra el lado del arco, sintiendo el calor de las piedras a

través de mi blusa. Los portadores de las túnicas siguen cantando pero

entonces otro sonido reverbera alrededor de los bordes de la hierba del

cuenco: gemidos.

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128 Carrie Ryan Purple Rose

Capítulo 16

Traducción SOS por Vannia

Corregido por Mari NC

alto sobre mi pie, agarrando fuertemente el cuchillo en mi mano, y

estoy lista para correr cuando me doy cuenta que nadie más está

reaccionando. La gente continua entonando y cantando haciendo

su camino por un conjunto de ruinas. El miedo se tuerce en mi

estómago. ¿Por qué ellos no están corriendo? ¿Por qué no toman sus

armas?

La fila de gente se divide mientras se topa con la parte inferior de la

colina, subiendo al escenario, y es cuando veo a los Mudos pululando

en las sombras de la cúpula.

Inclino mi cabeza hacia atrás, golpeando en la pared del arco con un

golpe sordo. Gruño por el dolor y entonces me tapo la boca con una

mano. Mi respiración es irregular pero estoy muy aterrada como para

moverme. Temiendo que alguien me vea, de que alguien podría ya

haberse dado cuenta de mí. Me encojo tan profundamente en las

sombras como puedo, manteniéndome paralizada.

Mis ojos saltan alrededor de la escena. Nadie parece preocuparse de los

Mudos mientras caminan hacia ellos. Y entonces me doy cuenta de que

los Mudos no se están moviendo, están estirando las manos a la noche,

sus dedos golpeando fuertemente en el aire, pero todos están atrapados

en el lugar.

Hay algo terriblemente diferente en ellos. Por la forma en que se ven y

por el tono de sus gemidos. Mi estómago da un vuelco cuando me doy

cuenta de lo que es. Los Mudos no se están moviendo porque todos

tienen collares alrededor de sus gargantas, cadenas y correas que los

mantienen quietos. Y la gente con las túnicas blancas no están

preocupados por ellos porque a los Mudos les faltan sus dientes y la

parte inferior de sus mandíbulas: No podían morder. Lo cual significa

que no pueden contagiar. Sus rostros se retuercen, viéndose menos

como humanos y más como animales, pero a pesar de mi repugnancia

me encuentro a mí misma inclinada hacia adelante para verlos más de

S

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129 Carrie Ryan Purple Rose

cerca. Los vivos pasan entre ellos como si no estuvieran ahí, como si

fueran inofensivos, sin la definición de la muerte.

Repentinamente el canto se detiene y el silencio impregna todo,

templado únicamente por el hueco de los gemidos. Estoy asustada de

que ningún movimiento me dará distancia así que estoy atascada en la

curva del arco, mirando. Escaneo los rostros, tratando de encontrar a

Elías, preguntándome si el hombre que me salvó puede estar aquí, ser

parte de esto. Anoche, en mi sueño, su rostro fue tan vívido, tan único.

Pero ahora con tantos hombres, mujeres, niños y niñas usando túnicas

blancas con sus cabezas rapadas, comienzan a mezclarse. Todos están

borrosos a la luz de la luna.

Los Mudos se retuercen en contra de sus restricciones, empujando para

conseguir acercarse a la carne viva. Deben ser más de una docena, sus

gemidos son ásperos y agudos. Y aun así la gente dirige una mirada

indiferente a la forma en que la muerte se lanza sobre ellos.

De repente está claro quiénes son estas personas. Aprendimos en la

escuela sobre las sectas, sobre los locos grupos religiosos llamados

Soulers, quienes adoran a los Mudos. Los llevan por ahí como

mascotas. Me los imaginaba como unos chiflados con cabello largo y

fibroso, corriendo a los alrededores medio desnudos. No como esto: no

ordenados y tranquilos y casi normales.

No como Elías. Él mató a los Mudos anoche, lo vi metiendo su cuchillo

a los cráneos de cada uno de ellos. Él no habría hecho eso si es que los

adoraba, ¿no?

¿Pero por qué más podría vestir igual que ellos? ¿Por qué estaría en las

ruinas al mismo tiempo que ellos?

¿Qué tal si él cree en lo que ellos hacen? Las preguntas me

bombardearon hasta que un pensamiento martilla en mi mente: Elías

sabe dónde está Catcher. ¿Qué tal si él sólo estaba esperando que

Catcher se convirtiera en Mudo? ¿Qué si entonces él iba a convertir a

Catcher en uno sin mandíbula?

El miedo cauterizó mi garganta. Tengo que alejarme de ellos. Tengo que

encontrar a Catcher y advertirle. Pero justo entonces escucho a alguien

hablando, su voz alegre y nítida como si ella caminara hacia el sendero

dirigiéndose directamente hacia mi escondite. Cierro mis ojos, contengo

la respiración. Mi cuerpo grita por correr pero tengo miedo de que ellos

me vean. Echo una ojeada a través de mis parpados. Ella se detiene

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130 Carrie Ryan Purple Rose

cerca a unos seis metros en frente de mí y se gira hacia el escenario,

todos los ojos sobre ella.

Tomaría sólo que una persona eche un vistazo sobre ella, y mire en las

sombras del arco para que me vea. Apenas respiro, incluso trato que mi

corazón pare de golpetear, temiendo que el pulso sobre mi cuello me dé

distancia.

La mujer habla de Dios y la promesa de la resurrección, sus palabras

cortan el aire. Un niño que se ve de doce o trece años da un paso fuera

de la multitud, con su cuerpo delgado y larguirucho. Su túnica es

blanca como las otras, un poco apretada en sus hombros. Sus dedos

revolotean sobre los lazos rojos envueltos alrededor de cada muñeca,

cerrándose, abriéndose y torciéndose como si no los pudiera controlar.

Dos hombres se separan del grupo de Soulers y caminan al fondo del

escenario. Cuando reaparecen cada uno sostiene una vara atada a un

collar alrededor de la garganta de una mujer Mudo. La boca de ella se

abre y se cierra, su intacta mandíbula muerde el aire, sus dientes

brillan a la luz de la luna. Trago saliva. Ésta no es inofensiva como los

otros. Ésta puede morder e infectar. Las lágrimas nublan mi visión y

presiono mi mejilla contra la pared de piedra. Ellos sostienen a la mujer

Mudo fuertemente, con las cadenas apretando su cuello y hundiéndose

en su piel muerta como si ella luchara contra las restricciones.

Los otros Soulers en el círculo se arrodillan y agachan la cabeza, sus

rostros ahora escondidos de mí. Todos excepto el niño con los lazos

rojos alrededor de sus muñecas, quien está frente a la Mudo mordiendo

el aire. Es mi oportunidad para correr, para alejarme en la noche, pero

no puedo forzar mis piernas a moverse. Sólo soy capaz de deslizarme

por la pared lentamente hasta que me presiono contra el suelo, el

horror de lo que está pasando me atrapa aquí.

La mujer Souler todavía está de pie frente a mí gritando órdenes.

Alguien le da al niño un afilado cuchillo y me pregunto si esto es algún

tipo de sacrificio antiguo del que no nos hablaron en la escuela, un

símbolo de derrotar a la muerte, matando en una elaborada ceremonia.

El niño se queda mirando a la Mudo durante demasiado tiempo por lo

que unos de los Soulers se mueven y levantan la cabeza. Pero luego él

levanta la cuchilla y la luz de la luna se refleja en el diseño grabado en

el metal antes de que él lo pase a lo largo de su propia piel.

Me estremezco y grito. Hilos de sangre bajan por el brazo del niño, la

Mudo se gira y se retuerce al olerla. Él niño aprieta el puño, gotas rojas

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131 Carrie Ryan Purple Rose

cayendo de sus nudillos. Deja al cuchillo deslizarse de su mano y cae al

escenario.

Y luego él avanza a los brazos del Mudo esperando.

Siento el grito del edificio dentro de mí, rasgando a lo largo de mis

venas. El dolor irradia desde mi labio inferior cuando me lo muerdo

para mantener el silencio, mi pecho agitado mientras intento pasar la

saliva.

La Mudo se abalanza, agarra al niño y tira de él hacia ella. Él

voluntariamente, da un paso más cerca a la boca batiente de ella. Los

dientes de la Mudo rasgan la carne del niño a lo largo de su cuello pero

él no se aleja. Yo observo cómo él trata de mantener su boca cerrada

pero no puede y una lágrima se desliza por su rostro mientras su

cuerpo se desploma por el dolor.

Los Soulers alrededor de él vibran con la emoción, algunos poniéndose

en pie mientras la Mudo muerde, muerde y muerde hasta que el niño

finalmente se tambalea de nuevo.

Los dos hombres fuerzan a la Mudo al suelo y alguien desliza un mazo

en la mano del niño mientras él cae de rodillas junto a ella. Incluso

desde aquí puedo ver que él está en shock. Su pecho sube y baja

rápidamente, sus brazos tiemblan. Él lucha para levantar el mazo y

llevarlo abajo contra la mandíbula de la Mudo. Él no puede poner

mucha fuerza en su movimiento pero el peso de la cabeza del mazo hace

el trabajo y escucho el crujido de dientes y huesos.

Incluso eso no detiene sus gemidos, pero ahora los trozos de dientes

vuelan desde su boca mientras ella mueve su mandíbula y el niño se

limpia la cara en la manga de su túnica ahora empapada de sangre. Él

se balancea hacia atrás, poniendo sus manos en el suelo para

levantarse, pero sus brazos no tienen fuerza y se derrumba.

La mujer que había estado de pie enfrente de mí corre colina abajo y

salta en el escenario, cayendo sobres sus rodillas junto a él. Ella jala al

niño hacia su regazo, la sangre se filtra entre ellos. Ella toma un collar y

lo desliza alrededor del cuello del niño. Luego lo abraza, apretándolo en

un abrazo desesperado. Su voz es suave pero todavía puedo escucharla

sobre el viento de la colina: —Vivirás para siempre ahora —dice ella con

el rostro bañado en lágrimas.

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132 Carrie Ryan Purple Rose

No puedo creer lo que acabo de ver, incluso mientras los sonidos y las

imágenes giran a través de mí. Mi cuerpo y mente da un vuelco y me

escabullo desde la sombra del arco. No soy lo suficientemente

cuidadosa con mi movimiento y justo cuando la cabeza del niño no me

deja escapar, su mandíbula tiembla y un gemido retumba desde sus

labios, dejo caer mi cuchillo que traquetea al suelo.

Mi corazón se apodera del miedo, doy un vistazo a los Soulers,

preguntándome que harían si me encuentran aquí espiándolos, si yo

también sería sacrificada. Pero nadie viene hacia mí o grita. Toda su

atención está enfocada en el niño que se acaba de convertir. Ellos

luchan para atar una correa a su collar mientras él se estira y tropieza

por los vivos alrededor de él.

Dejo escapar un suspiro de alivio y agarro mi cuchillo cuando me doy

cuenta que uno de los Soulers no está mirando al niño. En vez de eso,

sus ojos están apuntados directamente a mi escondite. Es Elías, y por

un segundo creo que tal vez él no me ha visto o que incluso si lo ha

hecho, me dejará ir. Pero se aleja de los otros y camina rápidamente a

través de los pasillos cubiertos de césped.

Me doy la vuelta y corro, abandonando mi escondite sumergiéndome en

las ruinas. No me molesto en mirar atrás pero puedo escuchar ya las

pisadas de él viniendo detrás de mí.

Tengo ventaja pero Elías es más fuerte que yo. Corro a través de las

ruinas, sin prestar atención a cuál camino estoy siguiendo, sólo me

acerco al parque de atracciones manteniéndolo a mi derecha así que sé

que me dirijo al océano. Algunas veces escucho sus pasos detrás de mí,

golpeando contra el suelo mientras me persigue.

—Gabry, ¡espera! —grita él, y escuchar su voz me hace correr más

rápido, más fuerte. Todo lo que puedo ver es el niño, la forma en que

dejó que la Mudo lo mordiera y lo infectara. Es imperdonable que ellos

le hayan dejado hacer una elección tan horrible. Que Elías sólo se haya

quedado ahí observando. ¡Él era un niño!

Elías me alcanza cuando llego el rompeolas, su mano agarrando mi pie

mientras salto. Me impulso con mi pie y siento que mi talón conecta.

Tengo que correr, tengo que alejarme. Necesito conseguir regresar al

faro y meterme en mi cama e imaginar que no vi lo de esta noche.

Lucho por encima del muro y caigo en la arena, tropezando cuando

golpeo el suelo. Escucho el ruido sordo de él cayendo junto a mí y antes

de que pueda ponerme de pie él rueda encima de mí.

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133 Carrie Ryan Purple Rose

Su cuerpo presiona el mío en una de las dunas y ambos jadeamos,

nuestros pechos compiten por el espacio mientras jadeamos por aire.

Estoy completamente asustada. Luego mi cuerpo estalla. Como si este

fuera el final, como si me estuviera ahogando y este fuera mi última

oportunidad para salir a la superficie. Muevo mis piernas contra él,

pateando y golpeándolo con mis brazos.

Trato de gritar y esta vez Elías pone su mano sobre mi boca. Trato de

morderlo, siento mis dientes hundiéndose en sus dedos, pero él

únicamente hace una mueca y aprieta su agarre hasta que relajo mi

mandíbula. Su cuerpo pesa sobre el mío, aplastándome. Siento sus

labios en mi oído.

—Está bien —dice—. Todo está bien, Gabrielle —repite él, como si le

fuera a creer si sólo se mantiene diciéndolo. Su olor está tan cerca que

invade mi cuerpo, su piel resbaladiza contra la mía. Me detengo,

conteniendo la respiración—. Estás a salvo —añade él.

Quiero creerle. Quiero confiar en él como lo hice anoche. Quiero dejarlo

mantenerme a salvo y hacerlo mejor. Pero no puedo. No más. No ahora

que vi lo que él es. No después de lo que acabo de ver. Me giro debajo de

él hasta que su rostro se cierne sobre el mío. La luna se refleja en la

silueta de la duna cercana, proyectando sombras bajo sus mejillas y

curvándose a lo largo de su mandíbula.

Paro de luchar por sólo un momento y él afloja su mano sobre mi boca.

Lamo mis labios y puedo saborear los restos de su sudor.

—Eres un Souler —digo—. Eres uno de ellos. Tú dejaste… —Ni siquiera

puedo terminar la oración porque la bilis se eleva en mi garganta a

causa de lo que le hicieron a ese niño. No puedo creer que las manos

que me sostienen ahora, el cuerpo que estaba presente mientras ese

niño se infectaba voluntariamente a sí mismo, pertenece a la misma

persona que me reconfortó tan fácilmente esta tarde. Quien fue capaz

de hacerme sentir tan segura.

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134 Carrie Ryan Purple Rose

Capítulo 17

Traducido por Javy

Corregido por masi

o puedo dejar de mirar más allá de Daniel hasta al borde de las

olas desde donde veo a Elías arrastrándose desde el agua. No

puedo hacerle frente a Elías, no puedo soportar la idea de estar

cerca de él. Pero tengo miedo de que si Daniel lo ve, descubra que

estuve fuera de la barrera y me meta en serios problemas.

—Lo siento —le digo a Daniel, tratando de sonreír y buscando a tientas

mi cuchillo para ponerlo en el estuche de mi cadera—. No esperaba a

nadie.

Su sonrisa es amplia pero sus ojos están entrecerrados, como si

estuviera impulsándose a acercarse, moviéndose lentamente.

—Parece un peculiar momento para nadar —dice.

Por el rabillo del ojo veo a Elías moverse sigilosamente por la playa.

—Se trata de la marea alta —digo, nerviosa, y doy un paso hacia la

puerta del faro.

Daniel camina detrás de mí.

—Este es el momento más seguro para ver las estrellas.

Noto como Elías se coloca más cerca, claramente visible. Tengo que

conseguir mantener a Daniel lejos.

—¿Qué te hizo hacer todo el camino hasta aquí a esta hora? —le

pregunto, tratando de distraerlo.

Daniel inclina su cabeza.

—Yo solo pensé en verificar como andabas —dice—. Parecías algo

alterada cuando te vi en la Barrera anoche.

N

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135 Carrie Ryan Purple Rose

Detrás de Daniel, Elías deja de moverse, irguiéndose un poco. Él sería

estúpido si deja que Daniel lo viera, y sin embargo sigue sin hacer un

buen trabajo con su escondite. Él simplemente está de pie allí, sus

manos cuelgan por sus costados y me mira fijamente. Si Daniel se

girase, incluso para echar un vistazo al océano, lo verá.

Pongo una mano en el brazo de Daniel para obtener su atención sobre

mí, pero él parece tomarlo con un sentido equivocado. Levanta una ceja

y me encuentro buscando palabras.

—Soy grosera por mantenerte de pie aquí en la oscuridad —finalmente

digo, abriendo la puerta detrás de mí—. Por favor, entra.

Él me mira durante un momento y siento el agua gotear por detrás, en

mi espalda y muslos. Él vuelve a sonreír mientras paso y camino hacia

el faro. Echo un vistazo atrás, a Elías. Él todavía está de pie allí, con la

luna iluminando su perfil. Frunce su ceño, como haciéndome una

pregunta que no entiendo y que él no sabe cómo responder. Cierro la

puerta, separándonos y apoyo mi cabeza contra ella.

Quiero que esta noche llegue a su fin. Quiero estar sola. Cierro mis ojos

y suspiro, tratando de encontrar un poco de paz y tranquilidad dentro

de mí. Mantendré a Daniel ocupado el suficiente tiempo para que Elías

se marche y luego una vez que Daniel por fin se haya ido estaré sola.

Solamente tengo que hacerlo durante unos pocos minutos.

Fuerzo una sonrisa y doy un paso adelante.

Daniel camina por los alrededores recogiendo diversos artículos de los

estantes y los examina mientras enciendo unas linternas. Al momento

en que la habitación se ilumina, él se ha dado la vuelta atrás para

enfrentarme. Me mira fijamente como si estuviera esperando algo. Es

como si supiera algo que yo no y esto me pone nerviosa.

Entro a la cocina para buscar un paño con que secar mi cara y brazos,

luego avivo el fuego de la estufa y coloco una tetera en la parte superior.

Daniel se acerca a mí y trato de no estremecerme con su cercanía.

Extiende la mano y sus dedos frotan el lado de mi cintura y luego él

saca el cuchillo de Elías del estuche en mi cadera. Los músculos de mi

cuello se tensan y tengo que agarrar los bordes de la barra para impedir

a mis manos temblar. No me gusta la sensación de estar tan cerca de él.

—Esto es interesante —dice, torciendo la hoja en el aire, la luz se

desliza a través del modelo. No puedo decir si es sólo por casualidad o

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136 Carrie Ryan Purple Rose

realmente se siente curioso de la información. Respiro silenciosamente

y con calma antes de sentirme obligada responder.

—Gracias. —Me ubico delante de él y bajo dos tazas, poniéndolas en la

estufa. Con tanta naturalidad como puedo, desempaqueto media

hogaza de pan para disponerlo también, tratando de no pensar en mi

madre amasando la masa y en su esencia por todas partes.

Él camina más cerca de mí, inclinando el cuchillo entre nosotros para

que la luz rebote sobre la lámina y en mis ojos. Entrecierro mis ojos

hacia él.

—Sabes que sólo una vez he visto un trabajo como este antes —dijo—.

Es muy singular. —Pone la cuchilla sobre la mesa de al lado, con

delicadeza—. Desde luego, el que yo vi era parte de un par. El modelo

era tal que cuando mantenías las dos láminas unidas había una

inscripción: Bendito y santo es él que tiene parte en la primera

resurrección: En una segunda muerte no tiene poder.

Trato de no parpadear; trato de no mostrar ninguna reacción en

absoluto aun cuando mis dedos comienzan a sentir un hormigueo y mi

sangre parece zumbar. Nunca se me ocurrió que el modelo sobre la

lámina significara algo, podría ser la mitad superior de las letras.

—¿Alguna vez has oído de ello antes? —pregunta él, levantando una

ceja.

Sacudo mi cabeza en un no, con miedo de que mi voz tiemble si trato de

hablar, porque estoy temblando.

Esto era una parte de la canción que los Soulers cantaban, ellos

coreaban muchas veces como la mujer Mudo hundió sus dientes en el

niño. Meto un pedazo del pan en mi boca como una excusa para

quedarme silenciosa durante un momento más.

Por suerte la tetera comienza a silbar y vuelvo a la estufa, ocultando mi

expresión.

Por el rabillo del ojo puedo ver a Daniel encogiéndose de hombros, luego

cómo coloca un dedo bajo la cuchilla, probando su equilibrio.

—Yo no lo creo —dice él—. Es una expresión Souler. Recuerdas haber

aprendido sobre ello, ¿no?

El pan de pronto seca mi boca, pegándose a mis mejillas y lengua.

Sacudo la cabeza.

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137 Carrie Ryan Purple Rose

—El loco culto que sacrifica gente para convertirlos en Mudo. Creen que

es el camino hacia la resurrección y la vida eterna. —Me doy la vuelta

para obtener una mejor visión de lo que está haciendo y coger la forma

en cómo él pasa un dedo a lo largo del afilado borde del cuchillo—. Ellos

van de ciudad en ciudad tratando de convertir a la gente. Y si ellos

alguna vez vinieran aquí… —Me echa un vistazo, trazando su arma a lo

largo de una garganta imaginaria.

—Es extraño como la cuchilla acabaría con uno —dice él.

Vierto el agua de la tetera y mis manos tiemblan, salpicando agua

hirviendo a lo largo de mi pulgar y bajando por mi muñeca. Antes de

que yo pueda reaccionar él agarra una toalla y toma mi brazo,

secándolo. Sus dedos se detienen sobre el corte de mi palma hinchada.

—Lo encontré en la playa —digo precipitadamente—. El cuchillo

—aclaro—. El mar lo arrastró.

—Eso no se ve bien —dice, inclinando su cabeza hacia mi mano,

haciendo caso omiso a mi explicación.

—Estoy bien —digo tratando zafarme. No quiero que lo toque, aun no

quiero que nadie se acerque a mí. Solo quiero encerrarme en mí misma

y olvidarme de todo.

Me mira.

—Tu madre es muy buena con las plantas medicinales, ¿No tienes algo

para esto?

Da un paso más cerca, puedo sentir su aliento; puedo sentir su piel y

su olor y lo que quiere.

Dejo caer la tetera sobre la mesa, derramo un poco de agua caliente y se

derrama en el suelo justo en el pie de Daniel. Da un paso atrás, a

regañadientes dejándome ir.

—Está bien —digo otra vez. Aun puedo oír la forma en que mi voz

tiembla.

Él inclina su cabeza un poco, con una mirada penetrante en sus ojos.

—¿Dónde está tu madre? —pregunta. Clava el cuchillo en el mostrador

junto a mí, escarbando con la punta en la madera. Doy un paso

alejándome de él, alcanzando una toalla limpia de un cajón como

excusa para poner distancia entre nosotros.

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138 Carrie Ryan Purple Rose

—Noté que el faro no está encendido —dice, acercándose. Su voz es más

profunda y hay algo sobre ello que eriza el pequeño cabello a lo largo de

mi nuca.

Cierro mis ojos, maldiciéndome otra vez por dejar sin encender la luz.

Desde luego, tal descuido podría traer a la Milicia aquí. El Protectorado

exige que nosotros mantengamos la casa alumbrando aun cuando los

comerciantes no hayan tentado a los piratas durante años.

—Ella está enferma —le digo—. Lo haré ahora —añado, apresurándome

a salir de la cocina y subir las escaleras hacia el cuarto del faro. Abro la

lámpara y ajusto la mecha, mi mano sigue temblando al escuchar los

golpes de Daniel al seguirme, con su pierna mala que lo hace más lento.

Mis hombros se hunden; me siento aliviada de estar sola aunque sea

por un pequeño momento.

Sin embargo, estar sola hace que mis pensamientos deriven

nuevamente hacia Elías y los Soulers. Me acerco a las ventanas y

exploro la playa de debajo, asegurándome de que Daniel no será capaz

de ver a Elías si decide echar un vistazo al exterior. Nada se mueve en

la oscuridad y me pregunto si Elías todavía está ahí afuera, mirándome,

incluso ahora.

Me estremezco y echo un vistazo más allá de la Barrera en las ruinas.

¿Están los Soulers todavía ahí? ¿Todavía continúa su enferma

ceremonia? Entrecierro los ojos, tratando de encontrar el anfiteatro, y

creo que veo una chispa de luz, un brillo suave donde ellos deberían

estar, y luego nada.

Los pasos de Daniel se vuelven cada vez más fuertes y me muevo hacia

el foco para encenderlo rápidamente, entonces me ocupo yo misma de

los engranajes.

Entra en el cuarto e inmediatamente el espacio se siente demasiado

pequeño. Demasiado apretado y demasiado alto. Hay sólo una salida y

su cuerpo la bloquea. Sostiene el cuchillo, la hoja reluce en la luz.

Me ocupo de los engranajes de la lámpara pero la presencia de Daniel

me pone nerviosa y estoy distraída. La punta de mi dedo se atora entre

los dientes de dos engranajes y grito de dolor agudamente. El fulgor de

la luz pasa sobre nosotros, el brillo es casi una fuerza física.

Daniel da unos pasos más dentro del cuarto y rodea el foco, finjo

examinar otro juego de engranajes mientras mi dedo palpita.

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139 Carrie Ryan Purple Rose

Nota las tallas recientes de mi madre sobre las paredes bajas. Se inclina

a recorrer con sus dedos sobre las palabras del soneto.

—¿Qué se supone que es esto? —pregunta. Todavía jadea por el

esfuerzo de subir la escalera.

—A mi madre le gusta la poesía —le digo, rechazando alzar la vista. Los

engranajes hacen click bajo mis manos, los dientes se ajustan el uno

contra el otro y luego se deslizan lejos.

Él me fulmina con la mirada, enderezándose.

—Esto es una propiedad del Protectorado. —La luz se desliza sobre él y

se queda en silencio hasta que yo encuentro sus ojos. Puedo ver el

recorrido de las gotas de su sudor en su frente y sus mejillas hacia lo

largo de su mandíbula. Mi madre ha tallado piezas de sonetos en casi

cada entrada del faro; pero nunca se me ocurrió que ella podría estar en

problemas por ello.

Antes de que yo pudiera encontrar la manera de responder, él mueve

una mano por el aire.

—Los Reclutadores llegan pasado mañana. Esperemos que tu madre no

se encuentre demasiado enferma, o demasiado ocupada desfigurando la

propiedad, para presentarse a los otros consejeros. El presidente la

espera. Él me envió para entregar el mensaje personalmente. Y

reprenderla por eludir su deber como guardián del faro.

La luz hace otra barrida alrededor de la diminuta habitación y me da

una bofetada en la cara, penetrando mi visión. Cierro mis ojos, la

oscuridad una explosión de puntos brillantes. Cira se habrá ido en dos

días. Los Reclutadores se la llevarán y a los demás. Debería haber ido

con ella.

—Desde luego que mi madre estará allí —le digo. Con la esperanza de

que suene convincente.

Con mis ojos cerrados no percibo que él se ha arrastrado más cerca

hasta que envuelve su mano alrededor de la barandilla que está a mi

lado, su brazo casi rodeándome. Él está muy cerca, no hay bastante

espacio. No puedo respirar, aún no puedo pensar. Su pecho se presiona

contra mi hombro, su boca casi está en mi oído.

—¿Está tu madre dormida? —pregunta. Y puedo sentir como su voz

agrieta mi piel y estalla la carne de gallina. De pronto me siento

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140 Carrie Ryan Purple Rose

impotente y atrapada. Casi gritando, esperando que Elías esté todavía

allí fuera, que pueda venir a recatarme.

Pero entonces recuerdo que me dejó sola para volver a las ruinas. Como

él escogió a los Soulers sobre mí. Y pensar en los Soulers hace que se

me retuerza el estómago.

Tengo que conseguir sacar a Daniel de la casa. Tengo que encontrar un

modo de alejarlo de mí.

Su aliento está caliente sobre mi cuello, su cuerpo me presiona contra

el cristal. Giro mi cabeza lejos, encogiéndome, pero su mano agarra la

mía, sus dedos se clavan en la palma de mi mano.

—Vamos, Gabry —dice él.

Y entonces hago lo único que se me ocurre para conseguir que me deje

en paz.

—Vi a los Soulers —le digo, con mi corazón palpitando.

Él deja de moverse, deja de presionar contra mí y me deslizo por delante

de él, saliendo a la galería. El aire aquí fuera es tan refrescante, no está

impregnado con el olor de Daniel y mi miedo. Él viene detrás de mí

rápidamente, su pierna que se arrastra sobre la rejilla del suelo y envía

vibraciones por los rieles metálicos.

—¿De qué estás hablando? —pregunta, claramente sospechando. La luz

continúa girando, golpeándonos y luego alejándose en la oscuridad. El

viento silba ligeramente a medida que se desplaza alrededor de la

abertura del cuarto del faro.

—Ahí en las ruinas —le digo, señalando más allá de la Barrera. Trato de

alejarme cuando él se acerca pero me fija al pasamanos otra vez, su

pecho presionando mi costado, empujando su mejilla en el hueco de mi

cuello de modo que puede seguir la dirección hacia donde estoy

apuntando.

—Vi las luces antes. —Mi voz tiembla y su carne se siente empapada de

sudor—. Y durante el día, creo que vi movimiento a través de unos

binoculares, un grupo de personas vestidas de blanco. Se me ocurrió

que podrían haber sido los Soulers.

A medida que parpadea, su cuerpo se presiona aún más contra el mío y

el pasamano se clava en mis caderas. La única manera de alejarse de él

es asomarse sobre el vacío. Si yo apuntara un poquito más lejos, o si

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141 Carrie Ryan Purple Rose

Daniel empujara ligeramente más duro contra mi espalda, yo podría

darle la vuelta a la barandilla y caer a la nada. Echo un vistazo hacia

abajo, a la playa preguntándome si Elías me ve. Si está preocupado por

mí o si se enteró sobre lo que le dije a Daniel del Soulers.

Mis músculos se tensan, esperando a ver si Daniel me cree. Esperando

a ver si me dejará en paz. Lo único que sé de Daniel consiste en que él

siempre ha tenido más lealtad a la Milicia que a cualquier otra cosa.

Haría lo que fuese para brillar ante los ojos del Consejo.

Gira su cabeza hacia mí, el sudor de su mejilla gotea sobre mi hombro.

—Excelente trabajo —dice él—. Si estás diciendo la verdad.

Hace una pausa durante un momento, su aliento húmedo golpea mi

cara. Y luego sonríe, la luz se refleja a lo largo de sus dientes.

—Buenas noches, Gabrielle —dice, antes de cojear atreves del cuarto

del faro y bajar la escalera. Oigo el golpe y la forma en cómo arrastra su

pierna mala, el ruido sordo de cada paso hacia abajo del faro, hasta la

puerta de abajo y como lucha a través de la playa caminando hacia el

bosque y hacia la ciudad.

Me permito caer sobre el suelo del balcón, el viento refresca mi nuca.

Trago saliva, entrecruzo mis dedos delante de mí hasta que mis nudillos

se vuelven blancos, tratando de averiguar sobre qué va el juego de

Daniel y lo que debo hacer a continuación. Todo está pasando

demasiado rápidamente. Solamente quiero sentarme aquí y fingir que

nada ha cambiado. Pero sé que es inútil. Todo ha cambiado.

Mi mejor amiga será llevada. El Consejo averiguará que mi madre se ha

ido. Y Catcher morirá.

La única pregunta es, ¿qué será de mí al final?

***

Cuando ha pasado suficiente tiempo y estoy segura de que Daniel se ha

ido, me pongo de pie y salgo de la oscuridad. La luna está

desapareciendo más allá de la ciudad en el bosque y siento la necesidad

de poner mis brazos a mí alrededor, aun cuando la noche es cálida.

Miro detenidamente las sombras en busca de Elías e incluso trato de

gritar su nombre unas veces, pero él se ha ido.

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142 Carrie Ryan Purple Rose

Me siento empapada y pesada. Regreso a la habitación del faro y miro

las palabras del soneto de mi madre en las paredes. Me pregunto dónde

está. Si está a salvo. Si está pensado en mí.

Completamente desprovista de energía, salgo hacia la galería y miro el

haz de la luz del faro en la noche, iluminando el mundo a mi alrededor.

A lo lejos veo otra vez los destellos de las linternas del Souler, pero ellos

se encuentran bien ocultos. Restriego mi rostro, el cansancio tira

fuertemente de cada parte de mí, el agotamiento de los días se arrastra

sobre mí.

Me pregunto qué hará Daniel con lo que le dije. Si le ha dicho a la

Milicia e incluso si ellos ahora se preparan para tomar por asalto la

entrada tras los Soulers. Siento una ligera punzada de responsabilidad,

como si tal vez debiera haberlo pensado mejor antes de decir algo. Pero

entonces recuerdo como se veía ese chico, sangrando y roto. Recuerdo

el sonido de sus gemidos.

Aparto el pensamiento, queriendo no tratar con ello ahora, dejo que mi

cabeza caiga hacia atrás, cerrando mis ojos y sintiendo la fuerza la

brisa del mar.

Finalmente entiendo lo que mi madre quiso decir sobre el olvido. Acerca

de lo fácil que es dejar al dolor escabullirse y no desvanecerse en la

nada. Si yo pudiera olvidar el día de hoy lo haría. Si pudiera borrar

cada momento lo haría feliz y sin dudarlo.

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143 Carrie Ryan Purple Rose

Capítulo 18

Traducido por KaThErIn

Corregido por masi

n mi sueño estoy sentada en el bote de mi madre. Mi espalda está

ahuecada por el arco y la vela cuelga flácida, apenas susurrando

en la suave brisa de verano. Todo a mí alrededor está quieto a

excepción de las olas marchando sin fin. No puedo ver tierra y sé que

debería estar aterrorizada pero hay algo sobre el balanceo del bote que

me mantiene cómoda y segura.

Sentado en la popa, su mano descansa suavemente sobre la caña del

timón, está un gran hombre que nunca he visto antes. Pero de alguna

manera sé que es Roger, el hombre que cuidaba el faro antes de que mi

madre se hiciera cargo, el hombre que encontró a mi madre en la playa

cuando escapó del Bosque. Él no parece molesto por la falta de viento y

solo se sienta allí, su otra mano sujetando la flácida hilera mojada. Un

filo oxidado de una pala situado en el casco del bote entre nosotros.

—Te lo pasaré entonces, supongo —dice él.

Parpadeo hacia él, preguntándome cómo puedo saber cómo luce él,

cómo suena.

—¿Qué quieres decir? —le pregunto.

—El faro. La playa. Son tuyos ahora. Si vas a tener… em...

Mi pecho se oprime un poco ante la responsabilidad. Agito mi cabeza.

—Son de mi madre —le digo a él.

Cuando él sonríe se ve nostálgico, las líneas de las arrugas en sus ojos

por años entrecerrándolos por el sol.

—Noo, nunca fueron de ella. Ella quería esto. —Él extendió sus manos

a lo ancho, más amplio de lo que deberían estar, y las pasa rozando

E

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144 Carrie Ryan Purple Rose

sobre las olas—. Ella sólo no estaba lista para dejar de lado el resto. No

estaba dispuesta a dejar de esperar.

Sacudo mi cabeza, tratando de descifrar lo que él quiere decir.

—¿Esperar qué? —le pregunto.

Él me mira como si esperara que yo respondiera mi propia pregunta.

Como si debería de alguna manera ya saber lo que él quiere decir.

—Por todo el mundo —finalmente dice él—. Por ellos. —Señala hacia las

olas con su mentón.

Miro abajo hacia el agua y para entonces los veo bailando bajo la

superficie. Las personas. Ellos se estrechan y amplían y se retuercen,

justo como Mellie lo hizo antes de que fuera infectada. Me echo hacia

atrás hacia el interior del bote pero no es suficiente, no puedo alejarme.

Sus manos revolotean bajo el agua. Abro mi boca para gritar pero es

una risa lo que sale. Trato de gritar pero sigo riendo y riendo. Roger

inclina su cabeza hacia atrás y ríe conmigo y quiero tirar de él, suplicar

ayuda, pero nada sucede excepto la risa.

Los cuerpos en el agua se elevan más y más alto, burbujas saliendo a

borbotones de sus bocas. Cuando explotan en la superficie no son

quejidos lo que escucho, sino susurros. Entonces sus manos llegan más

allá y se elevan sobre los pasamanos, están arrastrándose a lo largo de

mi piel. Tiran de mí fuera del bote y dentro del agua y espero a los

dientes.

Deslizan sus labios sobre mi piel, susurrando, susurrando, susurrando.

Me dicen sus nombres, me cuentan sus vidas, me cuentan su dolor.

Roger está de pie en el bote y mira abajo hacia mí, su rostro una

sombra contra el cielo azul brillante. No puedo luchar, no puedo parar

de reír, no puedo resistir a quienes-alguna vez-fueron-estas-personas.

Despierto luchando por respirar y me doy cuenta que todavía estoy en

la galería y la lluvia está cayendo con fuerza a mi alrededor. Tiro de la

linterna de la habitación, el recuerdo de dedos tirando de mí, dentro del

sueño me hace frotar mis manos sobre mi cuerpo para eliminar la

sensación.

Rayos atraviesan el horizonte, un brillo en la pesada mañana gris. Echo

un vistazo hacia la playa, donde las olas ya empiezan a agitarse. Una

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145 Carrie Ryan Purple Rose

tormenta usualmente significa Mudo dragados del océano; lo que

significa más Mudos de los que puedo hacerme cargo.

Solo quiero que todo se aleje. Estoy muy cansada. No quiero tratar con

nada de eso nunca más. El trueno reverbera bajo mis pies y suspiro

profundamente. Retirando las trenzas de cabello empapado de mi

rostro, empiezo a hacer mi camino hacia abajo, sin molestarme en

cambiarme a ropas secas antes de echarme un poncho impermeable

sobre mis hombros y caminar por la ciudad para pedirle a los hombres

de la Milicia ayuda para limpiar la playa.

En la plaza central, las decoraciones cuelgan blandas en la lluvia, las

linternas gotean y el agua se reúne bajo los brillantes tejidos de

banderas. El estrado está cubierto con franjas de ropa con los colores

del Protectorado.

La visita de los Reclutadores siempre es motivo de celebración para

aquellos que no se van con ellos. Es una oportunidad de Vista para

brillar, probar que todavía merece su lugar en el Protectorado. Pero hoy

todo parece húmedo y soso.

Bordeo la actividad, evitando el contacto visual mientras me arrastro

hacia la parte inferior de la comunidad y camino hacia el puesto de

guardia de la puerta. Daniel me mira antes de acercarse más y cojea a

mi encuentro, en su boca formándose una lenta sonrisa. En la

humedad gris es fácil olvidar la noche anterior, cómo de oscuro su

rostro me miraba mientras las sombras se deslizaban sobre él cuando

se inclinó sobre mí, el cuchillo de Elías destellando entre nosotros.

—¿Cómo está tu madre, Gabrielle? —pregunta.

Trato de sonreír también, pero sé que no alcanza mis ojos.

—Mejor —digo—. Aunque con la tormenta llegando, creo que

necesitaremos que la Milicia ayude en la playa.

Él inclina la cabeza y pienso en mi sueño, sobre los susurros de todos

los muertos. Golpeo ligeramente los dedos sobre mi pierna con

agitación. Me pregunto ahora sí debería haberle hablado sobre los

Soulers. Si debería haber esperado, darle a Elías una oportunidad para

explicármelo todo.

—Escucha... —Tengo que aclarar mi garganta antes de poder

continuar— … Sobre los Soulers y lo que dije la otra noche...

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146 Carrie Ryan Purple Rose

Antes de que pueda continuar él me interrumpe, sus ojos reluciendo.

—Tenías razón —dice, casi brincando de emoción—. Lo que dijiste que

viste desde el puesto de guardia. Eran los Soulers.

—¡Oh! —Es todo lo que digo. Él espera por mi entusiasmo pero no

puedo unirme a él. Sus ojos se entrecierran.

Camina más cerca de mí; solo unas pocas gotas de lluvia son capaces

de penetrar el espacio entre nosotros.

—El Protectorado valora la Lealtad —dice él, su tono es un poco agudo.

Se siente demasiado cerca y dejo caer mi mano hacia mi cadera por

costumbre, una actitud defensiva.

Él mira hacia abajo y ve mis dedos descansando sobre la empuñadura

del cuchillo. Sé que él lo reconoce de la noche anterior: El cuchillo del

Souler. Ladea su cabeza hacia un lado.

—Y para ser honesto, el Gobernador siempre está preguntando por tu

madre, ya que ella es de afuera. Reclamando ser del Bosque, no menos.

Su mano se acerca a la mía, sobre el cuchillo, y trato de quitarla pero el

aprieta su agarre. Me pregunto si el otro hombre de la Milicia está

mirándonos, si ellos tienen alguna idea de lo que está diciendo Daniel.

Me pregunto lo que pasaría si les grito, si grito pidiendo ayuda. Pero no

confío que ellos simplemente no me ignoraran, dejándome al antojo de

Daniel.

—No hay ninguna razón para que el Gobernador—o yo—dudemos de tu

lealtad también, ¿no?

Miro hacia sus ojos entrecerrados. Nunca lo conocí hasta que crecimos.

Él es mayor y era amigo de chicos que se fueron en los últimos años

para unirse a los Reclutadores. Siempre me he preguntado si al ser

dejado atrás por su pierna ponía furioso a Daniel, enrabietado contra el

Protectorado. No puedo decir si su advertencia es porque él es

incuestionablemente leal al Gobernador o porque se preocupa por mí.

Una parte de mí se pregunta si podría decirle a él la verdad. Quiero

tanto ser capaz de confiar en alguien y tener que decirles que todo va a

estar bien. Me pregunto si tal vez soy demasiado desconfiada de Daniel.

Pero sus dedos queman en mi muñeca y nada en su expresión traiciona

sus emociones.

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147 Carrie Ryan Purple Rose

En ese momento hay un grito del jefe hombre de la Milicia, Wesson, que

está de pie sobre una plataforma con una vista sobre la Barrera. Daniel

afloja el agarre, la tensión entre nosotros explota como una burbuja.

Los Milicianos empiezan a amontonarse cerca de la puerta mientras

esta rechina al abrirse, y Daniel se pone frente a mí, protegiéndome del

mundo de más allá.

—¿Qué está pasando? —pregunto, pero él ya no está centrado en mí.

—Quédate atrás solo por si acaso —dice, colocando una mano contra

mi estómago para colocarme más lejos, por detrás de él.

Más Milicia empieza a desplazarse y siento sus agitaciones vibrar en el

aire. Empuñan armas herméticamente en sus puños y de pie en

equilibrio sobre las puntas de sus pies.

El espacio en la puerta se ensancha lo suficiente, y sobre el hombro de

Daniel puedo bajar la mirada al viejo camino. Los reconozco

instantáneamente: Los Soulers. Han sido llevados por los Milicianos

desde Vista, sus camisas blancas empapadas y las cuchillas de sus

guadañas y hachas brillan en la lluvia.

Los Soulers caminan lentamente, a propósito. Cada uno usa una túnica

blanca. Los dobladillos de sus pantalones y faldas están gruesos con el

barro rojo, y la mayoría de ellos son tan delgados que se ven casi

extenuados, con demacrados pómulos y ojos succionados. Incluso en la

luz apagada es fácil ver lo deteriorados que lucen, lo frágil que sus

cuerpos parecen.

No se ven nada como lo hicieron la noche anterior, amenazadores en las

oscuras sombras de la luna. Ahora ellos parecen inofensivos y débiles.

Excepto por los Mudo que arrastran por atrás de ellos en rígidas

correas.

Trago saliva contra la tensión zumbando a lo largo de mis brazos

mientras observo los rostros de los Soulers, preguntándome si Elías

está entre ellos. Me siento estúpida. Sé que debería querer que él sea

capturado, y debería querer que él pague por ser parte de un culto que

podía hacer lo que vi la última noche. Pero no puedo olvidar lo amable

que él fue conmigo, cómo me salvó en la playa.

Más Recutadores se precipitan a través de la apertura, desplazándose

cerca del grupo y creando un caos de gritos y quejidos.

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148 Carrie Ryan Purple Rose

Daniel escupe en el fangoso suelo, todavía manteniendo su brazo frente

a mí, su cuerpo pesado contra mi cuerpo.

Ellos están demasiado lejos para que yo pueda ver si Elías está ahí, y

mi irritación es difícil de ocultar.

—¿Qué les pasará a ellos? —pregunto.

Daniel mueve su cabeza.

—Ellos estarán en cuarentena —dice él simplemente—. El Protectorado

podría admitir que los Soulers vayan de asentamiento en asentamiento

predicando sus sucias mentiras donde sea que ellos quieran, pero es

nuestro derecho poner en cuarentena a cualquiera que pida la entrada

en Vista.

Mientras los Soulers se acercan, incluso más Milicia sale a borbotones

por las puertas, sus armas se mantienen listas. El cielo vibra con

truenos y rayos. Miro al primero de los Soulers y entonces a los

Milicianos, el esfuerzo y la tensión del momento llenan el aire.

Uno de los Soulers camina adelante, un hombre más viejo, ligeramente

encorvado, sus cejas plagadas de grises. Pegado a su muñeca esta una

rígida correa conduciendo a un Mudo sin mandíbula y sin dientes.

—La Tercera Orden de los Soulers suplica la entrada a tu ciudad, para

que podamos difundir la palabra de Dios y la verdad de su salvación por

medio de la resurrección. —Extiende sus brazos mientras habla, su

túnica fijada a su piel. El movimiento empuja la correa y el Mudo que

está sosteniendo tropieza levemente, alcanzando a un hombre de la

Milicia.

Daniel se tensa delante de mí y yo me encojo mientras veo lo que pasa

una vez más. El hombre de la Milicia balancea su cuchilla hacia el

Mudo. Una joven mujer Souler salta hacia adelante para detenerlo. El

Mudo gime, se levanta, su rostro sin mandíbula goteando lluvia.

Y el hacha se desliza en mitad del pecho de la Souler.

La sangre se filtra a través de su túnica, una mancha incrementándose

de rojo. Todo se detiene por un momento. La mujer se tambalea. En su

mano mantiene su propia correa, adjunta a un Mudo próximo a ella.

Sus dedos se relajan y la cadena resbala de su mano.

La reconozco, ella es la mujer de la noche anterior, la que sostenía al

niño mientras se convertía. Ella es la única a la que quería rasgar en

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trizas por lo que ella permitió que le pasara a él. Pero ahora, viéndola de

pie allí con la sangre, la incredulidad en sus ojos, todo cambia.

Ella se ve diferente ahora. Frágil donde ella era fuerte, rotunda donde

ella era astuta. Ella se ve más vieja, más encorvada, como si el peso de

todo finalmente se ha vuelto demasiado. Colapsa en el suelo.

El olor de su sangre choca en el aire y empapa el espacio a su

alrededor. Conozco el instante en que se alza el Mudo. Ellos estallan,

sus quejidos altos, entonados y febriles. Todos ellos trastabillan hacia

ella y los Soulers tratan de tirar de sus cadenas para mantenerlos a

raya. Tiran de sus collares como si pudieran quebrarlos en el aire,

tirando a ellos mismos hacia la mujer.

Los Milicianos explotan, gritando y gritando. Balancean al Mudo, los

Soulers suplicando e implorando misericordia, con miedo de que otro de

ellos sea herido. La lluvia se intensifica y las personas se deslizan en el

barro.

El Mudo de la mujer que estaba conduciendo es el chico que se

sacrificó. Sus dientes han desaparecido, al igual que su mandíbula

inferior. Y ahora que está libre, ahora que la cadena se fue, llega a la

mujer.

Si él tuviera dientes la devoraría. Pero en su lugar el solo se presiona

contra ella, eternamente hambriento.

El hombre de la Milicia, con su hacha goteando sangre, golpea

fuertemente de nuevo, clavando la cuchilla en el cuello del Mudo, y él

cae sobre la mujer. Ella grita y se agarra a él, la visión tan similar a la

de la noche anterior, pero tan terriblemente diferente.

La bilis sube por mi garganta mientras miro a la mujer alargar la mano

hacia el rostro del Mudo. Mueve sus dedos dentro hacia lo que solía ser

su boca, frenética, como si pudiera de alguna manera infectarse a ella

misma antes que su herida se la lleve. Doy un paso atrás, queriendo

correr, queriendo escapar lo más lejos posible de lo que está pasando.

De los gritos y voces y quejidos y sangre.

La Milicia mata a un gran número de Mudos, decapitándolos incluso

cuando los Souler imploran por ellos. Los Milicianos los apartan de los

Soulers, obligándolos a arrodillarse en el suelo. Todo está fuera de

control y mal.

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150 Carrie Ryan Purple Rose

—¡Somos miembros del Protectorado! —grita uno de los Soulers. Su voz

tiembla mientras grita.

—¡Se les exige que nos den protección! ¡No hemos hecho nada malo!

¡Estamos aquí en busca de paz; estamos aquí por Dios!

Nadie escucha. Debería querer que los Soulers paguen por lo que

hicieron la noche anterior, pero viéndolos así, llorando en el barro, no

sé qué pensar o cómo sentirme. La mujer que había sido golpeada con

el hacha cae lentamente hacia atrás hasta que está echada inclinada,

mirando al cielo con sangre por todos lados. El Mudo muerto echado en

medio de su regazo, su columna vertebral cortada en el cuello.

Entre el caos busco a Elías, aterrorizada de que esté en peligro, incapaz

de conciliar este sentimiento. No lo miro, aunque los Soulers han

empezado a lucir de la misma manera, cubiertos con barro y surcados

en rojo, la lluvia cayendo sobre sus rostros como lágrimas.

—No lo entiendo —digo a nadie.

Daniel finalmente camina lejos de mí y se une al resto de la Milicia

masacrando a los Mudo. Sé que esto es lo mejor; sé que los Mudo son

monstruos y deberían ser asesinados. Pero algo de esto se siente mal. El

alegre salvajismo en los ojos de los Milicianos...

Esto es mi culpa. Yo causé esto. Le hablé con la Milicia sobre los

Soulers. Incapaz de mirar a nadie más me doy la vuelta y corro de

vuelta al faro, dejando todo atrás.

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151 Carrie Ryan Purple Rose

Capítulo 19

Traducción SOS por *ƸӜƷYosbeƸӜƷ* y Susanauribe

Corregido por Marina012

ara el momento en que regreso al faro, la lluvia corre desde el

océano, las olas retumban con fuerza contra la arena, trayendo

más y más Mudos a la playa. La Milicia no debe tardar mucho en

llegar, y puedo sentir la energía que irradia de ellos por la reciente

confrontación. Trato de evitar hablar con ellos, aunque cuando algunos

preguntan sobre mi madre, yo les digo que está enferma y en cama.

Todos parecen aceptar mi palabra a excepción de Daniel, que sólo me

mira, con las comisuras de su boca hacia arriba, con los ojos

entrecerrados. Mientras pasa el día y las patrullas salen de la playa

para entrar y secarse, Daniel permanece por más tiempo. Pero por

suerte, nunca estamos solos.

Como se acerca la tercera noche de infección de Catcher, me rehúso

aún a considerar que ha Retornado. No puedo dejar de pensar en él.

Debería estar allí, le había prometido que estaría allí, y siento como si le

hubiese vuelto a fallar. El miedo y la preocupación retumban a través

de mí como el trueno en el cielo, hasta que tengo que alejarme de la

Milicia y de las miradas curiosas de Daniel.

Me escabullo durante un momento, fingiendo que necesito probar la

linterna, y subo a la cima del faro y me asomo por encima de la

barandilla hacia las ruinas.

El viento azota mi pelo alrededor de mi cabeza, las hebras pegadas a mi

cara por la lluvia, y estoy empapada al instante. Por supuesto, no puedo

ver nada… la usurpadora noche es sólo oscuridad y agua. Por ahí, en

algún lugar, Catcher se está muriendo. Y él está solo.

A no ser que Elías esté allí esperando. Planificando convertirlo en uno

de sus Mudos sin mandíbula.

La culpa y la angustia me aplastan, haciéndome sentir físicamente débil

y enferma. Mi corazón está roto. Debería estar allí; le prometí que iba a

P

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152 Carrie Ryan Purple Rose

regresar, y me pregunto si sabe que es la tormenta lo que me mantiene

lejos de él o si piensa que lo abandoné. Quiero correr por las escaleras y

correr hacia la Barrera. Quiero desafiar a los Milicianos a seguirme. A

detenerme.

Pero no lo hago. No puedo evitar pensar acerca de las palabras de Elías

la otra noche… que si Catcher realmente se preocupaba, me hubiese

prohibido correr el riesgo de volver a verlo. Pateé la barandilla, el dolor

retumbando hasta mi dedo del pie, furiosa con Elías por hacerme dudar

de los sentimientos de Catcher.

Presiono mis manos en mi cara, sin querer admitir un cierto

sentimiento de alivio por la tormenta. Me alegro de tener una excusa

para no reunir el coraje de cruzar las ruinas de nuevo. Feliz de que no

tengo que hacer frente a esos miedos esta noche.

Me recuerdo que algunas personas infectadas toman más tiempo que

otras. Es el final de su tercer día y la mordedura era pequeña… Catcher

tiene que tener un cuarto día. Es lo que tengo que creer para no

desintegrarme aquí y ser arrastrada por la lluvia.

A medida que la tormenta ruge a través de la noche mantengo agua

hirviendo sobre la estufa para la Milicia; hago té caliente, pan fresco y

pretendo que en algún lugar, allá afuera, el hombre que podría haber

amado no se está muriendo.

La risa de los Milicianos. Chocan entre ellos las manos y hablan de sus

matanzas, algunas veces susurrando cosas groseras que me pregunto si

intentan que las escuche. Daniel es el peor. Es como un día de fiesta

para ellos, rara vez llegan a disponer de tantos muertos. Sólo las

mayores tormentas dragan tantos cuerpos y los arrastran a tierra.

Trato de sonreír mientras el viento brama afuera. Trato de fingir que soy

como ellos, que creo en lo que hacen. Que los Mudos son solamente

monstruos. Pero luego pienso en Catcher y todas mis creencias me

hacen confundir. No puedo pensar en él de esa manera, me niego a

aceptar que él podría ser como los otros Mudos y que una parte de él no

se acordará de mí.

***

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153 Carrie Ryan Purple Rose

La tormenta no se detiene hasta el día siguiente. Más bien se

intensifica. Los Milicianos están incluso empezando a verse un poco

demacrados. Yo finjo hacer bandejas para mi madre, sacudiendo las

ofertas de ayuda y las amables preguntas sobre su salud.

Llevo las bandejas por la escalera de caracol hasta su habitación y me

siento en el borde de su cama, y miro por la ventana como la tormenta

sacude el océano, comiendo la comida que preparé para ella.

No hay manera de que Catcher logré pasar la noche. Sé esto tan bien

como sé que nunca habrá un mundo sin Mudos. Me siento vacía

cuando pienso en él. Más que vacía.

Catcher morirá solo. En una habitación vacía y en una ciudad vacía. El

primer y único chico que pensé que podía amar, el primero que vio algo

en mí digno de atención. No estaba segura que fuera capaz de encontrar

a alguien como él de nuevo… alguien a quien había conocido durante

tanto tiempo que confiar en él se sentía como respirar.

Suena un repentino golpe en la puerta y dejo caer el té que había estado

sosteniendo. El líquido hirviente salpica mi pierna, la taza se destroza

en el suelo.

Ya podía ver el pomo girando, podía oír mi nombre en sus labios. Salté

hacia la puerta, presioné mi cuerpo contra ella y luego hice mi camino a

través de un pequeño espacio, cerrándola detrás de mí. Traté de no

mostrar la herida en la pierna por la quemadura del agua. Mi labio

superior ya está sudando con el esfuerzo de parecer relajada y casual.

Es Daniel, y trato de forzar una sonrisa que probablemente luce más

como una mueca. Él no retrocede para dejarme pasar, así que estoy

apretada junto a la puerta. No puedo abrirla para darnos más espacio o

él verá la cama vacía de mi madre y sabrá que no está aquí.

—¿Cómo está tu madre? —pregunta, pretendiendo que solamente está

siendo educado.

—Está descansado —le digo, tratando de que creyera mi mentira. Estoy

aquí sola con él, incapaz de entender por qué está tan empeñado en

saber dónde está mi madre—. Todo este ruido, no ha sido bueno para

ella.

Mira por encima de mi hombro como si esperara ser capaz de ver a

través de la madera. Asiente.

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154 Carrie Ryan Purple Rose

—Estoy seguro —dice poco convencido.

No se mueve y tengo miedo de dejarlo aquí solo. Asustada de su obvia

sospecha.

—Los otros —digo, tratando de aparentar calma, como si no le tuviera

miedo—. Se preguntarán dónde estamos. Debe haber poco café, debería

ocuparme de eso.

Daniel me sonríe entonces, como si estuviera complaciendo mis

caprichos.

—Está bien, Gabrielle —dice él. Estuvo de pie por un rato más, el aire

muy pesado alrededor de ambos. Podía oler la playa en él, oler los

Mudos. El olor desgarra mi garganta, hundiéndose en el estómago, y me

siento enferma. Quiero echarlo, decirle que me deje en paz. Pero en

cambio solamente pongo mis manos a mis lados.

Finalmente él se voltea y camina lentamente bajando las escaleras,

dejándome jadeando en el rellano1 como si yo nunca hubiera respirado

antes, con mis puños temblando y mis dedos entumecidos.

***

Aunque el cielo está claro esa tarde, las olas crecidas seguían lanzando

a los Mudos contra la costa, sus cuerpos hinchados como montículos

perdidos en la playa. Y por lo tanto, los Milicianos continúan en sus

turnos, su ritmo menos frenético, pero todavía siendo intensos.

El faro se siente muy cerca, muy cálido con todos los hombres

quedándose aquí. Con Daniel, sus vistazos y miradas. Trato de escapar

al exterior pero ellos están ahí también. Caminando por la playa, sus

hachas y hoces listas para el próximo cuerpo. Por las brumas ellos

recogen leña y tratan de encender fuego, que lucha para prenderse y

luego explota y crepita, lanzando halos débiles en la arena.

Escapo hacia el piso de arriba, excusándome para encender la lámpara.

La enciendo, le doy vuelta a los engranajes pero no empieza a girar

todavía. Miro la luz preguntándome si Catcher estaría vivo para verla.

1 Rellano: Porción horizontal en que termina cada tramo de escalera.

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155 Carrie Ryan Purple Rose

Preguntándome si mi madre la mirara en el horizonte. ¿Alguien todavía

se preocupaba por mí y por esta luz?

Suelto la astilla de madera que usé para encender la lámpara, su

pequeña llama se agita a través del aire hasta que cae hacia una brasa

ardiente roja. He tomado la vida de mi madre, me doy cuenta. Y de

repente me imagino toda mi existencia desplegándose delante de mí,

regida por las campanas anunciando la marea, medidas por los giros de

la lámpara.

Lo veo todo: olas estrellándose y extendiéndose, el sol intercambiando

con la luna, abriendo el horizonte naranja una y otra vez. El Bosque

enredado encima de la cerca, que es muy vieja e interminable para

mantenerse. Las ruinas desmoronándose en nada más que escombros,

la montaña finalmente rindiéndose a la gravedad mientras Vista gime y

se ahoga y trata de sostenerse, hasta que un día los engranajes del faro

se detenga, sin provisiones antes de que El Retorno se haya ido para

repararlos. El Protectorado haya abandonado la inútil ciudad que se

extingue, olvidada, en el futuro.

Y durante todo eso, en cada marea, estoy aquí: de pie sola en la galería

y esperando. Por mi madre, por la esperanza de Catcher y Cira. Cada

anochecer, enciendo la lámpara que nadie sigue. Cada noche decapito

personas-que-solían-ser, personas como Catcher y Mellie, y estoy

segura y sola y vieja.

Y no hay nadie esperando por mí, nadie que me conozca. Nadie con

quien compartir mi vida y mis experiencias. Somos el océano y yo, la

marea y el faro y ola tras ola golpeando el tiempo en la costa. A

diferencia de Roger, no hay Mary para lavar en la playa. A diferencia de

mi madre, no hay ningún niño para rescatar del Bosque.

Y ahora entiendo que llevó a mi madre de vuelta al Bosque, sólo para

encontrarme. Lo que la hizo mantenerme para evitar el vacío horizonte

sin fin. Lo que la hizo querer olvidar y, últimamente, lo que la llevó a

recordar.

De repente estaba consciente de cuan poco sabía sobre el tiempo de mi

madre antes de mí. Sabía que era del Bosque. Sabía que había dejado

su poblado, luchado su camino hacia el océano. Sabía que ella era más

fuerte de lo que yo alguna vez podría esperar ser. Que ella creó esta vida

para criarme en la seguridad que ella nunca sintió cuando crecía.

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156 Carrie Ryan Purple Rose

Sabía que mi madre había amado pero yo no sabía cómo se sentía,

aparte de que eso había causado que ella quisiera olvidar. Sabía que

ella había dejado Vista en un momento, viajado hacia Ciudad Oscura y

más allá y, sin embargo, algo la había traído de vuelta. ¿Pero qué sobre

sus sueños? ¿Qué conocía yo acerca de ellos?

Es como si mi sangre hubiese invertido su curso y corriera al revés a

través de mi cuerpo. Siento tan profundamente la pérdida de mi madre

en este momento. Quiero arrastrarme hacia ella y que me diga que todo

estará bien. Que siempre estaré a salvo.

Quiero que me diga que aunque el mundo puede cambiar su curso en

una semana, siempre seguirá girando y dando vueltas.

Paso mis dedos por el engranaje de la lámpara, el grasiento diente

deslizándose afiladamente bajo mi toque. Pienso sobre todas las veces

que las manos de mi madre se habían posado aquí mientras ella miraba

afuera, hacia el mundo.

Me doy cuenta que ahora tengo mi propia decisión que tomar: puedo

aceptar lo que veo. Puedo ver la lámpara girar esta noche y cada noche

después, segura con las barreras que había construido a mí alrededor.

O puedo arriesgarlo todo: correr por Catcher y tomar de sus últimos

momentos lo que pueda. Abrirme a la posibilidad de fracaso y dolor.

Miro la lluvia golpeando contra la ventana de la habitación del faro.

Pienso en cuán diferente sería mi vida si nunca hubiera cruzado la

Barrera esa noche. Si cuando me senté en el borde de esa pared con

Catcher lo hubiese tirado hacia atrás.

Deseaba ser más fuerte. Deseaba ser mi madre. Pero no lo soy. Veo la

luz girar, la fuerte luz cegándome con cada giro, el latido de mi corazón

estallando con eso.

***

Los Milicianos parten temprano a la mañana siguiente. La playa está

inmaculada, la arena suave y clara. Las olas son como ondas en un

tazón de agua. Como si el mundo no hubiera rugido en los últimos dos

días.

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157 Carrie Ryan Purple Rose

Siempre es lo más extraño después de una tormenta; como el mundo

podía ser tan oscuro y azotado por el viento por un momento, lanzando

Mudos interminablemente a la costa, y en el siguiente como si el Mudo

nunca hubiera existido. Como si el mundo girara al revés en el tiempo

de los días del pre-Retorno.

Voy y me quedo de pie en el borde del agua, dejando que la sal lama

mis dedos. Pienso en caminar hacia la marea, o sólo poner un pie

delante del otro hasta que me consuma. Puedo ver la espuma contra la

superficie de la costa y saber que la calma era sólo un espejismo, que

los Mudo siguen dando tumbos en las profundidades.

La enormidad de mi decisión de anoche me golpea, la duración y

amplitud de mi vida solitaria. Me doy cuenta que sólo quiero tener algo

a lo que aferrarme en mi soledad: un último beso de Catcher. Un último

abrazo de Cira. Algo que me recuerde que podía ser amada, que podía

ser una amiga si estaba dispuesta a tomar el riesgo.

Y luego empiezo a correr. Lejos de la costa, a través de la cerca y sobre

las dunas. Corro el camino a través del bosque, el aire bajo los árboles

espeso y húmedo. Una vez que alcanzo la ciudad, corto alrededor del

borde, todo borroso a medida que me dirijo hacia dónde Cira está.

Pero estoy peleando contra la corriente de gente saliendo de sus casas y

saliendo en tropel hacia la Barrera. Ellos se arremolinan alrededor de

mí, la corriente es muy fuerte para resistir y soy arrastrada con ellos

hacia la puerta principal.

La Milicia, algunos de los que estuvieron despiertos toda la noche en el

faro trabajando en la playa, estaban de pie en la Barrera, altos y

orgullosos en sus uniformes negros. Sus expresiones están tan

tranquilas, tan rígidas y sin pestañear mientras están firmes, que es

difícil recordar cómo fueron hace unos días: chorreando lluvia,

escandalosos mientras compartían bromas subidas de tono, contando

historias sobre sus matanzas. Saco mechones de cabello de mi trenza y

dejo que caigan sobre mi rostro, esperando evitar hacer contacto visual

con alguno de ellos. Esperando, de algún modo, estar lejos de su

alcance.

Todos están aquí, la ciudad entera moviéndose y farfullando. Y entonces

las campanas suenan tres veces y todos se apresuran. La puerta gime

abriéndose. Y la multitud grita. Camino hacia adelante lentamente y es

como si nadie me viera. Como si fuera nada para ellos. Escucho el

retumbar de un tambor, el sonido de una corneta.

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158 Carrie Ryan Purple Rose

El familiar sonido me golpea profundo en el estómago. La marca del

Protectorado, la melodía que nos enseñaron desde niños y que

cantábamos cada mañana antes de clase. Mis labios se mueven

automáticamente, las palabras como rutina. Y me encuentro cantando

mientras que los Reclutados marchan en la ciudad.

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159 Carrie Ryan Purple Rose

Capítulo 20

Traducido por Emii_Gregori y Sheilita Belikov

Corregido por Marina012

ientras todos los demás celebran la llegada de los

Reclutadores, me escabullo de la multitud y entro en el sótano

de la Casa del Consejo para visitar a Cira antes que se la

lleven. Ella está sentada en un banco escondida en una esquina, con

las rodillas hasta su pecho, su mejilla descansando en ellas. Está

delgada y agotada y ya puedo decir que se dio por vencida. Viéndola tan

pequeña y asustada, no puedo creer que pueda ser la misma chica del

río. La chica que estaba dispuesta a hacer cualquier cosa. Quién era

tan valiente y audaz ante todo en nuestro mundo.

Quiero agarrar sus manos, arrastrarla hasta el río y lanzarla. Quiero

que recuerde su propia fuerza. Quiero preguntarle cómo se supone que

debo creer en los superhéroes si ella no creerá en sí misma.

Agarro la estatuilla que me dio debajo de mi camisa. Más que nada

quiero que ella me prometa que sobrevivirá y luchará.

Finalmente me ve y sus ojos se iluminan. Cuando se acerca, desliza sus

manos alrededor de las barras y rodeo mis manos sobre las suyas.

—¿Catcher? —susurra.

Dejo caer mi mirada, deseando de algún modo poder evitar ésta

conversación. Sin querer amontonar más dolor sobre ella. No sé cómo

decirle que les he fallado a ambos.

Sacudo mi cabeza y puedo ver todo desmoronándose en su interior.

Aprieto su muñeca con fuerza pero es un gesto inútil. Ella no es la

misma. Sus ojos son oscuros y opacos.

—Cira. —Silbo a través de mis dientes—. ¡Cira, mírame! —Estoy

desesperada por encontrar alguna forma de ayudarla, darle algo a qué

aferrarse.

M

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160 Carrie Ryan Purple Rose

Apenas se centra en mí. Es como si estuviera bajo el agua, siendo

arrastrada hacia las profundidades por los Mudos, pero sin ni siquiera

luchar.

—No puedes rendirte —le digo. Recuerdo todo lo que hemos pasado

juntas, todas las veces que ha sido la más fuerte. La persona que quería

ser. No sé cómo lograr traerla de vuelta y eso me hace sentir inútil.

Cuando habla, apenas mueve los labios, como si incluso eso no valiera

el esfuerzo.

—¿Por qué no? —pregunta—. ¿Por qué molestarme más con ello?

Abro la boca para protestar, pero veo una pequeña chispa encenderse

en sus ojos, un rescoldo de lo que sé que ella puede ser.

—No, en serio, Gabry. Dime lo que vale la pena. Dime lo que estamos

haciendo aferrados aquí. ¿Por qué? ¿Dime cuál es la diferencia entre tú

o yo y los Mudos?

—Los Reclutadores no son una sentencia de muerte —le digo,

repitiendo las palabras que Elías me dijo sólo hace unos días.

—Realmente le gustabas, ¿sabes? —dice, y por un momento me siento

confundida, Elías todavía inunda mi mente y calienta la tensión hasta

mi cuello—. Solía hablar de ti todo el tiempo. Desde que te conocimos

ese día en el faro. —Hace una pausa—. Tú y yo habríamos sido

hermanas.

El dolor arde en mi pecho, pensamientos de Catcher y de lo que podría

haber sido destellan por mi mente.

—Me gustaría poder recobrarlo —le digo—. Me gustaría poder volver a

esa noche e impedirnos subir la Barrera.

Encoge un hombro y lo deja caer.

—Solía pensar eso —dice—. Cuando ellos nos atraparon antes pensé

eso. Pero ahora no lo sé. —Mira a su alrededor, hacia los otros

presionados contra las barras. A las familias siendo desgarradas—. A

veces pienso que es sólo inevitable.

Mil protestas vienen a mis labios, pero ella presiona un dedo contra

ellos antes que pueda decir algo.

—Lo siento —susurro.

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161 Carrie Ryan Purple Rose

Ella sonríe.

—Sabes, me gusta pensar en ti allí afuera, de pie en el faro. Me gusta

pensar que seré capaz de verlo desde a dondequiera que nos lo envíen.

Que veré ese destello de luz en el horizonte y pensaré en ti y en Catcher,

y que tal vez hará que luchar esa guerra estúpida valga la pena.

Puedo sentir el rubor en mis mejillas.

—No es justo que yo esté allí afuera —le digo, con mi corazón cayendo

pesadamente con las palabras, pero sabiendo que tengo que decir

esto—. Yo debería estar allí contigo; debería ir contigo…

Me corta.

—Alguien tiene que quedarse —dice.

Tiro la estatuilla de superhéroe de mi cuello y se la paso.

—Por favor no te rindas —le digo de nuevo.

Ella la mira colgando de mis dedos.

—No hay tal cosa como los héroes —dice, empujando el collar hacia

mí—. Ya no más.

Una ira familiar empieza a picar por mi espina dorsal.

—¿Por qué no volviste conmigo esa noche? Te llamé. Ambas pudimos

haber corrido. Estarías a salvo ahora.

Ella me mira.

—No soy tú, Gabrielle. —Su voz es suave, como si sintiera mi angustia.

Ella toca la pequeña estatuilla, haciendo que se balancee de un lado a

otro—. Siempre has ha sido tu propia persona. Y yo... —Ella sonríe un

poco, pero no alcanza sus ojos—. Estoy tan bien como todos los que me

rodean.

Trato de entender, pero no lo hago.

—Cira… —empiezo a protestar, pero ella me tira en un abrazo lo mejor

que puede a través de las barras y pienso en todas las cosas que hemos

compartido en nuestras vidas. Todas las formas en que nos hemos

cuidado la una a la otra. Nunca pensé que tendría que enfrentarme a

algo sin ella; nunca pensé que seríamos separadas.

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162 Carrie Ryan Purple Rose

Sosteniéndola, noto una vez más lo mucho que voy a extrañarla y

cuánta fuerza me ha dado. Estoy aterrorizada de que no sea capaz de

encontrar esa fuerza por mí misma.

El Miliciano anuncia que es hora de irnos. Mientras salgo, doy un

vistazo por encima de mi hombro y veo a mi mejor amiga allí de pie con

los otros, lista para ser llevada rápidamente por el río.

***

No me molesto con la ceremonia del Consejo en honor a los

Reclutadores. Mi mente está demasiado llena para ser capaz de

continuar con el espectáculo y fingir que los respeto, así que me

escabullo alrededor de la multitud que aclama mientras el desfile de los

Reclutadores está en la plaza del pueblo. Sus uniformes negros brillan

en la luz, sus ojos son ocultados por sombreros de calado contra el sol.

Su espectáculo de fuerza termina, los Milicianos han dejado sus

puestos a lo largo de la Barrera para unirse a las festividades, sólo unos

pocos permanecen atrás para vigilar la puerta. Noto que ellos sin querer

me han dado la oportunidad de llegar a Catcher y respirar un poco más

fácil.

Intento calmar mis nervios, recordándome a mí misma que puedo

hacerlo… puedo ir sobre la Barrera y por las ruinas hasta Catcher una

última vez. Sólo para decirle adiós. Sólo para asegurarme de que si se

ha convertido haya alguien para ponerle fin, de modo que no se vea

obligado a existir como un monstruo.

Mientras camino por las calles desiertas oigo el eco de mis pasos

rebotando contra las paredes a mi alrededor, y mi corazón forzando la

sangre a través de mi cuerpo. Hay un lugar cerca donde la Barrera se

arquea lejos de la ciudad, una parte casi oculta de la constante

presencia de Milicias en la puerta. Es el mismo lugar por el que

cruzamos esa noche, hace casi una semana. Me detengo por un

momento, escondiéndome en la sombra de la pared, reuniendo mi

coraje, y hago mi camino alrededor de la curva.

El sol es brillante y caliente, las cigarras son un fuerte zumbido que

parece crearse dentro de mi pecho. Tomo una respiración profunda y

presiono mis dedos en los huecos de los robustos troncos, sin

preocuparme de que sea de día. Sin preocuparme de lo que pasaría si

soy capturada. Sólo necesitando tomar un último suspiro de la persona

que podría ser si no temiera tanto.

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163 Carrie Ryan Purple Rose

Todo lo que puedo pensar es que si subo lo suficientemente rápido,

puedo salvarlo. Que tal vez Catcher aún está vivo.

Ni siquiera oigo los pasos ni escucho la respiración hasta que es muy

tarde. Un cuerpo me cierra con fuerza de cara contra la Barrera, con tal

fuerza que pierdo mi aliento. Mi mundo explota con terror y shock.

Jadeo hacia la nada, dispuesta a que mi cuerpo inhale, cuando me giro,

mi espalda se empuja contra la pared.

—Y pensar que hubo un momento en el que iba a confiar en ti —dice

Daniel, agarrando mi garganta. Intento tragar, pero no puedo. Su mano

huele a sudor y moho—. He estado siguiéndote, Gabrielle.

Preguntándome cuándo lo arruinarías. —Se empuja con fuerza contra

mí, con su aliento caliente en mi cara. Me retuerzo y lucho, pero él sólo

me sostiene con más fuerza, las astillas de la Barrera excavan a través

de mi camisa y en mi piel.

El pánico estalla en mi cabeza y trago una y otra vez, tratando de

comprimirlo.

—Siempre imaginé que habías estado allí afuera con los demás esa

misma noche —dice. Apretándome para dar énfasis—. Tú y tus amigos,

pensando que las reglas no se aplicaban a ustedes. Pensando que

podrías escaparte con quién quisieras.

Sacudo la cabeza. Quiero decirle que siempre seguí las reglas pero no

me deja hablar.

Se inclina más, con su cuerpo casi aplastando el mío, presionándome

contra el muro.

—Te observé, sabes —dice—. Vi la forma en que te lanzaste hacia

Catcher este verano. La forma en que pretendiste estar asustada sólo

para que él colocara sus manos sobre ti. —Cierro mis ojos contra su

aliento y trato de girar mi cabeza, pero no puedo escapar de él.

—Ahora dónde está, ¿he? —Él me sacude y trato de pensar en qué

decir, cómo lograr que me abandone y me deje respirar. Pero las

chispas están disparándose delante de mis ojos y mi pecho duele por

libertad. Necesito espacio. Necesito aire. Necesito que me deje ir. Tengo

que escapar.

Tenso mi brazo, queriendo apartarlo, pero él es más rápido. Sus dedos

se giran alrededor de mi muñeca, con su pulgar excavando en los

huesos hasta que mi mano se adormece.

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164 Carrie Ryan Purple Rose

De repente no estoy segura de si seré capaz de escaparme de él y el

pánico aumenta en mi pecho. Él tiene completo control de mí y en este

oscuro rincón no hay nadie que nos vea, nadie que pueda venir a

rescatarme. Estamos solos aquí en la sombra de la Barrera. El miedo

comienza a zumbar a lo largo de mi piel, miedo ante lo que podría estar

planeando para mí.

Como si pudiera leer mi mente, esboza una sonrisa.

—¿Dónde está tu chico ahora? No está aquí para salvarte, ¿he? —Se ríe

y respiro con dificultad, con mi pecho convulsionando y mi visión

borrosa—. Supongo que todavía anda por allí. Muy asustado para

regresar. Muy cobarde para enfrentar el servicio con los Reclutadores.

—Mi cuerpo se calienta, con mis músculos rígidos y débiles al mismo

tiempo. No puedo obtener suficiente aire. No me puedo concentrar en lo

que está diciendo. Estoy a punto de desmayarme, pero me aferro a los

restos de mi conciencia, con miedo de lo que pasaría si estuviera

totalmente indefensa.

Su agarre aumenta alrededor de mi muñeca, su pierna mala se

presiona contra la parte exterior de mi muslo. Todo en mí repugna ante

su toque.

—Deberías oír el llanto de Cira y los demás. A veces cuando estoy en mi

deber de vigilarlos, me gusta ir y escucharlos compadecerse entre ellos

mismos. Si me preguntas, recibieron algo mejor de lo que merecían por

ponernos a todos en un peligro así.

Sólo puedo mover la boca, ningún sonido saldrá.

—Detente. —Trato de decir—. Detente. —En todo lo que puedo pensar

es en respirar o perderé el conocimiento.

Su boca se cierne sobre la mía mientras sus dedos se aflojan en mi

cuello, viéndome obligada a aspirar enormes bocanadas de aire. Me

ahogo y toso, mientras mi cuerpo trata de adaptarse a la liberación

repentina de presión y él sólo sonríe.

Mi nariz fluye y las lágrimas obstruyen mis ojos. Mi visión vacila, las

llagas en mi garganta queman con cada absorbente inhalación.

—Aquí está la cosa —dice, tambaleando sus dedos contra mi cuello—.

Con todos ellos saliendo, eso no deja a muchos de nosotros aquí. Sólo

tú y yo, realmente. Y me imagino que muy pronto querrás un esposo.

Alguien que es un verdadero ciudadano de la ciudad, de modo que

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165 Carrie Ryan Purple Rose

nadie pueda poner en duda tu lealtad. Nadie preguntará sobre los

rumores en los que solías colarte a través de la Barrera.

Presiona su nariz contra el hueco de mi clavícula y respira

profundamente. Respiro con dificultad de nuevo. Es demasiado…

tenerlo tan cerca, su cuerpo tan apretado contra el mío.

—Y créeme, hay rumores —añade con una mueca—. Por lo menos, los

habrá pronto.

Mi mente gira sin control. Tratando de tomar la situación. Tratando de

averiguar lo que puedo decir para protegerme. Tengo que alejarme de él.

Tengo que escapar y él está demasiado cerca, es demasiado fuerte y me

siento totalmente indefensa.

—Definitivamente habrá rumores sobre por qué tu madre no está en la

ceremonia de hoy. O por qué no estaba haciendo su trabajo la noche de

la tormenta —dice, con sus labios susurrando en mi mandíbula.

—Alguien está obligado a comenzar a hacer preguntas, ¿no crees? Ellos

ya sospechan con ella siendo una forastera. Por supuesto, si eres mía,

nadie va a hurgar demasiado profundo.

Se retira y me examina, su cara un revoltijo horrible de ira y alegría.

—A veces las cosas salen como se supone que deben salir, Gabrielle

—dice en mi oído—. A veces tienes que aprender a ceder ante lo

inevitable.

La palabra chispea en mi mente: inevitable. Era lo mismo que dijo Cira,

la misma excusa que usó para rendirse. El fuego comienza a invadirme,

filtrándose a través de mis músculos, haciéndome apretar la mandíbula

hasta que siento como si mis dientes fueran a romperse.

Tengo la necesidad de hacer algo, lo que sea, para recuperar el control

de mí misma, de mi situación, de este mundo y de este hombre frente a

mí.

Giro mi cabeza hacia él, hasta que nuestros labios apenas se tocan. Me

inclino ligeramente, sintiendo sus caderas prensarse contra mí. Puedo

sentir su engreída satisfacción. Cree que ganó. Cree que soy suya. El

sabor de eso en mi boca es amargo y astringente.

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166 Carrie Ryan Purple Rose

Y entonces dejo que mi cuerpo se relaje, forzando sus brazos a

sostenerme a pesar de todo. Esto lo desequilibra sobre su pierna mala

y, por un momento, su mano se afloja alrededor de mi muñeca.

No lo pienso dos veces. No lo dudo. Sólo alcanzo el cuchillo de Elías en

mi cadera y muevo mi brazo hasta que el cuchillo se presiona contra la

piel de Daniel.

El tiempo se detiene. Estoy segura que las olas en la playa se detienen

antes de estrellarse, los árboles detienen su lucha contra el viento y

todas las aves vuelven en nuestro camino. Los ojos de Daniel se abren

ampliamente, el entendimiento del cierre se acerca.

Es mucho más fácil de lo que alguna vez pensé que sería deslizar el

cuchillo en su cuerpo, hacerlo sin pensar. Y al mismo tiempo es mucho

más difícil forzar el cuchillo a cortar la piel, cortar a través del músculo

y deslizarlo a lo largo del hueso.

Su cuerpo se tensa, sus labios se fruncen. Y entonces mis músculos se

contraen, conduciendo la cuchilla de Elías aún más profundo.

Permanecemos de pie durante un momento, él y yo. Siento el calor

filtrándose de él, la humedad derramándose sobre mi pecho y mi

estómago. Estamos suspendidos a sólo un latido del corazón: él y yo y

nada más. Su vida es todo lo que nos rodea.

Recuerdo entonces todas las veces que había visto a este chico burlarse.

Todas las veces que vi como los otros chicos se burlaban de él.

Profiriéndole insultos. Todas las veces que giré mi cabeza, pretendiendo

que no se diera cuenta que lo observaba. Todas esas veces, nunca lo

defendí.

Recuerdo cuando él dio un paso adelante para unirse a los

Reclutadores y ellos lo rechazaron frente de toda la ciudad debido a su

pierna mala. Recuerdo esa humillación como si pudiera saborearla.

Quiero decirle que lo siento. Por esto y por todo. Pero no puedo

encontrar las palabras. Comienza a desplomarse y le ayudo a recostarse

en la tierra. No me agarra ni trata de detenerme mientras saco la

cuchilla. No dice nada mientras doy la vuelta y subo la Barrera.

Cuando estoy en lo más alto, a punto de saltar por encima hacia el otro

lado, miro abajo, hacia él. Sus manos están agarradas sobre un

florecimiento rojo en su pecho. Su pierna mala escondida debajo de él.

Sus ojos en mí.

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167 Carrie Ryan Purple Rose

Sé en ese instante que siempre estaremos conectados. Es como si

fuéramos la misma persona compartiendo la misma sangre. Quiero

decirle que lo siento, pedirle perdón, pero él sólo me mira.

Y entonces salto sobre la pared y voy a toda velocidad a través del

parque de atracciones para encontrar a Catcher. No me importa estar

cubierta de sangre, ese olor atraerá los Mudos aún más. Sólo me

importa Catcher y huir del horror de lo que acabo de hacer.

Corro por las agrietadas calles de las ruinas, tratando de encontrar mi

camino de regreso a Catcher. Esta vez es de día y veo las diferencias

que omití cuando estuve aquí la otra noche. Me abro paso a través de

las calles hasta que encuentro el edificio de Catcher y luego tomo las

escalera de dos en dos, sin preocuparme por la oscuridad o el corazón

tambaleante.

En el rellano de la puerta cerrada de su habitación, me obligo a parar y

limpiar mis manos sudorosas a lo largo del borde de mi camiseta. Mis

dedos tiemblan ligeramente cuando aferro el cuchillo de Elías delante

de mí.

Después de venir hasta aquí, después de todo lo que he arriesgado, me

aterra abrir la puerta. ¿Y si está muerto y Retornó y tengo que matarlo?

No sé si podría. ¿Qué pasa si fallo como lo hice con Mellie? ¿Del modo

que lo hice en la playa?

Presiono mi oído en la puerta, el aire en el pasillo es tranquilo y huele a

humedad. El sudor gotea por mi columna vertebral. No puedo escuchar

nada. Tomo una respiración temblorosa y la abro de un empujón.

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168 Carrie Ryan Purple Rose

Capítulo 21

Traducido por Sheilita Belikov

Corregido por TwistedGirl

e detengo en la entrada y miro fijamente, dejando caer el

cuchillo ensangrentado con desesperación. La habitación está

vacía. Por un momento me pregunto si estoy en el lugar

equivocado. Si en mi terror y miedo corrí al edificio equivocado, di

vueltas en las ruinas de la forma en que hice antes. Pero todavía puedo

oler una pizca de él en el aire. Todavía puedo ver fragmentos de su

presencia alrededor de mí. El polvo en el alféizar de la ventana se

encuentra disperso donde él estaba, sus manos presionadas contra la

abertura mientras miraba hacia el faro y la ciudad.

Se ha ido. La habitación está en silencio. Me desplomo en el suelo,

abrumada. Él no se habría marchado. No habría ido a ninguna parte,

sabía que yo iba a volver. Lo que significa que Elías debe haber estado

aquí. Cierro mis ojos, apretándolos. No quiero imaginar a Catcher como

uno de los Mudo Souler; no quiero pensar en su rostro mutilado. En los

gemidos suplicantes. En él siendo arrastrado a todos lados con una

correa.

No quiero pensar que Elías pudo haberle hecho eso a él. He estado

esperando que Elías fuera diferente de algún modo.

Dejo caer mi cabeza contra la pared, golpeándola para sacar la imagen

de Catcher como Mudo de mi mente. Pero no funciona. Le fallé. Así

como a Cira al abandonarla. Y a mi madre por dejarla ir al Bosque sola.

Y a todos los demás.

Tengo que encontrarlo. Le prometí que no lo dejaría ser Mudo. Por lo

menos tengo que llevar a cabo eso.

Arrastrando los pies, me muevo torpemente de regreso al oscuro pasillo,

por las escaleras y al abrasador mediodía. Vuelvo sobre mis pasos a

través de las calles hacia donde vi a los Soulers por última vez,

arrastrando mis pies y con el sol abrasando mi cabeza.

M

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169 Carrie Ryan Purple Rose

El calor flota a lo largo del tramo de pavimento, elevándose y rozando

mis piernas mientras camino hacia los tres arcos del anfiteatro. Como

antes, me meto bajo la sombra de uno de los arcos, gateando sobre mis

manos y rodillas, mis nudillos se raspan contra el suelo en donde

empuño mi cuchillo. Escucho los gemidos antes de ver cualquier cosa.

Los restos de los Mudo Souler, los que dejaron atrás cuando se fueron a

Vista, están agrupados en un paquete bajo la sombra de la gran cúpula

del escenario.

Conteniendo la respiración, examino sus caras marchitas. Desde esta

distancia es difícil ver los detalles, sus apariencias se ponen borrosas.

Mi cuerpo vibra con la esperanza de que Catcher no esté allí. De que

estoy equivocada con respecto a Elías. Pero entonces veo el destello de

su cabello, el rubio platino que brilla en la oscuridad. Veo la curva

familiar de su mejilla, la línea de su hombro.

Catcher camina arrastrando los pies a través de la manada de los

Mudo, deteniéndose para ponerse en medio de ellos, con sus labios

entreabiertos como si estuviera gimiendo. Aprieto mi mano contra mi

boca, mordiéndola para no gritar. No entendí hasta ahora lo que

significaría verlo así. El dolor y el horror son insoportables. Empujo mis

puños contra mis ojos, queriendo deshacerme de la visión de Catcher

como Mudo.

Mis manos empiezan a temblar y no puedo obligarlas a detenerse. Trato

de no mirar a mis dedos, a la sangre que está seca en las grietas de mi

piel. No es mi sangre sino la de otra persona. La enormidad de los

últimos días se estrella contra mí, las paredes entre los compartimentos

en los que he guardado cada parte se desvanecen. Lanzo el cuchillo a

un lado, con el rojo escarlata aun manchando la hoja.

Acabo de apuñalar a alguien y su sangre cubre mi piel y mi ropa. Me

limpio las manos en el suelo hasta que escuecen pero siguen teñidas de

carmesí. Catcher se ha ido. Retornado. Mudo. Nunca llegué a decirle

adiós. Todo está mal. Todo ha cambiado. He mentido y roto reglas y

matado a alguien. He roto mi promesa y he fracasado. Ya no sé quién

soy.

Y entonces los sollozos estallan a través de mí. Dolorosos, me aplastan

contra el suelo. No tengo la energía para seguir luchando.

Me sobresalto cuando unos brazos se envuelven alrededor de mí, pero

no me molesto en protestar. Estoy muy dispuesta a renunciar a todo,

dispuesta a dejar que cualquier cosa me pase. Pero luego me doy

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170 Carrie Ryan Purple Rose

cuenta por la forma en que me atrae hacia él, por la forma en que me

sostiene como si pudiera volver a juntar mis pedazos, que es Elías. Me

doy cuenta por su olor y su fuerza y la forma en que apoya su mejilla

contra mi pelo. No sé cómo me encontró, como sabía que yo estaba

aquí, y no me importa. Quiero odiarlo; debería odiarlo por lo que es y lo

que le ha hecho a Catcher. Pero sólo por un momento me permito

empaparme de su consuelo, porque necesito su fuerza. Caer en la

sensación de él contra mí, otro latido de corazón con el mío. Y entonces

tomo una respiración profunda y arremeto. Empujándolo.

—¡Monstruo! —sueno salvaje, mi voz es un gruñido alimentado de

lágrimas. Saco todo y lo canalizo en ira como si él fuera la razón de todo

mi dolor. Queriendo culpar a alguien más que no sea yo. Me mira sin

contestar y arremeto contra él—. ¡Horrible monstruo! —Golpeo

duramente su pecho—. ¡Te odio te odio te odio! —Se siente tan bien

gritar. Sentir como si pudiera destrozar el mundo. Él toma mis

muñecas en sus manos y me aparta. Ve la sangre a lo largo de mis

brazos y sobre mi pecho. Sus ojos se ensanchan y jadea. Me tira al

suelo.

—¿Dónde te duele? —exige. Jalonea mi camiseta, con sus dedos

registrando la piel a lo largo de mi estómago y costados. Me retuerzo

contra él, pero él me monta a horcajadas, manteniéndome en el suelo.

La furia hierve dentro de mí y grito. Me agarra la cara, sosteniendo mi

cabeza firme. Sus dedos se clavan en mis mejillas, obligándome a

mirarlo—. Gabry, ¿dónde te duele? —Estoy sorprendida al sentir la

forma en que tiembla y me doy cuenta que está aterrado, que está

jadeando de miedo. Siento agotarse la combatividad en mí.

—No me duele —susurro. Pero quiero decirle que me duele en todas

partes, que me duele tan profundamente que no sé cómo solucionarlo.

Se sienta sobre los talones, todavía a horcajadas sobre mí, mirándome.

Me aprovecho de su vacilación, reúno todas mis fuerzas y sacudo mis

caderas hacia arriba, arrojándolo a un lado. Ruedo y agarro el cuchillo.

Me abalanzo sobre él, sosteniendo la hoja contra su garganta.

—Eres repugnante. —Tengo un momento difícil encontrando las

palabras que quiero decir—. ¿Qué le hiciste a Catcher? —Lo sacudo y

sus ojos sobresalen un poco cuando la hoja corta el ángulo de su

mandíbula—. ¿Qué le hiciste? —le grito en la cara.

Nuestra respiración es como una tormenta, mi corazón el trueno.

—Nada —dice una voz detrás de mí.

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171 Carrie Ryan Purple Rose

Todo se detiene. Se forma un nudo en mi garganta. No quiero darme la

vuelta. No quiero que sea un truco o una broma. No quiero confirmar

que la esperanza precipitándose a través de mí es mentira.

Miro a Elías. Él sonríe, apenas, una especie de sonrisa dolorosa. Trago

saliva y giro lentamente. Catcher está allí, en medio de la sombra del

arco, dudando antes de correr hacia mí. El aire se comprime en su

forma familiar antes de que nuestros cuerpos choquen y se aferre a mí y

yo me aferre a él, sin entender lo que está pasando, cómo todavía está

vivo y no importando por el momento. Él está aquí en mis brazos, y eso

es todo lo que importa.

Su piel es casi insoportablemente caliente contra la mía, pero él se

siente fuerte y el latido de su corazón resuena a través de mí. No se

parece en nada a la persona débil y moribunda que dejé hace unos días.

Me alejo de él y doy un paso atrás, mirando entre él y Elías, que sigue

boca abajo en el suelo. Es difícil encontrar las palabras adecuadas.

—¿Qué está pasando? —pregunto—. No lo entiendo. Se supone que

debes ser un... —No puedo decirlo.

—Muerto —lo dice Catcher por mí.

—Mudo —susurro.

Él sonríe.

—Es lo mismo.

No puedo evitar dejar que mi mirada baje por su cuello hasta el lugar

en su hombro donde está la mordida. Es todavía una roncha roja e

inflamada, las costras se extienden sobre el lugar donde cada uno de

los dientes de Mellie perforó la piel.

—Ha pasado casi una semana desde que fuiste mordido —digo,

sacudiendo la cabeza. Nada de esto tiene sentido; él debería estar

muerto. Los Infectados se supone que no deben resistir tanto tiempo.

Una escasa especie de sensación cantarina comienza a atravesarme:

esperanza. Catcher todavía está aquí. Todavía está vivo.

—Yo estuve ahí, lo vi. Tú me dijiste. —Mi voz se alza, con todo el dolor,

el miedo y el remordimiento que se fue acumulando en mí desde aquella

noche liberándose—. Me dijiste que estabas infectado.

—Lo estaba —dice.

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172 Carrie Ryan Purple Rose

—Todavía lo está —dice Elías desde el suelo. Lo miro. Está sentado, con

un brazo envuelto alrededor de una rodilla. Rastros de tres rasguños

surcan su rostro desde la primera noche que me encontré con él en el

océano y un moretón florece alrededor de su ojo desde la otra ocasión

en la que lo ataqué en la playa. Ahora aprieta una mano en su costado

donde lo acabo de golpear y un pequeño corte rojo de mi cuchillo está a

lo largo de su mandíbula. Hay rastros de sangre en su túnica blanca en

donde me sostuvo, donde la sangre de Daniel se filtró de mí hacia él.

Aprieto y aflojo mis manos, frustrada por no entender.

—La gente no dura tanto tiempo infectada —digo—. Ha sido demasiado

tiempo. No lo entiendo.

Ellos se miran entre sí y luego Elías se levanta lentamente. Recoge el

cuchillo que dejé caer al lado de su cabeza y lo extiende hacia mí, con el

mango al frente.

—Él es inmune —dice Elías.

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173 Carrie Ryan Purple Rose

Capítulo 22

Traducido por LizC

Corregido por Niii

o miro, todo lo que nos rodea está calmado y sombrío excepto por

los latidos de mi corazón, los cuales no pueden contenerse a sí

mismos. Y entonces miro hacia Catcher, esperando a que le

explique. Porque no hay tal cosa como la inmunidad. Tendrían que

habernos dicho al crecer si lo hubiera.

—Eso no existe —digo finalmente—. Nadie es inmune. Siempre se

aseguraron de que entendiéramos que: Nadie es inmune.

Miro hacia atrás y adelante entre Elías y Catcher. Es lo que nos dicen

desde el momento en que tenemos la edad suficiente para escuchar. Es

lo que siempre hemos sabido: no hay cura, no hay inmunidad, no hay

escapatoria.

Una vez que eres mordido, estás infectado y muerto.

—Tú misma lo has dicho. Han pasado seis días, Gabrielle —dice

Catcher—. No hay otra explicación.

Pero estoy mirando a Elías. Estoy tratando de decidir si confiar en él. Si

puedo confiar en un Souler. Él parece entender lo que está pasando

aquí, sabe más de lo que está diciendo.

Quiero creer en él. Quiero pensar que Catcher va a estar bien. Que no le

he fallado. Que algo en este mundo puede ser bueno. A pesar de que va

en contra de todo lo que he conocido y creído.

Tengo tantas preguntas, pero sólo una cosa me importa ahora. Me

quedo mirando a Catcher, casi sin poder respirar.

—¿Estás bien? —le pregunto—. Estás… ¿estás mejor ahora?

Veo que aprieta las manos a los lados. Cómo el músculo a lo largo de su

mandíbula se tensa y salta.

L

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174 Carrie Ryan Purple Rose

—Todavía estoy infectado —dice.

—¿Qué significa eso? —le pregunto.

Elías responde antes que Catcher lo haga: —Esto significa que los

Mudos no lo sienten cuando está cerca de ellos. Esto significa que ellos

no lo van a atacar. Esto significa que la infección no lo mató; no va a

Retornar…

Catcher lo interrumpe. —Esto significa que podemos volver a casa. —Él

se acerca a mí y me toma la mano, la aprieta contra su pecho. Su piel

es tan caliente que puedo sentir el calor de él a través de su ropa—.

Volver a las cosas como estaban —añade—. Pretender que nada de esto

jamás sucedió.

Elías cruza los brazos sobre su pecho, con los labios fruncidos

apretados. Pero él no me importa más. Todo lo que puedo sentir es mi

corazón zumbando. Él está bien. ¡Catcher va a vivir! Sólo momentos

antes, pensé que ya estaba muerto, que ya era un Mudo. Pensé que

nunca tendría la oportunidad de hablar con él de nuevo, para

sostenerlo y para que me entienda. Y de repente todo ese miedo se

desvanece y la esperanza se cierne dentro de mí.

—Podemos volver a Vista, Gabry. Podemos volver a la forma en que era

antes. Tú y yo y Cira...

Inclino mi frente contra su hombro para que él no pueda ver mi

expresión. El aire en mi garganta me ahoga pero si se trata de un

sollozo o de una risa histérica, no lo sé.

La realidad de nuestra situación me golpea profundamente. Él todavía

piensa que las cosas pueden volver a ser como eran. Que su infección

es la única cosa que ha sucedido en la última semana.

Pero ahora he matado a alguien. Incluso si quisiera, no podría volver

jamás a Vista. La Milicia se enterará de que fui yo. Me van a ejecutar

por haber matado a uno de los suyos.

Es imposible para mí volver a casa.

No puedo creer cuán fuera de control de repente se ha vuelto todo. Mi

deseo más profundo "que Catcher se pusiera bien" se ha hecho realidad,

pero a costa de todo lo demás. Si yo hubiera sabido. Si incluso hubiera

soñado que era una posibilidad.

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—¿Por qué no nos hablaron de la inmunidad? —pregunto, mi voz está

al borde de un gemido. No es justo, nada de esto es justo. Mi mente se

apresura, tratando de encontrar una manera de hacer que funcione, de

volver a mi antigua vida pero todo se dirige de vuelta a la realidad de la

muerte de Daniel y el castigo de Cira.

—No importa ahora —dice Catcher, su mano envolviéndose alrededor de

la mía—. Estoy bien, eso es lo que importa. No puedo esperar para

contárselo a Cira.

Ya estoy sacudiendo la cabeza y retrocediendo.

—No puedes —le digo. Da un paso más cerca pero mantengo en alto

mis manos, haciéndole señas de que se aleje—. No podemos regresar

—digo, casi ahogándome con las palabras.

Elías no dice nada, sólo inclina la cabeza mientras me mira, con una

expresión indescifrable.

—Vamos a encontrar una manera de hacer que funcione —dice

Catcher, pero estoy sacudiendo mi cabeza.

—No va a funcionar —le digo. Retuerzo mis dedos, corriendo la

almohadilla de mi pulgar a lo largo del corte en mi mano, sintiendo el

dolor irradiándose hasta mi brazo, castigándome—. Mentí sobre Cira

—susurro.

Me quedo mirando al calor ondeando en el hormigón, a las nubes

construyéndose en el cielo por encima de nuestras cabezas, a cualquier

lugar excepto a Catcher.

—Ellos vinieron detrás de nosotras esa noche, la Milicia. Yo me escapé,

pero los otros no. El Consejo votó a favor de enviarlos a todos con los

Reclutadores. —Mi voz se afloja cuando termino, temerosa de lo que va

a decir.

La cabeza de Catcher cae hacia atrás. Veo que aprieta y afloja su

mandíbula.

—No me lo dijiste —dice, su voz es imperturbable—. Te pregunté por

ella y dijiste que estaba bien.

—Lo sé. —Mis palabras apenas conllevan algún sonido en absoluto. Me

siento abrumada por la forma en que todo se transformó y cambió por

debajo de mí otra vez—. Lo siento —agrego inútilmente.

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176 Carrie Ryan Purple Rose

Se aleja de mí, empuja sus manos en su cabello y tira.

—¿Dónde está ahora? —pregunta. Su frustración y enojo corta a través

de mí, rebana la felicidad de que todavía está vivo.

—La tienen en la Casa del Consejo. —Trago. Quiero explicarlo, decirle

que pensaba que se estaba muriendo. Que no quería añadir más a su

dolor. Pero no lo hago—. Los Reclutadores llegaron hoy. Estaban

empezando la ceremonia de juramento cuando vine aquí.

Golpea un puño contra el arco de piedra y salto ante la violencia

repentina. Quiero ir hasta él, quiero alejar su dolor y su ira. Pero no lo

hago. Temo que me vaya a alejar.

Coloca ambas manos en la pared y respira profundamente.

Miro a Elías. Avergonzada de que él esté viendo esto, de que sepa lo que

he hecho.

—Tenemos que ir a buscar a Cira —dice Catcher, su voz es apagada. Se

vuelve hacia nosotros—. No voy a dejar que se la lleven. Le dije que la

protegería y lo haré.

—¿Cómo? —pregunto—. Ellos no van a renunciar a ella.

Cuando él me mira sus ojos son fríos y duros.

—No me importa —dice—. Voy a encontrar una manera. —Él se lanza

dentro del anfiteatro, hacia el escenario, y emprendo detrás de él.

—¡Catcher, espera! —lo llamo. Sin siquiera se da la vuelta, mueve una

mano señalando que me vaya. Me quedo de pie allí observándolo irse,

con Elías detrás de mí. Tengo miedo de verlo a la cara, mortificada por

haber sido despedida por Catcher en frente de él.

Justo cuando pensaba que estaba poniendo todas las piezas juntas se

han roto y caído en diferentes patrones, esta vez con bordes más

nítidos. No sé cómo hacer que funcione, cómo hacer lo correcto.

Una sensación familiar de inutilidad hormiguea dentro de mí.

—Lo he complicado todo de nuevo —digo.

En el escenario de abajo, Catcher se encuentra de frente a los Mudos

atados, mirándolos fijamente. Ellos ni siquiera notan su existencia, no

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177 Carrie Ryan Purple Rose

se lanzan hacia él y eso me hace sentir frío. Se ve tan mal el verlo tan

cerca de ellos.

Elías se desplaza y llega a estar a mi lado. Sus manos están a sus

costados y sólo quiero mover mis dedos para tocarlo, para sentir su

comodidad.

—¿Por qué no nos hablaron de la inmunidad? —le pregunto débilmente.

Él suspira y levanta un hombro. —Es raro, Gabry. Muy raro. Supongo

que no querían que las personas mantuvieran sus esperanzas en alto,

dejando que las personas Retornaran sólo para ver y causando que la

infección bramara de nuevo. La mayoría de las personas no saben sobre

ello.

Lo que dice tiene sentido pero no me importa. Cruzo los brazos sobre mi

pecho, tanto para evitar la tentación de tocarlo así como para

sostenerme.

—¿Cómo sabes que es la inmunidad? ¿Que no va a Retornar en unos

días? ¿Que no se trata sólo de que le está tomando más tiempo?

Aguanto la respiración en espera de su respuesta, con la esperanza de

que esté equivocada.

—Sólo los Inmunes pueden hacer eso —dice, señalando a Catcher—.

Aprendí sobre ello cuando estaba en los Reclutadores. Los Inmunes son

los únicos que los No-Consagrados no sienten.

Mi estómago punza ante la palabra No-Consagrados. Pensando en mi

madre. Recordando que se ha ido. Sacudo el pensamiento fuera de mi

cabeza.

—Es como supe sobre él —continúa Elías—. Cuando vino la tormenta

pensé que no podrías regresar. Fui y traje a Catcher aquí al

campamento, pensando que necesitaría comida y agua mientras él

esperaba... —traga, sin querer terminar la frase, y miro hacia él,

examinando su perfil. Un brillo suave de vello oscuro ha comenzado a

crecer en su cabeza y su piel es de color canela de tantos días afuera en

el sol.

Tengo que hacerle la pregunta que ha estado golpeando en mi mente.

Tomo una respiración profunda, empujando mis uñas en la carne tierna

de mi brazo para forzar el valor.

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178 Carrie Ryan Purple Rose

—Habrías... quiero decir, si hubiera Retornado, ¿le habrías hecho eso a

él? ¿Convirtiéndolo en uno de esos?

Los dos estábamos mirando a los Mudos Soulers, a sus rostros

desfigurados. Los gemidos se arremolinan alrededor de nosotros como

una brisa.

Elías frunce el ceño, sus hombros se tensan.

—No —dice simplemente. Pero todavía no sé si puedo confiar en él.

—¿Por qué los adoras? —pregunto.

Toma una respiración profunda, soplándola a través de sus labios

fruncidos mientras se vuelve hacia mí. Me doy cuenta de nuevo cómo

sus ojos son casi descoloridos, la nitidez de sus pómulos.

—No los adoro —dice.

No entiendo.

—Pero eres un Souler —le digo, como si fuera obvio.

Estudia mi cara y quiero apartar la mirada de él, pero me obligo a

mantener su mirada. Me retuerzo un poco bajo su escrutinio.

—No soy un Souler, Gabry —dice—. Eso es lo que estaba tratando de

decirte en la playa. No soy uno de ellos.

Mis ojos se abren y sacudo mi cabeza, sintiendo como que él estuviera

jugando algún tipo de truco conmigo.

—Pero estás aquí con ellos. Estabas allí la otra noche. Los viste

sacrificar a ese muchacho. Y te vistes como ellos y te pareces a ellos.

—Podría seguir pero él levanta una mano para que me detenga y me

quedo en silencio.

Presiona sus dedos en su frente, empujando en la piel como si tratara

de escoger las palabras que necesita. Me eriza, esperar escuchar lo que

tiene que decir.

—Te dije que estaba buscando a alguien —dice, y yo asiento—. Es mi

hermana. Estoy buscando a mi hermana. —Traga—. La he perdido.

—Puedo oír la desesperación en su voz y eso me hace sentir débil

físicamente. Quiero cerrar mi mano alrededor de él pero una parte de

mí sigue desconfiando de él.

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179 Carrie Ryan Purple Rose

—Ella era todo lo que tenía y prometí que cuidaría de ella y se fue.

Habíamos estado viviendo en Ciudad Oscura pero ninguno de los dos

éramos ciudadanos. Sólo se me permitía entrar para comerciar y a

veces incluso entonces apenas podía hacer las rentas. Me uní a los

Reclutadores para así poder obtener la ciudadanía; por lo que se me

permitiría estar como residente permanente de las Zonas Protegidas y

podría llevarla conmigo sin tener que pagar más. Pero cuando llegué a

casa después de cumplir servicio ella no estaba allí. —Se detiene,

limpiándose la cara con una mano.

—No podía encontrarla en ninguna parte y pensé que tal vez se había

visto obligada a irse. Tenía que encontrarla. —Sus palabras salen de

prisa, su voz se quiebra—. Un hombre solo no puede viajar a través del

Protectorado. Las carreteras son demasiado peligrosas, con No-

Consagrados y bandidos. La mitad de los pueblos y ciudades ni siquiera

te dejan pasar las puertas si estás solo.

Se inclina hacia mí, hablando rápido ahora, su aliento cálido ondeando

a nuestro alrededor. —Los Soulers son reconocidos por el Protectorado.

Son nómadas… pueden ir a cualquier lugar y tener acceso. Unirme a

ellos, fue la única manera que tuve para buscarla.

Es mucho más lo que tengo por procesar a la vez que me siento

aturdida, teniendo que volver sobre todo lo que nos hemos dicho el uno

al otro. A repensar todo pensamiento acerca de él a la ligera luz de esta

nueva información.

Sus ojos son tan serios, tan llenos de dolor, que quiero creerle. Puedo

ver en su mirada que él necesita que yo le crea.

—Pero estabas allí cuando dejaron a ese chico morir. ¿Cómo puedes

siquiera ver eso? ¿Cómo puedes ser parte de ello? ¿Cómo puedes

soportar estar cerca de ellos?

Abre la boca y luego la cierra de nuevo, presionando sus labios en una

fina línea.

—No son monstruos, Gabry. No todo en este mundo es en blanco y

negro. Tienen sus razones para lo que hacen, por qué lo creen, de la

misma manera que nosotros lo hacemos. —Se encoge de hombros—. Mi

hermana lo es todo para mí. Haré cualquier cosa que se necesite para

encontrarla.

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180 Carrie Ryan Purple Rose

Sacudo mi cabeza, no queriendo oír más. —No lo sé —le digo—. No sé

qué pensar.

Me duele el corazón por él y por su pérdida pero no puedo conciliar todo

en mi cabeza, no puedo darle sentido.

Me alejo de él, fuera de la sombra del arco y debajo de la cazoleta del

anfiteatro hacia Catcher. Él sigue de pie mirando a los Mudo. No me

acerco demasiado, el temor de sus gemidos está demasiado

profundamente arraigado en mí.

Se vuelve hacia mí y me doy cuenta de lo terrible que es esto, verle allí

tan cerca de esos monstruos.

—Yo quiero volver, Gabry —dice—. Quiero que todo sea normal de

nuevo.

Detrás de él, el Mudo me siente, con sus brazos extendidos más allá de

Catcher por mí. Mi aliento se atasca mientras trato de tragar el

malestar. Cierro los ojos en contra de ellos, en contra de él. Más que

nada en el mundo me gustaría poder darle esto a él: la normalidad. Pero

mucho ha cambiado. Por mi culpa no podemos regresar.

—No puedo volver a Vista —le digo—. He hecho algo. Yo estoy en

problemas. Y tú tampoco puedes. Ellos saben que estabas allí esa

noche. Conseguirás que te manden con los demás.

—No voy a dejar a Cira —dice. Su voz retumba a mí alrededor y luego

siento sus manos agarrando las mías. Abro los ojos. Su rostro está tan

cerca que no puedo evitar retroceder a la noche en que nos besamos por

primera vez.

—Y no voy a dejarte tampoco —añade, su voz es más suave.

Exhalo lentamente, el alivio mezclándose con el miedo y la culpa.

—Vamos a ir a buscar a Cira y vamos a huir —dice con urgencia—. Los

tres, vamos a ir a alguna parte a desaparecer.

—Te van a seguir —dice Elías y yo sacudo mi cabeza alrededor. Él

camina junto a nosotros hacia el fondo del escenario donde bolsas

están apiladas en la esquina—. Si tomas algo o alguien de los

Reclutadores ellos van a hacer de todo para recuperarlo. Y tú —dice,

señalando a Catcher—. Si se enteran de que eres inmune, nunca te

dejarán ir. Eres demasiado valioso para ellos.

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181 Carrie Ryan Purple Rose

Mi mente corre, tratando de pensar en las opciones, y luego estoy a

punto de saltar cuando viene a mí.

—El bote de mi madre —digo, la posibilidad del júbilo comienza a

cosquillear a través de mí—. Elías lo tomó. ¿Todavía lo tienes? —le

pregunto a él. Cuando asiente con la cabeza continúo—. Podríamos

tomar su barco. Podemos tratar y encontrar otro lugar. No hemos

escuchado informes de piratas en años. Podríamos hacerlo y los

Reclutadores no podrán seguirnos.

—Pero, ¿qué hay de tu madre? —pregunta Catcher—. ¿Va a dejarte ir?

Miró lejos de él, llevo mis dedos a mi boca y muerdo la uña de mi dedo

pulgar. Quiero decirle que ya me ha dejado ir pero las palabras no

llegan.

—Ella va a estar bien —digo finalmente.

Elías levanta las cejas hacia mí como si esperara que dijera más, pero

no lo hago.

—Ahora sólo tenemos que encontrar la manera de llegar a Cira —dice

Catcher.

Elías todavía me mira, haciéndome sentir incómoda.

—Esa es la parte fácil —dice él.

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182 Carrie Ryan Purple Rose

Capítulo 23

Traducido por Vannia

Corregido por masi

e tiemblan las manos cuando Elías y yo jalamos el bote de la

playa hacia el faro. Dejamos atrás a Catcher en las ruinas, al

atardecer en que él traerá a los Mudo Souler a la Barrera y

empujará sobre ellos. Se propagarán a través de Vista, sus gemidos

señalando una infracción. La distracción suficiente para que Elías y yo

seamos capaces de irrumpir en la Casa del Consejo y rescatar a Cira.

Se acaba de poner la marea alta pero la playa todavía está despejada.

Elías se sienta a la sombra del faro, vigilando para asegurarse que no

hay Mudos arrojados en la costa, y yo me dirijo al interior. Me quedo en

el vacío y en el silencio por un momento, recordando las historias que

mi madre me decía cuando estaba creciendo.

No puedo parar de imaginarla regresando aquí y preguntando a dónde

he ido. Pienso en dejarle una nota y así no se preocupe pero descarto el

pensamiento, ¿qué tal si alguien la encuentra? Subo los escalones hacia

su habitación, el libro de los sonetos de Shakespeare todavía yace

abierto sobre su cama. Lo hojeo antes de empujarlo dentro de una

pequeña mochila junto con una camiseta extra y una falda. Busco en el

armario hasta que encuentro algo de la vieja ropa de Roger, la cual

huele a humedad y se siente muy desgastada.

En mi camino hacia la puerta tomo otra mochila para Elías y arrojo

alimentos y unas cantimploras. Mientras empaqueto el bote con los

suministros extras, Elías se cambia. Él se ve diferente ahora que ya no

usa la túnica blanca. Casi se ve normal.

Me doy cuenta de que lo estoy mirando fijamente y vuelvo a cernir la

arena en mis dedos. Él se me une y nos sentamos lado a lado,

esperando a que el sol se hunda en el agua y a que Vista estalle con la

violación. Mi corazón golpetea con anticipación mientras mi mente corre

a toda prisa. Pienso que de todos los caminos este puede ir mal; parece

imposible que nuestro plan vaya a funcionar.

M

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183 Carrie Ryan Purple Rose

¿Pero qué otra opción tenemos? Excepto que hay una variable que no

tiene sentido para mí.

—¿Por qué todavía estás aquí? —le pregunto a Elías, clavando los dedos

de mis pies en las capas frías de la arena.

Por el rabillo del ojo veo un musculo tensándose a lo largo de su

mandíbula.

—Dije que ayudaría y aquí estoy —dice él, sin mirarme. Se pone de de

pie y camina cerca del agua. El horizonte es una mezcla de naranja,

rojo y púrpura—. Además, los otros Soulers todavía están en

cuarentena. Y mientras ellos estén detenidos no voy a encontrar a mi

hermana.

Veo su espalda, la vieja camiseta de Roger es un poco grande para el

talle de Elías.

—¿Cómo se llama? —pregunto, queriendo entenderlo.

Él está en silencio por un momento y me pongo de pie, limpiando la

arena de mis rodillas y camino hacia él. Hay algo que parece demasiado

fuerte, demasiado seguro y familiar a excepción que no sé nada acerca

de él.

Juntos contemplamos cuando el sol está cerca de encontrarse con la

tierra. Sostengo la respiración, si es porque espero a que él me

responda o a que el rojo se expanda en el horizonte, no lo sé.

—Annah —dice él suavemente—. Su nombre es Annah. —Me mira, yo lo

miro y me doy cuenta de que todavía estoy conteniendo mi respiración.

—¿Cómo es ella? —le pregunto. Su rostro se tuerce sólo un poco pero él

nunca deja de mirarme.

—Es fuerte —dice—. Hermosa y dulce. —Veo los recuerdos nadando

detrás de sus ojos. Se siente como si me estuviera inmiscuyendo

demasiado en su vida y me he dado la vuelta cuando él dice, en voz

muy baja—. Ella es muy parecida a ti.

Me paralizo. Miro sobre mi hombro hacia él, peguntándome si lo

escuché bien. Deseando poder creerle.

—Eso no es como yo en lo absoluto —le digo, las palabras duelen al

admitirlo—. Me encantaría más que nada ser fuerte. Pero sé que no lo

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184 Carrie Ryan Purple Rose

soy. Soy débil, miedosa e inútil. —Trago saliva y él camina más cerca de

mí. Pienso en cómo lucía Daniel después de que lo hubiera apuñalado.

Pienso en la mujer Souler que fue asesinada en el portón de Vista.

Pienso en la noche que Catcher fue infectado.

Soy la causa de todo eso. Soy la única que es un monstruo. —Todo lo

que hago, simplemente estropea las cosas.

—Tú cruzaste la barrera por tu propia cuenta para ayudar a Catcher

—dice él, y sacudo mi cabeza.

—Tenía que hacer eso. Los otros a quienes capturaron esa noche iban a

convertirme de lo contrario —digo, necesitando que él pare de creer que

soy algo que no soy.

—Tú regresaste por él —dice—. ¿Por qué no crees lo mejor de ti misma?

—Porque eso no es lo que soy —le digo rotundamente. Mi corazón da un

vuelvo por un momento mientras me pregunto si alguna vez podría

creerle. Si podría verme a mí misma a través de sus ojos. Si alguien más

aparte de Catcher podría hacerme sentir que valgo algo. Pero en vez de

eso niego con la cabeza.

—Entonces dime quién eres. —Está más cerca. Puedo sentir sus

extremidades en el espacio entre nosotros.

No puedo pensar con él estando tan cerca. Con sus palabras

rodeándonos, atrayéndonos más cerca. Pienso en abrir mi boca y soltar

todo, decir cuán asustada estoy, cuán terrible es haber perdido a mi

madre y preguntarme si ella aún está bien. Que he tenido todo

cambiando en mi vida demasiado rápido que todavía lo recuerdo a cada

mañana y noche.

Y ahora me preocupa que realmente nunca vaya a saber quién soy y

qué quiero. Que siempre seré la chica estropeándolo todo. La torpe

sobre los márgenes queriendo algo más pero demasiado asustada para

hacer algo al respecto.

—Ya no sé quién soy —susurro.

Él elimina la distancia entre nosotros hasta que mi cabeza zumba.

—Sí lo sabes —dice, su voz cerniéndose sobre mí y en torno a mí como

si pudiéramos ocupar juntos el espacio. Cierro mis ojos y espero por él.

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185 Carrie Ryan Purple Rose

Mi piel hormiguea deseándolo pero él no me besa. No de la forma en

que Catcher lo hizo. Se inclina hacia mí hasta que nuestros labios

apenas se presionan, nuestras bocas abiertas, cada parte de nosotros

se empareja a través de nuestra respiración.

Quiero presionarme más fuerte. Quiero jalarlo hacia mí más

estrechamente. Pero él no lo hace. Simplemente estamos ahí, apenas

tocándonos.

Y luego las campanas de la ciudad comienzan a sonar. Mis ojos se

abren del todo y tropiezo al retroceder. Pongo mi mano sobre mi boca

mientras los recuerdos de Catcher se precipitan dentro de mí: su olor, el

sonido de su voz, la sensación de su piel debajo de la mía. Había

olvidado todo eso, había dejado que Elías lo borrara todo.

La vergüenza y la ira rugen en mi cabeza. Y como si él pudiera ver todo

girando a través de mí, como si pudiera aspirar mi lamento, su rostro se

endurece. Se gira y da zancadas de regreso a la playa.

—Lo siento —digo tras él, pero él no responde y lo sigo tratando de

agarrarlo pero se aleja de mi contacto.

—¿Dónde está la Casa del Consejo? —pregunta, su voz es fría y afilada.

—Lo siento —le digo nuevamente pero él se encoge de hombros sin

darle importancia.

—No tenemos tiempo para preocuparnos acerca de algo que no importa

—dice—. Ellos se darán cuenta que los Mudos no pueden infectar, y

necesitamos conseguir a tu amiga antes de eso. —Levanta la mochila

que había llevado para él y la cuelga sobre sus hombros.

Mis mejillas arden por la vergüenza y levanto un dedo para apuntar el

sendero hacia la ciudad. Él avanza trotando y lo sigo, la pequeña

mochila cargando la ropa, comida y el libro mi madre golpetea contra

mi espalda. Me siento estúpida. Pero lo que más duele de todo es que

su casi-beso me importó, y está claro que a él no le importó.

***

Vista es gritos, gemidos y el resplandor de las armas. La gente se

dispersa desde el centro de la plaza a través de las calles, entro en

pánico y corro hacia la seguridad de casa. Estamos perdidos en la

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186 Carrie Ryan Purple Rose

cacofonía de todo eso, todos los demás están demasiado absortos en su

propio terror que nadie se molesta mientras Elías y yo corremos hacia

la Casa del Consejo.

Empujo cualquier cosa de mi cabeza y me concentro en el momento y

en la tarea en cuestión. Nadie cuida las puertas; todos han sido

llamados por el ruido de las campanas para defender la ciudad.

—No tenemos mucho tiempo —dice Elías—. No les va a tomar mucho

tiempo averiguar que no es una violación verdadera.

Me empujo como puedo al interior y bajo las escaleras a donde Cira y

los otros están con los Soulers. Es una vista desconcertante, los Soulers

en sus túnicas blancas por un lado y los nuevos Reclutadores con sus

uniformes negros por el otro.

—¿Qué está pasando? —grita uno de ellos.

—Sácanos —grita otro. El aire está cargado de miedo.

Elías se arrodilla en frente de la puerta de barrotes y empuja la punta

de si cuchillo en la cerradura. Busco entre los delgados rostros a Cira.

Ella está sentada débilmente contra la pared del fondo, sin molestarse

en alzar la vista hacia la conmoción.

—Cira. —Deslizo mi mano a través de los barrotes, queriendo

alcanzarla. Su cabeza gira en su cuello, sus manos aflojándose en su

regazo—. Cira —digo otra vez.

Ella levanta la vista hacia mí, sus ojos hundidos y desenfocados.

Levanta su mano flojamente como para saludarme y ahí es cuando veo

la sangre bajando de su muñeca y goteando desde sus dedos.

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187 Carrie Ryan Purple Rose

Capítulo 24

Traducido por andre27xl

Corregido por Vannia

ira! —grito, pero es como si ella estuviera viendo a

través de mí, como si yo no estuviera ahí—. ¡Que

alguien la ayude! —le grito a los otros que se

amontonan contra los barrotes pero nadie hace

nada. Nadie se mueve, sólo se empujan en torno a Elías mientras él

trabaja en la cerradura. Intento empujarlos, trato de agarrarlos y

hacerlos mirar a Cira que está en el suelo en la esquina pero ellos se

alejan de mí.

Estos son sus amigos, las personas con las que comparte la misma

suerte. Ella ha pasado los últimos días con ellos, ha vivido con ellos

aquí en esta pequeña jaula. Y sin embargo a nadie parece importarle.

Nadie se molesta en ayudar.

La cerradura hace clic y la pesada puerta se balancea al abrir con un

chirrido. Todos empiezan a empujarse contra la entrada y yo me

escabullo entre ellos, luchando con la corriente de cuerpos para entrar.

Corro hacia Cira, deslizándome hasta detenerme a su lado.

Tomo sus mejillas, la obligo a que me mire. Sus labios se curvan un

poco antes de convertirse una sonrisa, temblorosa en las comisuras.

—Gabry —dice ella, su voz suave y débil.

—Cira —me atraganto con su nombre. Jalo su ropa, tirando hacia atrás

las mangas de su chaqueta negra de recluta. El material está húmedo,

su sangre se filtra a mi piel, manchándola de rojo oscuro una vez más.

Los cortes en sus antebrazos son desiguales, anchos y están en carne

viva. Han empezado a coagular, la sangre es espesa, pero cuando paso

mis manos sobre ellos empiezan a sangrar de nuevo.

No sé qué hacer.

—¡C

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188 Carrie Ryan Purple Rose

—¡Ayuda! —grito. Miro sobre mi hombro hacia la jaula que ha quedado

vacía, hacia Elías hablando con uno de los Soulers—. ¡Elías, ayuda!

Él levanta la vista y en un instante entiende la situación. Se apresura,

dejando caer su mochila y arrodillándose al otro lado de Cira.

—Mantén la presión sobre ellas —dice él mientras saca una vieja falda

de mi bolso y la rasga en tiras. Le quita la chaqueta a Cira. Ella intenta

ayudar pero sus movimientos son lentos, sin coordinación.

—Está bien, Gabry —murmura ella, sus labios apenas moviéndose—.

Seremos Catcher y yo ahora. Vayan ustedes.

Presiono con más fuerza sus muñecas con mis dedos y ella no hace

ninguna mueca de dolor.

—No —le digo. Contengo mis lágrimas y mi miedo—. No, Catcher está

aquí. Está bien. Yo estaba equivocada.

Sus ojos se abren de par en par antes de caer cerrados.

—Pero tú dijiste… —su respiración es superficial.

—Sostén sus brazos sobre su cabeza —dice Elías—. Mantén la presión.

—¿Dónde está Catcher? —pregunta Cira. Puedo ver su lucha por

comprender, peleando contra la energía faltante en su cuerpo.

—Está aquí —le digo pero sus ojos caen cerrados y no estoy segura de

si ella escuchó.

Una sombra cae sobre mí y miro hacia arriba. Blane está parada en la

entrada de la celda, dudando antes de seguir a los otros hacia afuera.

Me recuerda a la noche en el parque de diversiones, al momento en que

elegí dejarlos a todos y correr. Ella se ve asustada; se ve avergonzada.

Como si estuviera esperando mi permiso para abandonar a su amiga.

—¿Cómo dejaste que esto sucediera? —le pregunto.

Me mira por un largo rato, sus ojos brillantes y su boca abriéndose y

cerrándose con cientos de excusas.

—No la pude detener —dice finalmente—. Lo intenté. —Su voz es suave

y se detiene con arrepentimiento—. Lo siento —susurra. Se para frente

a mí, como si yo pudiera decirle cualquier cosa para hacerla sentir bien.

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189 Carrie Ryan Purple Rose

Ella estira sus dedos y los pasa sobre los míos y luego se da la vuelta y

corre escaleras arriba.

Miro de Cira a Elías. Quiero que él diga que ella estará bien. Que va a

estar mejor. Pero puedo adivinar por la forma en que mira la puerta que

él está preocupado. Que está más que preocupado.

—¿Qué hacemos? —pregunto. Pienso en el pequeño bote de velas, en

arrastrar a ella a través del pueblo.

—Deberíamos dejarla —dice él, su voz apenas es un susurro—. Ella

necesita descanso, necesita a alguien que sepa lo que está haciendo. No

debería ser movida.

La miro. Miro sus pálidas mejillas y sus labios descoloridos. Veo toda la

sangre. Él tiene razón. Sé que la tiene. Cualquier oportunidad que

tuviéramos de escapar está en riesgo con ella. Ella nos alentaría.

Presiono mi frente contra la de ella.

—Cira —susurro. Puedo escuchar las lágrimas en mi voz. Quiero

preguntarle la razón pero ya la sé. Inevitable, me diría ella.

Por el espacio de un latido del corazón se siente como si fuese mi culpa.

Si no hubiera huido esa noche y me hubiera quedado con ella. Si me

hubiera permitido ser atrapada, ser enjaulada con ella y enviada a los

Reclutadores. Podría haber estado allí con ella. Habría podido tener

alguien en quien apoyarse. Alguien en quien sostenerse.

La pude haber detenido. Juntas lo hubiéramos logrado.

—No la voy a dejar —digo.

Me inclino hacia atrás y miro a Elías. Él examina mi cara con sus ojos

pero no me cuestiona. Solamente asiente, toma los brazos de ella y los

envuelve firmemente con las tiras de tela.

—No hay mucho tiempo —dice él—. Se darán cuenta de que la

infracción es de los Mudo Souler, que ellos no representan una

amenaza sino terror. —Él mira a través de la habitación hacia la oscura

escalera por dónde todos los demás corrieron. Y me doy cuenta de que

él pudo haber corrido con ellos. Que él debería estar con ellos, afuera

buscando a su hermana.

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190 Carrie Ryan Purple Rose

—Tú puedes irte —le digo—. Ella no es tu responsabilidad. —Las

palabras son más difíciles de decir de lo que pensaba que serían y me

doy cuenta que he llegado a confiar en él—. Tampoco yo —añado.

Se gira hacia mí para verme, su cuerpo está quieto, y entrecierra los

ojos.

—Voy a ir contigo, Gabry.

Lo miro fijamente por demasiado tiempo. Debería decirle que se vaya.

Debería decirle que no tengo nada que darle y que está mejor con los

Soulers buscando a su hermana. Pero antes de que pueda decir

cualquier cosa, él arroja su mochila a su espalda y coloca su brazo bajo

el hombro de Cira, ayudándola a ponerse en pie. Mi garganta se siente a

carne viva y tirante cuando lo veo tan tierno y gentil.

Se da la vuelta hacia las escaleras y yo me deslizo bajo el otro brazo de

Cira.

—Gracias —le digo, aunque esas palabras nunca serán suficientes para

expresar mi gratitud. Él Gruñe bajo el peso de Cira cuando ella se

desploma contra él intentando caminar.

Juntos la sacamos de la Casa del Consejo y entramos a las confusas

calles más adelante. Los edificios alrededor de nosotros están con las

ventanas cerradas y reforzadas, la mayoría de las familias escondidas

dentro. Y sin embargo la gente, principalmente chicos y hombres,

todavía corre a través de las calles gritando y agitando armas. Se

apresuran hacia la Barrera para defender al pueblo.

Unas pocas personas corren hacia nosotros, ofreciendo ayudarnos, pero

Elías murmura:

—Infectados. —Y ellos miran las vendas llenas de sangre antes de

tambalearse hacia atrás y dejarnos solos. Mientras nos acercamos hacia

la orilla de los edificios y empezamos el camino que conduce a la playa,

una figura salta de la oscuridad.

Casi dejo caer a Cira por el susto y antes de que pueda alcanzar mi

arma Elías ya tiene su cuchillo blandiéndolo en su mano libre.

—Cira —dice la persona jadeando, y me doy cuenta con alivio de que es

Catcher. Él camina hacia nosotros, luego se apresura hasta su

hermana que cuelga inconsciente entre nosotros—. ¿Qué está

sucediendo? ¿Qué le sucede? —Agarra su rostro.

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191 Carrie Ryan Purple Rose

—Cira —la llama—. ¡Cira, mírame!

Sus ojos se abren pesadamente y una pequeña sonrisa apenas toca sus

labios.

—Catcher —dice ella, su voz cansada y seca.

Él nos mira.

—¿Qué sucedió? —pregunta de nuevo.

No quiero contarle lo que ella hizo así que ignoro la pregunta.

—Ella estará bien —digo—. ¿Qué estás haciendo aquí? ¿Por qué no

estás en el bote?

Él sacude la cabeza.

—Los hombres de la milicia están por todas partes sobre el faro y la

playa —dice. Sus ojos se posan en mí en la oscuridad—. Te están

buscando, Gabry. Los escuché hablando de Daniel. —Hace una pausa—

Lo encontraron antes de que muriera. Les dijo que fuiste tú.

Se siente como si hubiera sido golpeada, todo el aire sacado de mis

pulmones de una sola vez. Me tambaleo bajo el peso de Cira y Catcher

sostiene el brazo de ella. Detrás de mí escuchó a Elías y a Catcher

hablar rápidamente, tratando de descifrar qué hacer. A dónde ir. Pero

en todo lo que puedo pensar es en Daniel.

Sabía que lo había matado pero aun así escucharlo de otra persona,

saberlo con seguridad, lo hace distinto de alguna manera. Entonces me

di cuenta de que existe una diferencia entre la posibilidad de esperanza,

la noción de cosas que nunca podremos saber, y la dureza de la

realidad. El peso del conocimiento.

Elías y Catcher discuten sobre regresar a las ruinas, para tratar de

llegar al bote. Alrededor de mí todavía puedo escuchar los ecos del

pueblo, el tintineo de las campanas y los gritos de los hombres. Me doy

cuenta de nuevo que no hay forma de escapar. Que todo me está

alcanzando, al fin.

La gravedad me empuja y pienso en rendirme. Pienso en mi madre y lo

horrorizada que ella estaría si supiera lo que estaba sucediendo.

Y ella es lo que me hace darme cuenta de a dónde podemos ir. A un

lugar al que podemos huir sin que ellos puedan seguirnos.

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192 Carrie Ryan Purple Rose

—El Bosque —digo rotundamente. Siento una necesidad loca de reír

ante mis propias palabras. Solamente hace unos días estaba demasiado

asustada para siquiera pensar en ir al Bosque con mi madre y ahora

estaba sugiriendo que siguiéramos sus pasos.

Catcher y Elías no me escuchan y me doy la vuelta para enfrentarlos.

—El Bosque —dijo con más fuerza. Ambos me miran, con sus bocas

abiertas en mitad de una frase.

—Eso es una locura —dice Catcher—. No hay nada allí, seríamos

asesinados tan pronto como cruzáramos la alambrada. —Y luego su

cara palidece—. Quiero decir, ustedes… —Se detiene en seco y eso me

golpea nuevamente por cuánto lo ha cambiado su inmunidad.

Elías se queda en silencio y luego dice:

—Ella tiene razón. —Empieza a asentir con la cabeza—. Tiene razón, es

el mejor lugar al que podemos ir.

Catcher empuja a Cira lejos de nosotros.

—Esto es absurdo —dice él.

—No —le digo, queriendo detener las palabras venideras—. Mi madre

viene del Bosque. Hay senderos, una villa. —Incluso mientras estoy

explicando quiero que me callen.

—No hay senderos —se burla Catcher. Sus mejillas están sonrojadas,

sus ojos entrecerrados—. Habríamos sabido de ellos si hubiera alguno.

Hay un puente a través de la cascada y luego una puerta hacia la nada.

—Pero si hay caminos —dice Elías, mirando directamente a Catcher—,

tú serías capaz de encontrarlos. Puedes entrar al Bosque y mirar.

Yo asiento con la cabeza. Catcher abre su boca para protestar pero

Elías lo detiene.

—Mira, necesitamos ir a otro lugar —dice él en voz baja—. No estamos a

salvo quedándonos aquí.

Catcher mira entre Elías y yo y luego a su hermana. Aprieta los labios y

luego envuelve su mano alrededor de la cintura de ella.

—¿Prometes que habrá caminos? ¿Que seremos capaces de escapar?

—pregunta él—. ¿Que estaremos seguros?

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193 Carrie Ryan Purple Rose

Quiero decirle que no, que el Bosque me aterra. Pero a este punto

pienso que es nuestra única esperanza así que asiento y empezamos a

correr.

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194 Carrie Ryan Purple Rose

Capítulo 25

Traducido por andre27xl

Corregido por Vapino

ientras corríamos a través del pueblo hacia el Puente sobre la

cascada empezamos a escuchar los murmullos de que la

brecha era un engaño, un ejercicio de alguna clase. La gente

empezó a abrir las contraventanas en sus casas y escuchamos gritos

desde la dirección de la Barrera a nuestra derecha. Nos abrimos paso

hacia la izquierda, caminando a través de las calles hacia el norte hasta

que alcanzamos una banda de árboles separando la ciudad del río.

El sonido de la corriente del agua empezó a ahogar todo, incluso

nuestras respiraciones. Nos detuvimos en el lado cercano al puente y

bajamos a Cira al suelo. Ella nos mira con los ojos profundos pero no

dice nada.

Elías continúa barriendo el área con su mirada, mirando

constantemente sobre su hombro.

Todo está oscuro, sombras escondiendo sombras, los árboles sobre

nuestras cabezas bloquean cualquier rastro de la luna o las estrellas. El

sonido de la cascada resuena a nuestro alrededor.

Cada línea exterior de un árbol o destello de hojas hace que mi corazón

se acelere. Mis ojos juegan trucos conmigo, conjurando figuras en las

sombras que nunca se materializan.

Catcher cruza el puente sobre la cascada y duda sólo un momento en la

puerta al otro lado antes de empujarse a través del Bosque. Yo me

quedo parada cerca del río, mis dedos enlazados a la cerca que rodea el

agua antes de que ésta caiga en picada sobre las rocas.

Cuando ya no puedo ver a Catcher moviéndose a través de los árboles

me doy la vuelta y enfrento a Elías, los fríos eslabones puntiagudos de

la cerca contra mi espalda. Me siento incómoda a su alrededor después

de esta noche, después de que casi nos besamos. Sólo el pensar en ello

hace que mi piel se encandile.

M

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195 Carrie Ryan Purple Rose

El silencio entre nosotros, tocado solamente por el tronar de la cascada,

parece lleno, como una nube a punto de explotar. Parte de mí quiere

disculparse de nuevo pero una parte de mi todavía está molesta por la

forma en que parecía ignorarlo tan fácilmente. Finalmente me decido

por la cosa más fácil de decir.

—Gracias —le digo, haciendo señas hacia Cira quien estaba inclinada

contra el árbol con sus ojos cerrados. Él desliza una mano a través de

aire, cortándome.

Desearía que pudiera empujar las palabras de vuelta a mí, empujar de

vuelta cada instante que había confiado en Elías o pensando en él.

Empiezo a caminar lejos de él pero me agarra, mintiéndome quieta.

Abro mi boca pero coloca su mano sobre ella.

—Shhhh —susurra en mi oído. Y aunque la noche es calurosa tiemblo

ante el toque de su aliento.

Inclina su cabeza hacia un lado, escuchando. Creo que escucho algo, el

mínimo rastro de un ruido que no puedo descifrar por completo, pero él

se contrae. Lo siento moverse, su mano lentamente bajando hacia su

cuchillo.

Hago lo mismo cuando me vuelvo instantáneamente consciente de todo

en la noche a nuestro alrededor. Antes era sólo oscuridad, la caída de la

cascada y el toque de Elías pero ahora podía encontrar sutilezas por

debajo: la caída y bajada superficial de la respiración de Cira, el ligero

olor de su sangre en el aire. La sensación de una suave brisa sobre mis

mejillas, el peso del cuchillo en mi mano.

Un matorral cruje por el camino y yo me tenso. Elías da un paso hacia

delante y yo lo sigo por atrás de tal forma en que yo esté protegiendo a

Cira. Hay un rastro de movimiento y luego un largo quejido. Me agacho,

con mi corazón golpeando y borrando cualquier otro pensamiento o

sensación de mi cabeza. Alcanzo el brazo de Cira, intentando empujarla

alrededor de mi hombro, intentando ayudarla a levantarse.

Justo entonces una Mudo tropieza hasta nuestro campo de visión, sus

pasos atontados, uno de sus pies torcido y un destello de hueso blanco

sobresaliendo de su tobillo. Su cabello es largo y rubio, larguirucho

sobre su cara, y sus hombros están desnudos. A la luz de la luna sólo

puedo ver una parte llena de pecas sobre su pecho, veo que las uñas de

su mano derecha están largas y que su dedo meñique está guindando

de nada más que tendones y tiras de piel.

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196 Carrie Ryan Purple Rose

Ella gime de nuevo, caminando hacia nosotros mientras se balancea

con confusión. El pánico corre a través de mis venas. Tengo que llegar

hasta Cira, tengo que cruzar el puente. Pero ella está como un peso

muerto; no puedo levantarla. Quiero gritar por ayuda, gritar pero me

trago el ansia.

—Cira, cariño, vamos, tenemos que irnos —suplico, agarrando su cara

con mis manos, tratando de despertarla.

—No —susurra—, dormir.

—¡Cira! —puedo escuchar el pánico en mi voz, el tono elevándose

agudo.

—Está bien —dice Elías con calma. Está caminando hacia la Mudo, sus

pasos lentos y cuidadosos—. Ella es uno de nosotros.

Me trago de vuelta la bilis mientras él se acerca más a la mujer.

—Sólo mátala, Elías —le digo, pero la rodea. Ella se da la vuelta y se

inclina hacia él, tropezando y luego empujándose hacia atrás sobre sus

pies, su tobillo crujiendo mientras se dobla en un ángulo más severo.

Yo me alejo de Cira, sosteniendo mi cuchillo frente a mí.

—¿Qué estás haciendo? —le grito a Elías—. ¡Mátala!

Pero no lo hace. Deja que la cosa lo toque, lo empuje. Justo como los

otros no tiene mandíbula inferior, sin dientes tampoco. Su quejido es

lastimero y hueco.

—Su nombre era Kyra —dice él—. Ella pensó que esto sería vida eterna.

—Él la empuja lejos de sí, su toque casi gentil. Yo quiero vomitar.

—Qué estás haciendo, Elías, sólo mátala —le digo de nuevo. Viéndolo

como si esto me aterrorizara—. Dijiste que no eras un Souler. Pensé que

no creías lo que ellos hicieron. —Me acerco más, preparándome para

matar la cosa si él no lo hace.

Se mueve tan rápido que es un borrón. La agarra, presiona sus dedos

contra su mejilla y le da la vuelta hasta que la tengo de frente. Yo

tropiezo hacia atrás y aprieto más mi agarre en el cuchillo. Mi corazón

trona, golpeando duro en mi cabeza, y es difícil respirar. Incluso

aunque estos Mudo no están hechos para infectar, no confío en ellos.

No confío en Elías.

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197 Carrie Ryan Purple Rose

El gemido de la chica Mudo se extiende a través del aire a nuestro

alrededor, su angustia es algo que casi puedo tocar.

—Esto es lo que somos realmente —me dice él—. Esto es todo lo que

siempre seremos. Conchas. Carne. Existiendo.

Yo miro la chica. Pienso en mi propio cabello rubio, tan similar al suyo.

Pienso en lo plana que siempre sentí me hacía ver. En todas las formas

en que lo acomodé para Catcher. Envuelvo mis brazos sobre mi pecho y

junto mis gruesas cejas.

—Yo no soy como ella —susurro.

Espero que me diga que tengo razón. Que él nunca podría pensar en mí

de la forma en que piensa del Mudo.

Pero no dice nada, sólo pasa la hoja dura y profundamente por la

garganta del Mudo, cortando su columna vertebral. La recuesta

gentilmente en el suelo y se agacha a su lado.

La noche regresa a lo que era antes y miro sobre mi hombro hacia el

puente, preguntándome dónde está Catcher. Preguntándome si

tomamos la decisión correcta al venir por aquí. Los árboles del otro lado

del río tiemblan y gruñen y tengo que morderme los labios para evitar

que mis dientes trillen con miedo.

Viendo a Elías de esa manera, todo acerca de los últimos minutos, me

pone ansiosa. Pensé que estaba empezando a entender a este chico—:

¿En serio no crees en toda esa cosa Souler, verdad? —le pregunto

uniformemente. Quiero que me diga que no. Necesito que me diga que

no.

Me mira por la esquina de su ojo y suspire, sentándose sobre sus

talones.

—No sé qué creer —dice. Su voz está tan pesada, tan triste, que me

acerco un paso hacia él.

—Ellos están muertos —susurro—. Son monstruos. Sólo quieren

matarnos y comernos e infectarnos.

Él sacude su cabeza, estira una mano para tocar la cara del Mudo pero

entonces la regresa para atrás. Me encojo de hombros, horrorizada por

cualquiera que quisiera tocar uno de ellos, incluso uno que está

muerto.

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198 Carrie Ryan Purple Rose

—¿Entonces qué sucede con lo que fueron? —pregunta.

—Desaparece. Son justo como cualquier otro que muere —le digo. No

quiero pensar acerca del Mudo siendo cualquier otra cosa menos un

monstro. ¿Qué significaría eso? ¿Qué hay algo que queda de quienes

eran atrapado en su cuerpo que sólo quiere consumirnos? ¿Que cada

vez que matamos a un Mudo estamos asesinando un alma? Me rehúso

a creerlo.

—¿Cómo podrías saberlo? —pregunta simplemente.

—Porque es de esa manera —digo, más alto de lo que quería.

Mis hombros están tensos. No quiero escuchar su argumento, no quiero

pensar en que haya alguna manera en que esté equivocada. Si existe

algo en este mundo que esté claro, que es el blanco y el negro, es que

los Mudo están muertos. No hay nada restante de lo que eran antes.

Elías se levanta y camina hacia mí.

—No sé si eso puede ser tan sencillo —dice él.

La frustración florece y se esparce como un salpullido por mi pecho y

cuello.

—Están muertos —digo más firmemente.

—Se infectan, mueren y algo ocasiona que se tropiecen por los

alrededores. Algo causa que nos persigan. Pero no son ellos. Cuando

mueren todo lo que solían ser desaparece. Es sólo… —busco la palabra

correcta—. Sólo desaparecen.

—¿Qué hay con los Breakers? —pregunta él—. ¿Por qué son diferentes

sólo porque no hay otros No-Consagrados alrededor cuando se

transforman? ¿Cómo lo saben?

—No lo sé, es sólo lo que sucede —digo, perturbada por su habilidad

para torcer mis palabras. A nuestro alrededor la noche se calla,

aguantando la respiración, y yo muerdo mis labios. Estoy cansada de

esta conversación, cansada de Elías haciéndome pensar dos veces algo

que he sabido durante toda mi vida de la misma forma en que siempre

he sabido que las mareas nunca fallarías.

—Es la forma en que siempre ha sido —le digo—. Ellos mueren. Eso

significa que dejan de ser lo que eran.

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199 Carrie Ryan Purple Rose

—¿Pero qué sucede con la gente que muere y revive que no está

infectada? —pregunta—. La gente que se ahoga y sus corazones se

detienen y luego empiezan de nuevo. Sucede, mueren y regresan. Pero

siguen siendo las mismas personas. Ellos no pierden nada por haber

muerto.

Jalo mi trenza con exasperación, sin entender por qué no deja ir la

conversación.

—Eso es distinto. Esa gente que se ahoga no está infectada. Si lo

estuvieran regresarían como Mudo. Probablemente Breakers si se

transforman bajo el agua.

—¿En serio piensas que es tan simple? —pregunta.

—Sí, lo es, —le digo, tratando de chapotear mi propia duda—. La

infección lleva a la muerte. La muerte lleva al Mudo. El Mudo lleva al

hambre. Ha sido de esa manera desde el Regreso y es la forma en que

siempre será-

Me doy la vuelta para alejarme de él, para revisar a Cira, esperando que

entienda que he terminado de hablar con él. Pero todavía escucho su

siguiente pregunta.

—¿Entonces qué hay con Catcher?

Me detengo, mi espalda derecha como una baqueta y mi mano

aplastando mi cuchillo. Dejo que mi cabeza caiga hacia atrás sobre mis

hombros y miro la noche estrellada.

Camina más cerca hacia mí, hasta que casi puedo sentirlo en la

oscuridad.

—Él está infectado —dice suavemente—. ¿Estás diciendo que no es la

misma persona?

Mi corazón pulsa en mi pecho, mi mente dándole vueltas una y otra vez

a nuestra conversación. Quiero decirle que está equivocado, que nada

ha cambiado en Catcher. Quiero estar furiosa con Elías por retorcer mis

palabras pero no puedo. Porque no hay sentido en el Regreso, en el

Mudo. Nunca ha habido una forma de entenderlo.

—Te odio —le digo simplemente. Porque ahora mismo es la única forma

de describir la manera en que estoy siendo carcomida por dentro, el

dolor que me desgarra.

Page 200: 2 the Dead-Tossed Waves [Carrie Ryan]

200 Carrie Ryan Purple Rose

Elías reacciona como si le hubiera dado una bofetada. Sé que debería

retractarme. Sé que he ido demasiado lejos y estoy abriendo mi boca

para disculparme cuando otra voz me corta. Catcher sale del borde del

puente hacia Cira y me pregunto cuánto tiempo ha estado allí. Cuánto

ha escuchado.

—He encontrado el camino —dice, su pecho subiendo y bajando

mientras lucha para recuperar el aliento—. No está tan lejos pero

tenemos que correr lo más que podamos. —Se arrodilla frente a Cira y

la carga.

Estoy caminando hacia él para ayudarlo cuando escucho un nuevo

sonido. Este es un quejido más profundo que el gemido de la mujer

Mudo de antes. Me toma un momento darme cuenta de lo que es: el

ladrido de un perro.

Y luego el grito de un hombre se mezcla a través de él. Es tras de

nosotros, viene del camino que lleva directo hacia Vista. A través de los

árboles veo una chispa o dos de luz y sé que están tras nosotros.

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201 Carrie Ryan Purple Rose

Capítulo 26

Traducido por *ƸӜƷYosbeƸӜƷ*

Corregido por Vapino

atcher no duda pero se levanta de un salto con Cira en sus

brazos.

Puedo escuchar el susurro de las hojas, de los hombres en el

camino cada vez más cerca. Agarro mi más afilado cuchillo y miro a

través del puente al Bosque. En mi mente sé que es nuestra mejor

esperanza, pero mi cuerpo no se mueve.

Está en contra de todo lo que se me ha sido enseñado, todo lo que he

conocido.

—Ella tiene sangre fresca por todos lados. No tomará mucho tiempo

para los que No-Consagrados nos rastreen —dice Elías, asintiendo con

la cabeza hacia Catcher y Cira.

Catcher no se detiene, solo camina a través del puente, el brillo del

agua por debajo de él destacando sus brazos desnudos que agarra a su

hermana.

—Lo lograremos —dice él, y deseo sentir su confianza.

Miro por detrás de mi hombro. Tal vez podríamos ir un poco río abajo,

subir por el borde de las cataratas y acortar hacia la playa por el

estuario. Tal vez haya otra forma en que podamos escondernos de la

Milicia y los reclutadores. Y ahí es cuando los tornillos primer perro del

camino, corriendo hacia nosotros con los dientes, y sé que está fuera de

opciones. Y allí fue cuando el primer perro salió de la nada por el

camino, corriendo hacia nosotros mostrando los dientes, y supe que

estábamos sin opciones.

El pánico cocinándose a fuego lento explotó.

—¡Vamos! —gritó—. ¡Corran! —El viejo puente se balanceaba con

nuestro peso y pies golpeando mientras corríamos a todo dar a través

C

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202 Carrie Ryan Purple Rose

de él. En los espacios entre los tablones de madera la cascada se agita y

ruge, corriendo en el negro vacío de abajo. Casi podía sentir la flama de

las antorchas detrás de nosotros mientras alcanzábamos el otro lado del

puente, mientras Elías golpeaba contra la puerta y luchaba contra el

pestillo. Los viejos maderos debajo de nosotros se sacuden mientras los

pies los golpean. Los gritos para que nos detuviéramos atravesaron mi

espina dorsal y, finalmente, Elías empujó a través de la puerta,

abriéndola hasta que golpeó contra la cerca.

Nos amontonamos, cerrándola de golpe detrás de nosotros, y entonces

estábamos en el Bosque.

No paramos. Catcher agarró a Cira fuertemente mientras corríamos a

través de los árboles y la maleza. Elías y yo los seguimos, tropezando

con las raíces y las ramas caídas. Eché un vistazo por encima del

hombro y vi a los hombres haciendo una pausa en la valla. Veo sus

bocas en movimiento, pero no puedo oír sus gritos.

Porque todo lo que puedo oír ahora son los gemidos. Los Mudos nos

han olfateado. Ellos saben que estamos aquí. Y van a venir por

nosotros. Acercándose lentamente a nuestro alrededor, tropezando en la

oscuridad.

Al principio estaba convencida de que no lo lograríamos. Habíamos

cometido el mayor error posible.

Cualquier cosa, ser enviado a los Reclutadores, enfrentar la ejecución,

ser encarcelados, todo eso hubiese sido mejor que esto.

Cualquier cosa sería mejor que ser destrozado por los Mudo.

Agarré mi cuchillo fuertemente. En cada hoja que se volteaba en la

oscuridad, en cada rama que aparecía, yo giraba. El terror frió se colaba

por mis huesos, tensando mis músculos. En mi cabeza solo gritaba de

puro pánico, tratando de aminorarlo y enfocarme en lo que se

necesitaba que se hiciera. Tratando de poner un pie delante del otro. No

perder de vista a Catcher desde que el es único que sabe dónde está el

camino.

A medida que la tierra se elevaba abruptamente por debajo de mí

tropecé y caí, con mis manos arrastrándose delante de mí.

Elías grita mi nombre. Entonces él está ahí a mi lado, poniéndome en

pie. Tira de mí detrás de él, llevándonos a través de árboles y arbustos.

Espinas y enredaderas me azotan en la cara y el pelo y me arañan la

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203 Carrie Ryan Purple Rose

piel mientras me empujaba hacia adelante. Por delante de nosotros

Catcher es como un fantasma tenue, una figura apenas perceptible en

la oscuridad. Me aterroriza alejar mis ojos de él. Estoy aterrorizada de

perder de vista a é y a nuestra última esperanza. Siento a los Mudos a

mi alrededor, siento sus gemidos en contra de mis oídos. Hasta ahora

hemos sido capaces de huir de ellos, pero sólo podemos correr hasta

más no poder por ahora.

Los Mudos nos encontraran en algún momento. Siempre lo hacen.

Y entonces algo me tira hacia atrás, haciendo que mi falda se enrede y

apriete alrededor de mis piernas. Caigo con fuerza, pivoteando mientras

me caigo, para que mi cadera golpee en el suelo. Unos dedos tiran de mi

dobladillo. Un Mudo trata de impulsarse más cerca. Le doy una patada.

Mi talón choca contra sus brazos cabeza una y otra vez.

Sus dedos ceden pero se mantienen fuertes del dobladillo de mi falda.

Me arrastro a través del suelo, tratando se alejarme. Elías corre hacia

mí y ni siquiera duda antes de poner su pie en el cráneo del Mudo, con

una contracción del repugnante. Por fin los dedos se aflojaron. Elías me

pune de pie. Más brazos y dedos me agarran en la oscuridad, mientras

yo sostengo lo que me queda falda cerca de mi cuerpo.

Catcher cambia a Cira en sus brazos y va más lento. Me preocupa que

tal vez él se haya desviado, que tal vez se ha perdido y vamos corriendo

en círculos en el bosque oscuro, hasta que no se pueda correr más.

Elías me agarra del brazo y yo jadeo mientras tropezamos detrás

Catcher.

Y entonces la veo: la descomunal puerta en la oscuridad, en su

mismísimo tope brillaba la luna creciente.

La esperanza se estremece dentro de mí, pero temo llegar a ella, por

miedo de que por la esperanza pierda el enfoque. Extendiéndose fuera

de la puerta hay vallas al borde de un camino estrecho. Los zarcillos de

las vides se enroscan a través de los enlaces, las flores florecen

absurdas en la noche.

Catcher tira de ella, la puerta se abre y corremos dentro. El primer

Mudo golpea a la valla al mismo tiempo que Catcher lanza el seguro

detrás de nosotros.

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204 Carrie Ryan Purple Rose

Tropiezo hacia atrás por la fuerza de la Mudo, por el sonido desgarrador

en contra del metal. Se unen más y más al primero, tirando y

empujando.

Me volteo en círculos, temerosa que hubiésemos quedado atrapados en

una posición incluso peor. Me tambaleo por el camino un poco,

arremangándome mi falda rota mientras estoy muy lejos de las vallas

que bordean el sendero. La hierba es alta y gruesa aquí, pero no veo

signos de ningún Mudo dentro del camino.

En el exterior, sin embargo, se tuercen y se retuercen en contra de los

eslabones de la cadena, camino a donde Catcher y Elías miran a través

de la puerta, por donde hemos venido. Todos dando bocanadas de aire.

—¿Resistirá? —susurro.

Nadie responde. Sólo nos paramos allí mirando hacia donde los Mudos

lentamente se amontonan al otro lado del delgado metal, que cruje y se

retuerce bajo su peso.

Catcher pone a Cira de pie y ella se balancea pero es capaz de

mantenerse derecha mientras se hunde contra él. Presiona su mano en

su mejilla y ella se inclina hacia él.

—Estás vivo —dice ella, sus labios pálidos brillan a la luz de luna—.

Pensé que estabas muerto.

El sonríe e imprime un beso en su frente. Tengo que voltearme, la

ardiente alegría de verlos por fin juntos. No puedo soportar que fuera yo

la que le dijera a Cira que su hermano estaba perdido y la razón por la

que casi se muere.

—Estoy vivo —murmura él—. Todo va a estar bien. Te lo prometo.

Mi garganta se oprime como si me estuviera hablando a mí. Como si me

estuviera prometiendo que vamos a estar bien. Quiero creerlo. Quiero

congelar sus palabras, pero se disipan en la oscuridad.

Elías es el que rompe el momento.

—Deberíamos seguir —dijo él. Mira hacia el cercado deformándose bajo

el ataque de los Mudo y sé lo que está pensando: que a pesar de que

estamos en el camino vallado todavía estamos en situación de riesgo.

Que mientras estemos en el bosque siempre estamos en situación de

riesgo.

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205 Carrie Ryan Purple Rose

Por donde hemos venido todavía puedo escuchar gritos. Cierro los ojos,

suplicando que sólo por esta vez tengamos un poco de suerte y no se

decidan venir después de nosotros. Que no valemos la pena el riesgo.

Catcher le da una Cira una cantimplora y ella bebe con avidez.

—¿A dónde vamos? —pregunta entre tragos.

Miro a Elías y él a mí. Pienso en mi madre, en su pueblo en algún lugar

de este camino.

¿Está ahí todavía? ¿Está en algún lugar por delante de nosotros? Tengo

miedo a tener esperanza por cualquiera de ellos, miedo a querer algo

que no puede ser verdad.

—Primero nos alejamos de Vista —dijo Elías antes de que tuviera

chance de responder—. Y luego resolveremos que hacer.

El camino por delante de la puerta es lo suficientemente amplio como

para que podamos estar en un grupo pequeño, pero se reduce

rápidamente, de modo que es casi imposible caminar lado a lado. Cira

todavía un poco mareada allí de pie, pero el agua la ha fortalecido un

poco y ella es capaz de dar unos pasos con la ayuda de Catcher.

Trato de mantenerme atrás y ayudarlos, pero rápidamente me pongo en

el camino. Trato de caminar cerca para escuchar lo que están diciendo,

pero sus cabezas se acercan, sus voces son un murmullo. Unas pocas

veces los escucho reír y pregunto de qué, esperando unirme a la

conversación. Pero pronto me doy cuenta que están tan envueltos en

propia reunión, que estorbo.

Me quedo para caminar detrás de Elías, ayudando a reducir vides

espinosas y apisonar el césped más alto. No le dije nada mientras la

noche caía aún más profunda alrededor de nosotros. Sigo siendo el

pinchazo de nuestra conversación anterior. En lugar de eso pienso en

mi madre.

¿Logró llegar tan lejos? ¿Mis pies están pisando donde ella

recientemente había pasado? ¿Se paró y observó al Bosque y pensó en

volverse? ¿Pensó en volver por mí? Niego con la cabeza, segura de que

no. En mi mente me imagino sus grandes zancadas por el camino, sus

pasos largos y seguros y la barbilla en alto.

Ella no habría temblado, yo lo estoy. Ella no haría una mueca de dolor

en cada una de las ramas que se agrietan de la manera que lo hago.

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206 Carrie Ryan Purple Rose

Ella no hubiese querido taparse los oídos al incesante quejido de los

Mudos que siempre empujaban las vallas a ambos lados de nosotros.

Mis ojos se hicieron y me los froto con las palmas de mis manos,

sintiéndome aún más débil por las lágrimas. Tomo un profundo respiro,

tratando de calmarme. Tratando de encontrar algún tipo de fuerza.

Ese era el verdadero problema, pienso mientras deslizo mi dedo pulgar

a lo largo de la parte plana de mi cuchillo, sintiendo los bordes. No es

que mi madre me mintiera acerca de quién soy y de dónde soy. Es que

yo siempre pensé que podía ser como ella. Que algo en ella, lo que la

hizo tan segura y fuerte, podría estar en mí. Tenía que encontrarlo.

Pero la realidad de que no soy ella significa que realmente que no soy en

nada como ella. Y que no tengo esperanza de siquiera ser como ella.

Casi tropiezo con la espalda de Elías antes de darme cuenta que él se

ha detenido. Su cabeza echada hacia atrás y está mirando hacia arriba.

—¿Qué va mal? —pregunto, mi cuerpo tensándose por algún enemigo

oculto.

Él no dice nada, solo señala arriba en el cielo. Lo observo.

—Mira —dice él.

Tomo un profundo respiro, con la sospecha anublándose alrededor de

mí. Y luego poco a poco inclino la cabeza hacia atrás.

El cielo de la tarde soltó sus garras hace un tiempo atrás y la oscuridad

se ha instalado profundamente. La noche huele a flores y a suciedad.

Como la muerte y la sangre. El calor del día se levanta del suelo mojado

y se envuelve alrededor de mis tobillos.

—¿Qué cosa? —pregunto, sintiéndome impaciente, sucia, exhausta y

temerosa.

Elías se mueve más cerca, de pie detrás de mí se ladea hasta que su

mejilla está casi contra la mía. Tengo que recuperar el aliento por

sentirlo tan cerca de mí. La ira hacia él todavía hierve dentro de mí,

pero tampoco puedo evitar volver a ese momento en la playa y no puedo

dejar de darme cuenta de que si volvía la cabeza y yo la mía, nuestros

labios se tocarían.

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207 Carrie Ryan Purple Rose

No quiero que me guste. No quiero que me importe. Es mucho más fácil

odiar, descartar lo que dice para no tener que pensar y cuestionar el

mundo y todo lo que me han enseñado.

Antes de que pueda alejarme, él toma mi mano en la suya, la sensación

sacudiendo mi brazo, y lo eleva con el suyo a apuntar el cielo. Volteo mi

cabeza, mirando hacia el camino detrás de nosotros, preguntándome a

qué distancia están Catcher y Cira. Preguntándome si pueden vernos

aquí parados.

Y luego Elías susurra a mi oído:

—Mira a las estrellas. —Mi respiración tiembla ligeramente y trago, mi

visión late al mismo ritmo que mi corazón. Sigo la mirada a donde

nuestros dedos ahora apuntan. Es difícil concentrarse en algo que no

sea él, pero finalmente lo veo, una pequeña luz en movimiento

constante a través de las estrellas.

—¿Qué es? —pregunto

—Un satélite —me dice.

Me cuesta tiempo centrarme en lo que él dice y escaneo todo lo

aprendido en la escuela, tratando de ubicar la palabra. El suelta

nuestros brazos en el aire pero mantiene nuestros dedos unidos. Quiero

empujarlo lejos y acercarlo al mismo tiempo. En vez de eso solo me

concentro en respirar, mirando el rastro de luz a través del cielo.

—Es de antes del Retorno —dice él. Y lo recuerdo ahora. Recuerdo al

profesor contándonos sobre ellos cuando él nos enseñó acerca de la

gravedad y el sistema solar.

El pulgar de Elías se desliza sobre mis nudillos y mis pensamientos se

dispersan. ¿Fue solo un tic o lo hizo a propósito? Mi corazón se acelera

y estoy segura que puede sentir mi pulso golpeando justo debajo de

cada centímetro de mi piel.

—Nunca había visto uno de ellos antes —le digo—. Supongo que pensé

que ya no existían ahora. Como todo el mundo. —Mi voz se siente

áspera, mi lengua gruesa. Es difícil para mí pensar en otra cosa que no

sea en lo cerca que está. Qué bonito se siente estar de la mano, tener a

alguien en quien apoyarse.

—Cualquier cosa que vuele me fascina —dijo suavemente. Contengo mi

respiración, queriendo que diga más.

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208 Carrie Ryan Purple Rose

Queriendo más de ese vistazo de lo que él es.

—Es simplemente extraño pensar acerca de que ellos estén todavía allí,

todavía dando vueltas y vueltas cuando todo aquí se ha derrumbado y

ellos se han vuelto inservibles. Ellos, solo… —busca la palabra mientras

el viento se desliza sobre nosotros—. Ellos solo siguen adelante. Como

si nada hubiese pasado.

Pienso acerca de cómo nuestras completas vidas son así. Estamos en

marcha y luego nos pasamos la vida manteniendo ese movimiento, pero

¿con qué fin? ¿Con qué propósito? Nunca me ha molestado antes. Yo

estaba feliz.

Una rama se rompe detrás de nosotros y yo me alejo de un salto de

Elías. Las voces de Catcher y Cira desentrañan el camino en la

oscuridad y vuelvo la cabeza, todo mi rostro ardiendo, con la esperanza

de que ellos no vieran a Elías y a mi juntos. Toso en la oscuridad y miro

a Elías. Él sigue en pie, donde lo dejé, pero él ya no está mirando hacia

el cielo.

Él me está observando y la expresión en su cara causa que mi

respiración se dificulte. Es como arrepentimiento, dolor y deseo. Tengo

que mirar hacia otro lado, miedo de lo que mi cara muestre a cambio.

Estoy muy confundida, no sé cómo sentirme o que desear.

Él se acerca a mí y yo me tenso.

—Deseo saber cómo hacer lo correcto para ti —dijo él. Su voz es tan

tranquila que casi me puedo creer que es el viento hablando y que él no

está diciendo nada en absoluto—. Ojalá supiera lo que quieres. —Se

vuelve y sigue por el camino en la oscuridad.

Miro hacia atrás donde Catcher y Cira se acercan y cierro los ojos. Yo

también, pienso.

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209 Carrie Ryan Purple Rose

Capítulo 27

Traducido por KaThErIn

Corregido por Vannia

eguimos caminando, Elías saca comida y agua de su mochila para

compartirla. La luna se eleva, se pone, y justo antes del amanecer

encontramos un pequeño claro en el camino donde tratamos de

descansar. Catcher y Cira continúan murmurando hasta que sus voces

se desvanecen al dormirse y Elías ronca ligeramente. Eso me deja

mirando arriba hacia el cielo, tratando de encontrar la luz de una

estrella fugaz o un satélite. Sigo tratando de recordar: ¿He caminado

por este sendero? ¿Recuerdo estos árboles? ¿Este olor? ¿Aquellos

sonidos? Los recuerdos danzan fuera de mi alcance hasta que los

sueños me llevan bajo una turbulencia de pensamientos.

La mañana siguiente está turbia y gris, el aire caliente y tranquilo. Cira

tiene ojeras pero es capaz de ponerse de pie por su cuenta. Come y bebe

un poco de agua, y algo de color regresa a sus mejillas. Es capaz de

caminar un poco sin apoyarse en Catcher, pero aun así, nuestro

progreso es lento y los Mudos continúan presionando contra la

alambrada a cada lado de nosotros, aporreando, tirando y gimiendo.

Es imposible marcar el paso del tiempo, imposible decir lo lejos que

hemos caminado. Simplemente continuamos, un pie frente al otro, la

mochila en mi espalda rozando mis hombros.

Ni siquiera noto cuando Elías para de caminar y de nuevo tropiezo

contra él, tambaleándome, mantengo el equilibrio hasta aferrarme a la

alambrada. No estoy acostumbrada a la alambrada, a estar tan cerca

los Mudos. No estoy acostumbrada a tenerlos presionados contra mi

hasta que casi es imposible respirar. Siento los dedos de los Mudo tirar

de los míos, grito y me caigo, apretando mi mano contra mi pecho. Mi

corazón golpetea y cierro mis ojos para calmar mi respiración.

Cuando los abro Elías ha dejado caer su mochila y está de pie sobre mí

ofreciéndome su mano para ayudarme a ponerme en pie.

S

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210 Carrie Ryan Purple Rose

—¿Estás bien? —pregunta y asiento mientas me levanto, apartando mi

mano rápidamente mientras Catcher y Cira dan vuelta en la curva

detrás de nosotros.

Doy un paso atrás y me concentro en ajustar las correas de mi mochila.

—¿Qué está pasando? —pregunta Catcher, y mis mejillas se enrojecen,

pensando que él está hablando de mí y Elías. Que él ve algo que no está

ahí. Echo un rápido vistazo a Elías pero él no está mirándome.

—Es una puerta en el camino —dice Elías, señalando.

Si es posible, mi cara arde aún más. Me siento estúpida de que mi

primer pensamiento haya saltado hacia Elías. Retuerzo mis dedos

apretando las correas de mi mochila y camino hacia la puerta,

esperando poder ocultar mi expresión de todos los demás. ¿Por qué

siquiera me siento culpable de que Elías me haya ayudado a

levantarme? ¿Por qué debería pensar que a Catcher le importaría?

Aclaro mi garganta, pretendiendo examinar la puerta que abarca lo

ancho del camino. Un objeto brilla bajo la manija y lo froto con mis

dedos.

—Creo que hay algo aquí —digo. Los otros habían estado tomando agua

y hacen una pausa mientras me agacho para conseguir una mejor vista.

Hay una barra pequeña adjunta a la alambrada y grabado sobre ella

están las letras IV.

—Creo que es como los números que mi madre me enseñó cuando era

más joven —digo, mirando de vuelta hacia ellos—. Dice IV, lo que

significa cuatro.

—¿El camino continúa pasando eso? —pregunta Cira.

Entrecierro los ojos a través de los enlaces viendo a la distancia.

—Eso parece. —Arrugo mi frente, estudiando las letras. Algo se remolca

en mí, se asoma en el borde de mi mente. Pero tratar de atraparlo es

como tratar de capturar a la nieve y me quedo con nada sólido.

—Nuestras opciones son seguir adelante o regresar —dice Catcher—.

Siempre y cuando el camino esté despejado yo digo que lo tomemos.

Ellos caminan a través de la puerta y me quedo agachada en el suelo,

aún tratando de averiguar qué es lo que se siente tan familiar. Si vine a

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211 Carrie Ryan Purple Rose

través del Bosque con mi madre debo haber pasado a través de la

puerta. Me sobresalto cuando Elías estira su mano hacia mí de nuevo y

esta vez lo ignoro y me pongo de pie por mi propia cuenta.

Los contenidos de mi mochila, se sacuden un poco y presiono mis

manos en la parte baja de mi espalda para aliviar el dolor.

Elías inclina la cabeza.

—¿Todo bien? —pregunta, y la expresión de en cara parece mostrar

genuina preocupación.

Me giro y sigo a los demás por el camino.

—Bien —le digo mientras continúo caminando y él cierra la puerta

detrás de nosotros.

***

Nuestro día se acorta cuando Cira no puede caminar más, sus piernas

tiemblan y su rostro sudoroso está pálido.

Catcher la ayuda a sentarse en el suelo, Elías enciende una pequeña

hoguera y pasamos el crepúsculo espantando a los mosquitos y

hablando poco. Ninguno de nosotros sabe de qué hablar.

Se siente como si fuéramos desconocidos, demasiado horrorizados para

charlar sobre nuestra actual situación y sin embargo también nos da

miedo hablar de algo más. Finalmente el gemido de los Mudos y el

zumbido de las cigarras llega a ser demasiado que no lo puedo manejar

y estiro mis piernas con la necesidad de moverlas. No estoy

acostumbrada a estar constantemente rodeada de gente, cada uno de

mis gestos, sonidos y movimientos es analizado.

—Voy a caminar un poco, y ver que hay adelante —les digo, luego saco

mi cuchillo y me pongo en marcha hacia el sendero antes de que

alguien me responda. No estoy tan lejos cuando escucho una pisada

familiar crujiendo en medio de la hierba seca y Catcher grita mi

nombre. Me detengo y espero a que me alcance.

—Es estúpido para ti estar caminando sola, Gabry —dice. Mis hombros

están tensos. Quiero decirle que ese es mi opción, que quiero un poco

de tiempo lejos de todos para pensar. Averiguar qué está pasando. Pero

no digo nada de eso porque ha pasado mucho tiempo desde que

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212 Carrie Ryan Purple Rose

hablamos, desde que estuve cerca de él, y se siente bien eso de estar

sólo los dos en el crepúsculo.

Extiendo la mano y entrelazo sus dedos en los míos.

—¿Cómo estás? —le pregunto.

Él mira al suelo, luego a nuestras manos, a la alambrada, a todas

partes excepto a mis ojos. Se encoge de hombros, la confusión

desdibujando las emociones en su rostro.

—No sé —dice finalmente.

No es la respuesta que estoy esperando. Quiero que él confíe en mí;

quiero sentirme tan cerca de él ahora como lo hice en el momento en

que nos besamos. Sé que todo lo demás ha cambiado desde entonces

pero él está vivo, él sobrevivió a ser mordido. Su inmunidad no debería

cambiar nada entre nosotros y aun así de alguna manera siento que lo

ha hecho. Me gustaría poder encontrar alguna manera de hacerle

hablar conmigo pero en lugar de eso sólo sostengo su mano más

fuertemente.

—¿Le dijiste a Cira acerca de todo? —le pregunto—. ¿De la inmunidad?

Él asiente.

—No estoy seguro de que ella lo entienda en realidad. Pero estaba tan

feliz que lloró. —Él sonríe un poco ante eso y me recuerda lo mucho que

amo verlo sonreír. Lo mucho que nos molestábamos entre nosotros.

Trato de sonreír de vuelta pero me sale una sonrisa forzada y se siente

mal. Él mira nuestras manos, la forma en que nuestros dedos están

intercalados—. En realidad, no estoy seguro de que yo tampoco lo

entienda —dice suavemente.

—¿Qué se siente? —le pregunto, deseando entender lo que está

sintiendo.

Respira profundamente, su pecho casi frotando mi brazo.

—Físicamente, es como... —Se detiene—. Es como el fuego. Es como

estar en una habitación sin ventanas y sin puerta y el calor solamente

aumenta, aumenta y aumenta hasta que no puedes respirar.

—¿Duele?

Se queda en silencio. Y luego dice:

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213 Carrie Ryan Purple Rose

—Creo que la peor parte es la incomprensión. No saber si me convertiré

repentinamente. O qué pasaría si muero... —Se detiene en seco y el

silencio se estira ente nosotros una vez más.

Estoy asustada de romper la tranquilada pero tengo que saber.

—Estarás bien, ¿cierto? —pregunto, inclinando mi cabeza hasta la

suya, tratando de recuperar esa cercanía que teníamos antes de que

todo cambiara. Esa esperanza y ese futuro.

Él retira sus dedos de los míos y empieza a caminar por el camino. El

aire de la noche se reúne a mí alrededor en donde su cuerpo había

estado y me siento desesperada y sola. No entiendo qué he hecho mal y

lo sigo pero el camino es demasiado angosto para que nosotros

podamos caminar juntos. Camina aplastando completamente la hierba

alta, sus manos balanceándose alrededor de él.

—¡Espera, Catcher! —grito.

Se detiene frente de mí y veo sus hombros levantarse y bajar

rápidamente como si estuviera tratando de recuperar la respiración. No

se da la vuelta, avanzo y coloco mis manos en su espalda, siguiendo su

columna vertebral.

—No hagas eso, Gabrielle —dice él, mirando sobre su hombro sólo un

momento, sus ojos brillan antes de girarse otra vez y avanzar

pisoteando fuertemente.

—¿Que no haga qué? —le pregunto, sin comprender de lo que está

hablando.

Se da la vuelta abruptamente y mis manos se presionan contra su

pecho. Tira de mis muñecas y las mantiene alejadas de su cuerpo.

—No me recuerdes que todo es diferente. Nosotros.

Mis ojos se amplían, mi mandíbula cae, pero no sé qué decir. Él está

tan serio y enojado y no tengo idea de lo que está pasando.

Me sacude levemente. Abre su boca pero es como si no pudiera

encontrar las palabras. Y luego antes de que me dé cuenta baja su

cabeza hacia la mía pero se detiene justo cuando sus labios están

cerniéndose sobre los míos. Su piel es casi dolorosamente caliente, el

calor abrasador sube por mis brazos.

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214 Carrie Ryan Purple Rose

Tengo dificultad para recuperar mi respiración. Deseo mover

ligeramente mi cabeza hacia adelante, para presionar mi boca contra la

suya. Me inclino a duras penas y él retrocede, manteniendo la distancia

entre nosotros.

—Quiero esto, a ti, demasiado —dice, sus dientes apretados—. Quiero

olvidar todo. Pretender que nada ha cambiado y que puedes ser mía y

que puedo soñar en nosotros estando juntos algún día.

Sus dedos están apretados alrededor de mis muñecas, presionándome.

Mi pecho se siente aprisionado cuando todo el aire es empujado de mi

cuerpo. Está diciendo todas las palabras que siempre he querido

escuchar de él, que podríamos estar juntos, pero de alguna manera

todo está mal ahora y el dolor por eso es casi físico.

—Puedo ser tuya —le digo—. Soy tuya.

Su agarre sobre mí se hace más fuerte y cierra sus ojos, su aliento

estremeciéndose mientras frota su boca en mi mejilla, luego en mi

mandíbula y en mi frente. Su calor me marca y estoy temblando porque

quiero mucho más de él.

Trato de llegar a él, jalarlo más cerca pero él se aparta. Está de pie ahí

mirándome, ambos tragando aire. Un hilo de sudor se abre camino

bajando por mi espalda. Espero que él diga algo, cualquier cosa que

explique lo que está pasando. Pero está completamente en silencio.

—Catcher —digo, acercándome. Mi voz es un susurro, una petición,

una pregunta. Él sólo levanta una mano para mantenerme lejos. Y

luego se da la vuelta y corre por el camino hacia los demás. Ni siquiera

me molesto en perseguirlo. Estoy muy aturdida incluso para moverme.

Sólo puedo doblarme por la cintura y poner las manos en mis rodillas,

tratando de respirar. Tratando de descifrar lo que acaba de pasar y lo

que he hecho mal.

Me siento herida, dolorida y aturdida. Los Mudos todavía están

gimiendo, sólo que ahora es imposible verlos con claridad debido a la

oscuridad. Suena como si todos ellos estuvieran a mi alrededor, como si

estuviera atrapada por ellos. Escucho los chasquidos y susurros del

Bosque, cada sonido raspando a través de mi nervios.

Me pongo en marcha por el camino hacia la seguridad de los demás y

en el momento en que lo hago casi corro a toda velocidad, segura de que

las alambradas han sido quebrantadas, de que los Mudos están

persiguiéndome. Irrumpo en el pequeño claro donde Elías y Cira están

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215 Carrie Ryan Purple Rose

sentados junto al fuego. Él se levanta de un salto, sosteniéndome en

sus brazos.

—¿Qué está mal? —pregunta. Mira más allá de mí hacia el camino,

sacando su cuchillo.

Mis palabras salen ahogadas por el pánico.

—Mudo —jadeo—. Los gemidos...

Elías me empuja detrás de él y da unos pocos pasos hacia el sendero.

Cira me alcanza.

—¿La rompieron? —pregunta Elías. Parece estar listo para pelear.

—Yo… no sé —balbuceo—. Parecen demasiado cerca. Como si

estuvieran allí mismo en el camino.

Él espera un poco más, los gemidos flotan sobre nosotros y a nuestro

alrededor. Finalmente el latido de mi corazón se calma, mi mente se

aclara. No hay cuerpos tambaleándose en nuestro pequeño claro.

—Creo que sólo dejé que me afectara —digo finalmente, avergonzada de

tener pánico—. Es sólo que estaba oscuro y...

Cira sostiene mi mano entre las suyas.

—Está bien —dice suavemente—. Está bien estar asustada.

Me doy la vuelta hacia ella, sin notar hasta ahora lo mucho que

necesitaba escuchar eso. Me jala en un abrazo y quiero hundirme en

ella pero soy cuidadosa, sabiendo que aún está débil por la

deshidratación y la sangre perdida. Debería ser yo la que la sostuviera,

no al revés. Pero justo ahora necesitaba a alguien que me tranquilizara.

—¿Dónde está Catcher? —le pregunto, preguntándome si lo he

ahuyentado completamente.

Ella estudia mi rostro. ¿Catcher le contó sobre mí? ¿Le contó sobre

nuestro casi-beso? ¿Acerca de él escapando cuando traté de

presionarme contra él? ¿Entiende ella algo de lo que está pasando con

él?

—Dijo que quería volver sobre nuestros pasos, asegurarse de que nadie

nos seguía en el Bosque —dice ella, bostezando.

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216 Carrie Ryan Purple Rose

Entrecierro mis ojos y echo un vistazo a Elías, que se encoge de

hombros. Ni siquiera pensé sobre esa posibilidad, la posibilidad de que

la Milicia o los Reclutadores podrían estar detrás de nosotros. Parece

que sería un estúpido riesgo, uno por el que ninguno de nosotros

merece la pena. Me acuesto junto a Cira, preguntándome con cada

ramita que se quiebra si son los Mudos viniendo detrás de nosotros o si

se traza de otra amenaza que aún no conocemos.

***

—Han estado siguiéndonos —dice Catcher abruptamente la mañana

siguiente. Hemos estado compartiendo la poca comida que tenemos a

los alrededores y tratando de ignorar el arrastre de los Mudos a lo largo

de la valla a ambos lados de nosotros. Me detengo a mitad de entender

las palabras de Catcher y espero que sus ojos parpadeen hacia mí, y ver

algo que me muestre cómo se siente sobre lo que pasó entre nosotros la

noche anterior. Pero él ha estado evitando mi mirada desde su regreso.

—¿Qué? —pregunto. Cira y Elías hacen eco de la misma pregunta.

—Fui a través del Bosque la noche anterior, esos caminos tienen

muchas curvas —dice Catcher. Cira se pone rígida mientras su

hermano habla sobre su caminata a través del Bosque con los Mudo

pero ella no dice nada—. Lo hice casi todo el camino de vuelta al río y a

Vista. —Echa un vistazo a Elías y luego baja la correa de la cantimplora

que retuerce entre sus dedos—. Están haciendo que los Soulers

extiendan la alambrada sobre el camino hacia el puente por la cascada

y así ellos podrán seguirnos sin arriesgarse a correr a través del

Bosque.

Elías palidece y luego aprieta sus manos en puños, sus músculos

tensos a lo largo de su mandíbula.

—¿De qué estás hablando, Catcher? —pregunta Cira, y yo inclino mi

cabeza, aún sin entender qué está pasando.

—No sé quiénes son, si se trata de la Milicia o de los Reclutadores, o

ambos. Pero se están preparando para entrar al Bosque. Para venir tras

nosotros por el camino.

De repente todo lo que había comido esa mañana se siente agrio en mi

estómago.

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217 Carrie Ryan Purple Rose

—¿Por qué ellos vendrían detrás de nosotros? —pregunta Cira—. No

pueden preocuparse tanto por mí. Sé que se suponía que me uniría a

los Reclutadores pero ¿por qué correrían el riesgo?

Me impulso sobre mis pies y doy unos algunos pasos lejos de ellos. En

mi mente veo a Daniel. Veo la mancha de sangre en su camisa. Veo la

manera en que él me miraba. Están detrás de mí, no de Cira. No van a

dejarme marchar por lo que hice. Todo me estaba alcanzando excepto

que esta vez he puesto a mis amigos en peligro también.

La comprensión me aturde y empiezo a masticar la uña de mi pulgar,

con todo dando vueltas en mi cabeza. Todos hablando en cuchicheos

que se desvanecen por el sonido de los gemidos.

—Me entregaré. —Ni siquiera me di cuenta de que había hablado, ni

siquiera recuerdo haber formado el pensamiento.

Catcher, Elías y Cira levantan la vista hacia mí, sorprendidos.

—Soy yo a quien buscan. Por lo que le hice a Daniel. Regresaré por el

camino. Ustedes sigan. Estarán seguros —digo las palabras en un tono

monótono pero se siente bien confesar lo que he hecho. Como si mi

castigo por mi huida esa noche en el parque de atracciones hubiese

llegado finalmente al punto de partida.

—No entiendo. ¿Qué tiene que ver Daniel en esto? —pregunta Cira, con

sus cejas levantadas.

Me giro hacia ella pero yo misma no puedo decirlo. Catcher la alcanza y

toma su mano, negando con la cabeza como si le dijera que no

pregunte. Ella aprieta los labios fuertemente.

—Eso no tiene sentido —dice Catcher.

—No —le digo. Mi corazón se siente ligero, aletea, como si tuviera un

colibrí latiendo en mi garganta—. Yo lo maté. Tengo que confesarlo.

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218 Carrie Ryan Purple Rose

Capítulo 28

Traducido por ilimari cipriano

Corregido por masi

ira lanza un grito ahogado y tapa su boca con una mano. Sus

ojos están abiertos como platos y yo miro hacia otro lado.

—He tomado una decisión —les digo y de verdad lo he hecho.

Estoy aterrorizada, pero siento que es lo correcto.

Elías observa hacia el camino mientras golpea su cadera con sus dedos.

—¿Vistes a los Soulers? —pregunta. Su ceño está fruncido, como si

estuviera perdido en pensamientos.

Catcher asiente.

—¿Quién más estaba allí? ¿Estaban los Reclutadores?

Yo los observo a ambos intentando comprender a qué quiere llegar Elías

con estas preguntas.

Catcher asiente nuevamente.

—Sí, creo que eran ellos los que estaban gritándole a los Soulers cómo

reparar los alambrados.

Elías presiona juntos sus labios y luego se pasa una mano por la

cabeza, frotando el pelo que le está creciendo.

—Esto no tiene sentido —le dice a Catcher—. A los Reclutadores no les

importaría Daniel. Ellos no se involucrarían en un asunto que según

ellos, es Vista quién lo debe resolver. —Él entrelaza sus manos y las

estira por detrás de su cuello tensando sus hombros—. ¿Estás seguro

de que viste a los Reclutadores?

—Estoy bastante seguro —dice Catcher, pero su voz parece dudar—.

Aunque puedo regresar y cerciorarme esta noche.

Cira agarra la mano de él.

C

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219 Carrie Ryan Purple Rose

—Es muy peligroso —ella murmura.

—Gabry no puede regresar allá —él le contesta en voz baja—. La van a

matar.

Escucharlo así tan crudamente me hace sentir como azotada por una

ola.

—¿Qué otra razón tendrían para estar tras nosotros? —le pregunto y mi

voz apenas acarrea sonido alguno.

—¿Alguien te vio? —Elías le pregunta a Catcher, interrumpiendo

nuestra conversación—. ¿Te vio alguien con los Mudos cuando los

llevaste al pueblo?

Los ojos de Catcher se abren con asombro.

—Yo… —titubea, pensando—. No sé. Creo que no. —Mira hacia el cielo,

como intentando revivir ese momento. Todo alrededor de nosotros

parece acallarse; las aves cesan sus trinos mañaneros e incluso los

gemidos de los Mudos se escuchan un poco más bajo, como si ellos

también estuvieran esperando. Luego la cara de Catcher palidece y baja

su vista del cielo para encararnos.

—Había alguien —dice—. Cuando trepé la Barrera. No le di mucha

importancia porque se fueron corriendo cuando vieron a los Mudos.

—¿Pero crees que te vieron con los Mudos? —pregunta Elías.

Catcher asiente con lentitud. Cira y yo nos miramos, ambas sin

entender lo que está pasando.

Elías presiona dos dedos entre medios de sus ojos cerrados.

—Ellos no están siguiendo a Gabry —él dice—. Están buscando a

Catcher. Si lo vieron con los Mudos, ya se han dado cuenta que él es un

Inmune.

—¿Y? —pregunta Cira—. ¿Qué importa que él sea inmune? ¿Por qué les

importaría tanto como para arriesgarse por el Bosque?

Yo cruzo mis brazos sobre mi pecho. El alivio me hace sentir débil, se

me hace difícil mantenerme de pié. Ellos no me están buscando, no

tengo que entregarme. Pero estos pensamientos me hacen sentir como

una traicionera. ¿Cómo puedo sentir alivio cuando ahora es Catcher

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220 Carrie Ryan Purple Rose

quien podría estar en peligro, cuando simplemente hemos

intercambiado lugares?

—Tú no lo entiendes —dice Elías—. La inmunidad se da en pocos casos.

Prácticamente es casi inexistente. Los Reclutadores buscan Inmunes

con desesperación.

Cira abre la boca para protestar, pero él la interrumpe. Puedo ver la

agitación corriendo por el cuerpo de Elías cuando él habla.

—Un Inmune puede ir a dónde sea y hacer lo que sea. —Comienza a

caminar en círculos y me hace sentir mareada de tan solo mirarlo—.

¿Sabes cuántos pueblos y ciudades están tan sobrecargados de No-

Consagrados que es imposible para cualquier ser viviente entrar?

—pregunta—. Todo lo que hay en las áreas seguras ha sido escogido.

Todas las ciudades que sobrevivieron; hemos tomado lo que podemos de

ellas. Piensa en todos los lugares allá afuera en dónde un Inmune

podría entrar y tomar suministros. No solo eso. Un Inmune es el arma

perfecta. Ellos pueden caminar en medio de una multitud de Mudos y

matarlos a todos. Pueden rescatar a hombres atrapados. —Se pone sus

manos sobre su cabeza—. Los Reclutadores harían lo que fuera por

tener a un Inmune.

La cara de Cira está igual de pálida que la mía. Nunca me había puesto

a pensar en lo que de verdad significaba la Inmunidad a gran escala.

Todo lo que me había importado era que él no había muerto, no iba a

morir, y que todavía podríamos estar juntos. Mis piernas se sienten

temblorosas y me dejo tambalear hasta quedar sentada en el suelo.

Todos estamos callados evaluando esta nueva información y cada uno

de nosotros pensando en cómo esto cambiaría nuestra relación con

Catcher.

—Entonces voy a regresar —dice con suavidad.

Cira grita: —¡No! —Ella agarra el brazo de él—. Ahora no. Pensé que te

había perdido. No, Catcher. Te necesito.

Coloca una mano contra la mejilla de ella, pero ella continúa

sacudiendo la cabeza.

—No. —Ella dice nuevamente—. No.

—Es como dijo Gabry —él me mira y sostiene mi mirada—. Es la única

manera de mantenernos a salvo. De mantener a salvo a la gente que

amo.

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221 Carrie Ryan Purple Rose

No puedo evitar el aguantar la respiración cuando él dice eso. De sentir

en mi piel el crepitar de las palabras. La gente que él ama, pienso.

—No puedes ir —le digo suavemente—. Por favor.

En ese segundo se siente como si él y yo estuviéramos solos. Como si

todo lo demás desapareciera. No hay Mudos, no hay infección, ni

caminos, ni Reclutadores. Somos solamente nosotros dos mirándonos

de la misma manera en que lo hicimos aquella noche en el parque de

atracciones antes de nuestro primer beso. Quiero tomar este momento,

envolverlo y atesorarlo para siempre.

Pero entonces Elías carraspea la garganta y el momento se rompe.

—Eso no va a evitar que ellos vengan tras nosotros —dice—. Ese es el

problema. Los Reclutadores no pueden controlar a los Inmunes; si

quisieran escapar, ellos simplemente se meten entre una multitud de

Mudos y escapan. Únicamente un Reclutador podría controlar a un

Inmune es teniendo con ellos a cualquier persona que signifique algo

para él. Esa es la única manera en que ellos se aseguran de que el

Inmune regrese; capturando a alguien que él ame y entonces él hará su

deber y siempre regresará.

Yo jadeo y miro a Cira.

—¿Yo? —dice ella con ojos enormes y asustados.

Elías asiente observándome.

—Todos nosotros —dice—. Todos escapamos con él y por lo tanto ellos

van a pensar que significamos algo para él. He escuchado historias

como estas.

Catcher escupe en el suelo y se aleja de nosotros caminando por el

camino con sus manos entrelazadas tensamente tras su cabeza y sus

nudillos están blancos. Quiero ir hacia él, tomar sus manos entre las

mías y tranquilizarlo, pero la implicación de lo que Elías está diciendo

reverbera en mi cabeza. Ahora todos somos blancos. Ninguno de

nosotros puede regresar.

—Tenemos tiempo —Cira le dice a su hermano—. Dijiste que todavía no

habían entrado al Bosque. Que los Soulers todavía estaban conectando

el camino con el puente.

Catcher sacude la cabeza, caminando a toda prisa hacia nosotros.

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222 Carrie Ryan Purple Rose

—No puedo, Cira —dice—. No puedo dejar que ellos usen a los Soulers

así. Si alguno de ellos muere será por mi culpa.

Estoy a punto de decirle que si alguno de ellos muere por ser infectado,

es probablemente porque ellos así lo quisieron, pero Elías habla

primero.

—Ellos no están forzando a los Soulers a hacer el trabajo —dice—. Ellos

lo están haciendo voluntariamente. Ese es el problema. Para los

Reclutadores tú eres una herramienta, pero para los Soulers eres como

un profeta. Tú sobreviviste a la infección, ellos harán lo que sea para

llegar hasta ti al igual que los Reclutadores.

Catcher entierra su rostro entre sus manos. Yo me quedo allí parada

mirándolos a todos. Una parte de mi quiere liberar la tensión y miedo

adentro de mí; de reír por cómo todo ha cambiado tan rápidamente otra

vez. De lo loco que este mundo puede ser. La semana pasada Catcher

era un chico normal con un futuro normal ante él y ahora él ha

enfrentado su propia muerte y está a punto de enfrentar a un culto que

lo quiere adorar y a un ejército que lo quiere usar.

—¿Qué hacemos? —Yo le doy voz a las palabras que estoy segura que

todos están pensando.

—Seguiremos hacia delante —dice Elías con simpleza.

Nos sentamos en silencio. Cada uno está perdido en sus propios

pensamientos, tratando de entender lo que está ocurriendo y luego

Catcher suspira y le ofrece una mano a Cira y luego otra a mí. Su piel

sigue estando caliente cuando lo agarro, pero ahora es un calor familiar

y me pregunto si alguna vez veré a Catcher cómo era antes.

Observo al camino mientras comenzamos otra vez a caminar. En algún

lugar más adelante de nosotros se encuentra mi madre. Todo lo que

puedo anhelar es que si la encontramos, todo volverá a ser de la

manera en que era cuando yo era pequeña y me raspaba las rodillas y

codos y ella los besaba para curarlos. Ella ha sido capaz de aliviar todos

los pesares de mi vida. Es la esperanza que aferro mientras caminamos

y caminamos y caminamos por este camino sin fin.

***

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223 Carrie Ryan Purple Rose

Como Cira todavía está débil y lenta, y Catcher y Elías se han quedado

atrás para caminar con ella, yo soy la primera en llegar a la parte en

donde el camino se divide en dos y dejo caer mi mochila al suelo.

Aquí el alambrado a cada lado del camino parece ser diferente. Es más

frágil. El metal está retorcido y gastado. Lo toco con mis dedos y tiro de

él preguntándome si podrá mantener aparte a los Mudos. Cuando retiro

mi mano, mi palma está cubierta de negro ceniza y la limpio con mi

blusa.

El Bosque aquí es denso y lleno de vegetación, pero todavía se ve joven

y en crecimiento. En la distancia puedo ver a un enorme árbol con

viejas quemaduras y cierro mis ojos tratando de recordar. ¿Recuerdo un

incendio? ¿Recuerdo a los troncos ennegrecidos?

Pateo el alambrado con frustración y escucho el ruido de algo

moviéndose. Me agacho para ver y es ahí cuando encuentro una barra

idéntica a la del portón, solo que esta está cubierta de tierra y ceniza.

Sorprendida, sacudo la mugre hasta que veo las letras VI.

Este es el segundo número que he encontrado, la segunda rotulación en

el camino. Me paro, dándome cuenta de lo que significa: el Bosque tiene

un código. Los susurros de algo bordean los límites de mi mente,

tirando y luego alejándose bailando. Nada que pueda agarrar o

examinar.

—Parece que los caminos están marcados —les digo a los otros cuando

me alcanzan. Señalo a la barra—. Esta es número seis y la otra es ocho.

La última en el portón era cuatro.

—Tenemos que estar adentrándonos más en el Bosque —dice Catcher—

quizá sean como marcas de profundidad o algo. Una manera de marcar

la distancia.

Yo arrugo mi rostro.

—Quizás —digo, pero no estoy convencida. Observo a Elías, pero él esta

callado mientras ayuda a Cira a sentarse en el suelo, en donde ella posa

sus manos vendadas sobre las piernas y respira con dificultad.

Deberíamos descansar aquí. No deberíamos hacer que ella se esfuerce

tanto, pero ella se niega cada vez que intentamos que tome un

descanso. Todos estamos conscientes de que los Reclutadores están

demasiado cerca.

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224 Carrie Ryan Purple Rose

—¿Por cuál vamos? —pregunto.

Catcher observa ambos caminos.

—Podríamos explorar —dice, pero Cira ya está sacudiendo la cabeza.

—Necesitamos seguir avanzando —dice—. Parece que ese camino

regresa hacía por donde vinimos. —Ella señala con el dedo al camino

que va hacia la derecha—. Yo digo que escojamos el otro para

asegurarnos de no ir hacia atrás.

Sus ojos todavía están ojerosos y hundidos, pero su piel luce más

saludable. No he hablado con ella sobre lo que pasó, sobre lo que se

hizo a sí misma. Resisto las ganas de levantar mi mano y tocar al súper

héroe que todavía llevo colgado del cuello. Por un momento me

pregunto si ella se hubiera cortado si yo no se lo hubiera quitado; si no

la hubiera dejado sola o si hubiera sido capaz de darle un poco de

esperanza.

Quiero decirle que lo siento, pero estoy demasiado asustada de

hablarle. Dejo que Catcher sea el que camine con ella y que Elías la

vigile y cuide. Incluso ahora comienzo a caminar más adelante por el

camino, deseando poder evitarla, pero ella me llama y me detengo con

los nervios a flor de piel.

Ella no dice nada más y yo me giro hacia ella lentamente. Ella estira su

brazo hacia mí y yo la ayudo a levantarse. Catcher y Elías siguen

caminando adelantándose y cuando yo intento alcanzarlos, Cira me

hala hacia atrás y entrelaza su brazo con el mío. Yo no paso por alto la

mueca que ella hace cuando su antebrazo vendado roza contra mí.

—En algún momento tendrás que dejar de evadirme —ella dice. Yo

intento sonreír, de tomar a la ligera sus palabras, pero ella me agarra

con más fuerza mientras comenzamos a seguir a los otros y caminamos

entre los gemidos en el húmedo atardecer.

Me esfuerzo en pensar en algo para decir, algo de qué hablar que no sea

Catcher y la inmunidad, la muerte y el camino o sus brazos. Pero

mientras más busco un tema, más mi mente me grita que le pregunte

por qué ella lo hizo. Por qué, por qué, por qué.

—Pregunta y ya —ella dice y yo tengo que reír, recordando cómo es que

siempre hemos sido mejores amigas. Incluso ahora, con todo alrededor

de nosotras destruyéndose, todavía podemos ser las mismas.

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225 Carrie Ryan Purple Rose

Cierro los ojos con fuerza y pienso en la sangre goteando por sus dedos.

—¿Por qué? —susurro.

Ella observa nuestros pies mientras caminamos, la imagen borrosa de

nuestros pasos, y por un momento pienso que ella no va a contestar.

—¿Alguna vez te has puesto a pensar sobre los Mudos? —ella pregunta.

Yo digo que no con la cabeza, pero estoy mintiendo. Nunca antes me

había puesto a pensar en ellos antes de conocer a Elías. Antes de saber

sobre los Soulers. Antes de que Catcher se infectara.

Ella ríe un poco, una pequeña ráfaga de aire contra el lado de mi cuello.

—Yo tampoco. Ellos eran solamente una cosa allá afuera, al otro lado de

la Barrera; los que evitaban que yo intentara ir a la Ciudad Oscura, los

que nos mantenían a todos encerrados y aislados. Nunca me había

importado cómo se habían convertido en lo que son. Quiénes habían

sido antes. Luego aquella noche con Mellie y Catcher y todo lo que pasó

en la montaña rusa; cuando aquella chica vino hacia ella así. No sé…

Yo la escucho inhalar, como si intentara tranquilizarse.

—Me derrumbé —ella dice—. Esa Breaker vino corriendo hacia dónde

nosotros y yo entré en pánico. Si hubiese sido capaz de hacer algo…

cualquier cosa menos quedarme allí sentada gritando… quizá nada de

esto hubiera pasado. Yo no quería ir con los Reclutadores y tener que

enfrentar a los Mudos otra vez. No quería fracasar otra vez.

Yo me detengo y hago que ella se gire para que esté frente a mí.

—Tú no fracasaste, Cira —digo, asombrada de escucharla decir lo

mismo que yo sentía—. Todos estábamos asustados. Yo todavía lo

estoy. No puedes culparte por lo que pasó.

Ella pone una mano sobre mi brazo.

—Tú tampoco deberías —ella susurra. Yo trago aire y ella sonríe—. Te

conozco, Gabry. Sé cómo trabaja tu mente. Voy a dejar de culparme

cuando tú dejes de culparte. —Ella levanta una ceja mientras me

observa. Es una expresión tan característica de ella, que me echo a reír,

sintiendo cuán fácil es volver a nuestra amistad.

Ella se gira hacia el camino, balanceando nuestros brazos entre

nosotras.

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226 Carrie Ryan Purple Rose

—Ahora dejemos de hablar sobre las cosas tristes y enfoquémonos en lo

interesante. Me he dado cuenta de la manera en que Catcher te mira.

Especialmente en la manera en que él mira cuando tú y Elías están

hablando. Así que escuchemos la historia completa.

Yo me sonrojo avergonzada de que Cira se haya dado cuenta, pero

también es un sonrojo placentero. No me había dado cuenta de que

Catcher todavía me miraba de la misma manera que antes. Yo creía que

él se había dado por vencido conmigo. Quiero contarle todo y pedirle

que me ayude a resolver la confusión, pero todavía no estoy lista para

contarle.

—Yo no beso para luego contar —le digo con voz cantarina y ella echa la

cabeza hacia atrás y comienza a reír. De esto se trata la vida, pienso, y

casi puedo olvidar en dónde estamos mientras continuamos juntas por

el camino, riéndonos y compartiendo historias.

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227 Carrie Ryan Purple Rose

Capítulo 29

Traducido por ilimari cipriano

Corregido por Mari NC

a está anocheciendo cuando nos detenemos para el siguiente

descanso. Nubes de tormenta se están amontonando allá arriba y

el cielo está tronando. Esta vez hay un enorme espacio cuadrado

con diferentes caminos dirigiéndose a las cuatro direcciones, y en cada

intersección hay un portón. Cira y yo nos hemos mantenido detrás de

los otros dos y cuando los alcanzamos, Catcher ya ha explorado un

poco de los caminos.

—Están rotulados —él dice cuando nos reunimos con él en el centro.

Aquí hay espacio suficiente para que nos esparzamos un poco y ayudo a

Cira a sentarse en el suelo. Su respiración es superficial y sus mejillas

están al rojo vivo, pero ella se rehúsa a descansar cada vez que le

pregunto.

Yo camino alrededor de cada portón y me agacho para observar los

rótulos: IX, XXX y XIV. Le doy vueltas en mi cabeza a los números

intentando encontrar algún significado.

—Esto no tiene sentido —le digo a nadie en particular—. Creía que los

números iban en ascenso, que estaban aumentando, pero… No veo

patrón alguno. —Gotas de sudor bajan por mi espalda, pecho y mejillas.

El aire está increíblemente condensado con la inminente tormenta.

—De todas maneras eso no ayudaría a menos que supiéramos lo que

estamos buscando —dice Cira aun intentando recuperar el aliento. Me

preocupa que se esté esforzando demasiado.

—Quizá deberíamos detenernos aquí ya que hay suficiente espacio

—sugiero. Catcher frunce el ceño, pero yo apunto con mi barbilla hacia

donde está Cira que apenas puede mantener la cabeza erguida. Sé que

queremos estar lo más lejos posible de Vista, pero no podemos

arriesgarnos a que Cira llegue a su límite.

Y

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228 Carrie Ryan Purple Rose

—Está bien, iré a reunir madera para hacer una hoguera —dice Elías

mientras camina hacia uno de los caminos, seguido de Catcher para

ayudar.

Cira se ha quedado dormida y durante un rato me siento junto a ella

observando mis manos y trazando la línea del corte que me hice en la

palma de la mano la noche que fui al otro lado de la Barrera en el bote

por primera vez. Están cayendo rayos y el estruendo de ello susurra

alrededor mío.

Me pregunto en dónde se encontrará mi madre y eso me hace pensar en

mi otra madre; mi primera madre. Cierro mis ojos y respiro

profundamente el dulce aroma de la lluvia que está a punto de caer.

Intento recordar. El sonido del viento a través de los árboles es tan

similar al batir de las olas que por un momento, por sólo un minuto,

puedo creer que estoy de vuelta en la playa y que mi madre vendrá

pronto.

¿Por qué no fui con ella? ¿Por qué dejé que regresara sola al Bosque?

Ahora parece tan estúpido, tan tonto el que me haya quedado,

especialmente ahora que he terminado siguiéndola después de todo.

Busco en el interior de mi pequeña mochila y saco su libro de sonetos

de Shakespeare. Mientras froto la portada con mi mano, pienso en

todas las veces que ella los leía para mí. Pienso en las horas que ella

pasó tallando líneas de los poemas en los marcos de las puertas de

nuestra casa, algo que yo nunca comprendí y que ella siempre prometía

que algún día me explicaría cuando yo fuera mayor, pero nunca lo hizo.

Me doy cuenta que hay muchas cosas sobre ella que no comprendo.

Que me he perdido de muchas cosas.

Abro el libro, voy a la primera página y comienzo a leer el Soneto I.

Cuando llego a la línea "Y hambre produces en donde hay hartura, demasiado cruel y hostil contigo". Pienso en la manera en que mi madre

presionaba sus dedos contra estas palabras cada vez que ella salía por

la puerta principal del faro, tanto así que el grabado ya estaba borroso

por tanto tocarlo.

Leo los Sonetos II y III y no reconozco en ellos ningunas de las líneas

grabadas en las puertas de nuestra casa, pero sí reconozco unas líneas

del Soneto IV: “Al comerciar solo contigo, defraudas de ti mismo a lo más

dulce”, que está en la puerta de un armario que casi ni se usa en el

primer piso, "Cuando te llamen a partir, ¿qué saldo podrás dejar que sea

tolerable?" que está en la curva de la pared al final de las escaleras.

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229 Carrie Ryan Purple Rose

Mi cabeza comienza a dar vueltas y mi estómago a retorcerse y miro

hacia los caminos preguntándome dónde están Catcher y Elías. Los

rayos atraviesan el cielo, iluminando el mundo a mí alrededor y me

tenso esperando por el trueno. Cira ni siquiera se mueve y su

respiración es estable y profunda.

Pero algo ha llamado mi atención y me encuentro mirando fijamente a

las pequeñas barras con los números romanos en los portones. Como si

fuera un juego, paso las páginas hasta llegar a los correspondientes

poemas y leo. Soneto XXX:

" Y lloro el bello tiempo que he perdido,

la aridez de los ojos se me inunda por los que envuelve la infinita noche".

Esas líneas estaban talladas en el descanso al final de la primera

escalera y las líneas del Soneto XI estaban talladas en el pasillo de

atrás.

Entonces comienzo a cavilar. ¿Y si hay un patrón en la manera en que

mi madre escogió los versos y en dónde los talló? Mi corazón comienza a

latir con más fuerza y cierro mis ojos, caminando mentalmente por el

faro y leyendo las palabras en las puertas.

Grito ahogadamente cuando todo comienza a tener sentido. El primer

portón, con el número romano I, es igual que la línea tallada en la

puerta de entrada a nuestra casa. El segundo portón por el que

pasamos, el número seis, tenía las palabras de la base de la escalera.

En este cruce hay tres portones para escoger. Dos de ellos tienen líneas

de los poemas tallados en las puertas de armarios, pero uno de ellos

está en la escalera. Es como si las palabras me estuvieran conduciendo

a algún lugar.

Con manos temblorosas paso las páginas del libro. Hay otra cita en el

tope de las escaleras de la casa y yo paso las páginas buscando. Quiero

gritar de emoción cuando trazo con mis dedos las líneas del Soneto XV.

Sigo pasando las páginas buscando las palabras talladas en la puerta

de la habitación de mi madre.

Todo alrededor mío se desvanece: los gemidos, la sensación del viendo

tirando de las páginas; todo lo que me importa es acomodar las piezas

de este rompecabezas, descubriendo las pistas que mi madre dejó.

¿Habrá ella hecho esto por mí o era su manera de recordar, su peculiar

manera de recordar su camino de regreso al Bosque?

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230 Carrie Ryan Purple Rose

Entonces recuerdo lo que ella me dijo el día que se fue; que para

encontrarla solo tenía que seguir la luz. Siempre pensé que se refería a

que el faro siempre sería mi hogar, que siempre sería su hogar también

mientras estuviera en pié. Pero ahora recuerdo las palabras que ella

talló en el cuarto del farol antes de irse.

Es como si mi corazón no latiera y paso las páginas a toda prisa,

mientras las palabras se reproducen en mi cabeza una y otra vez:

Pues no errarás en sombras de la muerte,

Si en mis versos eternos sobrevives.

Mientras hombres alienten, y ojos vean,

Vivirán mis palabras, y tú en ellas.

Entonces lo encuentro: Soneto XVIII. Mi vista se nubla y ni siquiera leo

las palabras. Mi madre no me estaba diciendo que siguiera la luz para

encontrar mi casa; ella me estaba diciendo cómo encontrarla en el

Bosque. No hay ninguna otra razón por la cual ella hubiera dejado este

libro para mí. Ninguna otra razón para que ella tallara las palabras y

me dijera que las siguiera.

Sonrío y en este momento me siento muy cerca de mi madre, como si

esto fuera un juego y ella hubiera estado jugándolo conmigo durante

toda mi vida y ahora finalmente yo lo comprendiera.

Cuando Catcher y Elías regresan de recolectar madera, yo estoy a punto

de estallar de la emoción. Apenas me puedo contener mientras les digo

lo que he descubierto; la relación entre el libro, los caminos y las

palabras talladas en el faro. Aunque no estoy segura de que los he

convencido de que tengo razón, al menos sabemos qué buscar ya que

en realidad no tenemos ninguna otra pista para escoger qué camino

tomar.

Después de comer un poco de la comida que queda, Catcher regresa por

el bosque para ver si los Reclutadores han entrado al Bosque y cómo de

lejos están. Elías hace una hoguera pequeña y Cira continúa

durmiendo, recuperándose.

Me siento al lado de ella, observando a las llamas mientras la tormenta

sigue amenazando en la oscuridad y el silencio entre Elías y yo nos

envuelve. Él tiene las mangas de la camisa de Roger enrolladas hasta

los codos y la luz del fuego danza sobre su piel. Por la manera en que él

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231 Carrie Ryan Purple Rose

se sienta con la espalda erguida y sus músculos tensos, es claro que

siempre está en alerta de todo lo que le rodea.

Aunque trato de no pensar en aquel momento en la playa cuando él por

poco me besa, mi rostro se ruboriza y mi cuerpo vibra al recordar.

Quiero preguntarle por qué hizo eso, pero estoy demasiado

avergonzada.

La savia explota en el fuego, los troncos se mueven y lanzan chispas al

cielo, y Elías mira sobre las llamas y me sorprende mirándolo. Estoy

sentada con mis rodillas presionadas contra mi pecho, mis brazos están

cruzados y mi barbilla descansa sobre mis manos. Quiero enterrar la

cabeza entre mis brazos, pero no lo hago. Sostengo su mirada,

sintiéndome en ese momento más valiente y segura de lo que me he

sentido desde la noche en que salté por primera vez la Barrera con

Catcher.

Estoy tan llena de energía por descifrar las pistas de mi madre, que no

puedo dormir. El viendo roza por entre las hojas de los árboles

recordándome al sonido de las olas, y cierro mis ojos imaginando que

estoy otra vez en la playa con Elías.

—Dime algo de ti que yo no sepa —digo. Es más fácil encontrar las

palabras correctas cuando estás en la oscuridad, más fácil olvidar que

él es un extraño.

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232 Carrie Ryan Purple Rose

Capítulo 30

Traducido por masi

Corregido por Mari NC

lías sonríe un poco y el calor se apodera de mi rostro aún más.

—¿Qué no sabes? —pregunta, y yo no puedo evitar una sonrisa.

Levanto una ceja. —Todo —le digo, mi voz más susurrada que de

costumbre.

Se ríe entonces, una sonrisa pequeña y tranquila que alza sus hombros

y hace que sus ojos se entrecierren. Resuena en la noche y me doy

cuenta de que yo no le he oído reír antes. También me doy cuenta de

que me gusta, sobre todo por lo cálida que me hace sentir.

Él baja la mirada hacia el espacio vacío a su lado en el otro lado del

fuego y yo dudo. Todavía estoy herida por su rechazo antes, todavía

enojada con él. Pero es agotador permanecer enojada, sobre todo

cuando somos los dos los únicos despiertos. Me apresuro hacia su lado.

Estamos tan cerca que la luz juega suavemente sobre la piel, pero lo

bastante lejos para que no pueda leer cada expresión.

Él se queda pensativo por un momento.

—¿Sabes lo que es un Skinner? —pregunta.

Sacudo la cabeza. Se inclina hacia atrás y su hombro roza el mío. Mi

primer instinto es alejarme, pero me siento atrevida esta noche, así que

lo dejo estar, los pelillos de su brazo susurrando contra mi piel.

—Es un nombre para la gente que va al Bosque en busca de cosas

—explica—. A veces están buscando algo específico, tal vez alguien ha

puesto un precio a algún tipo de equipo necesario para una máquina.

Pero por lo general es sólo por todo lo que se pueda vender o negociar.

Sabía que la gente rebuscaba entre las ruinas, pero no que la gente se

arriesgaría a ir al Bosque a buscar. Siento como se me eriza la piel sólo

de pensar en lo que se necesitaría para impulsar a alguien a pasar las

E

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233 Carrie Ryan Purple Rose

cercas. Nunca me he dado cuenta de que la gente podría llegar a estar

tan desesperada y me hace comprender cada vez más lo mucho que no

sabemos sobre el mundo exterior de Vista.

—¿Por qué son llamados Skinners? —pregunto.

Él mira hacia el cielo, como si reuniera sus pensamientos.

—Después del Retorno, durante un tiempo, cuando la gente pensaba

que las cosas volverían a la normalidad con el tiempo, algunas personas

cazarían a los No-Consagrados sólo por los objetos de valor que ellos

podrían tener con ellos. Por lo general, eran cosas como joyas, dinero.

Cualquier cosa con lo que ellos podrían haber muerto. Pero entonces,

cuando los suministros comenzaron a agotarse, tomaban lo que podían.

—Se encoge de hombros—. Un montón de veces eso significaba tomar

todo, incluyendo ropa y zapatos. Todo menos la piel.

Me estremezco. —Eso es terrible.

Elías se encoge de hombros una vez más. —No es un trabajo que

alguien realmente desee. Pero si eres inteligente y rápido puedes

encontrar suficiente despojo para sobrevivir.

Se inclina hacia adelante y apoya los codos en sus rodillas. Sus

hombros están encorvados y se frota la parte de atrás de una mano

contra la palma de la otra poco a poco.

—Mira, mi hermana... —duda sólo un poco, pero continúa—. Nos

quedamos huérfanos a una edad temprana. No teníamos nada, a nadie

que se ocupara realmente de nosotros.

Mi pecho se contrae con sus palabras, un dolor por el niño que una vez

había sido. Me inclino hacia delante y observo el lado de su cara

mientras sigue hablando.

—El asunto es que no me siento tan asustado del Bosque. Sabía que

había algunos lugares seguros. Sabía cómo llegar a lugares que nadie

más podía ir. Fui, en realidad, un muy buen Skinner por un tiempo.

Suficiente para que fuéramos admitidos en la Ciudad Oscura para

comerciar e incluso teníamos un lugar para vivir allí.

El fuego atrapa un trozo de madera seca y las llamas saltan un poco,

iluminando su rostro. Se frota una mano sobre la otra y se las queda

mirando, pero estoy bastante segura de que su mente está en el pasado,

en algún momento que yo no puedo captar. Casi contengo la

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234 Carrie Ryan Purple Rose

respiración, temerosa de que respirar demasiado profundo lo saque de

donde está, y estoy ansiosa por saber más de este recuerdo.

—Hubo un invierno —continúa—. Fue peor que cualquiera de los otros.

Lo suficientemente frío como para que la mayoría de los No-

Consagrados fueran derribados y la suficiente nieve para que fueran

cubiertos, el Bosque no era más que blanco puro. La mayoría de

Skinners se rendirían. Demasiado peligroso entrar en el Bosque

cuando, accidentalmente, podrías toparte con un No Consagrado. Pero

yo no tenía otra opción. No con mi hermana pequeña y la necesidad de

comerciar para quedarme en la ciudad. Era un día con el cielo azul

brillante cuando entré en el Bosque y pude oler la nieve más profunda.

Se detiene y se me queda mirando con los ojos brillantes.

—¿Alguna vez has escuchado el silencio? —pregunta finalmente—. Algo

como silencio real. Ni el mar, no los No-Consagrados. Ni siquiera el

zumbido de los insectos o el canto de los pájaros.

Estoy fascinada con él. Por la sensación de tenerlo tan cerca y la forma

en que su voz se arrastra a lo largo de las curvas de mi oreja. Sacudo la

cabeza.

—Es la cosa más bella del mundo —dice—. Yo sólo... —Se calla y mira

de nuevo al fuego—. Yo sólo seguí caminando. Envuelto en esa nada

blanca. Terminé en esta ciudad. No es un pueblo como los demás en el

Bosque, cercados y protegidos. Sino una verdadera ciudad que había

sido golpeada por el Retorno y simplemente había sido abandonada

para morir. Estaba tan silenciosa, nada se movía. Yo podía caminar por

las calles e imaginar lo que podría haber sido vivir allí anteriormente. El

asunto es que... había un monumento en la ciudad. Había una placa

sujeta a ella que hablaba sobre alguna gran guerra mundial por la que

la ciudad había enviado soldados a combatir. —Sonríe—. Era un avión

—dice—. Un avión real que habían montado en esta roca en el centro de

la ciudad.

Cierro mis ojos y trato de imaginarlo, pero no puedo. Yo sólo he visto

fotos antiguas en los libros y, aun así, es difícil imaginar las máquinas

llevando a las personas a través del aire.

—Pasé mi mano a lo largo del borde del ala —dice, con su voz llena de

energía—. Incluso conseguí subir a su interior. Pensar en ello. Ser

capaz de volar. Sólo flotar por encima de todo.

—¿Qué se siente? —le pregunto, con ganas de estar allí con él.

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235 Carrie Ryan Purple Rose

—Grandioso —dice—. Es imposible que alguna vez pudiera permanecer

en el aire. Pasé toda la tarde en ese avión. Deseando con todo lo que

tenía que simplemente despegara. Me llevara lejos de allí.

Él se queda en silencio por un momento y cuando abro los ojos me está

mirando fijamente. Sólo que ahora su mirada es seria, intensa. Las

líneas de su risa han desparecido de su rostro y su frente se arruga un

poco. Trago fuertemente. Se siente como si con esa mirada él desterrara

todo, excepto a mí, a él y el recuerdo de un avión congelado.

—Había una parte de mí que realmente creía que si realmente lo

deseaba lo suficiente...— Su voz es casi ronca, matizada con tristeza.

—¿Qué pasó? —susurro. De repente no estoy segura de si está

hablando del avión o sobre nosotros.

Me mira durante un rato, durante tanto tiempo que quiero apartar la

mirada. No sé qué pensar ni cómo responder. Ni siquiera sé si quiero

escuchar su respuesta.

—Nada —dice finalmente. Su voz se quiebra, justo al final—. No pasó

nada. Me quedé allí, el avión nunca se movió. Empezó a nevar y me

quedé atrapado en la ciudad. Corrí hacia el edificio más cercano, el cual

resultó estar lleno de libros: una biblioteca. La tormenta se prolongó

durante casi una semana y luego me fui. Probablemente leí todo lo que

había en esa biblioteca que hiciera alguna mención a volar.

Mi corazón latía con tanta fuerza que estoy segura que él podía sentirlo

exprimiendo el aire entre nosotros. A pesar de que ni siquiera nos

estamos tocando, me siento como si su cuerpo estuviera por todas las

partes del mío. Aprieto los labios y dejo escapar un profundo y

tembloroso suspiro.

—¿Todavía crees que si realmente quieres algo lo suficiente, puede

suceder? —pregunto. Pienso en todas las veces en que quise evitar que

el mundo girara, todas las veces en que quise volver atrás y empezar de

nuevo. Todas las cosas que he querido deshacer o recuperar. ¿No las

quise lo suficiente?

Elías se mueve hasta que está tan cerca de mí que puedo sentir el calor

de sus labios cerniéndose sobre los míos. Puedo oler la dulzura de su

piel, el sabor de las uvas de ambos hemos estado comiendo.

—Sí —dice, apenas haciendo un sonido.

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236 Carrie Ryan Purple Rose

Me siento aturdida y mareada, temerosa de moverme y su boca casi

tocando la mía, pero no del todo. Es imposible respirar otra cosa que no

sea él, sentir otra cosa que no sea él.

—¿Por qué más estaría aquí ahora? —murmura, la vibración de sus

palabras hormigueando a lo largo de mis labios.

Cira tose y arrastra los pies al otro lado del fuego, lográndome sacar de

ese momento. Me alejo de Elías, luchando de nuevo hasta ponerme de

pie en la oscuridad, sintiendo el aire, repentinamente, frío tan lejos de

las llamas. Es como saltar al mar en una tarde ardiente, sacudiéndome

la burbuja de calor con ello. Detrás de mí el Mudo gime y la cerca suena

al moverse.

—Lo siento —digo, e inmediatamente sé que he dicho algo malo otra

vez. Que disculparme porque le he hecho creer lo que estábamos

haciendo, como de cerca estábamos, era un error. Eso lo lamento. Y no

sé si lo hago o no.

Su rostro, tan vulnerable antes, se torna en un ceño fruncido como lo

hizo en la playa cuando me disculpé por casi besarlo.

—No quiero decir… —empiezo a decir, extendiendo una mano hacia él.

Él sacude una mano en el aire, dejando sin importancia mis palabras.

—Fue estúpido por mi parte —dice.

Me sorprende cómo hieren sus palabras.

—Elías —digo, tratando de hacerle entender que yo no lo estoy alejando,

yo simplemente no sé lo que quiero.

Pero él me corta de nuevo con un movimiento de cabeza.

—Déjalo —dice.

Mi estómago se estremece de vergüenza por cómo, de repente, no puedo

sentir nada en sus ojos cuando tan sólo unos minutos antes parecía

que yo era todo. Todavía parada allí, pero él me da la espalda y se

recuesta frente al fuego, cerrando los ojos.

No entiendo lo que acababa de pasar. No entiendo cómo me siento.

Todo lo que puedo pensar es en Catcher la noche en que fue infectado,

pero en vez de la sensación de sus labios, le recuerdo diciéndome que a

veces uno puede pensar que conoce a alguien y entonces que ese

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237 Carrie Ryan Purple Rose

alguien diga algo o haga algo y de repente todo cambie. No piensas en

ellos de la misma manera. Así es como me siento acerca de Elías, salvo

que todavía no estoy tan segura de él. Yo no sé dónde encaja en mi vida,

o dónde quiero que encaje.

***

El cráneo se encuentra rodeado de un montón de flores muertas. Elías,

Catcher y Cira presionan contra la puerta al final del camino, mirando

más allá, en donde las cercas se extienden en arcos enormes, creando

un amplio espacio abierto. Pero yo estoy concentrada en las flores. Las

puntas en su mayoría son de color marrón y están secas alrededor de

los bordes, los pétalos mustios y casi incoloros, los tallos pelándose

donde han sido arrancados de la tierra.

Es el final de otro día denso y húmedo, el aire pesado con la lluvia

incesante y el calor. Me seco el sudor de mi frente, mi palma

desprendiéndose pegajosa y húmeda. Me quedo mirando el cráneo,

trazando las fisuras de su cúpula.

—¿Qué número es? —les pregunto.

Catcher lee las letras para mí.

—Catorce —dice.

Pienso en las palabras talladas en la puerta de la habitación de mi

madre:

“Tu final es la verdad y la belleza del destino y la fecha”.

Siempre he pensado de ello que era una frase deprimente, nunca

entendí por qué lo querría en su cuarto. Porqué ella quería estar

recordando la muerte cuando es tan constante en las playas del

exterior. Pero una cosa está clara: Se supone que debemos pasar por

esta puerta.

Debido a que Catcher es inmune es el primero en ir, haciendo un

barrido de lo que está más allá para asegurarse de que es seguro. Me

quedo mirando el cráneo y las flores. Mientras que los huesos se

decoloraron y envejecieron, las flores tienen que ser recientes. Alguien

ha estado por este camino no hace mucho tiempo. Y un sentimiento se

hincha dentro de mí, un reconocimiento de que podría haber sido mi

madre.

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238 Carrie Ryan Purple Rose

Extiendo hacia abajo la mano y trazo mi dedo por la curvatura del

cráneo. Está separado del resto del cuerpo, que por lo general indica la

decapitación, lo que significaría que todo esto quien solía ser era Mudo

o infectado. Me estremezco y doy un paso atrás, pero a mis ojos siguen

fijos en ello. Me pregunto si en el pasado, antes del Retorno, cuando los

muertos se quedaban muertos, el mundo estaba lleno de huesos como

este. Lo que debe haber sido como vivir en aquel entonces.

—Está todo despejado —dice Catcher, abriendo la puerta y

sorprendiéndome—. Pero es un poco extraño —añade—. No es

realmente un camino. Es decir, el camino continúa al otro lado pero hay

un enorme espacio abierto en el medio que está cercado. Creo… —Mira

por encima del hombro hacia el vacío detrás de él—… Creo que podría

haber sido un pueblo en algún momento, pero ahora no queda nada.

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239 Carrie Ryan Purple Rose

Capítulo 31

Traducido por Paaau

Corregido por masi

l da un paso hacia atrás y marchamos junto a él. Las rejas se

extienden a ambos lados de nosotros, formando arcos que se

pierden de vista en la distancia. Frente a nosotros no hay nada:

matorrales, una maraña de lianas y arbustos amontonados sobre

montículos.

—Deberíamos acampar aquí —dice Catcher detrás de mí—. Hay

suficiente espacio, y quiero tratar de dar vueltas por el bosque, ver si

los Reclutadores van detrás de nosotros y cuánto tiempo nos queda.

Quizás podamos deshacernos de ellos a través de alguna puerta o una

división. Cira trata de disuadirlo, pero sé que no será capaz de hacerlo.

Quiero decirle que sea cuidadoso, pero él también desecha mi

preocupación lejos. Él y Elías despejan un claro para hacer fuego,

mientras yo paseo alrededor y exploro.

Me siento expuesta aquí. El cielo es demasiado ancho después de

tantos días bajo el manto del bosque. Estaba acostumbrada a mantener

mis brazos escondidos, incluso mis pasos, por la cercanía del

alambrado. Aquí puedo lanzarme… correr si quiero.

Pero no lo hago. Es demasiado abierto. Es inquietante.

Tropiezo con un montón de rocas, y hago a un lado las lianas y las

malas hierbas para encontrar lo que parecen restos de una antigua

pared. Las sombras de marcas de quemaduras aún manchan los bordes

de ella. A excepción de las ruinas más allá del parque de atracciones,

nunca había visto otra aldea o ciudad y camino, tratando de averiguar

la forma en que fue diseñada. Encuentro objetos al azar: unos pocos

cuchillos, una olla, el taco de un zapato de cuero. Camino por lo que

creo debe haber sido una calle amplia, la vegetación espesa ahoga los

muros y se derrama fuera de las puertas derribadas, haciendo casi

imposible pasar.

E

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240 Carrie Ryan Purple Rose

Algo cruje bajo mis pies y grito, saltando hacia un lado. Es un hueso

antiguo, destrozado y quebrado de forma filosa. Doy un paso hacia

atrás pero hay otro crujido. Me giro y me doy cuenta de que hay huesos,

esqueletos de todos los tamaños, por todas partes. Algunas de hechos

tienen hoyos en sus cabezas, con puntos de flechas de acero que

suenan dentro. Doy otro paso hacia atrás, pero mi tobillo se dobla

cuando mi pie resbala con un cráneo. Mi respiración viene en jadeos.

Extiendo la mano para tratar de tomar algo a lo que aferrarme, para

mantenerme en pie, pero no hay nada ahí y colapso en el mar de

huesos. Están por todas partes: cráneos, costillas, fémur. Mi estómago

se sacude mientras mi mano los dispersa, tratando de ponerme en pie.

Lucho sobre ellos, con el horror ahogándome.

¿Cuánta gente había aquí? ¿Cuántos cuerpos hay esparcidos por todo

este lugar? Pienso en mi madre, en ella viviendo en una aldea en el

Bosque. ¿Aquí es donde ella creció? ¿Aquí es donde yo nací? No puedo

evitar preguntarme que le pasó a esta aldea y a la gente que solía vivir

aquí.

¿Hay ruinas como estas por todo el mundo? ¿Que fueron Aldeas? ¿Es

esto en lo que se convertirá Vista algún día? Me hace pensar en una

fotografía que me mostró una vez el profesor que nos enseñó acerca de

la gravedad. Era una fotografía tomada desde el espacio, probablemente

desde uno de los satélites que Elías me señaló. El profesor nos dijo que

era el mundo de noche antes del Retorno, y todo lo que recuerdo es un

mar de oscuridad con más luces que estrellas en el cielo. Todos ellas

ciudades, pueblos, aldeas y casas. Me pregunto qué pasaría si tomo esa

fotografía ahora, como habría crecido la oscuridad. Y pienso en todo lo

que esos satélites deben haber visto: aldeas como esta desaparecer en

un parpadeo una a una hasta que no queda nada. Pongo mis brazos

alrededor de mi pecho mientras la luz del sol se filtra desde el cielo.

¿Eso es todo lo que nos queda? ¿Eso es todo lo que somos? ¿Luces en

un mapa que mueren lentamente, colgando de la nada?

Esa noche me quedo a solas con Cira junto al fuego en brasas. Me

siento llena de las cosas que no le he contado, todos los secretos entre

nosotras.

—Hay algo distinto entre tú y Catcher —dice ella. Está tirando de las

vendas de tela de sus brazos, y usa el dobladillo del borde de su camisa

para limpiarse el borde de las heridas. Miro hacia la espesura del

Bosque, al barrido de las estrellas en el cielo, cualquier cosa excepto

ella y sus cortes—. No puedo descubrir que fue lo que cambió acerca de

él —continúa—. Creí que estaría feliz de haber sobrevivido a la

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241 Carrie Ryan Purple Rose

mordedura, pero… —Su voz se apaga, y sé que ella quiere que diga algo

para llenar el vacío pero no tengo nada más que preguntas. Una vez

pensé que entendía a Catcher, o que al menos estaba comenzando a

hacerlo. Ahora siento que es un extraño para mí, incluso más que Elías.

Miro el suelo, viendo un escarabajo arrastrarse por una brizna de

hierba. El aire esta noche está en calma, y vibra con los mosquitos y las

cigarras. Y gemidos. Siempre los gemidos de los Mudos. Ellos se

retuercen contra la reja, incluso más animados de lo normal con la

esencia de la sangre seca de Cira en el aire.

—¿Recuerdas esa vez que vimos a Mellie besando a Daniel detrás de la

casa el Consejo por una apuesta? —pregunta ella.

Aun limpia suavemente sus brazos. Asiento con la cabeza, mirando a lo

que queda del fuego. Trato de no pensar en Mellie como la última vez

que la vi. O en Daniel y en la sangre.

—Solía pensar que lo peor que podía pasar ahí sería ser atrapados

haciendo algo como eso. Que el peor problema que enfrentaríamos sería

con quién terminaríamos. No cosas como estas. No muerte e infección.

—Se estremece mientras saca una venda pegada a su herida del brazo

derecho—. Simplemente no puedo creer que se hayan ido. No sé cómo

manejar nada de esto. No sé qué hacer para ayudar a Catcher. O a ti. O

a alguien.

Pongo mi trenza sobre mi hombro y tiro de ella.

—Siempre supimos que era una posibilidad —digo—. Siempre nos

dijeron lo que pasaba fuera de las Barreras. Sabíamos de los Mudos.

—Suspiro—. No deberíamos habernos ido esa noche —añado

suavemente.

Ella hace una pausa. Sus dedos se ciernen sobre un montón de tiras de

tela limpia para usar como vendajes.

Le doy un vistazo, y ahí es cuando veo la hinchazón de sus heridas. Las

estrías de rojo encendido que irradian desde los cortes. Ella me ve

mirando y trata de esconderlas, pero tomo su muñeca y la acerco a la

luz. Su piel está caliente, casi tan caliente como la de Catcher.

—Cira —digo bruscamente. Trato de evitar entrar en pánico, incluso

trato de mantener mi tono de voz. Pero sé lo que las estrías y el calor

significan: sé que tiene una infección en la sangre y que la ha tenido

durante un tiempo—. ¿Por qué no dijiste algo? —Atormento mi cerebro,

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242 Carrie Ryan Purple Rose

tratando de pensar en qué hierbas y plantas usar para disminuir la

hinchazón. Mi madre solía hacerla, y la receta está justo en el borde de

mi mente. Ella se aleja de mí.

—No hay nada que podamos hacer aquí, no quería que nadie se

preocupara —dice ella, volviendo a cubrir las heridas.

Sacudo la cabeza.

—Podríamos haber hecho algo —digo—. ¿Catcher lo sabe?

—No.

—Cira, no puedes ocultarle esto —le digo, mi voz baja. Ambas sabemos

que se volverá loco de la preocupación, pero que debería estar

consciente de lo que sucede.

Ella frunce los labios, es su forma de decirme que deje de discutir. Pero

es mi mejor amiga y está herida, y me molesta que no me haya dicho de

esto, que no me haya permitido ayudarla. Eso no somos nosotras,

guardándonos secretos.

Se acerca y se apoya en mí.

—Va a estar bien, Gabry —dice ella. Aún es la misma chica que se

metió en el río mientras yo me quedaba en la banca y lloraba. Ella aun

es la que sostiene mi mano y me dice que estará bien.

—Quizás deberíamos volver a Vista —le digo, mi voz cerrada por los

recueros y anhelando ese momento antes de que todo cambiara—.

Podemos encontrar algo para tus brazos.

Ella niega con la cabeza y levanta una mano para sacar mi cabello de

mi cara, dejándolo suelto de mi trenza, y peinando los nudos con sus

dedos. ¿Cuántas veces hizo esto mientras crecíamos? ¿Cuántas veces

nos quedamos cotilleando y compartiendo sueños?

Pero, ¿sobre qué había que cotillear ahora? La gente que conocíamos:

Mallie, Daniel y Blane, están muertos o uniéndose a los Reclutadores.

Los sueños que solíamos tener se ven tan lejos ahora, como los satélites

perdidos dando vueltas sin ningún propósito, sin poder llamarlos de

vuelta.

***

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243 Carrie Ryan Purple Rose

En mi sueño, estoy corriendo por el camino hacia el Bosque. Está

bordeado con rejas de metal entretejidas, y estoy persiguiendo a una

chica pero no sé quién es. Es joven y ágil, su cabello rubio se mueve

detrás de ella en el viento. La reja está llena de Mudos, todos ellos

usando las túnicas blancas de los Soulers, y tiran y tiran del delicado

metal, causando que se balancee y suene. Mis pulmones ardían con el

dolor frío por haber corrido más allá de mis límites, pero temo que si me

detengo, mis piernas ya no me sostengan y colapse. No soy lo

suficientemente rápida, no puedo alcanzar a la chica, y de alguna forma

sé que ella sabe esto, pero no desacelerará.

Y luego la veo alcanzar algo, y toma la fotografía donde Mary y yo

estamos en el océano, la fotografía de nosotros riéndonos en las olas y

la lanza por encima de su hombro. Trato de alcanzarla pero flota en el

aire, transformándose y retorciéndose, hasta que es un pájaro rojo

como la sangre que vuela en la noche, plumas rojas de sus alas flotando

a mi alrededor.

La chica se voltea hacia mí para enfrentarme, e instantáneamente la

reconozco. Soy yo, me he estado persiguiendo a mí misma.

Me detengo y caigo al suelo, y mientras los Mudos destrozan la reja y se

arrastran a mí alrededor, miro como el pájaro se desplaza más y más

alto, dejando que sus plumas vuelen alrededor de mí y me sepulten.

Veo a los satélites dar vueltas por el cielo, parpadeando un mensaje que

nunca entenderé, mientras que la chica que era yo corre lejos hacia el

oscuro Bosque.

Y luego siento una mano alrededor de mi muñeca, una mano familiar,

que me aleja de mi sueño. Me despierto sin aliento y encuentro a

Catcher de rodillas junto a mí en la oscuridad. El fuego no es nada más

que cenizas cambiando, y puedo escuchar las respiraciones de Elías y

Cira mientras duermen.

—Está bien —dice Catcher—, fue un sueño. —Pero aún estoy luchando

por respirar, mi corazón latiendo tan fuerte que me estremece. Me

acerca a él y me acurrucó en su calor. Siento el palpitar de su pulso

hacer eco a través de mi cuerpo. Es tan fuerte que es difícil creer que

transporta una infección. Es fácil pretender que no ha cambiado nada.

Imaginar que estamos en la oscuridad del parque de diversiones, el

verano se extiende infinito y lleno de posibilidades que nos rodean.

Levanto la vista hacia su cara, la alcanzo con un dedo y trazo su

mandíbula en la noche. Puedo sentir los músculos moverse bajo mi

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244 Carrie Ryan Purple Rose

toque. Dejo que mi mano se deslice a la parte de atrás de su cuello, y

empujo mis dedos en su cabello. Inclino mi cabeza hacia él, tirando de

él hacia mí.

En la oscuridad es fácil creer que esta noche es como cualquier otra

noche en nuestro pueblo, sólo nosotros dos en el parque de atracciones

coqueteando con nuestros destinos. Pero esta vez no permite que sus

labios rocen los míos, inclina su cabeza hacia otro lado.

—¿Por qué no me besas? —pregunto.

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245 Carrie Ryan Purple Rose

Capítulo 32

Traducido por Paaau

Corregido por masi

a voz de Catcher es como un siseo de gotas de lluvia golpeando

fuego ardiente.

—Porque estoy infectado.

—Pero aún estás vivo. La infección no significa nada —le digo,

desesperada por creer que nada es diferente. Alejo de mi mente la

imagen de él parado entre los Mudo. Me concentro en lo sólido que se

siente bajo mis dedos. En lo infinitamente humano que es.

—Significa todo, Gabrielle —dice él.

—¿Cómo? —sueno petulante pero no me importa.

Cierra firmemente sus ojos.

—Porque, ¿qué pasa si eso significa que puedo infectarte? —susurra.

Tomo una rápida inhalación.

Es algo que no he considerado, y sentada aquí en su regazo me siento

instantáneamente vulnerable. Trago fuertemente, empujando hacia

abajo en mi garganta el miedo repentino que brota a mi alrededor. ¿Qué

pasa si él está en lo correcto? No hay forma de descubrirlo sin tomar un

gran riesgo.

***

No sé qué decirle. No sé cómo rebatir lo que está diciendo. Y mi silencio

le dice todo. Me saca de su regazo y se levanta, y comienza a alejarse

del fuego. Lo sigo.

—Catcher —lo llamo suavemente, tratando de no despertar a los otros.

L

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246 Carrie Ryan Purple Rose

Empieza a correr pero me niego a dejarlo ir. Estoy cansada de no saber

qué pasa con él, que está pasando entre nosotros. Tropiezo con las

rocas y los escombros que él parece pasar por alto, y no es hasta que él

ha llegado a la reja que lo alcanzo. Empuja sus dedos a través de los

enlaces como si se estuviera aferrándose, como si estuviese

preparándose para trepar.

—Espera —le digo, desesperada por hacer que se detenga. Vengo por

detrás de él. Me presiono contra él y rodeo su pecho con mis brazos—.

Espera —digo de nuevo, necesitando que me escuche, incluso aunque

no sé lo que quiero decir. Su calor me golpea, siempre el recordatorio

incesante de su infección. Presiono mis labios en la base de su cuello, y

me pregunto si me puede sentir temblando. Beso la curva de sus

hombros. ¿Puede sentir mi miedo? ¿Sabe lo miserable que he sido? Un

estremecimiento le atraviesa cuando respira.

—No puedo, Gabry —dice, pero no me detiene.

Entrelazo mis dedos con los suyos, agarrando la reja con él, la barrera

entre nuestro mundo y el suyo.

—Eres como yo —le digo—. Somos iguales —añado, pero ni siquiera

estoy segura de si lo creo. No sé qué hacer con él ahora. No sé cómo

hablarle. Con este chico que está constantemente en el borde de la

muerte. Todo lo que alguna vez supe, todo lo que alguna vez aprendí,

me dice que debería estar muerto. Debería haber muerto hace días.

¿Qué le dices a alguien que enfrenta eso?

Trato de no pensar otra vez en Elías y los Soulers, y sus creencias

acerca de los Mudo y los humanos, de cómo estamos entrelazados. En

cambio, retiro los pliegues de su camiseta, y presiono mi boca en el

borde en la roncha roja de su hombro. El único remanente visible de la

herida que lo infectó. Justo entonces, un Mudo se lanza contra la reja y

me hago hacia atrás, el calor de Catcher saltando en el aire entre

nosotros. Se gira y se apoya en los enlaces de metal. Detrás de él, puedo

ver la luna reflejada en los ojos del Mudo; puedo ver el contorno y los

bordes de los dientes rotos y de la boca hambrienta. Trato de esconder

mi terror pero sé que Catcher puede verlo.

—No eres como ellos —le digo de nuevo, tratando de convencernos a

ambos, pero sé que no me cree.

—No puedo correr el riesgo, Gabry —dice—. Nunca sabré si puedo

infectarte. —Y luego se gira y trepa la reja y antes de que pueda

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247 Carrie Ryan Purple Rose

alcanzarlo, está en el otro lado. Hace una pausa y desliza un dedo por

entre los enlaces. Estiro la mano y lo alcanzo.

—Esto es parte de mí ahora —dice él. El Mudo alrededor de él empuja

como si él no estuviera ahí, como si fuera uno de ellos, y su agarre se

libera del mío.

Quiero gritarle que vuelva pero presiono juntos mis labios para

mantenerme en silencio. Quiero echar mi cabeza hacia atrás y gritarle

al mundo por hacer esto. Por hacer todo tan complicado e injusto.

Quiero aporrear el alambrado y matar a todos los Mudos; y sus gemidos

que nunca se detienen. Pero no lo hago. Simplemente me quedo parada

ahí y los miro. Ellos siempre fueron sólo monstruos para mí, antes, no

eran nada más que muerte animada; una plaga con la que tratar. Sin

embargo, la pregunta de Elías sigue rondándome, haciendo que me

pregunte si algo de lo que eran estas personas podría haber quedado

atrás, atrapado dentro. Porque si yo estoy viva y los Mudo muertos…

¿qué sería Catcher?

Despierto a la mañana siguiente ante el sonido de gritos. Estoy perdida,

luchando desde las profundidades del sueño, llegando a la superficie

para encontrar el caos. Me toma un momento darme cuenta de que el

que grita es Catcher, y que le está gritando a su hermana.

Se acerca al alambrado, sus manos levantadas.

—¡Cira, espera! —la llama. Hay pánico en su voz, deslizándose en sus

palabras.

Mi corazón brinca y estoy instantáneamente en alerta. Miro al suelo a

mi lado donde Cira durmió, y encuentro el lugar vacío. Mi boca se seca,

miles de posibilidades pasan por mi mente. Me levanto, con mis pies y

dedos entumecidos con el sueño.

Veo un movimiento por la esquina de mi ojo, y veo a Cira en la línea de

la reja. Ella ya ha trepado la mitad del camino a la cima, y por un

momento, no puedo darle sentido. No puedo entender por qué ella

trataría de entrar en el Bosque. De qué podría estar escapando o a qué

podría ir.

Pero sigue subiendo, y me doy cuenta de que está a punto de alcanzar

la cima.

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248 Carrie Ryan Purple Rose

Los Mudos ya se están desplazando entre los árboles, arrastrándose

hacia ella con los brazos abiertos. El sudor abriga mi cuerpo. Elías ya la

está siguiendo para el momento en que yo tropiezo detrás de él.

—¡Cira! —grito con sorpresa y alarma al mismo tiempo en que Elías le

grita que se detenga.

Ella se detiene y mira sobre su hombro hacia nosotros. Hacia su

hermano. Por un momento creo que se detendrá. Que está delirando o

durmiendo. Que nos escuchará, y se deslizará de vuelta al suelo y a la

seguridad dentro de la reja. Pero simplemente se voltea y sigue

trepando.

—¡Detente! ¿Qué estás haciendo? —grito. No escucha. No me mira de

nuevo.

Como si no estuviera aquí, como si ninguno de nosotros estuviera. Lo

intento más fuerte, tratando de lograrlo antes de que sea muy tarde.

Elías casi está en la reja. La alcanza, pero ella balancea sus piernas por

encima y salta hacia el otro lado. Ambos llegamos tarde.

—¡Cira! —Mi garganta está casi en carne viva—, ¡vuelve! —Demasiados

pensamientos me golpean y me desestabilizan a la vez: ella está en el

Bosque, que no es seguro, que no tiene un arma, que si grito más

fuerte, ella me oirá y entenderá. Aterrorizada, veo como los Mudos se

arrastran hacia ella. Ella los pasa hacia los árboles, tropezando con los

matorrales.

Alcanzo el alambrado y lo golpeo con mis puños.

—¡Cira! —grito. Giro mis dedos en los enlaces rústicos y grito más

fuerte. No entiendo qué está haciendo, qué puede estar pensando. El

metal de los enlaces penetra mis dedos pero no me importa,

simplemente aporreo más fuerte.

Catcher golpea la reja junto a mí, y no duda antes de lanzarse a sí

mismo sobre ella. Aterriza en el otro lado y corre tras su hermana. Los

Mudos ni siquiera se giran hacia él. Ni siquiera notan que está. Siento

el llanto empezando a construirse. Comenzando a sofocarme.

—Por favor vuelve, Cira. —Trato de gritar pero mi voz se rompe.

Sólo puedo ver como Catcher va tras su hermana y los Mudos se

acercan a ella, bloqueándola de mi vista. Acortan la distancia entre ella

y el alambrado, y comienzan a tropezar hacia ambos lados.

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249 Carrie Ryan Purple Rose

La sangre que salpica de las vendas de los brazos de ella intensifica su

necesidad, sus ansias, y se tambalean más cerca.

—Tenemos que ayudarla. —Comienzo a tratar de escalar—. Tenemos

armas, podemos alejarlos de ella —digo, desesperada por hacer algo

más que estar de pie aquí y mirar.

Pero Elías me empuja de vuelta, rodeando con sus brazos mi cuerpo.

—No podemos —dice—, son demasiados. Llegarían a nosotros.

Niego con la cabeza, mi mente gritan por proteger a Cira aun cuando sé

que Elías tiene razón. Nos quedamos de pie, yo ahogándome con los

sollozos y Elías sosteniéndome mientras observamos a Catcher

acercarse a su hermana, y tengo que mirar lejos. No puedo ver como

muerden a mi mejor amiga.

Entonces me doy cuenta de que Elías está presionando sus labios en mi

sien.

—Shhh —dice, pero no puedo evitar el lamento quejumbroso que sale

de mí.

Presiono mi cara en su hombro, mis labios tratando de recordar una

plegaria, tratando de rogar algo, lo que sea para salvar a mi mejor

amiga. Elías lleva las manos sobre mi cabeza, acercándome más a él.

—La tiene. —dice. Su cuerpo está tenso. Siento su corazón latir

salvajemente contra mi mejilla—. La está sacando. —Trata de sonar

tranquilo pero puedo oír la tensión en su voz. Giro mi cabeza y miro de

nuevo a través de la reja, y veo a Catcher correr alejándose de nosotros

por una esquina, llevando a Cira a lo profundo del bosque.

—¿Qu…qué estás ha…haciendo? —tartamudeo, tomando los eslabones

de metal. Agito el alambrado, tintineos y reverberaciones irradiándose a

ambos lados. Está llevando a Cira lejos de nosotros, lejos de la

seguridad. Y luego entiendo.

—Los caminos —digo, mi voz saltando con esperanza. Me volteo hacia

Elías—. Él hablo antes de cómo puedes acortar camino por el Bosque

hasta los caminos. Quizás la está llevando a otro.

Me alejo de él, todo en mi mente da un giro a la vez.

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250 Carrie Ryan Purple Rose

—Tenemos que tratar de encontrarlos —digo, con mis manos temblando

mientras retiro el sudor de mi labio superior.

Elías abre su boca como para protestar y lo miro. Mira hacia el Bosque

en donde Cira y Catcher están esquivando los árboles.

—Toma las mochilas —dice—. Tendremos que correr para alcanzarlos.

Salte ante sus palabras, aliviada de tener un plan, algo para ocupar mis

pensamientos y enfocarme y así no pensar en Cira en el Bosque. Cira

con sangre en sus brazos. Cira, que no es inmune a los Mudo. Que aún

está débil por la pérdida de sangre y la presente infección.

Tomo lo que puedo, empujando las cantimploras llenas en los envases y

lanzando lo que no puedo llevar hacia Elías. Corremos a través de la

aldea vacía hacia la puerta en el otro extremo, al contrario por donde

entramos. Elías la abre y comienza a correr por el camino, saltando

sobre las zarzas y esquivando ramas de árboles caídas. Mi pecho está al

rojo vivo pero me obligo a seguir mientras el envase completo se

balancea y me golpea la espalda. Tenemos que encontrarlos. Ella tiene

que estar bien.

Como si escuchara mis pensamientos, Elías dice: —Ella estará bien.

Asiento con la cabeza porque no tengo la fuerza ni la energía para nada

más y porque necesito creerle. Todo lo que puedo hacer es forzar un pie

delante del otro, y tratar de quedarme entre el alambrado mientras miro

fuera hacia los árboles, desesperada por un vistazo de Elías o Cira.

Llegamos a una bifurcación en el camino, y Elías no duda antes de girar

a la derecha.

En algún punto ellos deberían cruzar el camino: tenían que hacerlo.

Mientras mis pies golpean el suelo sólo pienso: lo lograrán. Ellos lo

lograrán.

Elías comienza a alejarse de mí y le hago señas para que siga adelante.

Mis piernas están quemando, mis pulmones gritando. Gira en una

esquina y luego se congela. Aminoro el paso, tropezando. No saca su

cuchillo y así sé que no es un Mudo lo que ve: no hay peligro.

Debe haber encontrado a Catcher y a Cira. No quiero pero me obligo a

avanzar, mis brazos y piernas temblando. Me doy cuenta por el

conjunto de su mandíbula, por la manera en que sostenía su cuerpo,

que al dar vuelta la esquina hay algo que no quiero ver.

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251 Carrie Ryan Purple Rose

Capítulo 33

Traducido por masi

Corregido por Marina012

ostiene en alto una mano para mí, para que me pare, pero yo no lo

hago. No puedo. Tengo que saber lo que pasó. Intento aspirar

tanto aire como puedo, presionando mis dedos en los labios y

evitándome a mi misma cualquier mentira antes de decirla.

Antes de que pueda ver algo, oigo los gemidos y cambio de opinión. Me

detengo en mitad del camino, con un pie situado por encima del suelo.

No quiero verlo. No quiero hacer frente a lo que sea que Elías está

viendo, lo que sea que esté a la vuelta de la esquina.

Me doy cuenta de que esta es la forma en que funciona el mundo. Si yo

pudiera detenerlo, parar la rotación, lo habría hecho hace mucho

tiempo. Lo habría parado en el primer momento en que los labios de

Catcher se encontraron con los míos bajo la luna en el parque de

atracciones. Nos habría mantenido en la eternidad para siempre.

Pero, por supuesto, todo sigue hacia adelante, así como nosotros

cavamos los pies contra la realidad de todo esto. Un evento desemboca

en el siguiente saliendo fuera de nuestro control y somos arrastrados,

indefensos.

Es por eso que me obligo a levantar los ojos, para dar ese paso y

enfrentarme a lo que ha ocurrido. Aunque sé claramente que he

conocido algo más, lo que estoy a punto de ver acabará conmigo.

Catcher está sentado en mitad del camino. Su hermana, mi mejor

amiga, Cira, se recuesta sobre sus piernas. Él se inclina sobre ella, su

cabeza contra su pecho. El sonido que sale de su boca es como los

gemidos de los Mudos. Me penetra y me hace caer, ya que es casi

imposible de soportar.

Miro a Elías, a la forma en que se queda mirando. Su cara está blanca,

sus labios, como un fantasma. Sus ojos están abiertos por completo y le

tiembla la barbilla. Y entonces me doy cuenta de que él no piensa en sí

S

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252 Carrie Ryan Purple Rose

mismo como un intruso, como un extraño. Es uno de nosotros.

Extiendo una mano hacia su mano, pero llegó demasiado tarde.

Atraviesa el camino hacia Catcher.

Elías se arrodilla al otro lado de Cira. Coloca un par de dedos contra su

mejilla. Y luego extiende una mano sobre ella hacia Catcher y agarra su

mano. Trago fuertemente, apenas siendo capaz de recuperar el aliento

mientras los observo, mi propio dolor arremolinándose a mí alrededor.

—¿Ellos...? ¿Ella es...? —Yo no puedo decirlo. Doy un paso hacia

delante hasta que puedo ver su rostro. Ver la forma en que mira hacia

el Bosque como si el resto de nosotros no estuviera aquí.

Catcher niega con la cabeza y yo me hundo contra la cerca con alivio

hasta que siento el trazado de los dedos del Mudo a lo largo de mi brazo

y me alejo.

—¿Pero por qué? —pregunto, tratando de comprender lo que llevó a

Cira hacia el Bosque. Tratando de averiguar por qué haría algo así.

Nadie me responde. Pienso en los cortes en sus brazos. Pienso en cómo

ella ya había intentado rendirse una vez antes. Me rodeo con mis

brazos, temblando.

No sé cómo arreglarla. No sé cómo hacerlo mejor. No sé qué decir o

hacer para ayudarla. Excepto decirle que podemos sobrevivir a esto.

Que nosotros sobreviviremos.

Y me doy cuenta de que tal vez esta sea la única cosa que siempre unirá

a la gente de mi mundo. Cuanto más perdemos, más nos convertimos

en supervivientes.

***

—Tal vez deberíamos volver a Vista —le digo en voz baja a Catcher y

Elías. Cira está sentada en mitad del camino con la mirada fija en el

Bosque, perdida en su propia mente. Los vendajes que rodean sus

brazos, oxidados por la sangre seca, en donde sus heridas se abrieron

cuando saltó la cerca. Ella no ha dicho nada, no ha explicado nada, y

mi alivio porque ella esté bien está comenzando a convertirse

lentamente en ira y frustración.

La sangre infectada aún se mantiene embravecida en ella, las rayas

rojas irradiando de sus brazos, su piel caliente. Me temo que si

seguimos aquí en el Bosque, ella sólo empeorará. Será demasiado tarde

para hacer algo acerca de la infección y la matará.

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253 Carrie Ryan Purple Rose

—No podemos —dice Catcher, mirando sus pies. Su voz suena abatida,

sus ojos rodeados de contusiones profundas por hacer demasiado

esfuerzo y no dormir lo suficiente.

—Ella está enferma Catcher —le digo. Él hace una mueca—. Yo no me

refiero sólo a los cortes. Quiero decir... —Pienso en la determinación de

su rostro cuando ella subió a la cerca esta mañana—. Yo no sé si

podemos cuidar de ella. —Termino débilmente.

Los pájaros salen repentinamente de un arbusto más allá de la cerca,

causando que todos nosotros hagamos una mueca de dolor por su

maraña de protestas. El Mudo sigue gimiendo.

—Los Reclutadores están ya en el Bosque —dice. Él todavía está

mirando al suelo como si lo que estuviera diciendo no fuese un gran

asunto.

Presiono mis dedos contra mi frente, notando la tensión de los

músculos de los hombros y el cuello.

Estamos atrapados ahora, no hay forma de volver atrás. Trato de

mantener mi respiración constante.

—¿A qué distancia están? —pregunta Elías.

Catcher sacude la cabeza.

—Llegaron al camino la otra mañana. Se están moviendo muy rápido.

Pero sigo pensando...

—Ayer. —Ni siquiera puedo poner sonido tras la palabra, sólo puedo

mover los labios. Los reclutadores han estado corriendo, atravesando

los caminos durante un día ya. Me siento mal, mi estómago

retorciéndose alrededor de nada, ya que nos hemos estado poco a poco

quedando sin comida.

—¿Qué hacemos? —pregunto, mi voz quebrada.

Catcher se encoge de hombros. Es como si hubiera renunciado de la

misma forma en que su hermana y quiero darle una bofetada. He

luchado muy duro por él y por Cira. He dejado todo por ellos, cualquier

oportunidad que podría de haber tenido una vida normal.

No es justo que ellos dejen de luchar ahora. Me giro y paseo por el

camino un poco, necesitando distancia. No puedo ser la única que se

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254 Carrie Ryan Purple Rose

mantenga fuerte mientras todos los demás se dan por vencidos, no es

un papel al que esté acostumbrada y ni siquiera sé cómo manejarlo.

Algo cruje detrás de mí. Sé que es Elías: he memorizado ya el sonido de

sus pisadas sobre la tierra cubierta de vegetación.

—Gabry —dice en voz baja, de la forma en que uno se aproxima a un

animal herido. Él pone su mano en mi hombro, su tacto ligero, incluso

apenas perceptible.

Sacudo la cabeza. Temerosa de que algo dentro de mí explote y estalle

llena de ira o desesperación. Quiero tanto ser como Cira. Colapsar en el

camino y dejar que alguien más tome las decisiones. Que alguien más

luche por mí. No parece justo que no tenga permitido rendirme

también.

Elías se acerca por detrás de mí. Quiero inclinarme hacia atrás contra

su pecho y dejar que me sostenga. Dejarle que sea él quien me

mantenga en pie. Sin embargo, me giro para enfrentarle. Mantiene su

mano sobre mi hombro y ahora apenas algo nos separa. Detrás de él,

por el rabillo de mi ojo, veo a Catcher que sigue mirando el suelo. Cira

sigue perdida en su propia mente.

El rostro de Elías es un reflejo del mío: dolor y duda. Él es por lo

general muy tranquilo y controlado, y verlo así me hace pensar en cómo

su vida lo ha llevado a este momento. El pulgar apenas traza el borde

de mi garganta, tan suavemente que creo que sólo podría estar

imaginando el contacto.

Se supone que debe ser Catcher quien esté parado aquí conmigo, no

Elías. Se supone que debe ser Catcher quien me sostenga y me

reconforte y me de fuerza. Él es el que siempre he conocido, y en el que

he confiado y he soñado. Pero ahora todas estas líneas son borrosas y

confusas.

Separo mis labios. Estoy a punto de decirle a Elías todo sobre mí. Que

había nacido en el Bosque. Que he estado en estos caminos y

sobrevivido y que espero poder hacerlo de nuevo. Que en algún lugar

por ahí está mi madre y mi pasado. Y de alguna manera, antes incluso

de que tenga que decir las palabras, antes de pronunciar ninguna de

ella, sé que él las entenderá.

—Deberíamos seguir caminando —dice Catcher.

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255 Carrie Ryan Purple Rose

Es como si su voz me sacara de un trance, como si hubiera estado

mirando a Elías durante cien años. Sacudo la cabeza y me alejo de él.

Mis mejillas comienzan ese lento y creciente rubor y miro a Catcher,

preguntándome si se da cuenta. Pero él está en silencio. Su rostro no

revela nada en absoluto.

***

Nos encaminamos por los senderos en el espeso aire del verano,

eligiendo los que se ramificaban y pasando aquellas entradas basadas

en el código que averigüé en el libro de sonetos de mi madre. Siempre

caminando hacia la luz, siguiendo los senderos que nos llevarían al

Soneto XVIII, las líneas escritas en la sala de la linterna del faro. La

tarde nos amenaza con truenos, el cielo se cierra en torno a nosotros,

sin embargo, apenas llueve y nuestras cantimploras comienzan a

encontrarse secas. Pero Catcher no quiere abandonar a Cira para

buscar en el Bosque un arroyo, y con la amenaza de los Reclutadores

detrás de nosotros, seguimos caminando.

Al principio, me siento incómoda estando cerca de Cira. Catcher

permanece a su alrededor, ayudándola cuando no puede mantener el

ritmo. Ella parece tropezar en el camino sin ver nada, y me pregunto si

realmente se ha dado por vencida, o si es la infección de la sangre

tomando el control, haciéndola perder el contacto.

No puedo dejar de preguntarme cuánto tiempo le queda. Si alguna vez

se recuperará.

Y, finalmente, el silencio entre nosotros es demasiado y me hago hacia

atrás, tomando su mano de la de Catcher y sosteniéndola firmemente

en la mía.

—Dime otra vez que todo irá bien —dice ella, con su voz ronca.

Hay tanto de su desaparición, tanto de lo que solía ser, la chispa y la

energía.

—Todo irá bien —le digo, esperando que ella crea en mis palabras,

aunque no estoy segura de ello.

Ella deja de andar, haciendo que me detenga también, y sonríe. Ella me

aprieta la mano y me doy cuenta de en cuan huesudos sus dedos se

han convertido, lo angosto de las muñecas. Un rizo de su pelo se suelta

y flota alrededor de su cara. Pecas resaltan contra la piel pálida.

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256 Carrie Ryan Purple Rose

Echo un vistazo por el camino al lugar donde Elías y Catcher siguen

empujándose. Me tira de ella para seguir adelante, pero ella me detiene.

—Sé que la infección es mala —dice. Ella tiene que recuperar el aliento

mientras habla, y me golpea de nuevo cuanto esfuerzo todo este suplicio

ha sido para ella—. Ni siquiera estoy seguro de si voy a hacer... a donde

sea.

Sus ojos están vidriosos. Trago fuertemente y muevo la cabeza. Siento el

colgante de superhéroe contra mi pecho y saco el collar por encima de

mi cabeza. Me acerco a ella, pasando las manos alrededor de su cuello

mientras aseguro el cierre.

—Te equivocas —le digo—. Cira, no…

Pero ella me interrumpe presionando sus labios contra mi mejilla, suave

y seca.

—Me estoy muriendo, Gabry —dice, alejándose. Las lágrimas fluyendo

de sus ojos—. Nunca me enamoraré. Nunca tendré una familia, ni seré

el tipo de madre que siempre quise. Nunca sabré lo que se siente ser

todo para alguien. —Sonríe suavemente—. Yo nunca besaré a un chico.

¿Dime cómo es? —Su voz es imperceptible, más silenciosa que un

susurro.

Sacudo la cabeza. Me niego a admitir que lo que está diciendo puede ser

verdad. Que tiene alguna razón para preocuparse acerca de si va a

sobrevivir. Yo no quiero ni pensar en ello, pero ella pone sus dedos en

mi muñeca y dice:

—Por favor. —Y veo la súplica en los ojos. Lo desesperada está por

saberlo.

Asiento con la cabeza y pienso de nuevo en la noche en el parque de

atracciones con Catcher. Pienso en la noche en la playa con Elías. No sé

qué decirle, cómo explicar la sensación de querer y sin embargo estar

tan asustada de que no vaya a suceder. Ese momento en que no hay

vuelta atrás y sus labios encuentran los tuyos. Lo diferente que puede

hacerte sentir. Tan hermoso y necesario y especial.

Empiezo a caminar por el camino y ella camina a mi lado, con su mano

en la mía.

—Es maravilloso —digo finalmente—. Y también un sentimiento un

poco raro. Quiero decir, no sabiendo qué hacer ni cómo funciona. —Una

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257 Carrie Ryan Purple Rose

risa brota y se siente tan refrescante después de pasar tanto tiempo

pensando acerca de la muerte y la infección y el Mudo—. Te preocupas

por si estás haciendo algo mal —le digo. Y entonces me inclino más

cerca y susurro—: Yo no podía dejar de preguntarme qué era lo último

que había comido. —Sonrío mientras ella se ríe.

—No quiero oír las partes malas —dice con una sonrisa—. Sólo quiero

que me digas lo bueno.

Y lo hago. A medida que pasamos con dificultad el calor al final del día

yo le digo todo eso, olvidando que estamos en el Bosque, que estamos

siendo perseguidos y no estamos seguros de adónde vamos. Sólo

sintiéndome como amigas que comparten un paseo por la tarde todos

los días.

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258 Carrie Ryan Purple Rose

Capítulo 34

Traducido por ilimari cipriano

Corregido por Marina012

odavía estamos riéndonos cuando le doy la vuelta a una curva y

veo a Catcher y Elías parados frente a un portón. La cara de

Elías está pálida y sus dedos tamborilean contra su pierna.

Siento que mi sonrisa se desvanece y la mano de Cira se siente débil

contra la mía.

—¿Qué pasa? —les pregunto.

—Número dieciocho —dice Elías—. X-V-I-I-I.

—Ah. —Es lo único que formulan mis labios. No tengo que sacar el libro

para saber las líneas de este poema, el soneto que mi madre talló en el

faro el día que ella se fue. Éste es el último portón. Mi corazón late con

más lentitud, como si estuviera siguiendo el ritmo de las palabras en mi

cabeza. Mientras camino hacia el portón con Cira detrás de mis talones,

susurro la última línea del Soneto XVIII de Shakespeare: “Mientras

alguien vea y sienta, vivirán mis palabras y tú en ellas.”

Después del portón el camino continúa igual que todos los demás. El

alambrado se encuentra a cada lado y el Bosque al otro lado del

alambrado. Los Mudos se alzan y caminan dando traspiés hacia

nosotros.

Camino con más y más prisa, la emoción crece cada vez más en mi

interior. Mi madre podría estar al final de este camino. Y también podría

estarlo mi historia. Y todas las respuestas. Mi corazón late con más

fuerza, mis piernas se mueven con ansiedad y comienzo a correr. Puedo

escuchar a los otros detrás de mí siguiéndome, pero no me molesto en

mirar hacia atrás.

Hasta que llego a otro portón. Puedo ver al otro lado siluetas de

edificios. El portón se está abriendo como hizo el de la última aldea y de

repente estoy demasiado aterrorizada para dar otro paso. Las gotas de

sudor me bajan por las mejillas, por el cuello y entre mis hombros.

T

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259 Carrie Ryan Purple Rose

Tengo miedo de que esta aldea esté igual que la anterior: muerta y

vacía.

Elías se detiene a mí lado. Puedo oírlo respirar entrecortadamente.

Trago en seco y me giro para mirarlo. Aunque hemos estado corriendo,

su cara está pálida. Él no me está mirando; está mirando al portón. Sus

dedos tiemblan levemente mientras se frota la cabeza.

De momento tengo este momento loco en donde sólo quiero reírme de

nosotros dos aquí parados después de todo lo que hemos pasado y

ninguno de los dos con ganas de dar el siguiente paso. ¿Qué pasaría si

nos quedáramos aquí para siempre sin movernos?

Entonces, como si el Bosque exhalara y me empujara hacia delante,

desenfundo mi cuchilla, pongo mi mano en el portón y lo halo hasta

abrirlo.

* * *

Camino con lentitud hasta adentrarme en la aldea. Mi cabeza está

ladeada, alerta en caso de escuchar voces o gemidos; cualquier cosa

que me deje saber que aquí hay alguien o algo. Espero a que se

desencadene algún recuerdo, a que algo aquí me parezca familiar, pero

no pasa nada. Al frente de mí, a la derecha, se asientan las ruinas

quemadas de un descomunal edificio. Las carbonizadas paredes de

piedra están derribadas y las decaídas vigas están retorcidas en

extraños ángulos. Más allá de eso puedo ver las siluetas de unas casas

pequeñas amontonadas bajo la sombra de unos árboles altos

conectados entre sí con lo que parece ser plataformas.

Detrás de mí los Mudos gimen contra los alambrados y el viento mueve

las hojas de los árboles. Los grillos tararean alegremente en el calor.

Camino lentamente hasta dejar atrás a un viejo cementerio y sigo una

vieja vereda que ahora parece más un surco en la tierra.

Nada se mueve. Nadie grita ni viene corriendo. La aldea parece vacía y

me comienza a doler el pecho por el miedo de volver a encontrarnos en

otro camino sin salida. Camino un poco más, pensando si debería gritar

o no, y me detengo en lo que queda de un edificio derribado. Es obvio

que solía ser enorme. Una campana vieja y rota yace en medio de las

rocas ennegrecidas y la madera quemada.

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260 Carrie Ryan Purple Rose

Mi pie resbala en una tabla y unas cuantas rocas caen y se revuelven.

Un ruido hace que contenga la respiración. Algo se mueve lejos a mi

derecha. Me giro y me agacho, agarrando fuertemente mi cuchilla.

Un enorme perro negro que descansa bajo el sol, cerca de una de las

lápidas del viejo cementerio, levanta la cabeza del suelo y nos examina.

Espero a que él ladre o gruña, pero no lo hace. En lugar de ello, con

esfuerzo se pone en pié. Su pelaje está salpicado de blanco por la edad.

Se acerca lentamente, su rabo se agita perezosamente haciendo

círculos, y yo extiendo mi mano hacia él. Olfatea y presiona su nariz

contra mis dedos.

Dejo salir el aire que aguantaba. Obviamente él conoce a la gente y

alguien lo cuida. Eso significa que debe haber alguien vivo en esta aldea

y mi corazón comienza a latir con más fuerza. El perro bosteza mientras

yo rasco sus orejas y su rabo golpea contra mis piernas.

Justo entonces Catcher y Cira llegan al portón y comienzan a caminar

hacia donde yo estoy, y antes de que Catcher pueda acercarse más,

escucho la vibración del gruñido formarse en el interior del perro.

—Está bien, perrito —dice Catcher mientras se arrodilla y extiende una

mano.

El perro me aparta de Catcher, parándose entre nosotros, y el pelaje de

su cuello se levanta mientras él olfatea el aire. No comprendo su cambio

de actitud, su instante desagrado hacia Catcher. De repente él

comienza a ladrar profundos y largos ladridos que destrozan la quietud

del atardecer. Yo me estremezco por el sonido e instintivamente miro

alrededor para buscar un lugar en donde esconderme y alejarme del

perro.

Tropiezo con algo y algo se mueve en las ruinas del viejo edificio, un

guijarro que se cae de los escombros. Escucho voces. Aguanto la

respiración y mi garganta de repente se siente seca. Al lado de mí Elías

se tensa y saca su cuchillo. Veo a alguien moverse entre las sombras,

una falda moviéndose entre sus piernas mientras trata de abrirse paso

por el desorden de escombros. Ella pierde el balance, tiene algo grande

y pesado aferrado entre sus brazos, y se cae.

La luz del sol se cuela por un hueco en lo que solía ser el techo y veo su

rostro. Veo su pelo blanco y negro. Las arrugas alrededor de sus ojos

que me recuerdan su sonrisa.

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261 Carrie Ryan Purple Rose

—Madre —digo. La palabra recorre todo mi ser y estalla en alegría en mi

interior. Siento las lágrimas asomarse por mis ojos; sólo verla me llena

de la sensación de que a partir de ahora todo estará bien.

Ella mira hacia arriba y su respiración se entrecorta cuando me ve

parada en la entrada con la grama meciéndose contra mis pantorrillas.

—Gabrielle. —Yo no la escucho, pero veo la manera en que sus labios se

mueven, la expresión de amor en su rostro. No puedo evitar sonreír.

Ella deja caer el libro que está sosteniendo y este choca contra un grupo

de rocas y el delicado papel explota en el aire y cae alrededor de ella

como plumas.

Luego ella está corriendo por entre los escombros y yo estoy corriendo

hacia ella y finalmente sus brazos están alrededor de mí. Todavía huele

como la sal, el océano y el faro. Entierro mi rostro en su hombro

mientras ella me aferra con fuerza. Puedo escuchar su corazón. Es la

sensación del hogar. De la seguridad, de la comodidad y del amor y los

recuerdos.

Ella me hecha hacia atrás, pone la palma de sus manos sobre mis

mejillas y se me queda mirando, inspeccionándome para ver si estoy

bien. Sus ojos están brillosos y yo ya siento mis lágrimas caer por mis

mejillas.

—Mi nenita —susurra ella antes de volverme a abrazar con fuerza. Se

siente tan bien estar en sus brazos, como si fuera una niñita a quién su

mamá le resuelve todo.

—Lo siento, no debí… —comienza ella a decir.

—Lo sé —la interrumpo—. Yo también lo siento. Te quiero mucho. Te

extrañé. —He esperado tanto para decir estas palabras, para enmendar

las cosas que le dije la noche que se fue.

La escucho respirar temblorosa y entrecortadamente. Puedo ver la

sonrisa asomarse por su rostro y quiero reír llena de alivio por estar con

ella otra vez.

Algo revolotea entre mis piernas y me echo para atrás para ver. Es una

página del libro que ella cargaba consigo, un delgado papel de cebolla

amarillento. Allí hay palabras borrosas impresas en el centro y en los

márgenes hay palabras escritas a mano con tinta negra. Entrecierro los

Page 262: 2 the Dead-Tossed Waves [Carrie Ryan]

262 Carrie Ryan Purple Rose

ojos, esforzándome por descifrar lo que dice, pero nada de ello tiene

sentido para mí:

La Hermandad se ha reunido. Hemos estado discutiendo sobre el

aislamiento. Desconectar a la aldea de todo con la esperanza de que si lo

hacemos, quizá estemos a salvo de los continuos asaltos de aquellos que

buscan un lugar para sobrevivir al Retorno. Lo que finalmente decidamos

estará en manos de Dios, así como nuestra supervivencia ha estado

siempre en sus manos.

Páginas similares a esta flotan por todos lados, estancándose en la

grama, pegándose contra las ruinas y volando hacia los alambrados.

Elías da un paso hacia delante llevando entre sus manos un bloque de

papeles que pudo reunir de los que salieron volando hasta el

cementerio.

Justo entonces alguien sale de entre las ruinas del viejo edificio y su

cabeza está agachada sobre unas botellas viejas y polvorientas.

—Mary, creo que estas puede que todavía sirvan. La Hermandad nunca

dijo nada sobre… —Él mira hacia delante mientras se abre paso entre

los escombros y sale de las sombras que crean las viejas paredes. El se

detiene con una mano sobre sus ojos para bloquear al sol, cuando me

ve ahí parada.

Su boca se abre y su vista salta hacia el rostro de mi madre, confundido

por lo que está pasando.

Mi madre agarra mi mano y su sonrisa es tan amplia como si en este

momento fuera la mujer más feliz del mundo. Yo me le quedo mirando,

dándome cuenta de las pocas veces que la he visto tan feliz.

Obviamente este hombre es alguien a quién mi madre conoce muy bien.

—Harry —dice mi madre mientras aprieta mi mano con fuerza—: Quiero

que conozcas a mi hija, Gabry.

El comienza a sonreír ladeando un poco la cabeza como si estuviera

escuchando el rastro de una canción en el aire y quisiera saber o

recordar de dónde viene. Se abre camino hacia mí entre los escombros y

yo intento recordar si mi madre alguna vez mencionó su nombre

anteriormente. Saber si yo debería conocerle. Me siento incómoda aquí

de pie, sucia por haber estado tantos días en el camino y con hambre y

sed.

Page 263: 2 the Dead-Tossed Waves [Carrie Ryan]

263 Carrie Ryan Purple Rose

Entonces escucho que alguien sostiene la respiración con agitación.

Elías está de pie justo a mi lado. Su cara está lívida y su boca está

abierta. Los papeles que estaba aguantando se resbalan de sus manos.

—¿Qué te pasa, Elías? —le pregunto.

—¿Elías? —Harry menciona el nombre suavemente, delicadamente,

como si tuviera miedo de que si lo decía muy alto se podría romper. Él

entrecierra los ojos y me vuelve a mirar. Hay una pregunta en sus

labios. Una chispa de reconocimiento en sus ojos.

—¿Annah? —Él pregunta y su voz es apenas un susurro. Yo conozco

ese nombre. Es el nombre de la hermana de Elías. A la que él ha estado

buscando, la mujer por la cual él se unió a los Reclutadores. Yo

comienzo a sacudir la cabeza.

Pero Harry no ha terminado.

—¿Abigail?

Todo en mi interior se detiene. Mi corazón ya no late. Mis pulmones ya

no respiran. Mis oídos sólo pueden escuchar una cosa: el eco de ese

nombre en los labios de Harry.

Yo conozco ese nombre. Conozco el sonido que hace saliendo de los

labios de este hombre. Después de todos estos años, regresa a mí como

una canción de cuna en un sueño.

Luego estalla el caos. El perro ladra otra vez mientras Catcher se

acerca. Harry le grita órdenes al perro, pero este sigue gruñendo

furioso. Cira se derrumba, cayéndose en la grama. Yo alejo mi mano de

la mano de mi madre. Ella intenta agarrarme otra vez, pero yo me alejo.

Detrás de mí Elías rompe a correr hacia la aldea. Mi madre intenta

agarrarme otra vez, pero yo la aparto.

—¡Ayúdala! —le grito, señalando a Cira—. Ella está herida y necesita tu

ayuda.

—Gabry… —comienza ella a decir, pero yo ya estoy corriendo detrás de

Elías y las preguntas arden creando hoyos a través de mi memoria.

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264 Carrie Ryan Purple Rose

Capítulo 35

Traducido por Paaau

Corregido por Maia8

rato de llamar a Elías, pero apenas puedo recuperar mi aliento.

Acelera ante el grupo de casas, atajando entre ellas como si

supiera hacia dónde va, lo que no entiendo. Dobla bruscamente

hacia la izquierda y me tropiezo al seguirlo. El sol está alto en el cielo,

llegando a la tierra con fuerza, y cada pisada levanta nubes de polvo.

Espero a que la gente nos llame, ver caras en las ventanas y en las

puertas de las casas que pasamos, pero no hay ninguna. La maleza se

derrama sobre la puerta y el pasto cae desde el techo desde hace mucho

tiempo. Es como si la tierra estuviera reclamando lentamente lo que

una vez le perteneció.

Delante de mí en una calle estrecha Elías entra en uno de los edificios,

y troto hasta que estoy de pie frente a la puerta. Dentro, la luz del sol se

filtra a través de las ventanas rotas, iluminando las motas de polvo y

haciéndolas brillar. Contengo el aliento. Tomo un minuto para que mi

vista se acostumbre al interior, y cuando lo hago, veo a Elías de pie en

medio de una habitación poco amueblada. Su espalda está hacia mí,

sus brazos flácidos a sus lados. Apenas se mueve, sólo sus hombros

suben y bajan. Quiero decir algo, pero se siente como si este espacio

fuera sagrado. Él se gira, sus ojos deslizándose sobre todo en la

habitación: la mesa bajo la ventana, bancos alrededor de la chimenea,

la estrecha cama puesta junto a la pared más lejana.

Cuando finalmente se gira hacia mí sus ojos son amplios, sus labios

separados como si aún sintiera el mismo sobresalto que yo.

—Ese hombre —digo, mi voz tranquila en la penumbra—. ¿Cómo

parecía conocerte?

Elías se queda de pie ahí y yo me tranquilizo en las sombras, el frío de

la oscuridad suave contra mi piel. Sus ojos siguen mis movimientos,

pero no me alcanza, no se mueve.

T

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265 Carrie Ryan Purple Rose

—¿Por qué creía conocer mi nombre? —Escuchar las palabras dichas

en voz alta hace que mi piel pique, y me doy cuenta de que estoy más

asustada de lo que creí de oír la respuesta. Pero tengo que saber—. ¿Por

qué me llamó por el nombre de tu hermana?

Da un paso hacia adelante y me estremezco un poco. No quería hacerlo,

pero no entiendo lo que está pasando y no sé si debería confiar en él. Si

puedo confiar en mí. Camina hacia el otro lado de la habitación, y

desliza su dedo sobre la mesa bajo la ventana. Su toque deja una

profunda marca en el polvo. Pienso en la primera noche en que conocí a

Elías en la playa.

Pienso en lo aturdido que se veía cuando me vio por primera vez, como

estiró su mano para tocarme como si me conociera. Mi respiración se

detiene tan pronto como un absurdo pensamiento se me ocurre: ¿Él me

conoce?

Todo en el cuarto está tan quieto. Como si hubiera caminado fuera del

tiempo. Detrás de mí no escucho nada, ni siquiera los gemidos de los

Mudo.

—Elías —pregunto, mi voz temblando—, ¿me conoces?

Su dedo cae de la mesa hacia la parte superior de la silla y luego se

detiene, sus nudillos blancos mientras toma la parte de atrás de la silla.

Y me rompo. Cansada de su silencio. Cansada de no saber si puedo

confiar en él. Cansada de estar tan cerca suyo y no saber nada de él.

—¡Dime lo que está pasando! —grito, mientras levanto el puño a mi lado

y lo golpeo contra la pared. El sonido nos sobresalta a los dos, sus ojos

levantándose para encontrarse con los míos. Mis nudillos palpitan, pero

aprieto mis dientes, rehusándome a dejarle saber que duele. Abro mi

boca para gritar de nuevo, pero me corta antes de que tenga la

oportunidad de hacerlo.

—Sí —dice finalmente. Su voz suena tan asustada y aturdida como yo

me siento—. Sí, sabía quién eras.

El cuarto parece girar a mí alrededor. Presiono mi mano buena sobre mi

frente, y tropiezo hacia la chimenea y caigo en una de las bancas.

—Dime —digo de nuevo antes de perder los nervios.

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266 Carrie Ryan Purple Rose

Sigue caminando lentamente alrededor del cuarto, como si necesitara

algo en lo que mantener ocupado su cuerpo mientras piensa.

—La chica… —Aclara su garganta—. La mujer a la que estoy

buscando… no es mi hermana —dice él. Su voz suena como agua

contra rocas rotas. Se para en frente de mí, mirando sus dedos—. Es la

tuya —dice, finalmente levantando sus ojos para encontrar los míos.

—Yo… —Mi boca de pronto está seca. Siento desgarrarme por dentro

como si hubiese encontrado la pieza faltante que mantiene todo junto.

Bordes de memorias borrosas y desvanecidas dentro mío. Siento como

si la habitación se hiciera muy pequeña, como si me hubieran enterrado

profundamente en la arena y la marea estuviese rompiendo alrededor

de mi cabeza. Me encuentro a mi misma tragando una, y otra, y otra vez

mientras trato de darle sentido a esto.

Tengo una hermana. Tantas emociones chocan entre sí a la vez que no

sé a lo que aferrarme. ¿Cómo se ve? ¿Cómo suena su voz? ¿Qué es lo

que le gusta, lo que odia, lo que le interesa? ¿Cómo es ella?

Una verdad sale a la superficie sobre todo.

—Tú lo sabías —digo. Por supuesto que sabía. Esa es la razón de que

aún esté aquí. Es por lo que siempre está aquí. Cada momento en que

yo estaba sola, él estaba ahí. Él lo sabía desde el comienzo mientras yo

no sabía nada.

Cada momento entre nosotros ha sido enterrado en esta mentira.

Él asiente con la cabeza. Se ve miserable. Se protege a sí mismo como si

tuviera miedo de lo que voy a hacer.

—Es tu gemela —dice suavemente—. Cuando te vi por primera vez en la

playa… —Hace una pausa, negando con la cabeza—. Pensé que eras

Annah.

Cierro mis ojos, presiono mi cara en mis manos. ¿Cómo no sabía que

tenía una gemela? Todos estos años. ¿Cómo pude haber olvidado eso?

¿Cómo es esto posible?

—Lo sabías —dije—. Todo el tiempo que hemos recorriendo los caminos,

conocías de esta aldea. Sabías todo acerca de ella. —Pienso en todas las

veces en que creí que venir al Bosque era una mala idea. Todos los

momentos en que estuve segura de que moriríamos en los caminos, y

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267 Carrie Ryan Purple Rose

nadie lo sabría. La rabia comienza a palpitar en mi interior—. Deberías

habérnoslo dicho —le digo—. ¡Estábamos aterrorizados!

Levanta sus manos, su cara pálida y sus ojos amplios.

—No —dice—, no lo sabía. Tienes que creerme. No lo sabía.

Bufo. ¿Confiar? ¿Después de descubrir que ha estado ocultándomelo

desde el principio? Cruzo mis brazos sobre mi pecho y lo miro.

—Mira, sabía que venía del Bosque. Por supuesto que lo sabía. Y

también sabía que tú también venías de aquí. Pero cuando no me

reconociste… cuando me dijiste tu nombre y no era Abigail… me di

cuenta de que no recordabas… —Presionó sus temblorosos dedos en un

lado de su cabeza—. Simplemente no estaba seguro de que quisieras

saber. Como si quizás lo hubieses olvidado por alguna razón. No quería

arruinar tu vida.

Esta vez me río, pero incluso ante mis oídos suena desesperado.

—¿Arruinar mi vida? Mírala ahora. Diría que todo está bastante

arruinado.

Aprieta sus labios en una línea.

—Lo siento —dice.

Y así, la rabia que había estado circulando a través de mí, se fue,

dejándome débil y derrotada.

—¿Qué pasó? —susurro. Dándome cuenta que más que nada, estamos

atados de alguna forma.

Se desploma en el banco frente a mí, nuestras rodillas casi tocándose.

—Éramos vecinos —dice.

—Esta era mi casa. Tú y Annah vivíais cruzando la calle. No habían

muchos niños de nuestra edad para jugar: tú habías cumplido cinco y

yo casi tenía siete. —Mira al suelo como si mirara el pasado, y trato de

verlo todo en mi mente, pero no hay nada más que neblina.

—Los caminos estaban prohibidos para nosotros, pero un día robé la

llave de la puerta, y las convencí a ustedes dos de que nos escapáramos

y exploráramos, y nos perdimos. —Se detiene y me mira, con sus ojos

vacíos, sus labios secos. Las palabras comienzan a brotar de su boca,

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268 Carrie Ryan Purple Rose

palabras de urgencia—. Te caíste y te heriste la rodilla, y quisiste volver

pero yo no quería. Temía meterme en problemas porque estabas herida,

y estaba molesto contigo porque quería seguir jugando. Así que yo…

—Él traga de nuevo. Puedo sentir el dolor y la desesperación saliendo de

él, y quiero estirar la mano y tomar la suya, pero no lo hago.

Me cuesta recuperar el aliento. Me cuesta recordar que esta historia es

acerca de mí, y no de alguna otra chica alguna extraña.

—Tu hermana y yo seguimos caminando por el camino. —Sus ojos

encuentran los míos y luego se alejan. El sudor brilla en sus sienes—.

Seguimos explorando. Nos pediste que te esperáramos, que no te

dejáramos sola, pero yo estaba tan… —pasa una mano sobre su cabeza,

casi arañando su piel—…enojado. Enojado de que hubieras tropezado y

de que quisieras ir a casa y yo no. —Se levanta y cruza la habitación,

hasta que se queda mirando fijamente la mesa vacía.

No puedo recordar nada de lo que está diciendo. Miro mi rodilla; hay

una cicatriz allí. Creí que sabía de dónde venía. Paso mis dedos sobre la

piel arrugada mientras Elías habla.

—Llevé a Annah conmigo por el camino lejos de ti. Te dejamos llorando.

—Puedo oír el llanto en su voz, la miseria, el dolor y la culpa—. Nos

perdimos. Creí que sabíamos dónde estábamos, y cuando comenzó a

oscurecer traté de volver hacia donde tú estabas.

Me duele escuchar las palabras, pero no por mí: por él.

—Pero no pude encontrarte. —Apenas lo oigo—. Te habías ido. Y

entonces estaba tan asustado para volver a casa, incluso si podía

encontrar el camino. Te había perdido, y era mi culpa. Estaba asustado

de lo que tu padre podía decir o hacer. Temía meterme en problemas,

así que corrí.

Su garganta se estremece una, y otra, y otra vez.

—Tomé a Annah y corrí —dice, sus palabras saliendo rápido como en

una confesión—. No sé cuánto tiempo seguimos los caminos —me

dice—. Era otoño. Había llovido suficiente agua. Encontramos fresas,

flores y uvas. Encontramos una salida. Una puerta en el borde el

Bosque, oculta en parte por un túnel derrumbado en las montañas. Era

cercana a la Ciudad Oscura, y cuando la gente hacía pregunta sobre

nosotros, yo sólo decía que era mi hermana. Que estábamos buscando

a nuestros padres. Pude encontrar suficientes cosas en las aldeas del

Bosque para hacer trueques, y así poder pagar las rentas en la Ciudad

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269 Carrie Ryan Purple Rose

Oscura. Pero nunca pude encontrar nuestro camino de vuelta a casa, y

finalmente me di por vencido.

Se gira para enfrentarme. Se ve como una persona diferente, su rostro

torcido con tanto odio a sí mismo, me deja casi sin aliento.

—Fue culpa mía. Todo ello. Nunca conoció la calidez, o a sus padres, o

tuvo el estómago lleno por mi culpa.

Me entumezco. Camina hacia mí y se coloca de rodillas frente a mi

banco. Toma mis manos en las suyas, pero apenas puedo sentirlas. No

sé qué pensar, qué decir o hacer. Debería odiarlo por mentirme, pero

también lo siento por el dolor que está sintiendo.

—Lo siento —dice, las palabras como una ráfaga. Cierro mis ojos, mi

pecho aplastado por el peso de este nuevo conocimiento. Él está

llorando ahora, lágrimas brillan en sus ojos y sus hombros se

sacuden—. No te lo dije porque no quería que me odiaras.

¿Lo odio? me pregunto. Lo miro fijamente, en su miseria, y no puedo

decidirme.

—Por favor —me suplica—. Por favor dime que está bien.

Abro mi boca, pero nada sale de ella. Todo en lo que puedo pensar es en

caminos, y rodillas raspadas, en promesas y hermanas. Gira y gira

alrededor de mi mente, todo ello fuera de mi alcance. Se siente como

una historia, y espero a que se sienta como la verdad, pero no lo hace.

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270 Carrie Ryan Purple Rose

Capítulo 36

Traducción SOS por inthefreedomwings

Corregido por Paaau

stá bien —dice una voz tras de mí y salto, sin darme

cuenta de que había alguien más allí. Tropiezo con el

banco y veo a mi madre y a Harry en la puerta. Ella

irrumpe en la habitación y me toma en un abrazo, sosteniendo mi

cabeza contra su hombro.

La sensación es tan familiar y cierro los ojos, cayendo en su comodidad.

Se pone de pie de nuevo, con las manos en mis mejillas, sus pulgares

limpiando las lágrimas que caen.

—Mi niña —dice en voz baja, y asiento con la cabeza. Porque es la única

madre que he conocido.

Por encima del hombro veo a Elías temblando en la esquina, con la

espalda recta, pero el labio atrapado entre los dientes. Se queda

mirando a Harry, con sus ojos muy abiertos.

—¿Qué? —pregunta en un susurro. Harry se acerca hasta que están

cara a cara.

—Eras un niño, Elías —dice él—. No fue tu culpa.

Elías aprieta los ojos con fuerza, como si pudiera bloquear lo que está

por venir.

—Las llevé más allá de las puertas —dice, con su voz suave y apacible—

Soy el que dejó a Abigail, a Gabry, atrás. Soy el que no devolvió a

Annah. La culpa es mía. Y ahora he perdido a Annah y el pueblo está

muerto, y es por mí culpa. —Su cuerpo está temblando mientras jadea

por respirar.

Los ojos de Harry están demasiado brillantes mientras se acerca y

agarra los hombros de Elías.

—Te estoy diciendo que nada de esto es tu culpa. Todo está bien.

—E

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271 Carrie Ryan Purple Rose

Elías sacude la cabeza, pero Harry lo abraza y puedo escuchar la forma

en que llora.

Mi madre envuelve su brazo alrededor de mis hombros, tirando de mí

más cerca, y me doy cuenta de que nunca supe cuánta culpa mantenía

Elías atrapada en su interior. Lo mucho que llevaba consigo desde

aquel día, hace mucho tiempo. Cómo debe haber sido cuando me vio en

el océano, cuando se dio cuenta de que todavía estaba viva.

—¿Qué pasó con el pueblo? —pregunto finalmente—. ¿Dónde está todo

el mundo? ¿Por qué está tan vacío? —Trago y clavo las uñas en la piel

de mis rodillas, tratando de encontrar el coraje para sacar adelante la

pregunta—. ¿Qué le pasó a mí, a nuestras familias?

Mi madre suspira, un sonido pesado en la quietud de la pequeña casa.

Se acerca a la chimenea.

—No sé cuánto sabes, Elías, o cuánto te acuerdas de las historias que

te conté, Gabrielle, pero Harry y yo fuimos criados en este pueblo.

Mira a Harry mientras habla, como si sólo los dos compartieran el

mismo recuerdo.

—Cuando teníamos más o menos tu edad… —Hace una pausa, sus

mejillas comenzando a sonrojarse. Las mejillas de Harry también se

sonrojaron un poco. Nunca he visto a mi madre así con un hombre y

me hace sentir un poco avergonzada, como si hubiera leído sus

pensamientos. Se aclara la garganta—. Nada de esto realmente importa.

Lo que importa es que el pueblo fue violado. Los No-Consagrados

consiguieron entrar y algunos de nosotros escapamos por el sendero de

salida.

Ella nos mira a Elías y a mí.

—Tienes que entender, nos enseñaron a creer que no había nada más

en el mundo, sólo nosotros. Fuimos los últimos supervivientes de la

humanidad. No se nos permitía salir nunca del pueblo, y cuando

escapamos por los caminos, fue aterrador.

Harry camina a través de la sala para estar cerca de ella y veo cómo se

da cuenta ella de su cercanía, la forma en que están juntos. He

escuchado esta historia antes en pedazos, pero no recuerdo a mi madre

hablándome de Harry, o del papel que él jugó.

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272 Carrie Ryan Purple Rose

—Yo… —Mi madre se queda mirando sus manos—. Llegué al mar. Varé

en tierra firme, pero dejé atrás a Harry y a mi mejor amiga, Cass, y a un

niño llamado Jacob. —Traga, y estoy a punto de llegar a ella cuando

Harry toma su mano.

Ella le mira a los ojos mientras dice: —Traté de volver atrás. Les pedí

que enviaran gente tras de ti pero pensaron que estaba loca. Pensaron

que había llegado a la orilla de un naufragio y me había vuelto loca por

el sol y el agua salada. —Hace una pausa—. No fueron tras de ti —dice

en voz baja, hablando sólo a Harry—. Tampoco me dejaron ir.

Harry aprieta su mano.

—Está bien, Mary —dice. Se miran el uno al otro por un momento más

y él aparta la vista, sintiéndose incómodo.

—Volvimos a la aldea —dice Harry, volviéndose hacia mí y Elías—.

Habían estado luchando contra los No-Consagrados, rechazando

retirarse. El último bastión era la Catedral, la infección había rugido en

el interior y tuvieron que prenderle fuego para matarlos. Era lo único

que podían hacer —añade en voz baja—. No quedaron muchos de

nosotros después. No sobrevivieron muchas personas. Me casé con

Cass y lo intentamos, pero nunca fuimos capaces de tener nuestros

propios hijos. Criamos a Jacob lo mejor que pudimos. Finalmente,

algunos otros tuvieron hijos, tú, Elías, fuiste uno de ellos. Jacob se casó

y tuvo gemelos. Esa fuiste tú, Abigail. —Su cara se vuelve pálida y

aclara su garganta—. Me refiero a Gabry. —Se corrige, agregando: —Y

tu hermana, Annah.

Sólo oír hablar de todo ello lo hace parecer tan real.

—Mi madre —susurro—. ¿Cómo era ella?

Harry mira a Mary antes de continuar.

—Nació después de la ruptura —dice Harry—. Creo que eso es parte de

lo que Jacob amó de ella, que había nacido libre de todo lo que ocurrió

en esos días. También significó que ella no entendía esa parte de él, la

parte que creció cuando estaba fuera del Alambrado.

Sonrie, pensando en ella. Pensando en ella. Me siento en el banco y

elevo mis rodillas al pecho, envolviendo los brazos alrededor de mis

piernas.

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273 Carrie Ryan Purple Rose

Harry se detiene de nuevo, y mi madre se acerca y aprieta su mano. Él

mira el foso vacío de chimenea.

—No es fácil para una mujer esperar gemelos —dice tímidamente, y mi

corazón comienza a latir más rápido, mi mente iluminándose—. Y la

Hermandad, las mujeres que solían manejar la aldea, eran las

cuidadoras, y la Catedral nuestra enfermería. Cuando se quemó

perdimos a todos los que sabían algo de medicina. Perdimos los

suministros. Un embarazo simple era bastante difícil… pero las

complicaciones con los gemelos…

Cierro los ojos y escondo mi cara en mis brazos, a sabiendas de lo que

vendrá después. No quiero oírlo.

—Murió al tenerte a ti y a tu hermana —dice finalmente.

Todas las veces que pregunté por mi madre. Cuando traté de recordar

su voz y su olor. Cuando me sentía vacía y mal por haberla olvidado.

Fue porque nunca la conocí.

—¿Qué pasó? —pregunto, con voz apagada.

Oigo un arrastrar de pies mientras Harry cambia de sitio. Mi madre le

susurra algo al oído.

—No había suficientes de nosotros que hubieran sobrevivido a la

ruptura —dice finalmente Harry—. Cuando ustedes tres

desaparecieron… —Toma una respiración profunda—. Jacob no pudo

recuperarse por haberlas perdido —dice, y yo levanto mi cabeza para

mirarlo, el mundo borroso a través de la bruma de las lágrimas—.

Reunió a algunos de los habitantes de la aldea y salieron a buscarlas.

—Se encoge de hombros, y ahora puedo ver el peso de los años sobre

sus hombros. Por primera vez me doy cuenta lo mayor que se ven él y

mi madre. Lo mucho que ha pasado en sus vidas. Él mira sus dedos

enlazados con los de mi madre.

—Nunca regresaron —Termina—. Cass y yo nos quedamos. Ella dijo

que había pasado suficiente tiempo en el Bosque y sólo quería vivir el

resto de su vida a salvo tras el Alambrado. Poco a poco todo el mundo

murió, y el año pasado Cass murió mientras dormía. —Su voz se

quiebra cuando dice eso, y mi madre descansa los dedos en el costado

de su cuello. Él lleva la cabeza hacia abajo, rozando su mejilla contra su

mano, y ella sonríe suavemente.

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274 Carrie Ryan Purple Rose

Pienso en los dos solos en la aldea, los únicos que quedan. Sin saber si

alguna vez hubo un mundo más allá del Bosque y sin importarles ya.

Siendo sólo ellos dos, a salvo. Pienso en lo cerca que llegué a estar de

escoger la misma vida, y me doy cuenta de lo mucho que me habría

perdido.

—No recuerdo nada de eso —susurro. Sintiendo como si de alguna

manera le hubiera fallado a la gente que una vez me amó. Quien una

vez irrumpió en el Bosque para buscarme—. Nada de esto me es

familiar.

—Está bien —dice mi madre, que viene a sentarse a mi lado. Saca la

trenza de mi espalda, pasándola entre sus dedos como siempre ha

hecho cuando estoy molesta. Sería tan fácil creer sus palabras. Pero no

puedo. No puedo dejar ir el pasado tan fácilmente.

Me pongo de pie, necesitando algo pero sin saber qué- Un recuerdo,

algo que me ate a este lugar.

—¿Qué casa era la mía? —le pregunto a Harry, con la esperanza de que

de alguna manera revuelva algo dentro de mí. Señala.

—Al otro lado del camino, a tres puertas de distancia —dice.

Camino despacio por la habitación, y mi madre comienza a seguirme.

Quiero que esté conmigo, pero siento que tengo que hacer esto por mí

misma.

—¿Puedo tener un momento a solas? —le pregunto, y ella asiente con la

cabeza, de mala gana.

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275 Carrie Ryan Purple Rose

Capítulo 37

Traducido por KaThErIn

Corregido por kuami

uando salgo, camino una corta distancia y luego veo una cabaña

pequeña al frente mío. Se ve igual que las otras que están al

lado: vacía y abandonada. Las malas hierbas cubren lo que solía

ser un patio pequeño y las enredaderas cubren la mitad de la casa y se

alzan hacia la chimenea.

Pero hay algo diferente, algo que se siente fuera de lugar. Como si las

ventanas se ubicaran ligeramente más lejos o el tejado estuviera

inclinado en un ángulo diferente. Me acerco lentamente y los sonidos de

la tarde se desvanecen.

La puerta está cerrada, la madera está retorcida y llena de huecos. La

abro y algo crece dentro de mí. No es un recuerdo ni una visión, sino

una sensación. Algo familiar. Una expectativa.

Adentro hay una mesa, unas cuantas sillas, un banco y una encimera.

La hierba roza contra mis pantorrillas mientras camino por la

habitación. Me detengo ante una pared. Frente a mí se encuentra un

espejo viejo enmarcado por una madera cuidadosamente tallada.

Sé lo que veré incluso antes de detenerme frente a él. Mi reflejo se verá

pálido, borroso y manchado por la antigüedad del vidrio; pero habrá dos

de nosotras en el espejo, como siempre ha sido.

A pesar de todo cuando abro los ojos sólo estoy yo mirando de vuelta.

Extiendo la mano y toco la superficie del espejo. Hay alguien más allí

afuera con el mismo rostro. Los mismos ojos, el mismo mentón y orejas.

Un profundo dolor florece dentro de mí, irradiando por toda mi piel. Hay

tanto que he perdido a causa de Elias. Pero luego pienso en mi madre.

En el océano y en el faro y me pregunto cómo pude alguna vez desear

abandonar eso.

Si hubiera podido elegir la vida que habría querido llevar, ¿cuál habría

escogido?

C

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276 Carrie Ryan Purple Rose

Hay una foto clavada en la pared junto al espejo, la alcanzo y froto mis

dedos sobre ella, quitándole la capa de polvo. Es una vieja fotografía de

edificios plateados y brillantes extendiéndose hacia el cielo y recorriendo

a la distancia. Alrededor de la imagen hay una cenefa de color amarillo

y en ella las palabras Ciudad de Nueva York están escritas con grandes

letras. Miro a la fotografía, tratando de recordarla, pero no puedo.

Miro de nuevo a mi reflejo, preguntándome cómo he perdido todo. Me

siento como una extraña, como si hubieran pasado años desde la

última vez que vi mi reflejo. Me veo diferente. Mis ojos están un poco

más angustiados de lo que estaban antes y mi boca está más tensa.

Luzco como mi madre; luzco como Mary. No físicamente pero sí en la

forma en que todos nos vemos cuando hemos enfrentado la realidad de

nuestro mundo.

Extiendo mi mano y toco el espejo. Allí fuera en alguna parte tengo una

hermana. La emoción y la esperanza hormiguean sobre mi piel. Mi

reflejo me sonríe, la posibilidad brillando en sus ojos.

Y entonces algo se agita y cambia en el espejo y veo a alguien de pie en

la puerta detrás de mí. Giro mi cabeza, avergonzada al ser atrapada

mirándome a mí misma, y encuentro a Catcher mirándome.

Cohibida, meto detrás de mi oreja una hebra de cabello que cayó

soltándose de mi trenza. Espero que él me pregunte qué está pasando,

pero en lugar de eso sólo dice:

—Cira me pidió que te encontrara.

—Oh —digo. Me había olvidado de ella. De todo excepto de mí, en

realidad—. ¿Está bien? —pregunto.

Se encoge de hombros, mirándome al pasar al espejo. Da un paso al

interior, caminando lentamente alrededor del borde de la habitación.

—Encontré a los demás un poco más adelante en el camino y les conté

sobre los Reclutadores. En este momento, basándome en la última vez

que los vi, están probablemente sólo a uno o dos días de distancia. Ese

tipo Harry y tu madre nos están ayudando a reunir suministros. Él es el

único en el pueblo, dijo que todos los demás se han marchado o

muerto.

Cruzo mis brazos sobre mi pecho y mi piel se siente repentinamente

pegajosa.

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277 Carrie Ryan Purple Rose

—Nos iremos mañana. El camino continúa al otro lado del pueblo. Tú y

los demás irán por ese y yo derribaré las cercas. Llenaré el pueblo de

Mudos para que los Reclutadores no puedan pasar. —Su voz es tan

monótona, tan impersonal que retrocedo.

Me giro de nuevo y miro al espejo. Miro a lo que solía ser mi hogar. La

acabo encontrar y ya tengo que dejarlo. Cierro mis ojos, buscando un

recuerdo para conservar. Algo que pueda llevar conmigo. Pero no sale

nada. Con cuidado, arrancó la imagen de la ciudad de Nueva York de la

pared y la deslizo en mi bolsillo.

—Tu madre, digo Mary, está con Cira ahora tratando hacer con respecto

a la infección de sangre, pero ella quiere hablar contigo. —dice él con

esa misma voz.

—Así que ya lo sabes —digo, sin siquiera tomarse la molestia de

preguntar cómo. Él sabe que Mary no es mi madre.

Se encoge de hombros y sale de la pequeña casita. Su indiferencia me

hiere. Se supone que es mi amigo. Se supone que debe ser alguien en

quien puedo confiar, alguien de quien pensaba que estaba enamorada.

Me doy prisa y lo alcanzo mientras él camina por los pasillos vacíos.

—Catcher, espera —le grito, pero él ni siquiera disminuye la velocidad.

Cuando finalmente llego a él le agarro del brazo, el calor de su piel es

un recordatorio punzante de su infección. Tiro de él completamente

hasta estar cara a cara.

Sus ojos están confusos y rojos. No me dado cuenta en el hueco en que

se han convertido sus mejillas y me pregunto si ha comido

recientemente.

—¿Por qué no me lo dijiste, Gabry? —pregunta, y en sus palabras

puedo escuchar la desesperación. Él agarra mis hombros tan

desesperadamente que casi me asusto de él—. Podrías haber confiado

en mí —dice en voz baja, con la voz quebrada.

No sé qué decirle, cómo explicarle que ni siquiera quiero afrontar la idea

de quién era yo antes. Mueve su mano desde mi hombro a mi cuello,

con sus dedos arrastrándose a lo largo de la base de mi cráneo,

calentándome. Se inclina hasta que su frente toca la mía y entre

nosotros no hay nada más que calor.

—¿Alguna vez piensas sobre lo que podría haber pasado esa noche si

hubiera subido a la montaña? —pregunta—. ¿Cómo de diferentes

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278 Carrie Ryan Purple Rose

podrían haber sido las cosas? —Su pulgar se deslizó por mi cuello. —Sí

no hubiera tenido miedo a las alturas.

Pienso de nuevo en esa noche. Puedo el contorno del unicornio astillado

en el carrusel. Puedo oler la sal en el aire, saborearla contra la parte

posterior de mi garganta. Recuerdo cómo le di una excusa para

quedarme atrás.

He pensado en ese momento tantas veces. He repetido esa noche de un

millón de diferentes maneras. Si no hubiera sentido tanto miedo, si tan

sólo hubiera esperado un segundo antes de balancearme, nada de esto

habría pasado. Ninguno de nosotros estaría aquí ahora.

Pero no le digo esto. En lugar de eso digo:— Mi madre me decía que a

veces vale la pena dejar ir esas cosas, vale la pena olvidar.

Sonríe un poco, la comisura de su boca de curva hacia arriba.

—Sobreviviste, eso es lo que es importante. Eso es lo que importa.

—Deslizo mis dedos entre los suyos hasta que las estamos apretamos

mutuamente.

—No se —dice, mirando el lugar donde nuestros cuerpos se tocan—. Ya

no sé cuál es la diferencia entre sobrevivir y existir sin más. ¿Qué son

los Mudos? Ellos existen. Creo que la vida tiene que ser algo más que

eso, o de lo contrario ¿qué es lo que nos separa de ellos?

Pienso entonces en Elias. En la noche que escapamos de la ciudad y

cómo estaba de pie en el puente con la Souler a la que llamaba Kyra y

me dijo que no había diferencia entre nosotros y ellos. No quería creer lo

que estaba diciendo pero ahora no estoy tan segura. Es difícil estar de

pie en un pueblo olvidado al borde de la destrucción y me pregunto si

eso es lo que todos estamos haciendo. Luchando por mantenernos

contra una batalla perdida.

Trago saliva, pensando en lo que ojalá le hubiera dicho entonces a

Elías.

—¿Y qué pasa con el amor? —le pregunto a Catcher suavemente.

—Eso es algo que nos separa. Eso es de lo que se trata la vida.

Aparta su cabeza de la mía y sigue el margen de mi rostro con sus

dedos. Su sonrisa es melancólica y me no saber lo que está pensando.

Ya no sé quién es él, no en la manera que solía saberlo.

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279 Carrie Ryan Purple Rose

—¿Qué pasa cuando no tienes amor? —pregunta—. ¿Qué pasa cuando

no puedes?

Un hondo sentimiento empieza a expandirse en mi interior. Él suena de

la misma forma en la que Cira lo hacía la última vez que la vi antes de

que se cortara: Él suena como si se diera por vencido.

—Me tienes —le digo—. Me tienes a mí y a Cira.

Da un paso retrocediendo de mí y me aferro a él todo el tiempo que

puedo hasta que ya no nos estamos tocando. A nuestro alrededor están

las casitas vacías, las cabañas, las malas hierbas y el zumbido de los

grillos mientras la noche empieza a tirar fuertemente alrededor del

pueblo.

—¿Alguna vez me podrías haber amado? —pregunta él. Con voz

cortante.

Mi respiración se detiene. —Sí —susurro, sintiéndome como si estuviera

perdiendo algo al decir la palabra. Trato de recordar mis anteriores

sueños pero no puedo. Una vez tuve la oportunidad de ver un futuro

para nosotros con mucha claridad. Mi vida era Catcher; fue ser suya.

Siempre pensé que perderlo sería perder un futuro también. Pero ahora

cuando cierro mis ojos y trato de imaginarnos a Catcher y a mí juntos

no veo nada.

No hace la pregunta que más temo: ¿Lo amo ahora? Porque no lo sé.

Mis ojos están borrosos por las lágrimas y muerdo mis labios tratando

de contenerlas.

Catcher mira sus manos.

—¿Crees que queda algo que les quede después de que Retornen?

—pregunta.

—No lo sé. —Pienso en los Soulers y sus Mudos. Me pregunto si ellos

creen que hay algo que se quede, algo que ellos están preservando. Si

en realidad eso es la vida eterna. La última Resurrección. Solía pensar

que los Mudos no eran nada más que monstruos pero ahora no estoy

segura.

—Creo que estoy asustado de qué es en lo que me convertiré —dice él—.

Creo que es lo que más me aterroriza. Que de alguna manera esté

atrapado.

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280 Carrie Ryan Purple Rose

No quiero pensar sobre Catcher así, no quiero imaginar tener que

matarlo un día. Extiendo mi mano y tomo la suya en la mía de nuevo.

—No dejaré que eso suceda.

Sigue el perfil de mis dedos con su pulgar. El silencio se abre a nuestro

alrededor.

—Elias es una buena persona —dice Catcher finalmente—. Te mira de

la misma forma en que yo solía mirarte. De la misma forma en que

desearía poder hacerlo ahora.

Puedo sentir mi piel volviéndose roja, el calor trepando a mi cuello.

Quiero decirle a Catcher que Elias es un mentiroso; que todo este

tiempo ha ocultado mi pasado.

—Elias no eres tú —digo en cambio—. Me conoces de toda tu vida.

Siempre nos hemos conocido el uno al otro. Se supone que somos

nosotros.

¿Por qué Catcher no puede entender esto? ¿Por qué sigue apartándose

de mí? Arrastra su mano por mi mandíbula, inclinando mi cabeza hacia

él, y pienso que tal vez esta vez el me besará. Por una vez será como

antes.

—Él te mantendrá segura —susurra en lugar de eso.

—Tú me mantienes segura, Catcher —le digo, necesitando que lo

entienda. Temerosa Miedo de que si no puedo hacerle ver que él es el

futuro que siempre había esperado, nunca va a suceder. Que no sé qué

va a pasar en su lugar.

Él mueve su cabeza.

—Ya no puedo mantener a nadie seguro —dice—. Cira está

preguntando por ti porque quiere decirte adiós. Se está muriendo,

Gabry.

Y con eso se vuelve y sigue por el pasillo, y dejándome sola en el aire de

la noche, destrozada, tratando de forzar mi cuerpo para que recuerde

como respirar.

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281 Carrie Ryan Purple Rose

Capítulo 38

Traducido por alexiia☮♪

Corregido por kuami

igo a Catcher a través del grupo de casas de campo en las que

crecí con Harry, que se encuentran alejadas de todo lo demás,

muy lejos de las grandes construcciones quemadas que se están

derrumbando en el otro extremo de la aldea. La casa de Harry es grande

y espaciosa, con un intrincado de habitaciones alrededor de un gran

patio.

Los jardines crecen alrededor de la parte exterior, hay unos caminos de

agua elegantemente elaborados que serpentean a través de lechos de

flores y entre filas de verduras cuidadosamente plantadas. El perro

negro se encuentra en la puerta de la entrada, con la nariz y las orejas

en el sol, pero el resto del cuerpo escondido en la sombra. Gruñe

cuando Catcher se acerca, levantando el labio, dejando al descubierto

sus dientes.

—Huele la infección —dice Catcher, señalando al perro—. Su nombre es

Odys. Harry lo entrenó para alertarlo de Mudos.

Los gruñidos del perro, es otro recordatorio de cuán diferente es ahora

Catcher y veo en su rostro lo mucho que le molesta. Cira está sentada

en un banco rodeado de deslumbrantes flores amarillas. Ella sonríe

cuando me ve pero no se molesta en levantarse. El sol apenas se cierne

sobre los árboles, el último suspiro de luz del día se filtra entre las

hojas del Bosque.

Me doy cuenta de lo frágil que se ve, tan delgada. Su respiración es

superficial, con los labios secos y agrietados. Me siento a su lado y

agarro su mano en la mía. Está más caliente que la piel Catcher, con la

infección en su sangre haciendo estragos en su interior. Me aferro a sus

dedos, cuando las lágrimas empiezan a quemar la parte posterior de mi

garganta y percibo el olor de las hierbas de los remedios de mi madre,

que seguramente es demasiado tarde para que la curen.

S

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282 Carrie Ryan Purple Rose

Elías entra en el patio con una linterna y una jarra de agua.

Inmediatamente soy consciente de su presencia, de todos sus

movimientos y respiración. Apenas me mira cuando él le ofrece algo de

beber a Cira y ella lo rechaza. Cuando da la vuelta para irse, ella le

pregunta: —¿Crees en lo que los otros Soulers creen? —Su voz es

áspera, entrecortada.

Elías, se pone rígido. Me echa un vistazo antes de preguntarle: —¿Qué

quieres decir?

Ella sonríe un poco. —En la resurrección. Que los Mudos tengan una

segunda vida. Una segunda oportunidad.

Detrás de Cira veo que Catcher merodea a la sombra de una puerta de

entrada a una habitación a oscuras. Él se tensa con su pregunta, pero

permanece en silencio. Es difícil ver su expresión en el crepúsculo, pero

sus ojos están cansados.

Cira le da un golpecito a Elias. —Los Soulers hablaban de eso. Cuando

nos pusieron a todos juntos en Vista. Nos hablaron de sus creencias

—dice—. Me dijeron que era otra manera de vivir. Que es una

resurrección.

—Son una secta loca —dice Catcher desde la oscuridad.

Cira cierra los ojos. Dudo que siquiera supiera que estaba escuchando

Catcher. Cuando los abre de nuevo hay una chispa en ellos.

Ella se da vuelta para mirarlo de frente y dice: —¡Pero mírate, Catcher!

¡Estás infectado, pero todavía estás vivo! ¡Hace semanas, y todavía estás

aquí!

Se queda en la sombra, cruzando los brazos sobre su pecho y

frunciendo el ceño. No entiendo lo que Cira está tratando de decir, cuál

es su punto de vista. Todo lo que puedo pensar es en cómo sus dedos

están calientes contra los míos, cada centímetro de ella es un fuego

ardiente. Se levanta del banco y se acerca a su hermano, sus piernas

tiemblan. —¿Y si es mi única oportunidad? —pregunta—. Sabes tan

bien como yo que no puedo ir contigo mañana. Nunca voy a ser capaz

de mantener el ritmo.

—No hables así, Cira —dice.

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283 Carrie Ryan Purple Rose

Echo un vistazo a Elias. Me siento incómoda viendo esto, como si

fuéramos intrusos, pero él está enfocado en Cira, su cabeza inclinada

hacia un lado como si estuviera pensando.

—¿Qué pasa si yo soy como tú, Catcher? —pregunta, apoyando su

mano en el hombro de él.

Y de repente lo comprendo todo. Por qué se metió en el bosque antes.

Qué tiene pensado hacer ahora. Empiezo a protestar, a decir algo para

detenerla, pero Elias presiona sus dedos en mi brazo, manteniéndome

atrás.

—No vale la pena el riesgo —dice Catcher—. Hilos de angustia en su

voz, y yo lo siento en cada latido de mi corazón.

—No es ningún riesgo, Catcher. ¿No lo entiendes? —Cira está casi

gritando ahora—. Me voy a morir. Ya sea aquí cuando vengan los

Reclutadores o en el camino cuando no pueda mantener el ritmo. La

infección no mejora. La fiebre no se detiene.

Quiero cerrar mis ojos, girar mi cabeza. Pero Elías desliza su mano por

mi brazo hasta que está agarrando la mía, su tacto me da fortaleza y

consuelo.

Los dedos de Catcher aprietan el umbral de la puerta. —¿Y qué pasa si

no funciona? —gruñe a su hermana, haciéndose eco de mis propios

pensamientos—. ¿Qué pasa si te conviertes en uno de ellos?

Ella pone su mano sobre la suya. —Entonces me dejas así.

Entonces un sollozo sale de él. —No me puedes pedir que lo haga, Cira

—dice. Me duele el corazón verlos.

Cira apoya la cabeza en su hombro, dándonos la espalda. Es una

imagen que he visto mil veces en mi vida: Cira apoyándose en su

hermano. Inclinándose a él, tratando de hacerle reír cuando le dice una

broma, para hacerle ceder cuando está metida en problemas, para

conseguir que le diera lo que sea que está pidiendo.

Sé cuál es la expresión de su rostro sin tener que mirar. Y sé cómo

terminará esto. Las lágrimas queman en mi garganta.

—Yo no te estoy preguntando, Catcher —dice Cira en voz tan baja que

apenas puedo oírla.

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284 Carrie Ryan Purple Rose

No puedo soportar escuchar más. No puedo enfrentar el dolor, no puedo

enfrentarme a la verdad, que mi mejor amiga se está muriendo y quiere

convertirse en Mudo. Ella no puede saber si va a ser inmune, ninguno

de nosotros puede saberlo. ¿Qué pasa si no funciona?

Saco mi mano de Elías y me voy del patio, corriendo a ciegas a través de

las salas hasta que escapo de la casa y entro en la noche. Corro a través

de las sombras, esquivando todas las casitas y cabañas.

A lo lejos veo una colina a las afueras del pueblo y corro hacia allí hasta

que cada parte de mi cuerpo pide a gritos que me detenga.

Estoy mirando hacia el Bosque al mismo tiempo que el sol se hunde

entre la copa de los árboles. Detrás de mí oigo a Elias acercándose.

Conozco su olor, el ritmo de su respiración, el sonido de sus

movimientos.

—No puedes dejarla —digo mientras él me agarra del brazo y me gira—.

Tú mismo dijiste que no crees lo que los Soulers dicen acerca de la

resurrección. Me dijiste que nada de eso es cierto. —Golpeo con mis

puños su pecho y no me detiene—. Es un absurdo culto estúpido. No

puedes dejar que ella se haga eso a sí misma.

—No es mi elección, Gabry —dice.

—Pero ella va a matarse —ruego—. Se supone que debemos proteger a

las personas. Es lo que significa ser humano. Se supone que debemos

cuidar de ellos. No podemos... —Me ahogo con las palabras, tratando de

controlar mi respiración—. No puedo dejar que lo haga —digo, dejando

que mis calientes lágrimas caigan por mis mejillas—. ¿Qué pasa si no

funciona? Ella se habrá ido.

Elias envuelve sus manos alrededor de las mías, tirando de mí hacia él.

Él es seguro y cálido y fuerte.

—¿Es esto todo lo que hay? —pregunto. Estoy tan cansada de esta

lucha, de tratar de sobrevivir cuando parece que no tiene sentido para

él. Cuando todo el mundo que amo muere o cambia y yo me quedo

sola—. ¿Es esto lo que se trata la vida? ¿Esperando la muerte?

¿Buscándola? ¿Invitándola a entrar?

—No —dice, su voz apenas un susurro en mi mejilla—. La vida no es

así.

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285 Carrie Ryan Purple Rose

—Entonces, ¿qué es? —Necesito que me dé una razón para seguir

luchando. Para seguir empujando hacia adelante a pesar de que es tan

difícil. Aunque no estoy segura de poder.

—Esto —dice, y aprieta sus labios a los míos.

***

Su beso es cálido. Está más lleno de vida que cualquier momento que

haya experimentado alguna vez. Es la calidez, la presión, la necesidad y

el deseo. Sus dedos se enredan en mi trenza, con lo que me acerca a él

y pongo mis manos en su espalda, sintiendo la flexión de sus hombros

bajo mi tacto. Hay chispas en mi cabeza y yo entiendo en este momento

lo que quiere decir acerca de este ser lo que es la vida.

Si pudiera quedarme aquí para siempre, al igual que esto, sólo los dos

entrelazados en la oscuridad, lo haría.

Elías se aparta primero y yo me recuesto en él, pero da unos pocos

pasos y mis labios sólo rozan el calor del aire. En cada lugar que me

tocó se estremece mi piel. Levanto mis dedos a los labios, con sensación

de aturdimiento. Con ganas de más. Por primera vez estoy feliz con lo

que soy, dónde estoy. No quiero volver atrás en el tiempo. No quiero

borrar todo lo que pasó porque no quiero borrar este momento.

—No sabes cuántas veces he querido llamarte Abby o Abigail —dice, con

voz ronca, con nostalgia—. Todas las veces que crecí cuando veía a

Annah, pensar en ti.

Sus palabras golpean mi cabeza, dejando un rastro de escalofríos por

mi espalda. Un pensamiento que se me ocurre que me da un dolor en el

pecho. —¿Sabías...? ¿Piensas en Annah cuando me miras?

Sus ojos se vuelven vigilantes. —Pienso en ella todo el tiempo —dice—.

He pasado tantos meses yendo de pueblo en pueblo y de ciudad en

ciudad buscándola.

—¿Sólo soy un reemplazo de ella? —pregunto. Pienso en todo lo que ha

hecho por Annah, todas las cosas que ha pasado, la culpa que siente.

Yo no le culpo por pensar en ella cuando me mira. Pero necesito que él

entienda que yo no soy ella. Que nunca voy a ser Annah.

Su rostro se queda en blanco y abre la boca. Está moviendo la cabeza,

pero sin decir nada aún. Mira asustado y enfadado, pero sobre con

mala cara. Espero que él me diga que estoy loca, que estoy equivocada.

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286 Carrie Ryan Purple Rose

Pero en lugar de eso sólo se da vuelta y se aleja, dejándome en la

oscuridad con el sabor de él aún en mis labios.

***

La luna es sólo una pequeña franja plateada en el cielo, sus bordes

afilados están borrosos por el calor acuoso de la noche de verano

mientras camino de vuelta al jardín donde dejé a Cira. Mi mente ruge,

deleitándose con el recuerdo de un beso de Elías y luego girando al

pensar que él podría quererme porque le recordaba a alguien.

Cuando llego al patio está vacío y mi corazón comienza a latir como

loco. Poco a poco, me acerco al banco donde Cira estuvo sentada.

Envuelto en medio del mismo hay un objeto pequeño y me inclino,

siguiendo con mi dedo lo largo de la cuerda del collar de superhéroes de

Cira. Lo agarro sintiendo el peso de las esperanzas y los sueños de Cira,

su creencia de que alguien por ahí era mayor que nosotros y nos

salvaría.

A mí alrededor, el zumbido de los grillos, el croar de una rana, pero

aparte de eso no oigo nada, unos gemidos de Mudos muy distantes.

Algo camina detrás de mí y yo a su vez, bajo mi mano a la navaja en mi

cadera.

Mi madre sale de una de las habitaciones que bordean el jardín. Duda

antes de acercarse más, sólo una breve pausa momentánea, y sé que

algo anda mal.

—¿Qué? —pregunto, no estoy preparada para soportar el peso de algo

nuevo.

—Es Cira —dice.

Cierro los ojos y dejo caer mis hombros. Ella da un paso más y pone

sus manos en mis brazos.

—¿Qué? —pregunto, mi voz apenas más que el roce de la brisa sobre el

agua.

—Ella fue al Bosque. Le pidió a su hermano que consiguiera algo de

comer y cuando él se fue ella escapó.

—¿Qué pasó? —susurro, con el frágil fragmento de esperanza que

queda en mí de que ella tenga razón acerca de la posibilidad de ser

inmune. El titubear de mi madre me lo dice todo.

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287 Carrie Ryan Purple Rose

Mis piernas flaquean y mi madre me ayuda a sentarme. Me tira contra

ella, envolviendo sus brazos alrededor de mí y me sostiene con fuerza.

Todo lo que puedo pensar es que es mi culpa. Salí corriendo, no podía

enfrentar a Cira y su dolor. Si yo hubiera sido más fuerte, si me hubiera

quedado a su lado, ella no habría sido capaz de salir a escondidas. Ella

no habría sido capaz de llegar al Bosque.

Yo estaba besando a Elías, mientras que Cira se estaba sacrificando.

—Catcher fue tras ella —dice mi madre—. Pero ya ha pasado un rato.

—Me acaricia el cabello, y mete un mechón detrás de mi oreja. Miro la

última flor que tocó Cira, el borde de sus pétalos se están poniendo

marrones y secos. Nunca llegué a decirle adiós.

—¿Por qué todo acaba muriendo? —pregunto—. Este pueblo. Cira. Todo

el mundo. No entiendo cuál es el punto.

Mi madre suspira. —Solía soñar con el mundo —dice en voz baja. A

pesar de que no podía ver su rostro, sé que ella tiene una mirada

distante—. Sobre todas las posibilidades que existían más allá del

Bosque. Solía soñar con el océano. Era todo lo que quería ver.

—¿Cómo sabes que lo que querías era el océano? —pregunto, con mi

voz llena de lágrimas.

Ella se encoge de hombros. —No lo sé. Lo sentía por dentro, desde que

era una niña. Desde que mi madre me contaba historias sobre él.

Pienso en Catcher y Elías. Sobre cómo yo quería quedarme en el faro,

segura dentro de la barrera. Cómo todavía quiero recordar y olvidar.

Cierro los ojos con fuerza. —¿Qué pasa si no sé lo que quiero?

—pregunto, expresando el temor de que hay dentro de mí—. ¿Qué pasa

si nunca voy a saberlo? ¿Qué pasa si me equivoco?

Ella coloca una mano en mi mejilla. —Vas a estar bien —dice.

Contengo la respiración, esperando que su contacto me traiga consuelo.

Y entonces me doy cuenta de que ese ha sido mi problema desde el

principio. No sólo quiero la comodidad, la seguridad y protección, sino

que busco en los demás algo que tengo que encontrar dentro de mí.

He pasado todos los momentos que puedo recordar teniendo miedo:

miedo del Bosque, miedo de romper las reglas, miedo del mundo fuera

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288 Carrie Ryan Purple Rose

de la barrera. Miedo de la vida. Siempre he mirado todo en negro y

blanco: vivo o muerto, seguro o salvaje.

Pero entonces, ¿cómo explico que Catcher, que siempre va a estar

infectado? Que Elías, ¿es a la vez un Souler y un Reclutador? Haber

nacido en el bosque, pero ¿crecido lejos? Podría haber vivido toda mi

vida dentro del faro, pero ¿qué clase de vida habría sido?

Me doy cuenta de que la vida es arriesgarse. Es reconocer el pasado,

pero mirando hacia adelante. Se trata de tener la oportunidad de

cometer errores, pero creyendo que todos nos merecemos ser

perdonados.

Limpio las lágrimas de mi rostro y me levanto para mirar a mi madre.

La siento como una extraña en muchos sentidos. Al ver este pueblo,

donde se crió, cómo vivía, me hace darme cuenta aún más de lo poco

que sé de ella.

—¿Eres feliz? —le pregunto.

—Gabrielle —ella toma mis manos entre las suyas y sonríe un poco—.

La vida es la vida —dice. Se encoge de hombros, mirándome—. Eliges

vivirla o no.

La miro fijamente, queriendo reírme de la simplicidad de lo que está

diciendo. Pero sus palabras se profundizan en mí.

Es como si hubiera estado esperando el permiso de vivir mi vida y ella

me lo hubiera dado.

Estoy a punto de abrazar a mi madre, para darle las gracias por haber

dicho todo lo que necesitaba oír, cuando Elias se acerca corriendo al

patio. Sus ojos están desorbitados y casi no respira, jadea antes de

decir: —Catcher regresó del Bosque. Dice que los Reclutadores están

más cerca de lo que pensaba. Llegaran al pueblo en cualquier momento.

Él va a empezar a derribar las vallas, ¡tenemos que irnos ahora!

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289 Carrie Ryan Purple Rose

Capítulo 39

Traducido por Sheilita Belikov

Corregido por Maia8

e levanto de un salto, con la serenidad de este momento con

mi madre ahora destrozado. Ya me parece escuchar los

gemidos de los Mudos arrastrándose a través del aire de la

noche. Tenemos que mantenernos por delante de ellos. Empiezo a

agarrar suministros, con mi cabeza dando vueltas mientras trato de

recordar lo que necesitaremos.

Odys se mueve rápidamente en el patio, con los pelos de su lomo

erizados y sus dientes al descubierto. Camina de un lado a otro, un

gruñido bajo retumba a través de él, y luego empieza a ladrar. Me

mantengo mirando por encima del hombro hacia la noche,

preguntándome si él ve algo que yo no. Si oye algo que yo no puedo.

Contengo la respiración, esperando. Y es entonces cuando los veo,

pululando alrededor de los restos de la Catedral. Caminan arrastrando

los pies a través de la oscuridad hacia nosotros.

—Harry —susurra mi madre, corriendo de vuelta a la casa.

Mis ojos se agrandan; Elias maldice y me agarra la mano. Se cuelga una

bolsa sobre el hombro y empuja mi pequeña mochila en mis manos. Le

dejo que tire de mí a través de la aldea, esquivando sombras y estando

atentos a los gemidos. En la lejanía oigo a los hombres gritando, pero

todo lo que puedo hacer es correr. Sigo a Elias mientras corre hacia una

puerta que no había visto antes, en el otro extremo de la aldea.

—¡Mi madre! —le grito, tratando de detenerlo, pero él sigue tirando de

mí.

—Ella va a estar bien —grita en respuesta, y yo tropiezo, pero continúo

siguiéndolo. Corremos por lo que alguna vez debieron haber sido

campos, pero que ahora están cubiertos por enredaderas serpenteando

alrededor de los tallos de maíz abandonados que azotan mis brazos al

pasar entre ellos. Mis ojos se ciegan bajo la noche y todo lo que puedo

hacer es poner un pie delante del otro.

M

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290 Carrie Ryan Purple Rose

Nuestras respiraciones, el sonido de nuestros pies contra el suelo, se

amortiguan mientras pasamos golpeando la maraña de vegetación. Me

da miedo que los Mudos estén detrás de nosotros, que si hay un

Breaker, ni siquiera lo escucharemos venir.

Me mantengo mirando por encima de mi hombro, esperando.

Aterrorizada de que el siguiente paso pueda llevarme en los brazos de

los Mudos babeantes. Con la esperanza de ver a mi madre corriendo

detrás de mí. Pero no hay nada más que sombras detrás de nosotros a

medida que corremos a lo largo de la alambrada hasta que encontramos

la otra puerta.

Elias maneja torpemente el cerrojo, la oxidación hace casi imposible

abrirlo. Mi respiración retumba en mis oídos, la noche está demasiado

tranquila, demasiado desierta hasta que los Mudos afuera en el Bosque

sienten nuestra presencia y se levantan, arrastrando los pies hacia

nosotros. Chocando contra los viejos eslabones, gimiendo mientras

intentan alcanzarnos. Finalmente la puerta chirria al abrirse y pasamos

a través de ella, cerrándola detrás de nosotros. Nos quedamos ahí

juntos, mirando hacia la aldea. Detrás de nosotros, los árboles

susurran, con las ramas meciéndose como el sonido de las olas en la

orilla. A cada lado de nosotros los Mudos aporrean la alambrada. Frente

a nosotros, nada. Con el tiempo puedo ver formas moviéndose en la

oscuridad, tropezando y temblando. Los Mudos llenan las grietas,

filtrándose lentamente a través de los espacios abiertos.

No es justo finalmente saber de dónde vengo y luego tener que irme tan

pronto. ¡Tengo recuerdos perdidos aquí que tengo que encontrar! Este

es mi pasado, esto es lo que soy.

Pienso en la otra villa por la que pasamos, la cáscara quemada de lo

que solía ser un mundo próspero. ¿Cuántas otras aldeas como esa hay

en el Bosque? ¿Cuántas vidas se agotaron aquí sin saber que había algo

más allá?

Unas figuras corren a lo lejos, demasiadas para ser mi madre y Harry.

Aprieto mis dedos alrededor de la puerta, presionándome contra ella,

deseando poder volver y agarrarlos y arrastrarlos hasta la seguridad.

Finalmente, veo a mi madre, con la falda ondeando alrededor de sus

piernas mientras se apresura hacia nosotros. En sus brazos lleva lo que

parece ser el libro antiguo, con las páginas apretadas contra su pecho.

Pierde el paso y tropieza, casi cayendo.

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291 Carrie Ryan Purple Rose

Alguien va hacia ella y durante un momento pienso que debe ser Harry.

Me doy cuenta demasiado tarde que no puede ser, que la persona es

demasiado alta, demasiado delgada, demasiado rápida. No hay manera

de que mi madre pueda verlo.

—¡Madre! —grito.

Ella me mira, la luz tenue de la luna ilumina su rostro por un instante.

Sonríe, la curva de su mejilla es suave y tersa. En ese momento la veo

como una chica. La veo como a mí misma. Huyendo de una aldea

violada, sin saber qué le depara el futuro. Y entonces el hombre detrás

de ella la golpea violentamente, arrojándola al suelo. Ella trata de

mantener el libro con sus manos. Cae torpemente, con las piernas

desparramadas. Y cuando su espalda golpea el suelo las páginas vuelan

a su alrededor.

Estoy atravesando la puerta antes de siquiera saber lo que estoy

haciendo. Mi boca está abierta aun cuando no sé qué palabras gritar.

Es sólo pura rabia, terror y horror.

El hombre es un Reclutador, su camisa negra está enrollada en las

mangas y llena de tierra roja. Está de pie sobre mi madre, con un

cuchillo en la mano. Ella trata de rodar de debajo de él, pero él coloca

sus pies a ambos lados de sus piernas, pisando su falda y atrapándola.

Las hojas del libro flotan su alrededor, los bordes delgados capturando

y reflejando la poca luz que existe. Lo que hace que el tiempo parezca

demasiado lento. Como si la gravedad se fuera sólo por este momento y

todos pudiéramos irnos flotando. Levanto el brazo, sintiendo el aire

menos denso y más ligero. Si pudiera correr más rápido, si pudiera

correr con más fuerza, podría llegar hasta allí. Podría detener al

Reclutador con el cuchillo.

A él ni siquiera le importa que yo arremeta contra él. Ni siquiera se

agacha y prepara para el impacto. Los Mudos comienzan a apiñarse en

la periferia de mi visión como nubes contra el sol. Ella es demasiado

brillante, mi madre. Demasiado para mirar directamente.

Ni siquiera veo a la otra figura que viene corriendo a lo lejos y tampoco

lo hace el Reclutador. En un instante está por encima de mi madre y al

siguiente está flotando, entrelazado con las páginas del libro. Como si

no tuviera más sustancia que ellas.

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292 Carrie Ryan Purple Rose

El ruido me alcanza todo a la vez. Los gemidos, los chillidos, los gritos

de los hombres. Harry extiende la mano hacia mi madre, con el rostro

lívido de ira y miedo. Ella trata de atrapar las páginas, pero él la agarra

y tira de ella hacia él. Odys arremete contra el Reclutador en el suelo,

mostrando los dientes y con el lomo arqueado. Ninguno de ellos me ve

corriendo hacia ellos.

—¡Las Escrituras! —grita ella cuando el Reclutador lucha por volver a

levantarse y Odys gruñe aún más fuerte. Harry rodea su muñeca con la

mano. Él es más fuerte que ella. No entiendo que está pasando, por qué

se resiste. Mi cuerpo grita con el deseo de agarrarla y alejarla.

—¡Es lo que somos! —grita de nuevo, forcejeando contra Harry—. ¡Es

nuestra historia!

—¡Esas historias no son tan importantes como nuestras vidas! —grita

él, arrastrándola hacia la alambrada. Observo mientras forcejean;

entonces, finalmente, juntos corren por delante de mí y atraviesan la

puerta, sin notarme en las sombras, con Odys en sus talones. Vuelvo la

mirada hacia la portada del libro en el suelo a pocos metros de

distancia de donde el Reclutador se pone de pie tambaleándose. Todavía

hay páginas metidas en el interior, restos del conjunto. Echo un vistazo

a la alambrada, a los Mudos pululando hacia nosotros.

Y entonces contengo la respiración mientras corro y me deslizo hasta el

suelo. Cuando me acerco más, extiendo la mano y atrapo el borde del

libro con mis dedos, arrastrándolo hacia mí.

El Reclutador se abalanza sobre mí, volando en el aire, pero calcula mal

la distancia y no me alcanza.

Me pongo de pie de un salto y justo cuando encuentro el equilibrio algo

tira de mi trenza, moviendo bruscamente mi cabeza hacia atrás. Doy un

traspié y el libro se desliza de mis manos cuando caigo, mi otra mano va

en busca del cuchillo de mi cinturón. Pero aterrizo encima de él,

atrapándolo debajo de mí.

Oigo los gemidos cuando parpadeo para sacar la tierra de mis ojos.

Siento el calor extendiéndose por mi cara y me giro para ver a una

mujer Mudo hundiendo sus dientes en el Reclutador, su boca es un

rictus de terror. Él grita y mueve los brazos, apartándola de él. Los

Mudos no son depredadores. No cazan. No matan y comen. No están

satisfechos una vez que han probado la sangre de uno si hay más

alrededor.

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293 Carrie Ryan Purple Rose

Ellos quieren infectar. Necesitan infectar. Lo que significa que si sienten

otra vida, una No-infectada, se convierte en su nuevo objetivo. Y ese

nuevo objetivo estoy a punto de ser yo. El Mudo libera al Reclutador, la

infección ya está quemando a través de su cuerpo, y se vuelve hacia mí,

con sangre embarrada a lo largo de sus labios y mentón.

Y es entonces cuando la reconozco. Ahí es cuando me doy cuenta de

que el Mudo es Cira.

El tiempo no es nada. El espacio irrelevante. Espero la chispa de

reconocimiento entre nosotras. Que la bruma de los recuerdos caiga

sobre sus ojos. Que algo en su interior le diga que no, que la haga

dudar, romper el horror de este momento.

Debe quedar algo de humanidad dentro de Cira. ¿Cómo puede la

muerte borrarlo todo? ¿Cómo puede caminar el mismo cuerpo, existir el

mismo cerebro y no retener nada de lo que solía ser? Quiero tanto creer

que los Soulers tienen razón, que algo queda atrás.

Retrocedo. Arrastrándome por el suelo. Hundiendo mis dedos en la

tierra. Cualquier cosa para alejarme de ella.

Ella avanza pesadamente hacia mí, extendiendo sus manos. Manos que

utiliza para meter a través de mi pelo. Manos que utiliza para pasar

sobre la mía.

Mi mejor amiga realmente se ha ido. Cada parte de ella, cada recuerdo,

idea, sueño.

Se ha ido. Muerto.

Para siempre.

Las puntas de sus dedos rozan mi cara. Tan familiar. Pero fría.

Retrocedo de un tirón. Me balanceo en el aire. Pateo. Pero pierdo el

equilibrio. La noche da vueltas a mi alrededor y Cira se tambalea más

cerca.

Y luego se detiene, mueve la cabeza bruscamente hacia atrás. Con sus

dientes brillando en la noche, las manos arañando. Mi corazón se

detiene, contengo el aliento. Miro más allá de ella y veo su trenza

envuelta alrededor de la mano del Reclutador. La sangre cubre su

muñeca y su brazo; su rostro está deformado por el dolor.

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294 Carrie Ryan Purple Rose

—Vete —dice, apenas audible por encima de los gemidos de Cira—.

¡Vete! —dice más alto. No sé por qué me está dejando escapar; por qué

está manteniendo a Cira lejos de mí. Tal vez tenía una hermana más

joven con pelo rubio como yo, tal vez creció en Vista y no me acuerdo de

él. Pero sus razones no importan cuando me voy, arrastrando el libro

conmigo. No miro por encima del hombro mientras corro hacia la

puerta. No quiero ver a Cira, no quiero verla volviéndose de nuevo hacia

el Reclutador y hundiendo sus dientes en su carne, una vez más. No

quiero oír el sonido de él matándola.

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295 Carrie Ryan Purple Rose

Capítulo 40

Traducido por alexiia☮♪

Corregido porMaia8

is dedos tiemblan cuando meto los restos del libro en mi

cintura, dejando que la parte de atrás de mi camiseta caiga

por encima. Me deslizo por la puerta y mi madre se apresura

hacia mí, toma mi cara entre sus manos y me mira fijamente a los ojos.

Como si con una mirada ella pudiera saber si estoy bien, si me lesioné.

Quiero decirle que me duele más que nunca en mi vida. Que mi cuerpo

está bien, pero que todo lo demás está perdiéndose. Mi mejor amiga se

ha ido y ahora es un monstruo.

¿Cómo puede cualquiera de nosotros esperar nada frente a tanta

muerte, en un mundo invadido como éste?

Mi madre frota su pulgar en mi mejilla, mete un mechón de mi cabello

detrás de la oreja, acomoda mi trenza en mi hombro. Sus manos

tiemblan.

—Tenemos que irnos —dice Harry, llegando a su lado. Pero mi madre

sólo sigue mirándome.

Como si estuviera tratando de decirme todo lo que necesito saber para

entender este momento. Dónde ponerlo en mi vida.

Y Harry toma con mucha suavidad la mano de mi madre en la suya y la

lleva a sus labios. Besa los bordes, el ángulo áspero de sus hombros se

relajan.

Ella se vuelve hacia él.

—La aldea —dice—. El incumplimiento. No puedo hacer que se deje de

nuevo —susurra, alzando su mano a su mejilla. Si oyera el sonido de

alguien que se rompe posiblemente sería igual que este.

—Todo lo que nos quitaron la primera vez... —su voz tiembla—. No sé si

seremos capaces de sobrevivir en el camino otra vez. Sin saber...

M

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296 Carrie Ryan Purple Rose

Detrás de nosotros, los gemidos de los Mudos se intensifican,

intercalados con los de los hombres gritando. Quiero darles la espalda.

Es mi culpa que ellos hayan llegado esto. Yo soy la razón de que los

Reclutadores estén aquí, por qué Harry tiene que dejar todo lo que ha

conocido. Me trago el odio a mí misma, dándome cuenta hasta donde se

han extendido mis acciones.

—Pero esta vez sabemos que hay más por ahí, Mary —dice Harry. Él

pone su mano sobre la suya en la mejilla—. A veces uno tiene que

perseguir la idea de algo más.

Ella sonríe y coge su aliento con una carcajada.

—Tenemos que irnos —susurra. Cierra los ojos y asiente con la cabeza

y mira hacia otro lado.

Elías nos lleva por el sendero lejos de la aldea y yo camino, mirando

hacia atrás una sola vez. Con los Mudos golpeando en la puerta detrás

de nosotros, el casco negro de la catedral quemada contra el cielo

oscuro, las casas abandonadas desde hace mucho tiempo.

Este pueblo murió mucho antes de que llegara.

***

Seguimos adelante a través de la madrugada, a través del calor de la

tarde, el espesor de la noche. Las sombras aloran bajo los ojos, con los

pies caminando y arrastrándose a través de la arcilla roja de polvo.

Odys extraviándose, y regresando, la nariz se vuelve hacia el aire y la

cola baja. El camino se retuerce y se bifurca, y cada vez que elegimos

una dirección en vez de otra me pregunto dónde está Catcher, si nos

encontrará, si los Reclutadores se molestarán en seguirnos el paso a

través del pueblo.

Trato de no pensar en la posibilidad de que podrían haberlo capturado.

Que podría resultar perjudicado.

Con cada paso, siento el peso del libro que he escondido en mi bolso.

Pienso sacarlo y dárselo a mi madre, pero algo me detiene. Lo quiero

para mí. Me dijo que contiene la historia del pueblo y quiero saber qué

es. Porque es mi historia, así como la de ella.

A medida que la luz se desvanece y desenfocamos lo que hay en la

distancia nos vemos obligados a parar. El camino se convierte en surcos

con raíces y rocas y es muy difícil de atravesar, nuestros pasos son

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297 Carrie Ryan Purple Rose

demasiado torpes y peligrosos. Nos encontramos con un lugar donde el

camino se ensancha entre tres puertas.

Con la excusa de que estoy tratando de crear una pista falsa para

despistar a los Reclutadores, en caso de que nos siguieran, camino más

abajo en uno de los caminos hasta que se inclina y me oculto de los

demás. Me siento en una roca y saco los restos del libro de mi madre de

mi mochila.

La cubierta está estropeada por el desgaste, lo que fue tal vez sólo una

serie de grietas ya casi está disolviéndose como polvo. Las páginas son

delgadas y de color amarillo, los bordes se encrespan con el aire

húmedo. Están numeradas, con la primera parte de la unión todavía

intacta, las páginas en orden. Pero está claro que cientos más están

desaparecidas y el puñado escondido vagamente está muy desordenado.

Inclino la primera página luchando por encontrar la última luz del día.

—En el principio —leí en voz alta—, no se entendía el alcance de la

misma.

Mis ojos se abren. En los márgenes del libro está escrita la crónica de la

aldea, un diario del Retorno. La historia de todo. Al crecer, nos habían

dicho la historia del Retorno, sobre cómo un país culpó a otro, cada

facción tiene su propia teoría sobre dónde y cómo comenzó la infección.

Que habíamos aprendido acerca de su rápida propagación, nadie creyó

en un primer momento que tal cosa podría suceder.

Todo el mundo supuso que era una especie de engaño mundial hasta

que fue demasiado tarde. Sólo hacía falta un mordisco para la infección.

Esa persona iba a morir y rápidamente a infectar a otras personas

hasta que se alcanzara el mínimo necesario para formar un ejército. Era

demasiado, una ola de muertos se extendió por el mundo hasta que los

sobrevivientes se retractaron y construyeron muros. Hasta que el

Protectorado se formó, un dudoso gobierno controlaba la información,

los bienes, y la seguridad.

Pero siempre me habían enseñado que el Bosque no era más que un

desierto. Para tratar de controlar la infección, para tratar de atrapar a

los Mudos. Sin embargo, estas páginas hablan de algo diferente. Salto

donde las palabras son ilegibles y la tinta borrosa.

La aldea fue originalmente parte de una red más amplia, una serie de

nodos interconectados estratégicamente colocados por el gobierno y sus

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298 Carrie Ryan Purple Rose

ejércitos en el epicentro de la infección. Algunos pueblos que estaban

fuertemente blindados y suministrados, fueron poblados de unos pocos

elegidos: dignatarios, científicos, mujeres y niños.

Se suponía que debían garantizar nuestra supervivencia. Otros núcleos

de población eran los restos de los campamentos de refugiados hechos

de los restos de lo que los militares no necesitaban o que no podían

utilizar. El pueblo de mi madre, nuestro pueblo, fue el último, una

estación de campo abandonada a cargo de un puñado de enfermeras

monásticas.

Nos habían enseñado siempre que el gobierno creó el Bosque. Que

había utilizado los obstáculos naturales, barrancos, ríos caudalosos y

montañas infranqueables como barreras naturales y construidos cercos

donde fuera necesario. Se había dicho que estaban tratando de

contener la infección, cerrando la peor parte y la conducción en el

Bosque de las hordas de Mudos más allá.

Pero el diario explica que lo escondieron por otra razón también. La

esperanza era que por la inundación del bosque con los Mudos,

alejándolos, podría lograr uno de los dos objetivos mutuamente

excluyentes.

Bien contener la infección antes de extenderse demasiado lejos o dar

lugar a una zona segura en el último territorio que nadie se atrevería a

mirar: el centro de la infección. Ellos sabían que si el primer objetivo

fallaba, el mundo caería en el caos. La fortaleza caería a los bandidos.

Pero a nadie se le ocurriría buscar la vida en lo que mi madre siempre

llamaba El Bosque de Manos y Dientes.

Durante un tiempo los distintos pueblos se comunicaron,

comercializaron e intercambiaron. Pero luego comenzaron a caer. Los

supervivientes escaparon de las aldeas infectadas, tropezando por los

caminos en busca de refugio, pero por lo general terminaba propagando

la infección en su lugar. La red comenzó a derrumbarse. Uno por uno

los pueblos del Bosque sucumbieron a la infección hasta que sólo quedó

un puñado.

Y fue entonces cuando el pueblo de mi madre se incomunicó. Las

enfermeras se unieron en su fe en Dios y la absoluta obligación. Se

cerraron las puertas, se declararon los senderos como prohibidos y se le

dijo al pueblo que eran los últimos supervivientes del Retorno.

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299 Carrie Ryan Purple Rose

Cualquier evidencia de lo contrario se ocultaba o destruía, incluyendo a

cualquier extraño que se atreviera acercarse a la aldea.

Pasaron por su fe, llamando a los Mudos, No-Consagrados, la maldición

de Dios. Ellos construyeron su visión del mundo en torno a sus

creencias religiosas. Pero también transmitieron su formación médica y

lo utilizaron para buscar curas. Para buscar respuestas. Pero nunca las

encontraron. Sólo el aislamiento y la subsistencia.

Intercalados en la narración escrita había actas de nacimientos y

muertes, listas de novios, matrimonios, los que se instalaron en la

Hermandad y los Guardianes, los gobernantes y protectores del pueblo.

La mayor parte de la historia reciente no se encontraba, pero paso las

páginas hasta encontrar la entrada más reciente. Hay arrugas en la

mitad de ella y parece roto en el borde, como si se hubiera arrancado

una vez del libro y doblado.

Por un lado, en un nítido guión hay una lista de los esponsales y estoy

a punto de voltear la página cuando un nombre me llama la atención.

Con mis dedos trazo las letras: Mary. Y aparece como compañera de

Harry. Le doy la vuelta al papel, en busca de un registro de su

matrimonio, pero no hay ninguna. Sólo la última entrada:

Gabrielle fue el final de nosotros. Ella violó las cercas. Los No-

Consagrados han invadido el pueblo. Se ha propagado la infección en la

Catedral y nos hemos encerrado en las catacumbas. Estamos en el final.

Somos todo lo que queda. Vamos a buscar los túneles para otros pueblos.

Otros paraísos. Pero la desesperación nos dice que esto es realmente el

final.

Sea lo que Dios quiera.

Con el último suspiro de luz busco a través de las páginas restantes,

pero no hay nada más. No hay ninguna explicación. Me quedo casi sin

poder respirar, finalmente como han hecho para sobrevivir. Y la rapidez

con que pueden desaparecer.

Llevo mis dedos por los bordes irregulares de las páginas,

preguntándome lo que debe haber sido ser parte de la Hermandad

cuando decidieron encerrarse, la desesperación que se debe haber

sentido, cuando veo algo escrito en el interior de la de la contraportada:

Siempre vamos a sobrevivir. Siempre hay esperanza.

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300 Carrie Ryan Purple Rose

Sonrío ante las pequeñas palabras, preguntándome quién las escribió y

cuándo. Preguntándome si eso es todo lo que se necesita para

sobrevivir: esperanza.

Oigo pasos en el camino detrás de mí y cierro el libro, para coger mi

cuchillo. Pero cuando me doy la vuelta veo a Harry caminando hacia mí.

—Tu madre estaba preocupada —dice en voz baja. Se da cuenta del

libro en mi regazo, pero no dice nada al respecto.

Dejo el cuchillo volver a caer en el lazo de mi cinturón. Mis mejillas se

sonrojan por haber sido capturada con el libro. Se lo tiendo.

—No tenía la intención de esconderme de ti —digo—. Supongo que

estaba esperando a aprender algo sobre el pueblo y de dónde soy. Y tal

vez de mi madre. Saber quién era ella. Si soy algo como ella.

Harry sonríe y se mueve hacia una roca frente a la mía. Se sienta,

estirando las piernas hacia fuera delante de él. Veo su rostro apretarse

cuando sus rodillas hacen un ruido.

—Mary siempre ha estado un poco obsesionada con saber la verdad

sobre las cosas —dice y sonríe, mirando a mis manos—. Trato de decirle

que hay algunas cosas que no llegan a saberse en este mundo, pero...

—Se encoge de hombros. Los dos sabemos cómo de obstinada es mi

madre.

—¿Cómo era mi madre como cuando tenía mi edad? —pregunto, y

cuando duda, añado—: Quiero decir, Mary. ¿Cómo era ella?

Se ríe.

—Una alborotadora. Muy fuerte —dice. Puedo oír la sonrisa en su voz—.

Hay algunas historias que probablemente te las contará ella, no yo.

Pero... —Se mueve, mira más allá de los Mudos, más allá del recinto. Se

ríe de nuevo, suavemente—. Tu madre era una cantante terrible —dice

finalmente.

Sonrío.

—¿Lo era?

—¡Ay Dios, sí! —dice Harry sin dudarlo—. Las Hermanas solían pedir

que no cantara en los servicios. Que sólo moviera la boca, que fingiera.

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301 Carrie Ryan Purple Rose

Siento la construcción de la risa en mi interior, y el estallido de las

burbujas flotando, por lo que me siento más ligera. Me doy cuenta de

que ha pasado mucho tiempo desde que me he reído.

—Ella cantaba de todos modos, por supuesto. A veces, sólo para ver a la

Hermana Tabitha frunciendo el ceño.

Los dos estamos riendo ahora, el aliento corto y dulce.

—Podía oírla desde el otro lado del pueblo —dice. Se limpia a los ojos,

con las lágrimas brillando—. A medida que fui creciendo, cuando estaba

más cerca de tu edad, creo que estaba avergonzada por ello. No dejaba

que nadie la escuchara. Sin embargo, todavía le encantaba. Solía cantar

como lo hizo en el arroyo. —Sacude la cabeza a medida que los

recuerdos llegan.

—Me escapaba y la escuchaba a veces. Ella simplemente... —Su voz se

hace más tranquila—. Parecía estar tan llena de vida, cuando cantaba

así. Tan libre. Al igual que las vallas... —Él se acerca, las huellas de un

dedo a lo largo de los eslabones de metal y tira de nuevo para evitar que

cualquier Mudo pudiera agarrarlos—. Como si nada de esto existía.

Pone los codos en las rodillas y junta sus manos, mirándolas como si

tuvieran la respuesta a alguna pregunta que busca.

—¿Todavía canta?

Muevo la cabeza en la oscuridad, es triste saber que existe esta parte de

ella y que nunca la hubiera conocido.

—No —digo—. Nunca más. —Es como si la vida de mi madre hubiese

sido cortada en dos y cada uno de nosotros sólo tuviese la mitad de sus

recuerdos. Y me doy cuenta de que incluso combinados nunca lo

sabremos todo. Ella es mejor que la suma de lo que recuerdo de ella. La

mujer que Harry y yo conocemos son sólo los límites de algo más

grande.

Pienso en Elías y lo que sabe de mi vida en el Bosque. Y en Catcher y lo

que sabe de mi vida en Vista. Pero, ¿alguno de ellos sabe todo de mí?

¿Puede ser que alguno ellos se arrastrarse a la orilla de un río a oírme

cantar sólo para estar cerca de mí?

—Se suponía que estaban casado —le pregunto, con ganas de saber

más sobre ella—. Fuiste su prometido —Señalo el libro—. Lo dice por

aquí.

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302 Carrie Ryan Purple Rose

Se ríe, pero ya no puedo ver su cara y él se mantiene en silencio

durante un largo tiempo.

—Pensé que la amaba —dice finalmente.

—¿No? —pregunto.

—Yo no... no la conozco. Tenía una idea de ella en mi cabeza. No la deje

ser lo que tenía que ser.

—¿Eso significa que no puedas amar a alguien si no sabes muy bien

quién es? —pregunto. Pienso en Elías, sobre los secretos que siempre

parece estar guardando. Como si tuviera miedo de que supiera todo

sobre él.

—Significa que si no tratas de verlos por lo que es, entonces no lo amas

lo suficiente —dice.

Cierro mis labios, tratando de averiguar la diferencia.

—¿Y ahora? —pregunto, recordando la forma en que le tomó la mano, la

manera en que ella le apretó la palma de la mano a su mejilla.

Coge un palo del suelo y se inclina hasta que casi se rompe.

Luciérnagas oscilan a nuestro alrededor, pequeñas estrellas

descargando luz.

—He sido egoísta en mi vida —dice—. Y Dios sabe que tu madre ha sido

así también. Pero es por eso por lo que el amor es como fresco y nuevo.

Es fuego y trueno y calor. —Se frota una mano sobre la parte posterior

de su cuello—. Cuando uno es joven tiene expectativas acerca de los

otros. Tantas necesidades. Y cuando tengas más edad... —Se encoge de

hombros—. Querrás a alguien que te entienda. Hemos vivido una vida

diferente. Amamos gente diferente. Pero creo que siempre habrá ese...

—lucha por la palabra correcta—. Ese entendimiento que compartimos.

De haber crecido en el mismo mundo, de haber vivido a través de los

mismos recuerdos. —Siempre me ha gustado Mary —dice—. Incluso

cuando era de otra persona. Al ver que no podría amarme, yo la amaba.

Me gustaría pensar que tal vez si las cosas hubieran sido diferentes, si

hubiera tenido la oportunidad de crecer con ella, probarme a mí

mismo... pero yo sé que nunca habría funcionado. Tomó todo lo demás,

tomó su salida y mi regreso a la aldea. A veces las cosas no están

hechas para conseguirse a la primera vez —dice—. A veces tienes suerte

si alguna vez sale como debe ser.

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303 Carrie Ryan Purple Rose

—Hay algo que decir a favor sensación de que nos conocemos desde

siempre. —Se aclara la garganta y me pregunto si está avergonzado de

compartir tanto. De ser tan abierto y estar expuesto

—Tu madre... —Se detiene de nuevo—. Creo que tenía miedo de amar a

veces. Creo que la asustaba. Ella era del tipo a las que le gustaba que

las cosas fueran concretas, como el océano. Algo que podrías señalar y

saber que era. Creo que por eso siempre ha luchado con Dios. Y creo

que por eso ella también tuvo problemas con el amor. Ella no podía

tocarlo. No podía aferrarse a él y asegurarse de que nunca cambiaría.

Se pone de pie, haciendo estallar sus rodillas de nuevo. Los gemidos de

los Mudos recubren sus palabras, como un zumbido melodioso.

—No tienes que ser así, Gabrielle —dice, retrocediendo por el camino

hacia nuestro pequeño campamento—. A veces, son esas cosas que no

se pueden tocar a las que necesitas aferrarte en su mayoría.

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304 Carrie Ryan Purple Rose

Capítulo 41

Traducido por Nadia

Corregido por Mari NC

sa noche sueño con relucientes torres y calles en color blanco

puro. Con sonidos y aromas. Todo gira alrededor de mí mientras

estoy de pie en el medio. Las luces fluctúan, la gente pasa, pero

yo me mantengo firme. Frente a mí, sólo a unos metros de distancia,

hay otra chica. Es alta con cabello rubio y ojos verdes. Me mira a través

del caos.

Como si juntas fuéramos el eje sobre el que el mundo gira. Como si

fuéramos el equilibrio de todo.

El sol sale y se pone. El mundo a nuestro alrededor se desmorona. La

gente desaparece, se desvanece el sonido. Las plantas se extienden a

través de los caminos, Las daderas trepan por los edificios. Y nosotras

aún seguimos mirando una a la otra.

Hasta que el sol se pone y esta vez no se levanta de nuevo. Y la luna se

convierte en un cascarón vacío. El aire es frío y cortante como el hielo.

Las plantas se marchitan y mueren. Los edificios se han desintegrado

hace mucho tiempo y sólo estamos la chica y yo en la oscuridad.

Es mi hermana. Mi gemela. Lo puedo ver en ella. Lo siento en mí.

Siempre ha estado ahí y siempre estará ahí. Estiro mi mano para

tocarla, para abrazarla pero por alguna razón no puedo salvar este

espacio entre nosotras. Intento con más fuerza, golpeando contra el

imperceptible, sabiendo que más que otra cosa la necesito y ella me

necesita a mí y que de alguna manera tengo que encontrar una forma

de llegar a ella.

Me despierto ante el sonido de gemidos. Ante los golpes de los Mudos

contra las cercas, muy cerca de ambos lados del sendero. Mi pecho

duele por el sueño, por la sensación de que me falta algo y tengo que

respirar profundamente varias veces para calmar mi desenfrenado

corazón. Siento tibieza en mi mano y vuelvo mi cabeza para ver a Elias

E

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305 Carrie Ryan Purple Rose

dormido junto a mí. Está acurrucado a mí alrededor, respirando

bocanadas de niebla con el rocío de la mañana.

Su cabello está más espeso, más largo de cuando lo vi por primera vez.

Tres líneas rojas desvanecidas marcan su mejilla, un recuerdo de

cuando nos conocimos y luché con él en el océano. Con que facilidad

tales huellas de nuestro pasado son borradas. Su rostro está relajado

mientras duerme, y sus labios ligeramente entreabiertos.

Él respira profundamente, su cuerpo se mueve y se tensa y sus ojos se

abren. Estamos separados por centímetros. Sonríe. Se estira y aleja un

mechón de pelo de mi mejilla, descansando su mano contra mi cuello.

Quiero saborear este momento, mantenerlo cerca como un recuerdo.

Pero entonces una oscuridad comienza a deslizarse lentamente por los

bordes de mi dicha. Pienso en cómo estaba besando a Elias cuando se

suponía que debía estas con Cira. Cómo, si hubiera estado allí, tal vez

podría haberla disuadido de intentar infectarse a sí misma.

Me siento, frotando mis ojos hinchados por el sueño con mis puños, el

dolor de la perdida de Cira todavía demasiado duro y reciente. Me pongo

de pie, tomo la cantimplora y comienzo a caminar por el sendero,

necesitando algo de tiempo sola para pensar.

Elias se pone de pie detrás mí.

—Gabrielle, espera —me llama en voz alta a mi espalda.

Ni me se molestó en volverme.

—No —le digo, indicándole con mi mano que se quede.

Mis pensamientos son una tormenta mientras camino por el sendero,

sin importar dónde voy mientras que sea lejos de Elias, mi madre y

Harry. El collar de Cira descansa pesadamente en mi pecho y de

repente me siento atrapada, inmovilizada. Como si las cercas estuvieran

demasiado cerca, el cielo demasiado bajo. Mis músculos se agrupan y

tensan, dolorosamente contraídos y sacudo mis brazos tratando de

relajarme.

Tropiezo con una roca, perdiendo el equilibrio. Me dejo caer de rodillas y

ruedo sobre mi espalda, con mi cantimplora volando. No estoy herida

pero aun así me quedo ahí mirando hacia arriba el amanecer gris

acuoso.

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306 Carrie Ryan Purple Rose

No me muevo. Intento no pensar. Ignoro lo que me rodea.

Las rayas de color rosa en el cielo se mezclaban con un tinte de color

púrpura cuando oigo los pasos. Al principio, creo que debe ser quien

Elias viene detrás de mí y entonces me doy cuenta de que los pasos

vienen de la dirección equivocada. El miedo llena mi estómago. Busco

mi cuchillo pero no está allí, lo dejé con los demás donde dormí.

Lentamente ruedo sobre mi estómago y presiono mi cuerpo contra la

tierra, poniéndome de pie de un salto tan silenciosamente como puedo.

Los pasos son desiguales. Mi primer pensamiento es que son Mudos

siguiéndonos desde el pueblo pero luego me doy cuenta de que no hay

quejidos. Mi cuerpo comienza a sudar cuando me pregunto si los

Reclutadores fueron capaces de atravesar el pueblo. Si ya nos han

encontrado.

Tomo una piedra en cada mano y me pongo en cuclillas, esperando. Veo

la sombra antes que a la persona y contengo la respiración. La figura

toma la curva del sendero.

—¡Catcher! —grito fuertemente, aliviada de ver su rostro conocido, de

saber que está bien.

Él se detiene y se queda allí mirándome. Sus ojos se toman un

momento para ajustarse.

—Gabry —dice, su rostro formando una sonrisa.

Avanzo a gatas hacia él pero antes de acercarme demasiado para

tocarlo se mece sobre sus pies. Algo va mal. Me estiro hacia él pero

alarga una mano, alejándome.

—Catcher, ¿qué sucede...? —comienzo a decir. Pero luego me doy

cuenta de los arañazos en sus brazos salpicados con sangre.

Mis ojos se abren, con el miedo comenzando a cosquillear en algún

lugar profundamente dentro de mí. Doy otro paso hacia él, pero él dice:

—No. —Y yo me detengo.

Inclina su cabeza, los músculos de su mandíbula se tensan y se relajan.

—Vuelve con los demás, Gabrielle. —Su voz está ronca.

—No —le digo, mi pecho revoloteando ansiosamente—. No hasta que me

digas lo que está sucediendo. —Aprieto mis puños, entierro mis uñas en

las palmas. Deseo no haber dejado caer las piedras. ¿Qué pasa si la

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307 Carrie Ryan Purple Rose

infección se está apoderando de él? ¿Y si él ya está comenzando a

transformarse? ¿Qué pasa si la sangre no es suya, sino de alguien más?

Él sacude la cabeza y tropieza de nuevo.

Me apresuro hacia él, intentando ayudarlo a levantarse. Intenta

alejarme físicamente pero está demasiado débil.

—Gabry, por favor —dice.

—No.

Tomo su brazo con el mío justo cuando él cae sobre una de sus rodillas.

Hay más marcas sobre su espalda, su camisa está rota.

—¿Qué sucedió? —pregunto, intentando mantener la preocupación

alejada de mi voz. Me inclino sobre su hombro, intentando ver mejor

pero él me aleja de un empujón de nuevo, esta vez haciéndome tropezar

hacia atrás.

—Catcher, estás herido —le digo. No puedo entender por qué sigue

alejándome—. ¿Qué te pasó?

Él mira hacia mí, con una sombra de dolor asomando alrededor de los

bordes de sus ojos.

—Lo sé —dice en voz baja—. Corrí a través del Bosque... de los

matorrales—masculla—. Ramas. —Pestañea unas pocas veces como si

le fuera difícil centrarse. El sudor gotea por sus mejillas y cuello. Se ve

demacrado, con las muñecas demasiado delgadas.

—¿Has comido? ¿Bebido? —le pregunto. Él sacude la cabeza—. Catcher

—digo, mi voz una mezcla de desesperación y exasperación—. Tienes

que cuidarte —murmuro—. Vamos a limpiarte estos cortes.

No sé qué le sucederá si pierde demasiada sangre, cuando mueren los

Infectados siempre se transforman, y sólo puedo asumir que lo mismo

sucederá con Catcher, que si muere él Retornará. No tengo ni idea de

cuánto tiempo ha pasado hambre pero se ve débil y mareado. Como

cuando encontré a Cira en la Casa del Concejo. Aprieto los labios,

dando cuenta de cuán peligroso es estar con Catcher ahora.

—No —murmura—. Estoy infectado, Gabrielle —dice—. ¿No lo

entiendes? No me arriesgaré a que tú toques mi sangre. No me

arriesgaré a infectarte.

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308 Carrie Ryan Purple Rose

Entrecierro mis ojos.

—Pero no sabes si eso hará algo —le digo—. Mucha gente ha sido

infectada y han sangrado sobre otra gente y nada ha sucedido. —Pienso

en el muchacho en el anfiteatro que se sacrificó ante los Soulers. Como

sangraba y aun así la mujer Souler lo tocó.

—Esto es diferente —dice—. Soy diferente. A menos que puedas saber a

ciencia cierta que no te infectaré no quiero correr ese riesgo. No puedo

ser quien te lastime. —Sus ojos se ensanchan y retroceden ligeramente

cuando pierde el equilibrio y echa sus brazos para protegerse a sí

mismo.

Yo salto hacia adelante, agarrándolo. Él me empuja hacia atrás, con sus

manos sobre mis hombros.

—Por favor —dice—. Por favor. No podría soportar que algo te suceda.

Estiro mis dedos buscando su rostro pero mis brazos no son lo

suficientemente largos. No puedo alcanzarlo.

—Voy a cuidar de ti, Catcher. —El miedo en mi voz se vuelve ira—. Ya

deberías saberlo. No te voy a abandonar.

Él cierra los ojos, su respiración es superficial, y me pregunto si debería

llamar a los otros por ayuda. O por un arma.

Finalmente él asiente y yo desprendo la camisa de su cuerpo. Tengo que

apretar los dientes cuando el olor a sangre golpea el aire. Me tenso,

esperando que los Mudos a cada lado de la cerca reaccionen. Esperando

que sus gemidos se hagan más agudos, porque se batan con más

intensidad. Pero no sucede nada. Otro recordatorio de cuán diferente es

Catcher.

Como puede pasar por uno de ellos.

Tomo la cantimplora y dejo caer unas pocas gotas en un pedazo de mi

falda y froto suavemente sus heridas. Después mantengo el agua sobre

sus labios y miro su garganta mientras bebe.

—Es lo mejor que puedo hacer ahora —le digo, deseando poder hacer

más. No sólo por los cortes en su espalda sino por el dolor que puedo

ver en sus ojos. La culpa, el desprecio por sí mismo—. Tienes que

prometerme que comerás y dormirás. Basta de exigirte tanto. Basta de

castigarte a ti mismo.

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309 Carrie Ryan Purple Rose

Él estira una mano y toca mi mejilla, la yema de su pulgar roza el

sendero de lágrimas, ni siquiera me había dado cuenta de que estaba

llorando. Nos miramos el uno al otro, con todas las posibilidades

destruidas parpadeando entre nosotros.

Y luego él se impulsa para ponerse de pie, tambaleándose un poco, pero

ya se ve más fuerte. Estiro una mano, y la presiono contra su pecho

para sostenerlo. Inhalo fuertemente cuando su calor invade mi cuerpo.

La familiaridad de lo caliente que está su piel, de cómo su quema tacto.

No puedo resistir la tentación de enroscar mis dedos en su contra.

Él se inclina hacia adelante y mi cuerpo lo imita hasta que lo más

mínimo de la nada nos separa. Su fuego se esparce a través de mí. Llevo

mi otra mano a su pecho y la muevo hacia abajo y hacia su lado,

sintiendo los cantos de sus costillas. Sus músculos se contraen bajo mi

contacto.

—Gabry. —Su voz es baja, una advertencia. Sé que quiere que sea yo la

fuerte; la que debe alejarse y dejarlo atrás. Pero nunca he sido la fuerte.

Me presiono más cerca contra él. Queriendo recordar como era antes.

Ese momento, ese instante, antes de que todo cambiara.

Él lleva sus dedos a mis labios. Lentamente los traza. Estiro mi lengua,

tocando su pulgar. Él gime su rendición por lo bajo en su garganta y

lleva su mano hacia la parte trasera de mi cuello, tomándome y tirando

de mí.

Pero se detiene justo cuando su boca casi alcanza la mía. Exhala a

través de sus dientes apretados, jadeando con el esfuerzo. Nos

quedamos así, tan cerca para besarnos pero la distancia es insalvable.

Él gime pero no se acerca. —Gabrielle —dice, esta vez mi nombre es

una súplica.

Cierro los ojos ante ese sonido, ante la sensación de su angustia.

Empujo mi mano por su pecho y sobre su garganta y luego elevo mi

mentón, presionando mis labios por su mandíbula. Quiero demostrarle

que está vivo. Que no es un monstruo. De que aún es quien siempre ha

sido.

Él contiene su respiración mientras una y otra vez toco su piel con mi

boca. Que quema contra mis labios, el calor entre nosotros casi es

insoportable.

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310 Carrie Ryan Purple Rose

Él desliza su propio dedo hacia abajo por mi espalda, por el borde de mi

hombro, haciendo una línea bajo mi brazo y por mi pecho.

Cierro los ojos y me presiono contra él. —Catcher —murmuro. Nuestros

corazones laten uno contra el otro, con la sangre corriendo por nuestras

venas. Me siento ligera y mareada, como si el mundo estuviera girando

lo suficientemente rápido para cambiar el tiempo, llevarnos de nuevo al

pasado.

Al pasado antes del Bosque, de Elias, de mi madre, de Daniel, de los

Reclutadores y Cira. Sólo un recuerdo, un recordatorio, de cómo podría

haber sido.

De repente sus brazos se envuelven alrededor mío, apretándome, su

boca en mi garganta, el borde de mi camisa, por mi clavícula, en mi

oreja.

Y luego sus labios casi se cierran sobre los míos pero se detiene. Me

inclino hacia adelante, intentando borrar el espacio entre nosotros pero

es como si hubiera un muro demasiado ancho entre nosotros. Casi

puedo sentir el contorno de sus labios; apenas puedo sentir su calor.

Pero no puedo tocarlos.

Un lamento comienza a formarse dentro de mí. Estamos tan cerca. Casi

allí. Sólo esta vez quiero besarlo en la manera en que lo hicimos antes.

Por favor, ¿por qué no puede entender? Que si nuestros labios sólo se

tocan, si tan sólo pudiéramos repetir ese momento, quizás podríamos

cerrar la brecha entre el entonces y el ahora. Que podíamos tener todo

de vuelta.

En ese momento casi somos Catcher y Gabrielle, de pie en la base de la

montaña rusa del parque de atracciones. Sin infección. Sin cambio.

Quiero llorar con el deseo y la necesidad de todo eso, más allá de mi

alcance.

Pero luego él me empuja, rompiendo la posibilidad del momento. Él

jadea por aire cuando se aleja a tropezones. Siento la necesidad, el

abrumador deseo comenzar a romperse a través de mí. Su rostro está

lleno de horror y vergüenza. Lleva su mano a su boca, empuja sus

dedos a sus labios. Labios que mi boca nunca tocaron. Su otra mano se

eleva como para mantenerme a distancia. Está sacudiendo la cabeza,

con las lágrimas cayendo de sus ojos, ya corriendo por mi rostro.

—No —dice él como si pudiera retirar todo.

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311 Carrie Ryan Purple Rose

—Catcher —digo. Avanzo hacia él, desesperada—. Está bien. —Por

favor, sólo necesito que él sea quien solía ser. Porque eso significa que

yo también conseguiré ser quien solía ser.

—¡No! —grita él. Me estremezco al oír el sonido del mismo. El

significado. La finalidad. Los pájaros estallan de un arbusto en el

Bosque y él los mira mientras se retuercen en el aire—. No está bien

—me grita—. ¡Nunca estará bien!

Él se lanza hacia mí y una púa de miedo se hunde en mi columna. Él

nunca ha sido violento conmigo. Nunca ha levantado la voz y me siento

pequeña e insignificante, agarra la parte delantera de la camiseta y tira

de mí en contra de él, su rostro se cierne sobre la mía. Me estremezco,

ya no estoy segura de lo que hará o no.

—Nunca me vuelvas a tocar, Gabrielle —gruñe. La intensidad en sus

ojos me aterroriza. Me sacude y luego me empuja hacia atrás y caigo al

suelo, aturdida. Él está por encima de mí con las manos apretadas en

los puños a los costados.

Lanzo un brazo frente a mí y me tiemblo, su ira tan palpable que temo

que me golpeé. Él es como un monstruo horroroso, nada como la

persona que conozco.

—¡Catcher, no! —grito, con la esperanza de que mi voz rompa cualquier

cosa que le esté pasando.

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312 Carrie Ryan Purple Rose

Capítulo 42

Traducido por LizC

Corregido por masi

atcher se detiene. Pierde el color de su rostro. Da un paso atrás,

sus ojos están aturdidos como si acabara de despertar. Su boca

se abre y se cierra.

—Gabry —suspira. Sacude la cabeza, el momento de vulnerabilidad se

ha ido. Sus ojos se van de plano, vacíos. Los músculos de su cuello

tiemblan mientras traga una y otra vez.

—Tienes que ir a decírselo a los demás —dice finalmente, su voz es

suave. Todo de ahora en adelante, la rabia y el dolor, se ha ido—. Los

Reclutadores están cada vez más cerca. Lograrán pasar por el pueblo.

—Y luego se da la vuelta y corre por el camino, empujándose contra la

valla en busca de apoyo cuando se tropieza.

Me siento en el suelo, avergonzada y sola y estúpida y miserable. Los

túneles dentro de mí, extendiendo la oscuridad como una nube sobre el

mar. Quiero ahogarme en el sentimiento, enroscarme en ellos y dejar

que me aparten. Para revolcarme en el vacío absoluto. Para saber que

no puedo perder más, que no puedo ser herida. Debido a que no queda

nada.

No es que Catcher no pueda estar conmigo. Es que él no quiere estar

conmigo. Él me hacía sentir como la persona más increíble del mundo y

ahora me hace sentir como la peor. Como si no valiera nada.

Los sollozos me asfixian hasta que presiono mi brazo por encima de mi

boca y muerdo mi carne, tratando de mantener todo adentro.

Pero no puedo y me esfuerzo en el dolor de todo.

No puedo volver a ser quien era antes. A querer lo que quería antes.

Nunca será lo mismo. Catcher nunca estará mejor. Él siempre va a

estar infectado. Cira siempre será un Mudo. Nunca conoceré a mi

madre biológica. Elias siempre será esquivo. Incluso mi madre ahora

tiene a Harry.

C

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313 Carrie Ryan Purple Rose

Este mundo estúpido sigue girando y no hay nada que yo pueda hacer.

Y así, me siento en medio del camino y sollozo, mientras que los Mudos

se empujan contra las vallas gimiendo hacia mí.

***

—Catcher dice que los Reclutadores están siguiéndonos aún —digo

mientras me acerco a los demás. Harry y mi madre están de pie en

medio de la ruta hablando, la mano de mi madre descansa sobre la

cabeza de Odys. Él se apoya contra su pierna con su lengua fuera—. Así

que debemos seguir moviéndonos —agrego. No les digo nada más

acerca de nuestro encuentro, pero Elias inclina la cabeza y entrecierra

su mirada hacia mis ojos rojos e hinchados.

Se arrodilla en el suelo ordenando los suministros y yo caminó junto a

él, inclinándome y agarrando mi mochila. Él empieza a alargar una

mano hacia mí, pero cuelgo la bolsa por encima de mi hombro y evado

su agarre. No quiero que me vea así: herida y destrozada.

—¿Gabry? —pregunta mi madre, su voz está llena de preocupación.

Pero yo sólo niego con la cabeza y sigo adelante, necesitando estar sola

conmigo misma. No me molesto en esperar a que me sigan. El cielo de

la mañana se rompe entre las nubes, el viento agitando las hojas de los

árboles. No pasa mucho tiempo antes de que empiece a llover,

convirtiendo el camino en un lodazal y provocando que las rocas se

vuelvan resbaladizas.

Le doy la bienvenida a la monotonía de la misma, a la picada de los

pinchazos de la lluvia en mi cara. Se filtra a través de mi ropa, se

escurre por mi espalda como el sudor. Desearía que me lavara. Durante

los espacios más pesados de lluvia, los Mudos se alejan de las vallas,

sus sentidos embotados por el aire cargado de agua. Doy un suspiro de

alivio, sin preocuparme por el lodo y el chapoteo del mismo siempre que

pueda obtener un respiro de los interminables gemidos.

Durante la mañana Elias trata de ofrecer pequeños actos de bondad y

yo los rechazo todos. Extiende su cantimplora cuando alcanzo la mía y

lo ignoro. Cuando tropiezo con una rama caída en el medio del camino,

él tiende su mano para equilibrarme y yo no le doy las gracias. No

puedo mirarlo, ni a los demás. Sólo me centro en mis pies, en seguir

adelante. Trato de no dejar que las olas de desolación de esta mañana

me hundan.

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314 Carrie Ryan Purple Rose

El sendero comienza a hacerse más pronunciado a medida que nos

acercamos a las montañas y nos deslizamos en el barro a medida que

subimos nuestro camino, siempre mirando por encima de nuestros

hombros preguntándonos cuán lejos están los Reclutadores. En cuánto

tiempo nos alcanzarán. Odys se presiona firmemente contra las piernas

de mi madre, con la cabeza inclinada y su pelaje goteando.

Llegamos a la cima de la montaña sólo para encontrar otra, la ruta

dividiéndose y rompiéndose y nosotros empujándonos cada vez más y

más lejos. La sombría tarde oscurece temprano, la lluvia golpeaba más

duro, lo que hace aún más difícil embarcarse. Nos deslizamos cuesta

abajo y comenzamos a subir de nuevo.

Poco a poco la lluvia disminuye y desaparece, las nubes separándose

para mostrar las estrellas. Con el cese de la lluvia, los Mudos, a

nuestro, alrededor gimen y pasean de vuelta a las vallas. Espesos

riachuelos de agua se escurren en el camino.

La décima vez que tropiezo con las raíces ocultas por la oscuridad y

caigo sobre mis manos y rodillas en el barro, no me levanto. Elias llega

para ayudarme y yo aparto su mano de golpe.

—Gabry —dice—. ¿Estás bien? ¿Estás herida?

Sacudo mi cabeza, mi húmedo cabello se aferra a mis mejillas. Estoy

exhausta. Emocional y físicamente.

Él llega a mí de nuevo.

—Tenemos que seguir adelante.

—¿Por qué? —exijo, tan cansada para importarme.

—Los Reclutadores, todavía están allí y…

—¿Y qué? —sigo mirando al suelo, a mis dedos aferrados a la suciedad.

Quiero rendirme—. Dejen que nos encuentren y nos lleven. No podemos

seguir corriendo, siguiendo este camino para siempre. No sabemos a

dónde va. No sabemos si este camino lleva a alguna parte en absoluto.

Elias comienza a decir algo pero luego lo escucho alejarse. Y me doy

cuenta de que una pequeña parte de mí quería que dijera que estoy

empujando demasiado. Esperaba que él me diera una razón para seguir

adelante. Me pregunto aturdidamente si ha dejado de preocuparse por

mí también. Si hoy en día ambos hombres que significaban algo para mí

han decidido que no soy digna de ellos.

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315 Carrie Ryan Purple Rose

Elias y Harry continúan un poco más por el camino y mi madre se

arrodilla a mi lado.

—Vamos, Gabrielle —dice ella en voz baja—. Elias tiene razón, debemos

seguir adelante. —Ella coloca una mano sobre la mía—. Confía en mí,

vamos a estar bien. Vamos a encontrar una manera de salir de esto.

Me giro hacia ella.

—No soy como tú —le digo—. No puedo seguir adelante sin saber. No

puedo aferrarme a la fe como tú hiciste.

Ella abre la boca para protestar pero yo la interrumpo. Necesito que

sepa esto acerca de mí. Necesito que deje de pensar en mí como algo

que no soy. Estoy cansada de que ella piense lo mejor de mí cuando no

he hecho nada para merecerlo.

—No —le digo—. Siempre has sido así. Siempre has sabido lo que

querías.

Tomo una respiración profunda.

—No lo he hecho —termino débilmente. Siento las lágrimas

acumulándose detrás de mis ojos y dejo que se deslicen por mi rostro,

caen por mi nariz y mentón—. No sé nada —le digo—. Solía hacerlo y

luego todo cambió y tú me dejaste y yo no podía entenderlo.

Me doy la vuelta, apretando los ojos cerrados.

—Me gustaría ser así —susurro—. Ojalá pudiera ser como tú.

Me tira hacia ella y me resisto hasta que tira más fuerte y caigo en su

regazo, sus brazos se aprietan a mí alrededor.

—No sabía —dice ella, moviendo los labios contra mi sien—. Nunca

supe lo que quería. Siempre estuve aterrorizada. —Siento su cuerpo

temblar mientras se arrastra en un suspiro tembloroso—. Siempre

estaba confundida y mi madre se había ido también y yo no sabía qué

hacer sin ella.

—Entonces, ¿por qué me dejaste? —pregunto—. Si sabías lo que se

sentía, ¿por qué te fuiste? —Empujo mis piernas hacia mi cuerpo,

enrollándome en una bola apretada.

Se queda en silencio por un largo tiempo. En torno a nosotras el agua

gotea de las ramas y desliza las hojas hacia abajo. En el otro lado de la

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316 Carrie Ryan Purple Rose

valla los Mudos resbalan durante toda la noche, sus gemidos se hacen

fuertes.

—Porque no soy perfecta, Gabrielle —dice finalmente—. Yo también

cometo errores. Cometí el error de dejar atrás a mis amigos en el

Bosque. Cometí el error de ser egoísta. Tendría que haber regresado por

ellos antes. Debería haber luchado más duro por averiguar de dónde

viniste. —Se encoge de hombros y me doy cuenta de que estoy

conteniendo la respiración.

—No tienes que tratar de ser perfecta, Gabrielle. Y tienes que dejar de

pensar que no puedo cometer errores tampoco. Es agotador tener a

todos a tu alrededor esperando que seas perfecta. Y no es justo que

pongas esa presión sobre ti misma. —Ella se acerca y toma mi cabeza

entre sus manos—. Eres humana, Gabry. Ambas somos sólo humanas.

Nada más. Pero también nada menos.

Asiento con la cabeza, dejando que sus palabras penetren. Es como si

de alguna manera me ha dado permiso para perdonarme a mí misma,

dejar de lado mis errores y temores. Es un pensamiento terrible: me he

aferrado a ellos durante tanto tiempo que se sienten como una parte de

lo que soy.

Ella sonríe, las líneas alrededor de sus ojos se arrugan.

—A veces los errores son los que resultan siendo las mejores partes de

la vida —dice—. Si yo no hubiera cometido errores me hubiera quedado

en el pueblo cuando tenía tu edad, me habría casado con Harry. Nunca

habría encontrado el océano o hubiera viajado.

—¿Valió la pena? —pregunto—. ¿Valió la pena ir a buscar el océano?

¿No habrías sido feliz si te hubieras quedado en el pueblo? ¿Si hubieras

tenido a tu madre y hubieras estado con Harry?

—Oh, Cariño —dice ella, su voz suena desesperada—. No se puede

comparar la vida que podría haber vivido. Por un lado habría sido

cómoda y segura. Pero por el otro... —suspira—. Fue lo más bonito y lo

más doloroso y lo más maravilloso que jamás haya conocido.

—Pero nada cambió al final —protesto, retorciéndome hasta que puedo

ver su rostro—. Todavía estás aquí en el Bosque. Todavía estás con

Harry. Es como si todo lo demás; el océano y yo, nunca ocurriera.

Ella sonríe.

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317 Carrie Ryan Purple Rose

—Solía pensar que el océano sería este lugar sin ser tocado —dice ella,

con una nota de tristeza en su voz—. Donde no habría muerte o No

Consagrados. Y luego cuando llegué allí y vi a los muertos en la playa...

—Ella levanta un hombro—… me di cuenta de que tenía que aceptar el

mundo tal como era. Me di cuenta de que tenía que seguir adelante.

—¿En serio? —pregunto.

Se queda en silencio un momento, pensando.

—No sé. Finalmente lo hice. A veces todavía pienso de vuelta a ese

sentimiento, viendo al océano extendiéndose ante mí como esa primera

vez. Sabiendo que fue real y que había creído y que era verdad. Cambió

todo, Gabrielle. Quién era yo. Quién es Harry. Si hubiéramos estado

juntos desde el principio... la cosa sería diferente. Ya no necesito a

Harry para estar completar, sólo necesito que esté conmigo.

Vuelvo la cabeza hasta que puedo ver las estrellas a través de una

brecha en las nubes, no estoy segura de entender la diferencia.

—No puedes renunciar, Gabrielle —dice ella, su voz es más suave que el

aire—. No en nada de esto. El camino, tus amigos. —Hace una pausa—.

Tu familia.

Me alejo de ella, envolviendo mis brazos alrededor de mis piernas y

apretándolas contra mí.

—Te refieres a Annah —digo.

Se inclina hacia delante.

—Me refiero a mí —dice—. No soy una persona perfecta, Gabry. He

cometido errores y los seguiré cometiendo. Así como tú cometerás

errores. Y así lo harán Harry y Elias y Catcher.

Me quedo mirando mis dedos, retorciéndolos a uno alrededor del otro,

empujando mis uñas y viendo como se tornan blancas. Pienso en Elias

y cómo todavía se culpa por perderme. Cómo se culpa por la pérdida de

Annah. Cómo se ve con tanto miedo de arruinarlo todo conmigo otra

vez. Y cómo he tenido miedo de realmente dejarme ir con él.

Aterrorizada de tomar la decisión equivocada.

Mi madre pone su palma de la mano contra la mía.

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318 Carrie Ryan Purple Rose

—Nunca ha sido un mundo perfecto. Nunca lo va a ser. Va a ser difícil y

aterrador, y si tienes suerte, maravilloso e impresionante. Pero tienes

que empujarte a través de las partes malas para llegar a lo bueno.

—¿Qué pasa si no hay partes buenas? —le pregunto, las lágrimas

arrastrándose detrás de mi garganta—. ¿Qué pasa si ya he vivido lo

bueno y no queda nada?

Ella se ríe, ronco y profundo.

—Confía en mí cuando te digo que hay un montón todavía —dice—.

Sólo tienes que correr el riesgo a veces para encontrarlas. Hacerse a un

lado es cómodo y seguro.

Trago, sintiendo mi pulso aletear ante la posibilidad de sus palabras.

—¿Qué pasa si estoy muy asustada?

Ella me mira por mucho tiempo.

—Crecí rodeada por vallas. Todo lo que aprendíamos y sabíamos era

restringido. La Hermandad sabía que había un mundo fuera de nuestro

pueblo pero nos hicieron creer que éramos los últimos. Regularon cada

parte de nuestras vidas; convenciéndonos de que creer cualquier cosa

diferente de lo que nos enseñaron era poner en peligro nuestra propia

existencia.

Mete un mechón de cabello detrás de su oreja. Ella nunca me dijo nada

de esto antes. Me contaba historias de cómo creció en el Bosque pero

nunca como fue crecer allí. Siento como si estoy echando un vistazo en

secreto de ella, no a mi madre sino a una chica que una vez fue de mi

edad. Que se enfrentó a los mismos temores que yo.

—Quería que tuvieras una vida diferente, Gabrielle —dice ella—. Sentí

peligro todos los días, terror y miedo, y quería que crecieras sin saber

nada pero a salvo y segura. Pensé que criarte en el faro, donde podías

ver más allá de la Barrera; ver que había un mundo ahí fuera, te haría

querer más. Y tal vez me equivoqué. Tal vez sólo te enseñé a tener

miedo de cualquier cosa que no fuera seguro.

—Tal vez siempre viviremos en un mundo vallado —dice, moviendo su

mano a las cadenas a ambos lados de la ruta—. Pero son para

mantener afuera a los No-Consagrados. No para mantenerte dentro.

Dejé que sus palabras resonaran por mi cabeza y asentí. Y nos

sentamos juntas durante un tiempo escuchando los golpes de los

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319 Carrie Ryan Purple Rose

Mudos contra las vallas y el goteo del agua durante la noche y luego,

finalmente, se puso de pie y tiró de mí para levantarme y nos fuimos

por el camino hacia la mañana.

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320 Carrie Ryan Purple Rose

Capítulo 43

Traducido por Makilith Vivaldi

Corregido por Marina012

s a la mitad del día siguiente cuando por primera vez echamos un

vistazo de cuán cerca están los Reclutadores detrás de nosotros.

Hemos subido sobre otra cumbre y miramos hacia atrás para

verlos abriéndose camino hacia la montaña a través del valle.

Para cuando el anochecer comienza a envolverse a nuestro alrededor

podemos escucharlos a veces. Sus gritos entrelazándose a través del

aire, mezclándose con el sonido de los Mudos.

No ha habido señales de Catcher desde que me dejó la mañana

anterior. Estoy preocupada de que esté más lastimado de lo que pensé y

no esté cuidando de sí mismo. De que pudiera estar afuera solo en el

bosque y muriendo. Entierro mis uñas en mis palmas, tratando de

alejar mis pensamientos de él, pero no puedo.

—Tal vez deberíamos dividirnos. —Sugiere Harry mientras la oscuridad

nos presiona y nos vemos obligados a reducir la velocidad. Él mira

montaña abajo, donde podemos ver una línea de antorchas marchando

constantemente a lo largo del valle. Odys se apoya contra su pierna, un

gimoteo suave escapando de él como si pudiera oler nuestro miedo.

—No —dice mi madre, y seguimos caminando, con agotamiento en cada

paso.

Elias toma la delantera y mi madre y Harry quedan detrás de nosotros a

medida que avanzamos. Me siento incómoda alrededor de Elias, como si

de repente no supiera que decirle. Como si alguna vez hubiese sabido

que decirle. Él mira hacia atrás mientras camina y cuando me escucha

tropezar siempre está ahí con una mano fuerte que ofrecerme. Me

estabiliza, pero luego se gira de nuevo hacia el camino. Me siento

horrible por haberlo apartado tantas veces antes, y me pregunto si he

complicado las cosas más allá de la reparación. Pero entonces recuerdo

todas las veces que él me apartó también y frunzo mis labios y sigo

caminando.

E

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321 Carrie Ryan Purple Rose

Y entonces en una ocasión no se aparta. Se pone de pie frente a mí, con

sus dedos todavía ahuecando mi codo. Su tacto hormiguea hacia arriba

por mi brazo.

—Gabry —dice.

Apenas y puedo verlo en la noche, sólo puedo sentirlo, sentir el calor

rodeando su cuerpo, los bordes borrosos donde su piel se desvanece en

la oscuridad. Él se inclina más cerca. Puedo sentirlo luchando por

palabras y contengo la respiración, esperando.

Pero sólo niega con la cabeza y se aleja de mí, su agarre lentamente

deslizándose de mi brazo. Quiero llamarlo para que vuelva. Decirle que

no se vaya. Se queda quieto por un momento, sólo mirándome

fijamente.

—Lo siento —dice—. No debería haber…

No me muevo. No respiro. Sólo espero. Y tengo esperanza.

Algo en su rostro cambia, las dudas se desvanecen. Camina hacia mí y

envuelve una mano en la parte trasera de mi cuello. Yo jadeo. Su rostro

está a centímetros del mío.

—No soy Catcher —dice. Sus dedos presionan mi piel—. Nunca voy a

conocerte como él lo hace. No estuve ahí todos estos años. Nunca voy a

conocer a la que eras antes de todo esto tan bien como él lo hace.

Sus pulgares están detrás de mi oreja y mi pecho se agita ante su tacto.

—Pero tú no eres la misma tampoco. No eres la misma chica que eras

antes y él no es el mismo chico. Todos hemos cambiado. Todo en

nuestro mundo ha cambiado. Nunca será lo mismo de nuevo.

Él duda. Mi cuerpo entero se estremece con anticipación.

—Lamento haberte dejado en el bosque cuando éramos niños —dice—.

Lamento no haber estado ahí todos estos años. Lamento haberme

perdido el crecer contigo y hacerte perderte el crecer con tu familia. Se

suponía que debía cuidar de ti y no lo hice. Pero estoy aquí ahora. Sé

quién eres ahora. Sé en lo que te has convertido. No eres Annah. Ni

siquiera eres Abigail, eres Gabrielle.

Todo en lo que puedo pensar es en lo que dijo mi madre la noche

anterior, sobre cómo ninguno de nosotros es perfecto. La forma en que

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322 Carrie Ryan Purple Rose

todos cometemos errores. Y cómo a veces esos errores enriquecen

nuestra vida.

Nunca hubiera visto el océano si no me hubiese perdido en el bosque

cuando era una niña. Nunca hubiera crecido con mi madre o conocido a

Cira y a Catcher. Soy lo que soy hoy en día debido a Elias.

Él se acerca más, con el calor de su aliento en mi rostro.

—Y tú eres la única a la que quiero —susurra. Mientras habla, sus

labios rozan los míos.

Antes de poder decir algo, antes de que pueda siquiera reaccionar, él

presiona su mano en mi cabello.

—Sé que todo para ti ha empeorado en las últimas semanas. Pero para

mí… —Hace una pausa, apoyando su frente en la curva de mi cuello—.

Antes de ti, mi vida no era más que deambular, soledad y muerte.

Ahora contigo, tengo una posibilidad.

Da un paso hacia atrás hasta que nos estamos mirando a los ojos.

—Estoy enamorado de ti, Gabrielle. No de la persona que solías ser,

sino de ti. —Él toca el centro de mi pecho, con su palma completamente

extendida contra mí. Sus palabras explotan en mi interior, enviando

fuego a lo largo de mis venas y en espiral hacia mi corazón. No puedo

evitar apoyarme en él, sintiendo el peso de su tacto.

—Pasamos mucho tiempo preocupándonos por los No-Consagrados y

las alambradas, preguntándonos acerca del antes —dice, su voz es

suave y urgente, llena de emoción—. Nunca construimos algo nuevo.

Sólo observamos todo envejecer y derrumbarse a nuestro alrededor.

Sus ojos están tan iluminados en la oscuridad, tan brillantes que siento

como si estuviera envuelta en el resplandor del faro. Asiento con la

cabeza porque entiendo lo que dice, lo he sentido también.

—Quiero más que eso —susurra. Se inclina hacia mí y contengo la

respiración.

Siento algo fortaleciéndose y creciendo dentro de mí. Un deseo de ser

algo, de hacer algo grande. La posibilidad de que pueda ser alguien

mejor de lo que soy.

—Podemos ser mucho más —añade, con su boca contra la mía.

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323 Carrie Ryan Purple Rose

Es como si todo cambiara a mi alrededor, las piezas que no encajaban

finalmente están retorciéndose hasta que coinciden. El terror que me

había estado nublando y sofocando comienza a filtrarse, disipándose en

la noche.

—Yo también quiero algo más —susurro—. Quiero más que sólo mirar

hacia atrás y desear lo que fue o lo que podría haber sido. Quién era o

pude haber sido. Quiero… —Lamo mis labios, saboreándolo a él—. Te

quiero a ti.

Él sonríe contra mi boca. Me besa en la oscuridad y envuelvo mis

brazos a su alrededor. Siento su deseo de mantenerme a salvo, la curva

de sus músculos a lo largo de sus hombros, la forma en que su mano se

presiona sobre mi espalda. Pero también siento mi propia fuerza, mi

propia determinación. Finalmente siento que me he encontrado a mí

misma.

Da unos cuantos pasos lejos de mí, con su sonrisa resplandeciendo en

la noche y no puedo evitar reír, porque sé que mi sonrisa es tan grande

como la suya. Comienza a caminar de regreso hacia el camino, con sus

ojos brillando mientras me mira, con la energía palpitando entre

nosotros.

Y de pronto ya no me importa que mi primer beso fuera con Catcher. De

pronto todo es sobre el aquí y el ahora, con Elias y yo, y lo que podemos

ser juntos.

Solía pensar que daría cualquier cosa para volver a aquel momento en

el parque. Para salvar a Catcher. Para salvarnos a todos. Pero ahora no

estoy tan segura.

—Gabry —dice Elias. Extiende una mano hacia mí y sonríe, anticipando

la sensación de su piel contra la mía. Se aleja mientras me acerco a él,

riendo, sonriendo y bromeando, esperando a que lo persiga. Y entonces

da otro paso y se ha ido.

Me quedo de pie mirando hacia la nada, sin entender cómo desapareció

de repente. Entonces escucho el grito. Me lanzo hacia adelante, hacia el

espacio que su cuerpo acababa de ocupar. No hay nada, mis dedos se

encrespan sobre el vacío. Casi me deslizo hacia allí antes de ser capaz

de ir hacia atrás y alejarme.

—¡Elias! —grito. Arrastrándome hacia adelante. Mis manos tiemblan y

entonces mis dedos sienten el final del camino donde de repente

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324 Carrie Ryan Purple Rose

desaparece. El sonido se vuelve borroso, rugiendo con estridente ímpetu

en mis oídos. El aire sabe mal, como a sal y putrefacción. Empujo mi

cabeza y miro hacia abajo, sintiendo la tierra derrumbándose debajo de

mí.

Trago.

—¡Elias! —Mi voz tiembla y el pánico se extiende a mi alrededor.

Encerrándome, apretándome. El ruido se hace demasiado fuerte, no

puedo escuchar nada. Ni a mis propios gritos, ni a mi propio corazón,

nada.

Extiendo mi mano, aterrorizada, sintiendo el aire vacío. Aferrándome a

él como si pudiera estar más allá de mi alcance. Me inclino más hacia el

vacío.

—¡Elias!

Una mano me toma del tobillo y tira de mí hacia atrás. Grito y pateo,

con el pánico consumiéndome. Hasta que siento su calor, el ardor de la

piel de Catcher. Su respiración llega en tragos entrecortados, su rostro

blanco en la noche. Trato de rodar lejos de él, pero sostiene mis piernas

clavadas al suelo.

—No te muevas —dice él.

Asiento con la cabeza, con mi corazón latiendo con fuerza.

Preguntándome de dónde vino; cómo y por qué está aquí. Si estuvo

observándonos todo el tiempo, escuchándonos. Se arrastra a mi lado

hasta que presiona su torso en la oscuridad.

—¡Elias! —grita.

Me incorporo, trepando de nuevo al borde del camino.

—Tienes que ir por él, Catcher. Tiene que estar bien. Tienes que

asegurarte de que se encuentra bien —le ruego. Todo lo que puedo ver

es el rostro de Elias justo antes de caer. Si lo hubiera alcanzado. Si

hubiera dicho algo. Cualquier cosa. Cierro mis ojos con fuerza, tratando

de alejar el pensamiento.

Las mismas palabras ruedan repetidamente a través de mi cabeza: Elias

se ha ido, Elias se ha ido, Elias se ha ido.

Rechino la mandíbula, sintiendo el dolor en mis dientes. Elias se ha ido.

Dijo que me amaba y ahora se ha ido.

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325 Carrie Ryan Purple Rose

Y entonces escucho algo. No es ni siquiera un sonido, pero sé que está

ahí. De la misma manera en que sientes el zumbido de un mosquito

antes de picarte en la noche. Gateo de nuevo hacia el borde.

—¡Elias! —chillo mientras Catcher lanza un brazo para frenarme.

Entierro mis dedos en el suelo y contengo la respiración. Espero y lo

escucho.

—Elias —lo llamo de nuevo—. Elias, ¿estás bien? ¿Dónde estás? ¿Qué

sucedió?

Su voz es tensa cuando grita de regreso:

—Estoy atrapado en algo. No puedo ver nada.

Me ahogo en alivio, tragándome las ganas de llorar.

—¿Estás bien?

Él duda. En el silencio todo lo que puedo escuchar son los gemidos de

los Mudos en el otro lado de la alambrada que rodea el camino.

—¡Elias! —Lo llamo de nuevo con pánico, temerosa de que haya caído

aún más o que haya perdido el conocimiento.

—Estoy aquí, Gabry —dice. Suena más débil ahora. Y no sé por qué no

me dice si está bien.

Me vuelvo hacia Catcher y lo tomo de su camiseta.

—Tienes que ir por él —le digo desesperada. Sé lo que le estoy pidiendo

que haga. Sé que estoy pidiéndole que se arriesgue por alguien más que

me ama. Por el hombre que he escogido sobre él—. Por favor, Catcher,

por favor, tienes que ayudarme a ir por él.

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326 Carrie Ryan Purple Rose

Capítulo 44

Traducido por Makilith Vivaldi

Corregido por Paaau

atcher no duda. Él sólo asiente con la cabeza y salta la

alambrada al lado del camino, corriendo hacia el bosque. Miro

alrededor, buscando en el suelo con mis manos, tratando de

encontrar algo útil. Algo que ayude a sacar a Elias. Pero no hay nada. A

ambos lados de la valla junto a mí la alambrada justo acaba, con el

camino cayendo hacia el vacío.

Catcher regresa con un poco de madera seca y hojas que pudo

encontrar. Harry y mi madre finalmente lo alcanzan y le ayudan a

organizarla, tratando desesperadamente de comenzar un pequeño fuego

para darnos luz. Odys da vueltas alrededor de ellos mientras trata de

guiar a Catcher hacia la alambrada, hasta que finalmente viene a

sentarse a mi lado, gimoteando y empujando mi mano con su nariz fría.

Permanezco en el borde del camino, mi cabeza sobre la nada. El viento

sopla mi pelo sobre mis labios y alrededor de mi cuello.

—Elias, ¿puedes escucharme? —le pregunto. Me tenso al escucharlo

gruñir. Detrás de mí, los escucho murmurar mientras tratan de

encender el fuego, y tratan de avivarlo. Pero todo está empapado por la

lluvia.

—Elias, tienes que resistir —digo—. Por favor, sólo escúchame. Tienes

que resistir por mí. Por favor, por mí. Lo siento. —Debí haber tirado de

él hacia mí. Debí haberlo agarrado y besado de nuevo. No hubiera caído

de otra manera.

Cierro mis ojos y deseo por el sol. Todas estas veces le he pedido a la

tierra que gire más lento, que me lleve de regreso, y ahora lo haré por el

amanecer.

En la oscuridad, los sonidos bajos comienzan a agitarse, algo que no

había oído hasta ahora. Es como si un río se precipitara hacia el fondo

del acantilado. Se desvanece y se mezcla con el eco de los gemidos de

C

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327 Carrie Ryan Purple Rose

los Mudos a nuestro alrededor, y causa que Odys se sacuda y ande de

un lado a otro. Ya no puedo escuchar a Elias y mi sangre arde con

pánico.

Casi es el amanecer. Puedo saborear en el rastro del aire, oírlo en la

agitación de las aves en los árboles. En cualquier momento el día

irrumpirá, dándonos la luz que necesitamos.

—Tenemos que darnos prisa —grito sobre mi hombro. Me vuelvo hacia

el fuego y veo a Catcher soplando sobre las brasas. Ya el cielo comienza

a parpadear despierto. Me esfuerzo para ver a Elias pero aún no veo

nada, sólo el borroso borde del rocoso acantilado y la silueta de mis

manos mientras busco en el vacío.

Finalmente, Catcher envuelve dos ramas con una camiseta de repuesto

de la bolsa de mi madre y las enciende en el fuego. Lleva una al borde

del camino y le da una a Harry, quien lo sigue.

Observo mientras Catcher baja la flama hacia la semioscuridad,

moviéndola sobre el acantilado. Contengo el aliento cuando finalmente

veo a Elias al borde de la luz.

—Puedo bajar hasta él —digo, tirando de mis piernas alrededor del

vacío. Pero Catcher me detiene.

Ahora el cielo es un resplandor que rodea el horizonte. Se derrama

sobre las montañas a través del valle, llenándolo lentamente de luz.

Miro a Catcher, lista para decirle que me deje ir, pero algo en su rostro

me detiene. El fuego salta y tiembla mientras alcanza la antorcha de

Harry con una mano temblorosa. Sostiene ambas antorchas hacia el

vacío y entonces las deja ir.

Las flamas se ven como aves rotas mientras aletean hacia abajo. Y justo

antes de que se apaguen podemos ver el movimiento. El movimiento de

un brazo, el borde de una mandíbula.

Ninguno de nosotros se mueve, nadie respira o dice una palabra. Justo

por debajo de donde Elias yace atrapado por un fragmento del

alambrado, los Mudo tratan de llegar a él, sus dedos deshaciendo la

tierra del acantilado para alcanzarlo. No sé cuántos hay pero ahora

mismo aún no pueden alcanzarlo.

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328 Carrie Ryan Purple Rose

—Elias, no te muevas —digo, sabiendo que mi voz no tiene la suficiente

fuerza para alcanzarlo. Veo sangre goteando a través de su camiseta,

bajando por su brazo y cayendo hacia los frenéticos Mudos debajo de él.

Sin quitar mis ojos de Elias, como si mi mirada pudiera mantenerlo a

salvo, aprieto el brazo de Catcher, con las yemas de mis dedos

clavándose en su piel.

—Tienes que ayudarlo —le digo.

El mundo continúa girando hacia el día, con la luz cada vez más fuerte

mientras Catcher maniobra sobre el borde del acantilado. Ya puedo ver

más de lo que nos rodea, vemos que el borde de la montaña se ha

aclarado. Los árboles arrancados de raíz se retuercen con lo que queda

del alambrado que bordeaba el camino, todos ellos esparcidos por la

ladera de la montaña.

Elias se encuentra frente a uno de eso tramos del alambrado, atrapado

entre dos pequeños árboles de aspecto frágil, unos veinte metros más

abajo de donde estamos nosotros. Debajo de él, los Mudos luchan con

sus dedos despellejados y ensangrentados, tratando de trepar por la

tierra rocosa. Aguanto la respiración, esperando que la montaña sea

demasiado pronunciada para que los Mudo lleguen hasta él.

Catcher comienza a hacer su camino hacia Elias, sosteniéndose en las

raíces y los arbustos cuando sus pies resbalan debajo de él. Presiono mi

mano en mi boca, queriendo gritarle a Catcher que tenga cuidado.

Queriendo rogarle a Elias que diga algo que me permita saber que está

bien. Pero a medida que el cielo se ilumina, puedo decir aún desde aquí,

que su rostro está blanco, sus labios tensos con el dolor y su pierna

está inclinada en un ángulo antinatural.

En este momento, todo lo que quiero en el mundo es que Elias esté

bien. Las piedras se deslizan debajo de sus pies, rebotando hacia abajo

por la colina, unas cuántas golpean a los Mudo antes de caer hacia la

oscuridad del valle. Catcher resbala de nuevo, dando tumbos unos

cuantos metros antes de que ser capaz de detenerse a sí mismo

aferrándose a un árbol.

Cierro mis ojos. No puedo mirar. Sé que mi corazón se detendrá

completamente si algo le pasa a Catcher o a Elias. Escucho más rocas y

tierra viniéndose abajo por la colina.

Escucho a Odys gimoteando y a Harry susurrando algo que suena como

una oración.

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329 Carrie Ryan Purple Rose

Pero todo lo que hago es pensar en Elias, recordar el toque de sus labios

en los míos, centrándome en el sonido de su voz cuando me dijo que

quería estar conmigo. Sintiendo en cada parte de mí cuánto me

preocupo por él, cuánto necesito desesperadamente que esté bien.

Finalmente escucho a mi madre suspirar de alivio y abro mis ojos. Elias

yace en el suelo, Catcher está de pie sobre él, jadeando y sudando por el

esfuerzo de regresar con él desde el acantilado. Todo lo que puedo hacer

es mirar fijamente a Elias, con miedo a acercarme. A su pierna, que no

se ve bien. La cual está rota y torcida. A su rostro, que está ceniciento y

blanco con dolor.

Mi madre le quita su camiseta, que está ahora manchada con sangre, y

se la da a Catcher para que la sostenga contra un ancho corte en un

costado de Elias. Harry hurga a través de las bolsas por agua y ropas

extras que romper para los vendajes. Mi madre corre hacia el fuego que

está apagándose, y agarra dos ramas sin utilizar. Las pone a un lado de

la pierna de Elias, su rostro se ensombrece. Ella coloca una mano en el

tobillo y la otra en la rodilla. Toma una respiración profunda, y

entonces escucho el chasquido. Veo los ojos de Elias abrirse de par en

par, y su cuerpo sacudirse y estirarse.

Los Mudos empujan contra el alambrado, oliendo la sangre,

necesitándola. Con sus gemidos se mezclan con los ecos a la deriva por

el acantilado.

—¿Va a estar bien? —pregunto en voz baja, tratando de permanecer

fuera del camino mientras mi madre trabaja en sus heridas.

Nadie me mira. Nadie contesta. Elias jadea con fuerza, gruñendo de

dolor.

Pienso en los cortes en los brazos de Cira. En cómo su paso por el

camino en el Bosque provocó que la infección de sangre que la matara.

Si podría matar a Elias también, si es que no ha perdido ya mucha

sangre. Trago una y otra vez, tratando de detener mi mente ante tales

pensamientos. Tratando de concentrarme en el aquí y el ahora, y sin

preocuparme de lo que vendrá. Porque no sé qué puede ser lo siguiente

para nosotros. No con su pierna en la manera que está. No con los

Reclutadores tan cerca tras nosotros.

Miro hacia abajo donde la sangre de Elias deja un rastro en el suelo.

Quiero desenterrarla, y de alguna manera, obligarla a volver dentro de

él. Cualquier cosa para mejorar la situación.

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330 Carrie Ryan Purple Rose

—Ven aquí y sostén esto —dice mi madre, llamándome y señalando a

Catcher. Me arrodillo al lado de ella—. Presiona aquí, fuerte.

Ella posiciona mis manos sobre la camiseta. Asiento con la cabeza,

sintiendo como el material comienza a humedecerse con la sangre

cálida de Elias. Lleva a Catcher por el camino hacia Harry y hablan en

voz baja. Aun cuando no puedo escucharlos, entiendo de lo que están

hablando por la manera en que se ponen de pie y se mueven.

Están tratando de averiguar qué hacer. No hay manera de que Elias

pueda caminar.

Me quedo con Elias. Sintiéndolo sangrar contra mí. Con el sonido de los

Mudos empujando en el alambrado. Limpio con mi hombro mi mejilla,

lágrimas, sudor y dolor. Odys permanece a mi lado, su calor

presionando a través de mi pierna como dándome consuelo.

Observo fijamente el rostro de Elias, torcido y enrojecido. Tomo su

mano con la mía. Me inclino cerca de él. —¿Elias? —murmuro. No

puedo creer que esto esté pasando. Incluso si construimos algo para

llevar a cabo, estoy bastante segura de que no podría seguir adelante.

Está demasiado herido. No lo lograría.

Ni siquiera sé si seremos capaces de avanzar más lejos de todos modos,

ahora que el camino ha desaparecido.

Él abre un ojo un poco, la ligereza de ese movimiento me hace tragar

saliva. Cada parte de él está contraída con dolor, cada músculo rígido.

—Tienes que irte —dice, apenas abriendo su boca—. Los Reclutadores.

Sacudo mi cabeza, mis hombros se encorvan mientras trato de

recuperar mi aliento. Mis lágrimas empañan todo pero no quiero que él

las vea. Quiero ser fuerte para él. Necesito que tenga esperanza.

—Estaremos bien —le digo.

—Diles que te hagan ir —dice. Empuja mi hombro. Mis manos se

deslizan del vendaje en su costado.

—¡Catcher! —grita Elias.

Catcher corre. Sacudo mi cabeza y forcejeo con Elias.

—Detente —le digo. Está usando demasiada fuerza, podría estar

lastimándose más.

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331 Carrie Ryan Purple Rose

—Llévatela —dice Elias. Sus ojos están muy abiertos, su voz es

urgente—. Tienes que hacer que se vaya. Los Reclutadores la usarán

para controlarte. No puedes dejar que os atrapen a ninguno de los dos.

Catcher me mira, pero yo estoy mirando fijamente a Elias, con mis

manos presionando de nuevo en su costado. No voy a dejar que me

aparte. No de la manera en que lo hizo Catcher. Me niego a dejar que

renuncie a mí.

—No voy a ir a ningún lado —le digo.

Elias se vuelve a Catcher.

—Soy un Reclutador. Déjame aquí. Ellos cuidarán de mí. Tienen que

hacerlo, es parte del juramento.

—Ya no eres uno de ellos. —grito. La desesperación hierve dentro de mí

y la convierto en ira, de esa manera no me ahogo. Porque él tiene razón.

Él no puede seguir con nosotros y necesita ayuda.

Elias está agarrando el brazo de Catcher ahora.

—Ellos tendrán que llevarme de regreso a Vista, les dará tiempo.

—El camino termina —le digo—. No podemos ir más lejos.

—Tiene que continuar —dice—. Annah y yo escapamos a través de las

montañas. Podéis encontrar un camino.

—No te vamos a dejar aquí. —Aprieto mi quijada, desesperada para

hacer esto bien de alguna manera—. No te vamos a dejar aquí sólo.

¿Qué pasa si nos equivocamos? ¿Qué si ellos tratan de usarte para

llegar a Catcher?

—Es mejor a que seas tú —dice él en voz baja.

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332 Carrie Ryan Purple Rose

Capítulo 45

Traducido por kirara7

Corregido por Vannia

na sombra cae sobre mí, y sobre el rostro de Elías.

—Nos quedaremos con él —dice Harry, su voz es suave. Mi

madre se agacha y pone una mano sobre mi hombro.

Sacudo mi cabeza, con la impotencia congregándose dentro de mí.

—No —digo, con voz quebrada—. No me voy a ir. No voy a dejarlo. —Me

inclino de nuevo sobre Elías—. No te voy a dejar —susurro—. Voy a ir

contigo.

—No puedo caminar, Gabrielle —sostiene Elías—. No puedo ir contigo.

No sabes lo que ellos te harán para atrapar a Catcher. ¡Yo sí! Tienes que

alejarte de aquí. —Su aliento es cálido sobre mi rostro.

Sé que tiene razón. Sé que tengo que dejarlo. Pero simplemente quiero

más tiempo antes de que estemos obligados a separarnos.

—Catcher —dice Elías, girando su cabeza para mirarlo a él—. Cuida de

ella.

Catcher asiente con la cabeza.

Cierro mis ojos. No puedo orientarme. Todo está pasando demasiado

rápido.

Elías envuelve mi mano con la suya.

—Encuentra a Annah —dice suavemente.

Me muerdo mi labio inferior, con miedo a gritar lo miserable que me

siento por dentro.

—No quiero dejarte —le digo—. ¿Qué pasa si no lo logramos salir del

Bosque?

U

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333 Carrie Ryan Purple Rose

—Lo harán —dice él, ahuecando mi mejilla con su mano—. Los caminos

empre conducen hacia fuera finalmente. Confía en mí.

—Se suponía que habría más —le digo, presionando mi boca contra la

suya. Puedo saborear su dolor y desesperación mezclándose con los

míos—. No estoy lista. No puedo hacerlo sola. Estoy muy asustada.

Él sonríe.

—Tú eres la chica que nadó a través del océano.

—Pero te tenía a ti conmigo.

—Tú eres la chica que sobrevivió sola a este Bosque —dice.

—Eso fue diferente —susurro—. No sabía lo suficiente como para tener

miedo.

—¿Recuerdas cuando te dije que no había diferencia entre nosotros y

los Mudos?

Asiento.

—Es porque ellos sobreviven —dice él.

—Pero ellos no aman. No recuerdan. —Puedo sentir que me ahogo en la

desesperación.

Él presiona sus labios en mi mandíbula, en la comisura de mi boca,

hacia mi oído.

—Te prometo que te encontraré de nuevo —susurra—. Te prometo que

voy a recordarte. Y te prometo que te amaré.

Lo beso una última vez. Esta vez no importa que Catcher, mi madre y

Harry estén mirando. Nada importa más que Elías. Quiero darle mi

amor y mi esperanza, para que lo curen. Que todo lo que dijo antes sea

verdad, como si al desearlo lo suficiente fuera a pasar.

Porque yo quiero a Elías. Más que otra cosa quiero estar con él ahora y

para siempre. Nada puede cambiar eso.

Presiono mi rostro contra su cuello, sintiéndolo, oliéndolo, probando su

piel. Y luego me alejo de él preguntándome si es posible creer que nos

encontraremos el uno al otro.

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334 Carrie Ryan Purple Rose

—Tienes que irte —dice Harry—. Los Reclutadores no están muy lejos

de nosotros. Ya puedo escuchar sus gritos a través de los árboles. —Me

abraza y me entrega un paquete, sus dedos sobre mi hombro.

Me giro hacia mi madre que está a su lado. Odys está a sus pies y

presiona su hocico contra mi mano. Le rasco las orejas, sin poder creer

que tengo que dejarla de nuevo.

—¿Qué se supone que debo hacer? —pregunto, con voz baja y

asustada.

Ella pone sus manos en mis mejillas. Pienso en todos los momentos de

mi vida en los cuales hemos estado solas juntas, sólo nosotras dos

contra el mundo. Sobre cuánto de nuestra vida hemos compartido. Y

sin embargo siento como si una brecha se hubiera abierto entre

nosotras, un abismo que muestra lo mucho que no conocía de ella.

Siempre pensé en ella como mi madre y no como una mujer que solía

ser una chica como yo.

—Mantente segura —dice ella finalmente—. Ama. Sobrevive. Ríe, llora,

lucha, fracasa algunas veces, y ten éxito en otras. Insiste. —Ella sonríe,

su voz llorosa—. Y siempre recuerda que tu madre te ama.

Pongo mis manos sobre las suyas.

—¿Estarás bien? —le pregunto, con miedo a no verla otra vez.

Preocupada de que tal vez debí haber cuidado mejor de ella—. ¿Qué si

te metes en problemas por irte? ¿Por ir más allá del alambrado?

Ella acaricia con su pulgar mi mejilla, limpiando mis lágrimas.

—Estaré bien Gabrielle. No te preocupes por mí, es mi trabajo

preocuparme por ti, no al revés. Finalmente podré mostrarle a Harry el

océano —dice ella—. Me ocuparé de Elías. Te encontraremos de nuevo,

no dejaré ir a mi niña tan fácilmente.

Mi corazón se parte con sus palabras, con esperanza y resolución en

ellas. Nos miramos la una a la otra, ninguna de nosotras quiere ser la

que le dé la espalda a la otra. Dejarla.

—Tengo algo para ti —digo, tratando de retrasar lo inevitable. Busco en

mi mochila y mi mano delinea a lo largo del lomo roto del libro que ella

dejó caer al huir de la aldea. Lo saco, los bodes del papel están

desmoronados y agrietados, y se lo entrego a ella.

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335 Carrie Ryan Purple Rose

Ella jadea, colocando una mano sobre su boca mientras sus ojos se

abren con sorpresa.

—No fui capaz de salvarlo todo —le digo—. Pero pude recoger algunas

de las páginas.

Cuando ella lo toma, sus manos están temblando. Lo sostiene, pasando

sus dedos sobre las desvanecidas palabras estampadas en la cubierta.

—Todo esto es desde el Retorno —dice ella—. Es la historia de la aldea.

De todo lo que conocía.

—Lo sé —susurro—. Leí algo de ello. Yo sólo… —miro hacia abajo—.

Necesitaba saber.

Ella me mira.

—Gracias —susurra.

En la distancia escucho a los Reclutadores gritando, acercándose cada

vez más. El sol se asoma sobre las montañas del valle, impulsándonos

hacia adelante.

Catcher se encuentra junto al barranco por el cual cayó Elías, Odys

gruñe cada vez que trata de acercarse más a nosotros.

—Creo que sólo la parte superior ha sido arrasada. Puedo ver donde el

camino comienza de nuevo —dice él—. Hasta mitad de la montaña.

Creo que lo lograremos.

Me volteo hacia Elías, sus ojos están apretados fuertemente contra el

dolor, con sudor en su frente. Estiro mi mano y paso mis dedos sobre

sus labios, a lo largo de su barbilla, y él alza la vista hacia mí con una

sonrisa.

Toca mi barbilla con su dedo, inclino mi cabeza hasta que me veo

obligada a mirarle.

—Te encontré una vez antes —dice él—. Prometo que te encontraré de

nuevo. Cuando salgas del Bosque hacia la Ciudad Oscura. Estira su

mano alrededor de su cuello y saca un cordón de cuero con un disco de

metal con el sello de los Reclutadores. Por primera vez me doy cuenta

de que tiene pequeños números grabados al otro lado. Lo pasa sobre mi

cabeza, donde se entrelaza con el collar de superhéroes que Cira me

dio.

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336 Carrie Ryan Purple Rose

—Soy un ciudadano, eso debe conseguir que entres —dice él—. Te

prometo que voy a encontrarte.

Empiezo a sacudir mi cabeza. El mundo es demasiado grande, es muy

fácil perderse. Pero el presiona su mano contra mi mejilla.

—No te dejaré ir, Gabry —dice él—. No te estoy dejando. Regresaré a

Vista, haré lo que sea necesario para recuperarme y luego iré a por ti.

Lo prometo. Sólo espera por mí en la Ciudad Oscura.

Elías agarra mis dedos antes de que pueda ponerme de pie.

—Te amo, Gabrielle —dice él, su rostro firme—. No te perderé de nuevo.

—En sus ojos veo todo; nuestra promesa. Y en ese momento lo creo.

Luego Catcher está a mi lado. Jalándome para ponerme en pie pero

lucho contra él hasta que vuelvo al lado de Elías, mi boca contra su

oído. Quiero decirle que no puedo soportar dejarle, pero no sé cómo. En

su lugar solamente digo:

—Te amo. —Y observo como cierra sus ojos y una sonrisa se dibuja en

sus labios.

—Ve —dice él.

Asiento y me alejo de él hasta que siento a Catcher de pie junto a mí.

Trato de contener los sollozos que brotan en mi pecho.

—Él estará bien —murmura Catcher. Y quiero decirle que lo sé. Pero no

puedo.

La mañana sigue avanzado; el cielo comienza a brillar en el horizonte,

pero todavía no es capaz de disipar la neblina que se cierne sobre el

valle. Apenas podemos ver lo suficiente para salir del camino hasta

cierto punto del acantilado. Parece como si un gigante hubiese

caminado y hubiese pasado su mano a lo largo de la ladera de la

montaña, excavando en la tierra, arrancando los árboles, aplastando los

arbustos, arrojando barro y torciendo el alambrado.

—Creo que el camino aún está intacto allá abajo —dice Catcher, y yo

asiento porque no sé qué más hacer. Los Mudos están empezando a

reunirse a nuestros pies, tropezando con las raíces, deslizándose por las

piedras, derrumbándose de las partes más empinadas y cayendo en la

oscuridad.

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337 Carrie Ryan Purple Rose

Miro hacia atrás, a Elías en el suelo y mi madre a su lado. Él deja caer

su cabeza a un lado, con sus ojos entreabiertos. Su rostro está blanco,

sus músculos tensos por el dolor, quiero correr hacia él, y recibir

cualquier castigo que venga con ello.

—Ve —articula él con la boca.

Tratando de tragarme el ardor en mi pecho, me doy la vuelta, camino

lentamente por el borde del acantilado y empiezo a deslizarme por un

lado de la montaña.

Catcher va delante de mí, probando la resistencia de las ramas,

señalando las raíces donde yo puedo poner mis pies. Aunque me deslizo

más de lo que escalo, la tierra se suelta y las piedras ruedan

constantemente cada vez que creo conseguir una base sólida.

Cada vez que trato de mirar hacia atrás me caigo, mis codos raspan

contra el suelo, zarzales se enredan alrededor de mis piernas. Pronto

Catcher y yo jadeamos por el esfuerzo y aunque el sol no se ha

levantado por completo, los dos estamos empapados de sudor.

—Puedes hacerlo, Gabry. —Él sigue diciéndome cada vez que tropiezo.

Y yo no respondo, sólo me concentro en agarrar cualquier cosa que evite

que me caiga.

Donde la pendiente es más pronunciada, él se desliza primero hacia

abajo, atrapándome cuando tropiezo después de él. Llegamos a un

delgado saliente y miro hacia el borde del acantilado a unos veinte

metros por encima, viendo a mi madre de pie con las manos en sus

caderas. Su rostro lleno de preocupación y mira sobre su hombro cada

pocos segundos. Me pregunto cómo de cerca están los Reclutadores. Si

vamos a ser capaces de adelantarnos lo suficiente para escapar de ellos.

Hay suficiente luz ahora que las hojas de los árboles brillan y

resplandecen, los rayos solares rayan a través del cielo. No muy lejos de

nosotros el camino se reanuda, con el alambrado intacto curvándose a

través de los árboles y bordeando hacia la derecha bajo la montaña, y

finalmente topándose con lo que parecen los restos de un camino.

Pero entre nosotros y el camino, la montaña se aplana por una corta

distancia dentro de una delgada franja de tierra con los Mudos

dispersos sobre ella, todos ellos buscando llegar a mí.

Mi corazón se acelera, mientras aprieto mi mano alrededor de un

delgado tronco, que uso para mantener el equilibrio. Catcher mira hacia

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338 Carrie Ryan Purple Rose

abajo, los dedos de los Mudos casi sosteniéndose a lo largo del saliente

bajo nosotros. Pateo sus manos lejos de mí, pero Catcher salta en medio

de ellos. Tengo que presionar mi cara contra mi brazo para ahogar mi

grito, aún sin acostumbrarme a lo fácil que es para él caminar entre los

muertos.

Los cuerpos caen en donde él aterriza y luego él está de pies,

balanceando los brazos. Agarra a los Mudos por donde puede y los

empuja hacia abajo por la montaña. Ellos ni siquiera lo notan, su

concentración está en mí, sus manos me buscan.

Catcher gruñe mientras golpea a los Mudos por un costado, sus

cuerpos caen al valle como muñecas rotas. Piernas enredadas alrededor

de brazos, sus torsos se estremecen mientras cuelgan de los árboles, los

gemidos se tejen por todas partes. Él no se detiene, sólo sigue tirando,

arrojando, y empujándolos hasta que no hay ningún Mudo entre las

rejas y yo.

Cuando termina se queda allí, con los hombros agitados y las manos

medio apretadas en puños, mirándome fijamente. En ese breve

momento veo que no hay nada en él de lo que yo conocía. No hay nada

del chico con el que crecí.

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339 Carrie Ryan Purple Rose

Capítulo 46

Traducido por Paaau

Corregido por V!an*

stoy de pie sobre la cornisa y lo miro, la ferocidad de su

expresión, el dolor escrito en su cuerpo.

El sol sigue filtrándose por las montañas, con sus rayos iluminándolo,

haciendo su cabello brillar como luz pura. Y luego extiende una mano y

obtengo un vistazo del antiguo Catcher, el que aún está enterrado en el

interior, aquel que nunca volverá a ser.

—Podrías ir, sabes —le digo—. Sólo tienes que bajar el resto del camino

por la montaña y caminar hacia los Mudos. Nunca te encontrarán.

—No —es todo lo que dice. Lo miro fijamente durante un largo tiempo

pero él no añade nada más, así que agarro su mano, su piel está

resbaladiza por el sudor, y dejo que me ayude a bajar.

Seguimos luchando, nuestra caída apenas controlada por las rejas

retorcidas sobre la abertura hacia los caminos. Apenas estamos

subiendo hacia a la seguridad del otro lado cuando oigo gritar por

encima. Miro sobre mi hombro, y veo a mi madre en el borde del

acantilado, moviendo sus brazos en el aire, su boca está moviéndose.

Justo entonces un Reclutador corre detrás de ella y toma su brazo. Mi

cuerpo se tensa al verlos luchar tan cerca de la orilla. Él está tratando

de tirarla hacia atrás, pero ella aún está gritándome. Ella libera una

mano y apunta hacia el valle como si tratara de decirnos algo, pero

antes de que pueda entenderla, el Reclutador la toma de nuevo.

E

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340 Carrie Ryan Purple Rose

Como en cámara lenta, veo una mancha negra a su lado: Odys. Se

enreda en las piernas del Reclutador, haciéndolo tropezar, y antes de

darme cuenta de lo que está pasando, el hombre cae sobre el borde. Su

cuerpo cae directamente hacia nosotros, extendiendo sus brazos hacia

adelante para detenerse, golpeándose contra un árbol mientras cae.

Mi madre se paraliza, mirando, y luego sus ojos se encuentran con los

míos a través de la distancia.

—Corre —dice Catcher, tirando de mi brazo—. ¡Tenemos que correr!

—Más Reclutadores han comenzado a bajar por la montaña hacia

nosotros, y Catcher me arrastra lejos hasta que pierdo de vista a ellos o

a mi madre. Corremos por el camino empinado, más cayendo que

corriendo. Las ramas golpean mis brazos y mi cara, las raíces me hacen

tropezar, y me esfuerzo por seguir a Catcher, mientras él se precipita a

través del bosque.

Aún es el crepúsculo de la mañana aquí bajo las copas de los árboles, y

es difícil juzgar las distancias.

Mi pie choca con una roca, y golpeo en el suelo. Catcher se da vuelta

justo cuando estoy levantándome, un largo arañazo serpentea por la

parte posterior de mi brazo, con sangre goteando en la punta de mis

dedos.

Sigue extendiendo una mano para ayudarme a levantarme cuando

duda. Ladea la cabeza hacia un lado como si estuviera escuchando algo

a lo lejos. Miro sobre mi hombro, preguntándome si escucha a los

Reclutadores detrás de mí. Pero luego el sonido de algo más hace

cosquillas en mi oído.

Como un río. O una cascada.

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341 Carrie Ryan Purple Rose

Cátcher camina por el sendero lentamente, dudando en cada paso. Lo

sigo.

Finalmente llegamos a un callejón sin salida frente a una pared echa de

polvorientos ladrillos rojos. Continua a lo largo a ambos lados de

nosotros, bordeando el arco del camino que vi antes por el otro lado.

No tenemos más opción que trepar si queremos seguir hacia adelante.

Aguanto la respiración mientras deslizo mis dedos a lo largo de los

ladrillos, buscando puntos débiles y asideros.

Es difícil encontrar lugares para meter mis pies, pero finalmente llego a

la cima, pasando una pierna por encima, por lo que estoy a horcajadas

sobre la pared.

El sonido del agua es más fuerte aquí, la velocidad y el rugido de ella.

Catcher finalmente llega a mi lado, nuestras manos están sujetando el

borde de la pared igual que la primera noche que cruzamos la barrera.

El ancho camino al otro lado de la pared, no es como el las viejas

historias que había oído, de gloriosas autopistas con relucientes

automóviles. En cambio, esparcidos a lo largo del camino hay montones

de viejo metal retorcido y oxidado, que parecen criaturas extinguidas

dormitando bajo el sol. Sólo ahora la mayoría de ellos están

comenzando a temblar con los Mudos dentro de ellos golpeando los

vidrios, tratando de escapar y alcanzarme.

La carretera se curva hacia un puente ancho que se extiende a lo largo

de un valle, encontrándose con otra carretera rodeada por una pared de

ladrillos idéntica en el otro lado. El puente es enorme, al menos como

de seis automóviles de ancho, se gira bruscamente hacia la izquierda, el

extremo del mismo parece desmoronarse en una estrecha franja de

cemento. Cada lado lo bordea una malla que se curva hacia arriba para

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342 Carrie Ryan Purple Rose

evitar que la gente salte, excepto que ahora sirve para evitar que una

multitud de mudos trepen por el puente.

Comienzan a arrastrar los pies hacia nosotros, sintiéndome, estoy muy

consciente del corte en mi brazo. De la sangre arrastrándose por mi

muñeca. Contra el borde del puente descansa un viejo autobús

amarillo. Otros autos se enredan alrededor, creando una barrera de

metal retorcido que por ahora evita que los Mudos lleguen al puente y

nos alcancen.

Pero están amontonándose detrás del autobús como agua atrapada por

una presa. Presionan y empujan, empezando a gatear uno sobre el otro,

construyendo un montículo de cuerpos. Pronto llegan a la parte

superior e inundan el camino, atrapándonos aún más.

—Puedes volver —dice Catcher mientras ambos miramos con la boca

abierta los obstáculos que enfrentamos—. Podemos tratar de vencer a

los Reclutadores. O simplemente me puedo ofrecer. Decirles que no es

necesario que te tomen. —Su voz no tiene emoción, y muevo mi mano

entre nosotros hasta que tomo sus dedos.

Me mira. Su rostro esta estirado y tenso, con círculos oscuros bajo sus

ojos.

—No sé cómo podemos hacerlo, Gabry —dice, tan suave que es como

un susurro.

Detrás de nosotros oigo gritos. Oigo la caída de los Reclutadores entre

los árboles. No pasará mucho tiempo hasta que nos alcancen. Los

Mudos se levantan de entre los automóviles rotos, se mezclan y se

desplazan por el camino, encontrando su camino a través del desorden

aplastado y retorcido.

Comienzo a caminar por la cima de la muralla hacia el puente. A mi

izquierda la montaña desciende abruptamente hacia el valle; a mi

derecha está el camino, y no hay nada en el otro lado. Nuestra única

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343 Carrie Ryan Purple Rose

esperanza es seguir avanzando. Miro las rejas a lo largo del puente. En

el lado más cercano a nosotros se detenía a mitad de camino,

quebradas en donde se desprendían. Pero en el lado más lejano parece

como si se extendiera a través de todo el valle.

—Gabry —dijo Catcher, mi nombre como una advertencia. Me giro y lo

miro, agazapado en la pared, sus nudillos blancos donde se sujeta. Su

rostro brilla por el sudor.

—Podemos lograrlo —le digo. Mi corazón se acelera en mi pecho,

haciéndome difícil respirar.

Niega con la cabeza. —Hay demasiados Mudo —dice.

—Hay cornisa —le digo—. Al lado de puente donde la reja se fija. Puedo

caminar a lo largo de ella.

—Hay Mudos en el puente, Gabry… no hay forma de alejarlos de ti.

Sudor baja por mi espalda, haciendo que mi camiseta se pegue en mí.

—No si trepo al otro lado de la alambrada —le digo—. Interponiéndola

entre nosotros. Los mantendrá alejados de mí.

Catcher se acerca un poco más, aun sujetándose a los lados de la

pared. Mira hacia donde estoy apuntando y su rostro palidece.

—Esa cornisa ni siquiera tiene treinta centímetros de ancho —dice—.

¡Es una caída de treinta metros!

—Me agarraré a la alambrada —respondo.

—Si pasas tus dedos a través de esos enlaces, los Mudos te morderán.

Me pongo en cuclillas por lo que estoy cara a cara con él.

—Esa es la razón por la que tienes que caminar por el puente en el otro

lado, y presionar contra la alambrada donde yo la sostengo. Tienes que

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344 Carrie Ryan Purple Rose

alejarlos de mí. —Trato de esconder el miedo en mi voz. Trato de sonar

segura y convincente, pero por dentro estoy petrificada.

Él deja caer su cabeza entre sus hombros.

—No puedo, Gabry, no puedo verte hacer eso. La altura.

Pienso en la última vez que estuvimos cara a cara en la cima de una

pared alta, recordando lo que me dijo. Lo asustado que él estaba y como

hizo lo posible por consolarme.

—Sé que tienes miedo —digo—, pero tenemos que hacerlo. Es la única

forma que tenemos para escapar. Podemos hacerlo.

Y antes de que pueda convencerme de no hacerlo, respiro

profundamente y me bajo de la pared, aterrizando en el camino con un

ruido sordo. La adrenalina y el miedo se mezclaban zumbando a través

de mí. Con la sensación de que puedo hacerlo. Que tengo que hacerlo.

Saco el cuchillo de mi cadera, la empuñadura y el peso conocidos. Trato

de no pensar en Elias, en la noche en que me lo entregó. La forma en

que me miró como si me conociera. Como si esperara que yo lo

conociera.

Los Mudos comienzan a caminar hacia mí, el sonido de ellos llenan mis

oídos. Algunos de ellos salen de debajo de los automóviles; otros del

metal retorcido. Todos ellos gimiendo, todos ellos alcanzándome.

Y luego siento la comprensión familiar de aire mientras Catcher aterriza

junto a mí, arma en mano.

Detrás de nosotros los Reclutadores alcanzan la pared. Sus gritos hacen

eco a través de los árboles. Ahí es cuando comienzo a correr.

Mientras nos acercamos al puente, se vuelve más difícil moverme más

rápido. Me deslizo entre dos autos, y oigo un arrastre de pies, un

crujido. Una mano toma mi brazo. Grito y salto hacia atrás, pero otra

mano se enreda en mi cabello. Puedo oír sus gemidos contra mi piel,

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345 Carrie Ryan Purple Rose

oler su muerte. Tengo miedo de no poder escapar y peleo tan fuerte

como puedo, tratando de alejarme, pero no puedo liberarme. Están

atrapados dentro de los coches, alcanzando las ventanas y las puertas

para llegar a mí.

Dejo que mi pierna se doble, y el peso de mi cuerpo me libera del Mudo.

Ruedo lejos de ellos. Y luego Catcher está ahí, alejándolos. Intenta

tirarlos al lado del camino y abajo hacia el valle, pero algunos más

comienzan a agitarse en los automóviles antiguos, terminando su

hibernación ante el olor de carne fresca. Seguimos corriendo,

esquivando automóviles cuando podemos, arrastrándonos sobre ellos

cuando no.

Con cada paso tengo la sensación de dientes hundiéndose en mi piel.

Finalmente llegamos al autobús que bloquea la entrada al puente y

trepamos en él. Mis manos están resbaladizas por el sudor mientras

intento tomar el metal calentado por el sol, y trato de enganchar mis

dedos al borde de una ventana rota, pequeños trozos de vidrio se

hunden en mi carne sacando sangre caliente. No me importa el dolor,

sólo escapar.

Justo cuando me levanto, siento el susurro de un toque en mis nudillos

y tiro mi mano hacia atrás, resbalándome pero todavía siendo capaz de

mantener mi peso contra el metal oxidado.

Se acurrucan en los asientos, poniéndose de pie sobre los marcos de las

ventanas. Son niños, con no más de cinco o seis años, todos utilizando

chalecos azules idénticos. Los niños llevan pantalones marrones, las

niñas faldas a juego con medias hasta sus rodillas. Una niña tiene dos

coletas que salen de su cabeza. Otro chico aún usaba sus gafas.

Me miran, con sus pequeños dedos apretando el aire, queriendo algo…

necesitando algo… y sabiendo que yo soy quien puede dárselos. Y

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346 Carrie Ryan Purple Rose

entonces sus gemidos suenan como lloriqueos, como niños pequeños

llorando.

No puedo respirar. Había visto niños Mudos antes, pero eran cuerpos

hinchados en la playa. Eran raros y nunca se vieron así. Nunca se

vieron reales y casi normales. Casi vivos.

Y entonces la sangre cae del corte de mi mano. Cae en el aire y aterriza

en la mejilla de un niño, justo en el borde de su boca. Como una raya

de color rojo contra su piel pálida.

Veo sus fosas nasales en el momento en que sus sentidos se encienden.

Y luego sus ojos se agrandan y su boca se abre, con sus labios

mostrando sus dientes. Sus gemidos son fuertes y exigentes mientras

araña el aire.

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347 Carrie Ryan Purple Rose

Capítulo 47

Traducido por kuami

Corregido por masi

n ese momento, Catcher se encarama en el autobús después de

mí. En el suelo a cada lado de nosotros los Mudos están

retorciéndose, empujando, amontonándose unos sobre otros, a

pocos minutos de caer encima de nosotros. Uno sobresale por encima

de los demás, simplemente llegando a la parte trasera del autobús,

cuando una flecha le golpea la cabeza.

Miro hacia atrás por encima de mi hombro para ver a los Reclutadores

que corren a lo largo de la parte superior de la pared hacia nosotros,

agitando las ballestas. Ellos disparan a los Mudos, tratando de despejar

el camino para nosotros, pero también mantenernos a salvo, y se me

ocurre de repente que somos inútiles para ellos muertos.

El autobús es aplastado contra la pared del puente, empujado contra el

alambrado. Yo deslizo mi cuchillo en la vaina de mi cadera y me froto

las manos sobre la camiseta, tratando de secarme el sudor y la sangre.

Estoy llegando a la cornisa cuando Catcher pone una mano en mi

hombro.

—¿Estás segura? —pregunta. Él no puede alejar la preocupación de sus

ojos y sé que piensa que esto no funcionará.

—Sí —le digo porque tengo que creer que nosotros podemos hacerlo.

Tengo que creer hay una posibilidad.

Detrás de nosotros, uno de los Reclutadores está corriendo por el

camino hacia nosotros, con violencia hostil en sus ojos. Cuando salgo

hacia a la cornisa y encajo mis dedos a través de la valla, Catcher

arrastra a dos de los niños del autobús y los lanza hacia el Reclutador.

El hombre deja caer una rodilla y alinea su ballesta. Al igual que él está

apuntando, más Mudos coronan por encima del autobús como el agua

rompiendo un dique, desbordándose hacia él. Los Reclutadores gritan y

dan rienda suelta a sus saetas. Sin embargo, yo me quedo centrada en

E

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348 Carrie Ryan Purple Rose

la repisa y tomo una respiración profunda, diciéndome a mí misma que

tengo que ser fuerte. Y creer en mí misma.

Frente a mí, Catcher camina entre la masa de Mudos en el puente, con

su cuerpo presionado contra el alambrado.

La cornisa en la que estoy de pie es apenas suficientemente amplia para

mí, por lo que me mantengo alerta y preparada mientras agarro los

eslabones metálicos, sintiendo el calor del pecho de Catcher en mis

dedos.

—No mires hacia abajo —me dice él, pero es demasiado tarde. La

montaña se desvanece bajo mis pies, el valle sigue envuelto en la niebla

matutina, con el sonido atronador del agua haciendo eco a nuestro

alrededor.

Los Mudos arremeten hacia mí, golpeando la valla, intentando levantar

la protección de Catcher, alejándolo de mí. Para eso sólo necesitarían

un instante, un momento que él tropezara o cayera hacia atrás y

conseguirían llegar a mí, con sus afilados dientes contra las yemas de

mis dedos. Trago y siento las piernas comenzar a temblar.

—Mantén tus ojos en mí, Gabry —dice Catcher, yo asiento y levanto mi

cabeza, mirándolo fijamente—. ¿Estás lista? —me pregunta.

Asiento con la cabeza otra vez. Y poco a poco empezamos a movernos a

lo largo del lado del puente, Catcher se queda delante de mí, con los

Mudos empujando, tirando y gimiendo alrededor de él. Doy un paso,

cambio de manos en la valla y Catcher imita mi posición, siempre

manteniendo alejado los dientes muertos de mi carne.

Me concentro en cada pequeño movimiento. En cada colocación de los

dedos de los pies. Cada rizo de mis dedos en el oxidado metal. Siento la

valla ondularse bajo mi tacto, el traqueteo de los Mudos sobre ella.

Yo me concentro en los ojos de Catcher. La forma en que presiona sus

manos sobre las mías para mantenerlas a salvo.

El conocimiento de que él hará cualquier cosa para protegerme.

Detrás de nosotros los Reclutadores gritan y gritan mientras ellos

intentan luchar con los Mudos, reacios a rendirse y batallando en su

camino por la carretera.

—¿Tú sabías que existían todos estos antiguos pueblos y ciudades en el

Bosque? —me pregunta Catcher.

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349 Carrie Ryan Purple Rose

El sudor se abre camino en la nuca y a lo largo de mis hombros. La

sangre aún gotea de la herida en el brazo, mientras gotea de mi codo

cayendo en el vacío a continuación. A medida que conseguimos

alejarnos hacia el valle, las corrientes de viento nos rodean, empujando

mi pelo en mi cara.

—¿Qué? —le pregunto, el metal de la valla muerde mis dedos. Los

dedos de los pies están empezando a sufrir calambres de agarrarse a la

pequeña franja de hormigón.

Seguimos paso a paso, manteniéndonos en movimiento. Y él sigue

tratando de distraerme de todo menos de él. Sin preocuparse por el

hecho de que a unos cuantos centímetros de hormigón y una vieja valla

de metal débil es todo lo que me impide caer cientos de metros.

—Fuera en el Bosque —dice—. Me encontré con uno cuando estaba

dando una vuelta de nuevo una noche para ver si los reclutadores nos

seguían. No uno de los pueblos cercados, sino a toda una ciudad que

acaba de morir.

Trago y asiento. Miro hacia abajo y mi pie resbala, un pedazo del puente

se desprende y cae en espiral hacia abajo. Catcher mete los dedos a

través de la cerca, tratando de agarrar mis muñecas. Cierro mis manos

en las suyas, con todo mi cuerpo temblando.

—No mires hacia abajo, Gabry —Catcher murmura—. Casi estamos allí.

—Pero eso es una mentira. Estamos apenas a mitad de camino. El

enjambre de Mudos pulula alrededor de él, mientras le empujan pero él

mantiene su firme agarre.

Todo a su alrededor está muerto. Cada espacio está lleno con sus

gemidos.

Nosotros seguimos caminando a un lado, deslizando los pies a lo largo

de la estrecha franja de hormigón, Catcher se mueve a lo largo de la

valla, mientras yo trato de no pensar en el vacío por debajo.

—Lo que pasa con estas ciudades —Catcher continúa, con los ojos fijos

en los míos—, es que es como si nada hubiese cambiado. Nadie les ha

rescatado porque están invadidos con los Mudos. Pero porque no hay

gente viviendo alrededor, todos los Mudos son abatidos. Simplemente...

allí tirados. En silencio.

Recuerdo a Elías hablándome de la tarde que pasó en el monumento del

viejo aeroplano. Sobre el silencio de la nieve que cae. Y yo sigo

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350 Carrie Ryan Purple Rose

desrizándome a lo largo del puente, con sus manos sobre las mías cada

vez que cambio mi agarre.

Justo más allá de la mitad del camino una pila de automóviles están

encajados contra la valla, manteniéndolo limpio de Mudos.

Catcher comienza a trepar sobre ellos y luego se detiene.

—¿Qué está pasando? —pregunto. El viento es más fuerte aquí,

azotando gemidos alrededor de mi cuerpo. Catcher está sudando,

riachuelos que ruedan por sus sienes y a lo largo de su mandíbula.

Los Mudos empiezan a amontonarse contra el amasijo de automóviles,

mientras intentan localizarme pero son frenados por el metal

destrozado.

Catcher mira fijamente el camino en el otro lado.

—¿Qué es? —pregunto.

Se relame los labios, con voz temblorosa cuando responde: —Hay un

vacío en el puente —dice.

Miro a lo largo de la valla, pero no veo ninguna ruptura en ninguna

parte.

—¿De qué estás hablando?

—El camino se ha roto —dice—. Los Mudos están resbalándose a través

de él. Cayendo.

Miro hacia abajo y veo los cuerpos lloviendo desde el puente, incluso

mientras tratan de alcanzarme, caen.

—Entonces, sólo tenemos que pasar y ellos no podrán seguirnos —le

digo—. Después no tendremos que preocuparnos de que ellos lleguen a

mí.

Él no dice nada y me gustaría poder alcanzar con mis dedos a través de

la cerca y agarrarlo. Él no me mirará.

—¿Catcher?

—Hay toda una sección del puente caído, Gabry. No puedo atravesarlo.

Cuando él me mira su cara está pálida. Me deslizo a lo largo de la valla

hasta que he pasado los automóviles. Entonces veo de lo que está

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351 Carrie Ryan Purple Rose

hablando. No hay nada, sólo un hueco, el hormigón desmoronado, y

barras de metal oxidado girando alrededor de sí mismas. Más allá de la

brecha es donde el puente se inclina al lado. Lo único que abarca la

distancia es la estrecha cornisa donde estoy de pie. Si fuera a

desmoronarse, todo el tramo se derrumbaría sobre el valle.

—Hay una cornisa también en tu lado —le digo. Más Mudos caen a

través del hueco, sus gemidos se amortiguan a medida que caen—.

Puedes hacerlo, atravesar por… sólo sosteniéndote a la valla como yo.

Él me mira y agita su cabeza.

—No puedo.

—Escúchame, Catcher. —Todavía está sacudiendo su cabeza, mirando

fijamente el hueco y la caída a continuación—. Mírame a mí. —Se

vuelve hacia mí, con su rostro aún más blanco y los ojos muy abiertos.

—No puedo hacer esto, Gabrielle. No puedo —susurra.

Siento una onda a lo largo de la valla y miro hacia atrás para ver a un

Reclutador tratando de seguirnos. Excepto que en vez de agarrar la

alambrada con sus dedos como yo, utiliza dos ganchos de metal hecho

toscamente de los trozos sobrantes de automóviles.

Me está dando calambres en los dedos de los pies, y mis pantorrillas

gritan.

—No tienes otra opción —le digo a Catcher—. Ninguno de nosotros la

tiene. No podemos quedarnos aquí. No podemos regresar. Dudo antes

de agregar con una voz más suave—: Vamos, Catcher.

Sus manos tiemblan cuando él empieza a deslizarse del automóvil hacia

la valla. Con los músculos a lo largo de su mandíbula tensados.

—Puedes hacer esto —le murmuro cuando él me alcanza. Él enrosca

sus dedos a través de los eslabones de metal y yo pongo mis manos

sobre las suyas. Él me mira a los ojos y puedo ver que él está teniendo

problemas para concentrarse.

—Soy yo, Catcher —le digo—. Simplemente mírame.

Él asiente con la cabeza y siento la forma en que su respiración tiembla

cuando roza contra mis mejillas. Él camina sobre la repisa y entonces

de pie uno frente al otro, con nuestras manos asidas a través de la

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352 Carrie Ryan Purple Rose

valla, poco a poco deslizo un pie a un lado y él hace lo mismo. Pero

cuando empiezo a llegar a un sitio donde asirme de nuevo sus ojos se

amplían y deja caer su mirada. Él empieza a ahogarse, el pánico se

desboca a través de él.

—Sólo un más paso, Catcher. Podemos hacer esto juntos —le digo,

mientras intento mantener la calma en mi voz. Pero él ya está

sacudiendo su cabeza, ya temblando por lo mal que está al tener

problemas para mantener sus pies sobre la estrecha cornisa. Uno de

sus pies se desliza y su boca se abre, pero no sale ningún sonido. Él

está balanceándose en el aire, a punto de perder pie.

Me esfuerzo por no gritar, al verlo colgado de esa manera, sus dedos se

aferran desesperadamente a la valla.

Mis piernas ya sienten calambres, pero me siento en cuclillas hasta que

mi cara está justo delante de él.

—Catcher —susurro—. Mírame, Catcher.

Siento que los latidos del corazón se estremecen a través de mí. Siento

su pulso bajo mis dedos. Él mira de golpe, sus ojos abiertos, pero su

mirada baila alrededor.

—Catcher —susurro de nuevo y él me mira finalmente—. No puedo

hacer esto sin ti —le digo. Las lágrimas emborronan mi visión,

suavizando los bordes de su cara—. Te necesito. Sé que estás

aterrorizado. Yo estoy aterrorizado. Pero tienes que hacer esto. Tienes

que aguantar.

—¿Por qué? —pregunta, y puedo decir que no es justo preguntar por

qué lo necesito, pero por qué estamos aquí. ¿Por qué nos ha sucedido

todo esto a nosotros? ¿Por qué nos estamos molestando en seguir

presionando?

Pienso en mi hermana y en cómo tengo que encontrarla. Pienso en Elias

y cómo tengo que hacer lo que sea necesario para volver a verlo. Pienso

en cómo le prometí que podemos construir algo juntos. Pienso en mi

madre y lo que me dijo de que se trata la vida: o bien optar por vivir o

no.

—Cierra los ojos —le digo a Catcher. Él aspira el aliento y mira hacia

abajo en la neblina y gemidos.

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353 Carrie Ryan Purple Rose

—¿Recuerdas la noche que nosotros cruzamos la Barrera? ¿Recuerdas

cómo tú me dijiste que confiara en ti? Ahora tienes que confiar en mí.

Cierra tus ojos.

Poco a poco deja que sus párpados cerrados tiemblen y siento que sus

dedos se aprietan aún más bajo los míos.

—¿Sabes dónde está la cornisa? Levanta la pierna izquierda hasta que

estés sobre ella —le digo, y lo hace hasta que los dos estamos de pie.

—Ahora desliza tu pie izquierdo a lo largo de la cornisa, sigue mis

dedos. —Yo guío nuestras manos a lo largo de los eslabones.

Sus labios se separan y su frente se arruga con la concentración.

Quiero reír por lo familiar de la expresión pero me concentro en

mantener mi voz tranquila y relajante. Poco a poco caminamos por el

puente abajo.

El Reclutador puede moverse más rápido, ya que cada vez está más

cerca, pero no digo nada a Catcher, sólo sigo murmurando para dar el

siguiente paso, preocupándome sólo por el próximo paso.

Entonces el Reclutador se detiene. Él mira a lo largo de la valla. Y mira

hacia abajo. Puedo sentir su cuerpo estremecerse, de forma que causa

que la valla ondule. Sé que no debería. Sé que mirando hacia abajo sólo

me asustaré aún más, pero aun así no puedo evitarlo.

El sol de la mañana ha fundido la neblina por lo que el valle está ahora

claro. El alcance de lo que veo ahoga todos los demás sentidos: no hay

río, ni hay agua. En cambio, cientos de metros por debajo del puente el

suelo cambia y se retuerce. Al principio creo que tal vez es una especie

de campo pero entonces los colores individuales comienzan a separarse.

Y de repente entiendo lo que es. Como un río que inunda sus orillas,

todo el valle está lleno de Mudos. El sonido no es como el de una

cascada rabiosa sino el golpeteo de doscientos millones de pies. Los

gemidos de cien millones de bocas. Se vierten a través del valle, más

gente de la que he visto nunca.

Más gente de la que yo nunca pensé que podría existir en un solo

mundo. Ellos me notan y se estiran a por mí, pero están atrapados por

las montañas.

Yo clavo mis dedos contra la valla. Mareada y acalorada, aprieto mi cara

contra mi hombro. Me siento como si todo dentro de mí yo hubiera

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354 Carrie Ryan Purple Rose

desaparecido, quedando la cáscara de mi cuerpo aquí para mirar a la

visión.

Son interminables, se extienden más allá del horizonte, extendiéndose a

mí alrededor como siempre. Ellos se mueven con esfuerzo y gimen,

restregándose unos sobre otros, levantándose y cayendo. La pura

profundidad y amplitud de todo va más allá de toda comprensión, mis

ojos no pueden centrarse en cualquier individuo. En cambio, me inundo

en su necesidad. Se retuercen y aumentan, los cuerpos de los Mudo,

como el océano. Como los muertos arrojados por las olas.

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355 Carrie Ryan Purple Rose

Capítulo 48

Traducido por ilimari cipriano

Corregido por kuami

atcher percibe cuando me detengo y abre sus ojos. —¿Qué pasa?

—él pregunta y el pánico envuelve las palabras. Yo sacudo mi

cabeza porque no sé qué decir. No sé cómo explicárselo.

—No mires hacia abajo, Catcher —susurro—. Por favor, no lo hagas.

Pero por supuesto que él lo hace, puede escucharlo en mi voz. El lanza

un grito ahogado. —Una Horda —murmura y la palabra ya está

haciendo eco en mi cabeza. Ambos aprendimos sobre ellos en la escuela

y al igual que con los Breakers nunca le prestamos mucha atención,

solo hablábamos sobre ellos para asustar a los niños más pequeños y

provocarles pesadillas.

Es abrumador mirarlos, cada mancha de color es lo que alguna vez

solía ser una persona. El comprender que ellos han estado yaciendo

aquí, dormidos en una especie de hibernación, esperando a que el olor a

humano los despierte; el darme cuenta que si semejante multitud de

Mudos llegan a una ciudad o pueblo, allí no habría ninguna defensa. Es

contra esto que los Reclutadores han estado luchando afuera del

Bosque y una persona como Catcher, un Inmune que podría caminar

entre ellos, los podría dirigir. Los podría controlar.

El viento baja por la montaña, rozando mi piel y mi cuello empapado en

sudor. Una gota de sangre se desliza por mi brazo, se detiene en mi

codo y luego cae al aire.

—Tenemos que seguir —susurro. El Reclutador sigue petrificado contra

el alambrado mirando a la Horda. En el camino, el resto de los

Reclutadores continúan luchando contra los Mudos, matándolos uno a

uno. Muy pronto ellos podrán acecharnos otra vez.

Yo continúo hablándole a Catcher paso a paso mientras pasamos por el

vacío, pero en mi cabeza millones de pensamientos rugen mientras

intento encontrar alguna manera de detenerlos, de que no nos alcancen

C

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356 Carrie Ryan Purple Rose

y mantenernos a salvo, pero sigo llegando a la misma conclusión: la

única manera de cruzar el vacío es a través del alambrado y la única

manera de detener a los Reclutadores es destruyendo el alambrado.

Cuando finalmente llegamos al otro lado, Catcher casi se arrodilla para

besar el concreto. En este lado del puente hay automóviles apilados

contra el alambrado y los Mudos no me pueden alcanzar, pero puedo

sentir como el puente se inclina hacia un lado, haciendo más difícil el

que yo pueda mantener la punta de mis pies sobre la cornisa y el metal

del alambrado lastiman mis dedos al verme forzada a resistir mi peso

con tan solo mis manos.

Detrás de mí el Reclutador ya casi llega al vacío y los ganchos que él

está usando para agarrarse al alambrado le hace más fácil caminar por

la cornisa. —No te vamos a lastimar —él me grita—. Vas a estar a salvo

con nosotros, lo prometo.

Yo sacudo la cabeza y meto la punta de mis pies entre los huecos del

enlace del alambrado para poder agarrarme mejor. Siento que la

superficie se estremece con cada paso que Catcher da, el puente

tiembla por su peso. Súbitamente mi agarre se siente aún más precario.

—Catcher —resuello y mis brazos gritan por el esfuerzo—. Los autos…

—respiro—… al otro lado del puente—. El sudor cae adentro de mis ojos

y nubla mi vista. —Mira si puedes rodarlos contra estos otros.

—Cambio de posición mis manos—. El puente está inestable. Tenemos

que disminuir el peso lanzándolos y si apilamos muchos quizás rompan

el alambrado.

Sus ojos se amplían como platos. —¿Estas bromeando? El alambrado

es lo único que te mantiene en el puente.

Asiento y limpio el sudor de mi rostro con mi hombro. —Lo sé —le digo,

—pero es la única opción. Yo seguiré avanzando, pero tu tendrás que

romperlo.

El salta sobre el auto que está más cercano a mí y posa sus dedos sobre

los míos. —Es demasiado riesgo —dice—. Podemos seguir avanzando y

tratar de poner más distancia entre ellos.

Siento sabor a sal y no sé si son lágrimas o sudor. —No puedo dejar que

te atrapen, Catcher. No puedo pasar el resto de mi vida viendo cómo te

utilizan, sabiendo que es por mi culpa.

—Gabry —él dice mi nombre suplicando, pero yo sacudo la cabeza.

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357 Carrie Ryan Purple Rose

—Estaré bien, puedo lograrlo —le digo intentando sonar convincente y

comienzo a moverme deslizando y apartando mis dedos de debajo de los

suyos.

Detrás de nosotros los Reclutadores siguen avanzando. Yo continúo

esforzándome en el alambrado y la inclinación del puente hace que sea

cada vez más difícil aferrarme. Cierro mis ojos e intento no pensar en la

Horda. Intento no pensar en que si destruimos el puente, se borrará el

único enlace entre Elías y yo, entre mi madre y yo, y deseo con todas

mis fuerzas que Elías esté en lo cierto y que allí haya otro camino fuera

del Bosque. Un camino que lleve a la Ciudad Oscura.

Detrás de mí se escucha el rechinar del metal mientras Catcher abre la

puerta de uno de los autos. Escucho el horrendo chirrido mientras el

auto se resbala por el puente. Luego el alambrado se estremece cuando

el auto colisiona contra él y yo intento no gritar. Ya siento el concreto

debajo de la punta de mis pies moverse y torcerse; el puente cruje con

el súbito cambio de peso.

El Reclutador gruñe, lo miro y lo veo perder el equilibrio. Él está

colgando e intenta desesperadamente trepar otra vez en la angosta

cornisa, pero no puede. Lo único que está evitando que se caiga son los

ganchos y desde aquí puedo ver que sus manos se están debilitando.

—Por favor —le escucho decir. Sus ojos miran hacia todos lados: al

cielo, a los Mudos, a los otros Reclutadores en el puente, a mí. En ese

instante él no es un Reclutador, un monstruo; él es como Elías y Cira y

los otros. Simplemente alguien que dejó su familia y quizá sus amigos

para servir y encontrar una vida mejor.

Entonces escucho un agudo chirrido mientras otro auto choca contra

los otros. El alambrado se embolsa y dobla bajo el peso de ellos. El

puente se inclina aún más y el Reclutador se suelta. Su camisa negra

ondea alrededor de él. Incluso mientras él cae hacia el vacío, sus manos

siguen intentando aferrarse a algo, intentando salvarse de alguna

manera.

Sus ojos se fijan en los míos. Veo el terror. La comprensión de lo que

viene. Y escondo mi cabeza detrás de mi hombro, pero sé cuando él

choca contra el suelo. Lo sé por el crescendo de los gemidos. Las voces

de la Horda se hacen más altas. Una ola de ruido y necesidad.

Casi estoy llegando al final del puente cuando escucho el agudo sonido

de algo rompiéndose y de metales desgarrándose. El alambrado se tensa

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358 Carrie Ryan Purple Rose

contra mis dedos y luego parece desintegrarse. Yo me muevo lo más

rápido que puedo por la cornisa y camino a gachas hacia la calle

mientras todo se estremece alrededor de mí.

Catcher está corriendo y detrás de él todo se disuelve en un santiamén.

Se escuchan agudos chirridos mientras los automóviles se mueven y se

apilan unos sobre otros. Lo que queda del puente se inclina más y más

hacia un lado, creando un ángulo imposible y luego comienza a

desmoronarse.

Un enorme tramo se despega, colisionando sobre el valle y el sonido es

tan alto que parece como si un rayo cayera en mi cabeza. Catcher me

alcanza y me empuja hacia el tope del muro de ladrillos que bordea la

calle y nos quedamos allí jadeando, sintiendo la reverberación en el

suelo.

Unos cuantos Reclutadores están de pie en el borde de donde ahora

termina el puente y nos están mirando a través del enorme hueco. Es

como si aguantáramos la respiración mientras nos miramos por encima

de la Horda. Uno de los Reclutadores, un hombre enorme con una

banda roja que le cruza el pecho en forma diagonal, nos señala a

Catcher y a mí y no sé si es a manera de saludo, despedida o un

juramento de que va a encontrarnos. Lo que sí sé es que no hay manera

de que nos sigan y por ahora estamos a salvo.

Finalmente ellos se dan la vuelta y comienzan a alejarse. El hombre con

la tela roja es el último en irse.

Yo trazo el camino montaña arriba hasta que veo el precipicio en donde

se calló Elías y veo al resto de los Reclutadores agrupados como

escarabajos negros. También puedo ver a mi madre y a Harry de pie

aparte de los Reclutadores, aferrándose mutuamente y la pequeña

forma de Odys sentado al lado.

Luego veo otra figura junto a ellos, reclinándose contra ellos por un

soporte. Es Elías. El levanta una mano y la extiende en dirección a mí y

yo hago lo mismo, como un eco. Una promesa de que haré lo que sea

para estar con él. Para encontrar a Annah y esperar por él en la Ciudad

Oscura.

—Lo logramos —le digo a Catcher, todavía en estado de shock. Todavía

incrédula de que fuéramos capaces de sobrevivir cruzando el puente

sobre la Horda.

—¿Qué cosa? —pregunta.

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359 Carrie Ryan Purple Rose

Yo me giro hacia él e intento sonreír. —Llegar aquí —le digo—. Vivos.

Se siente extraño estar aquí de pie junto al muro en lugar de estar

corriendo. Unos cuantos Mudos intentan abrirse camino entre los autos

que están en la calle, intentando arrastrase hasta llegar a mí. Pero por

ahora estamos a salvo.

Catcher también comienza a sonreír. —¿Ahora qué hacemos?

Miro hacia dónde el puente se disolvió. No hay ninguna manera de

poder regresar.

—Seguiremos avanzando —le digo—. Encontraremos una manera de

salir, de llegar a la Ciudad Oscura, buscar a Annah y esperar por Elías.

El asiente todavía sonriendo de oreja a oreja y cuando ya estamos

respirando más tranquilos y nuestras piernas han dejado de temblar,

caminamos sin rumbo por el borde del muro al lado de la calle hasta

que encontramos el camino otra vez.

Al otro lado del valle, los dos alambrados terminan en el muro, el lado

seguro que hay entremedio de los dos alambrados lleva hacia las

montañas, lejos de todo lo que conocíamos.

Catcher baja primero y luego extiende su mano hacia mí. Yo me detengo

por un momento, pensando en otro muro y en otro tiempo. En lo

asustada que me sentía aquella noche y en cómo me propuse seguir de

todas maneras. Llevo mi mano hacia mi pecho y toco el súper héroe de

Cira y el disco de metal de Elías que descansa sobre mi corazón. Luego

salto desde el muro y comienzo a caminar por el camino rumbo a la

Ciudad Oscura.

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360 Carrie Ryan Purple Rose

Epílogo

Traducido por ilimari Cipriano

Corregido por kuami

atcher y yo pasamos la tarde caminando tranquilamente en

silencio y la resonancia de la Horda se va desvaneciendo tras

nosotros. Ambos estamos exhaustos y finalmente alcanzamos la

cima mientras el sol se cae tras los árboles. Por un momento me

pregunto si veremos el faro o el destello del reflejo del sol en el océano

en la distancia, pero sé que estamos muy lejos y muy adentro en el

Bosque para eso.

Mientras la oscuridad se asienta alrededor de nosotros, miles de

recuerdos giran en mi mente: soy una niña subiendo a la carrera las

escaleras hasta la punta del faro y mi madre me enseña a encender la

lámpara… Ella aferrándome durante una tormenta… Ella enseñándome

cómo medir la masa del pan, cómo nombrar las estrellas…

Pero el recuerdo que se graba en mi mente, el que detiene el remolino,

es ella de pie en la orilla del océano con la punta de sus pies

hundiéndose en la arena mientras observa el horizonte.

Eso es lo que mi madre siempre será para mí: Feroz contra el mundo.

Piso la tierra de la montaña; escucho el ruido de los árboles meciéndose

como olas en la playa, y me doy cuenta de que ahora yo también soy

así.

Observo en la oscuridad. En algún lugar allá afuera, al otro lado del

camino, está mi aldea y más allá de eso se encuentra Vista; el faro que

seguirá alumbrando, las olas, la costa y más allá de eso se encuentra la

Ciudad Oscura.

Allí hay un mundo que a duras penas se ha forjado una vida en medio

del desastre. Aferrándose a la supervivencia. Ellos aman, creen,

cuestionan y anhelan.

C

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361 Carrie Ryan Purple Rose

Presiono mis manos contra la grama alrededor mío y siento sus hojas

hacerme cosquillas en la palma de mi mano y en los dedos. Elías tenía

razón. Sobrevivir no es suficiente. Tiene que haber más.

Para mi madre hubo más. Ella siguió forzando las fronteras. Retó al

océano. Exploró la costa. Siguió encendiendo la luz del faro para que

cualquiera allá afuera lo viera y lo encontrara.

Miro hacia arriba y observo las estrellas brillar en la noche. Sostengo la

respiración, espero y lo veo; un satélite navegando entre ellas. Extiendo

mi brazo hacia arriba y con mi dedo sigo al satélite, queriendo tocar el

tiempo pasado. Me pregunto si en algún lugar al otro lado del valle Elías

está haciendo lo mismo; tocando el mismo recuerdo y pensando en mí.

Cierro mis ojos y pienso en la sensación de tenerlo a él a mi lado; en la

manera en que él acaricia mis nudillos con su pulgar cuando sostiene

mi mano. La manera en que mi nombre suena en sus labios. En la

promesa que nos hicimos de encontrarnos. La certeza de que estaremos

juntos otra vez; que esto no nos separará nunca más.

Ahora comprendo que nunca volveremos a vivir como se vivía antes del

Retorno. Nunca recobraremos ese tiempo. Los satélites se caerán del

cielo, las ruinas sucumbirán a la tierra y finalmente la montaña rusa se

derrumbará. Todos nosotros moriremos y los Mudos continuarán

hambrientos.

Es la naturaleza de nuestro mundo.

Aunque, quizás, es hora de que aprendamos que no tenemos que vivir

cautivos dentro de los límites que nos hemos creado. Quizás debemos

aprender a derribar esas barreras. A reclamar algo de lo que hemos

perdido y construir un mundo nuevo.

FIN

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362 Carrie Ryan Purple Rose

No se pierdan el próximo libro de la saga:

The Dark and Hollow Places

(Los lugares oscuros y vacíos)

Hay muchas cosas que a Annah le

gustaría olvidar: la mirada en el

rostro de su hermana cuando ella y

Elías la dejaron detrás en el Bosque

de Manos y Dientes, su primera

visión de la horda, cuando ellos

encontraron su camino a la ciudad

oscura, la cauterización de la herida

con el alambre de púas que le dejó

una cicatriz de por vida. Pero sobre

todo, a Annah le gustaría olvidar la

mañana en la que Elias la dejó por

los Reclutadores.

El mundo de Annah se detuvo ese día

y ella ha estado esperando que vuelva

a casa desde entonces. Sin él, su vida

no es muy diferente a la de los

muertos que deambulan perdidos por

la ciudad a su alrededor. Entonces conoce a Catcher y todo se siente

vivo otra vez.

Excepto, que Catcher tiene su propio secreto, oscuro; verdades

espeluznantes que lo vinculan a un pasado que Annah tiene ganas de

olvidar, y a un futuro demasiado letal para tener en cuenta. Y ahora le

toca a ella “Annah” ¿podrá continuar viviendo en un mundo bañado en

la sangre de los vivos? ¿O es la muerte la única vía de escape para

escapar de la destrucción de Retornar?

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363 Carrie Ryan Purple Rose

Extracto

Traducido por ilimari cipriano

Corregido por kuami

—No voy a lastimarte —dice. Él se escucha demasiado cerca y yo retrocedo unos cuantos pasos poniendo distancia entre ambos. Es imposible ver algo aquí abajo. La oscuridad es absoluta, pero mis otros sentidos se agudizan. Puedo oler el penetrante olor de sudor junto a una contracorriente de temor y adrenalina. Puedo escuchar el ruido de cada inhalación; de la manera en que él contiene la respiración y luego exhala suavemente.

Puedo sentir el calor que irradia de él.

—¿Quién eres? —le pregunto otra vez intentando sonar ruda y sin miedo.

Él se mueve y oigo el sonido de la tela rozando contra la pared. —Mi nombre es Catcher.

Capítulo 1

Esta ciudad solía ser deslumbrante. He visto en fotografías cómo brillaba. El sol resplandecía en las ventanas de tal manera que podía quemar tus ojos. Por las noches las luces resplandecía desde el acero como los gatos maullaban en voz alta y lasciva, mientras que durante todo el día hombres con guantes blancos se apresuraban a abrirles las puertas a mujeres que se contoneaban sobre unos tacones altisimos.

A veces me pregunto qué les habrá pasado a esas mujeres cuando el Retorno azotó. Cómo fueron capaces de correr y sobrevivir con esos absurdos artilugios en sus pies. Cuán diferente debió haber sido el mundo entonces. Seguro y confortable.

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Ya la ciudad ya no es así. Ahora las vigas descubiertas apuntan hacia el cielo como los huesos de los dedos astillados. La mitad de los rascacielos se han caído, y mucho tiempo atrás los carroñeros robaron todo el acero. Ya no queda casi nada, solo el temor que se filtra como la niebla por las calles.

Temor a los Reclutadores. Temor a los No-Consagrados. Temor al futuro.

Aun así, esta ciudad ha sido mi hogar. Aparte de la aldea en dónde viví cuando era pequeña, este es el único mundo que he conocido. Es ruda y amenazante, pero es un refugio para aquellos con ansias de sobrevivir. Tú pagas tus rentas, sigues las reglas y haces lo que tengas que hacer para seguir vivo.

Es por eso que me encuentro en las Tierras Prohibidas de al lado del muro de la Empalizada que acordona y protege a la Ciudad Oscura mientras que los últimos restos del atardecer se deslizan por el cielo. Este es el lugar a dónde Elías iba cuando necesitaba dinero desesperadamente. Cuando tenía que hacer trueque para entonces poder pagar nuestro alquiler y la estancia en nuestro diminuto apartamento durante otro año más. Este es el lugar en donde se puede encontrar de todo si tienes algo bueno con qué intercambiar y en dónde, después de que la hoja de mi cuchillo se rompiera esta tarde, he venido a buscar ayuda.

Mientras aprieto con fuerza el reemplazo de la hoja de la cuchilla y comienzo a cruzar uno de los puentes colgantes que cuelga entre dos edificios, escucho a alguien toser con fuerza. Ya se está acercando el anochecer y nubes de tormenta ciernen sobre el río, provocando que la luz se vuelva de un color verde opaco. Me muevo rápido hacia el siguiente techo decidida a llegar a mi apartamento antes de que anochezca completamente en la Ciudad Oscura, pero tan pronto mi pie aterriza en el destartalado puente que conecta los edificios, escucho una voz gritar: —Yo no haría eso si fuera tú.

Me detengo en seco mientras agarro con una mano la desgastada cuerda. He estado demasiado tiempo viviendo sola y he aprendido a cuidarme, pero aun así hay algo en esa advertencia que me hace pensarlo dos veces. Justo cuando estoy a punto de dar otro paso hacia delante, la voz dice: —Mira hacia abajo. —Y lo hago.

El callejón que está a doce pisos más abajo está oscuro y lleno de sombras, pero aun así veo algo moverse. Un gemido flota hacia arriba haciendo eco suavemente entre los edificios mientras asciende. El sol se cuela por un estrecho hueco entre las nubes y su luz refleja en el callejón haciendo que resplandezca brevemente lo que parecen ser ojos e hileras de dientes rotos.

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Mientras mi visión se ajusta puedo distinguir docenas de dedos agarrotados intentando alcanzarme en medio de un montón de cuerpos destrozados que deberían haber muerto por la caída, pero no lo hicieron. O quizá sí murieron y la infección los trajo de vuelta como una plaga de ratas. Me estremezco llena de asco.

Con cuidado regreso al techo y me doy cuenta de que los tablones de madera por los que estaba a punto de caminar están podridos. Un paso más y yo también hubiera caído sobre ese montón.

—Tú eres la primera que me escucha y no se cae —dice la voz y yo me doy la vuelta poniendo entre nosotros mi nuevo cuchillo. Hay una mujer sentada en el espacio que hay entre lo que queda de dos chimeneas de piedra. En su mano lleva aferrada una pipa de madera carbonizada que débilmente escupe humo.

Miro alrededor del techo, esperando algún tipo de trampa. La mujer hace un gesto con la cabeza señalando al cuchillo. —No te preocupes —dice —. Estoy sola aquí arriba.

Ella se lleva la pipa a la boca, la punta está al rojo vivo, y en ese instante puedo ver su rostro con claridad: gruesas líneas oscuras pintadas alrededor de unos ojos manchados por lágrimas, sudor o de ambos. Entonces la brasa se desvanece y la deja de nuevo en la oscuridad.

Pero no antes de que pueda ver un círculo en carne viva alrededor de su muñeca enconada por la infección. La piel alrededor de la herida está hinchada y sangrienta, y reconozco que es una mordedura. Nuevamente pongo el cuchillo entre nosotras y negándome a dejar que tiemble.

Normalmente soy bastante buena en evitar cualquier confrontación con los No-Consagrados. No importa qué tan cuidadosa seas, siempre existe el riesgo de que algo salga mal y ellos entierren sus dientes en ti de una u otra manera.

La mujer se encoge de hombros e inhala. La luz hace que su piel resplandezca nuevamente y veo cómo su mano tiembla. El polvo que lleva en su rostro para hacer ver su vieja piel más joven y sonrojada está agrietado y en cambio la hace parecer como un espejo fracturado.

Pienso en mi propia piel, en las cicatrices que cubren el lado izquierdo de mi cuerpo como una gruesa telaraña. Sus grietas se pueden eliminar con agua y jabón. Las mías no.

Es fácil ver que ella ya está llegando al final; que la infección ya está a punto de matarla. Miro otra vez al montón de cuerpos allá abajo, con sus débiles quejidos

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filtrándose en la noche. Pronto ella será uno de ellos. Si tiene suerte, alguien se encargará de ella antes de que se convierta. Si no tiene suerte…

Yo trago en seco.

Con una pesadez en el estómago nauseabundo me doy cuenta que soy la que va a tener que matarla.

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367 Carrie Ryan Purple Rose

Acerca de la Autora

arrie Ryan nació y creció en Greenville,

Carolina del Sur. Carrie Ryan se

graduó en William College y en la

Escuela Universitaria Duke of Law. Está

licenciada como abogada de litigio, pero ahora

se dedica a escribir a tiempo completo.

Aunque en el 2009 Ryan escribe la novela EL

BOSQUE DE MANOS Y DIENTES, está

ambientado en un mundo donde vagan los

muertos vivientes, antes de conocer a su

prometido JP era en realidad un auto-

proclamado —miedosa— que evitaban las

películas de terror. JP fue quien la convenció

para ir a su primera película de zombis y abrió un mundo

completamente nuevo a ella, razón por la cual le dedicó su primer libro

a él. Actualmente vive en Charlotte, Carolina del Norte, con su esposo

quién es abogado y escritor, dos gatos gordos y un enorme cachorro.

La autora best seller del Nueva York Times, es autora de dos aclamadas

novelas ambientadas décadas después del Apocalipsis zombie: The

Forest of Hands and Teeth (publicado bajo la editorial Delacorte Press

en marzo del 2009) y The Dead-Tossed Waves (publicado bajo la

editorial Delacorte Press en marzo del 2010). El tercero en la trilogía,

The Dark and Hollow Places, fue publicado en marzo del 2011. Su

primera novela, The Forest of Hands and Teeth, fue elegida como mejor

libro juvenil por la American Library Asociación (ALA), como el mejor de

los mejores libros por el Chicago Public Library y fue finalista en el

programa Borders Original Voices.

Saga The Forest of Hands and Teeth:

-Hare Moon 1. The Forest of Hands and Teeth

2. The Dead-Tossed Waves 3. The Dark and Hollow Places

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368 Carrie Ryan Purple Rose

Traducido, Corregido y Diseñado

en

Purple Rose

¡¡¡Te esperamos!!!