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28 Joaquin Santana Castillo Joaqun Santana Castillo Joaqun Santana Castillo Joaqun Santana Castillo Joaqun Santana Castillo Joaqun Santana Castillo Profesor. Universidad de La Habana. L a presencia del marxismo en la vida poltica y cul- tural de Cuba tiene una historia relativamente lar- ga. Lderes obreros, estudiantes y destacados intelec- tuales identificados con Øl dejaron, con su actividad revolucionaria y su produccin terica y literaria, una huella en nuestra historia y cultura nacional. Figuras como las de Carlos Baliæo, Julio Antonio Mella, RubØn Martnez Villena, Juan Marinello, Pablo de la Torriente Brau o Raœl Roa, por solo mencionar algunas, desempeæaron un significativo papel durante la pseudorrepœblica en la defensa de las masas traba- jadoras y de los intereses nacionales. Cada una de estas personalidades desarroll su actividad revolu- cionaria atendiendo a su interpretacin y recepcin del marxismo-leninismo, que no resultaba en todos los casos coincidente con las de la mayora de los «ini- ciados» en el movimiento comunista. El marxismo en la Cuba de la Repœblica mediatizada era una concepcin del mundo rechaza- da y perseguida por los crculos gobernantes y dife- rentes sectores y grupos de la sociedad burguesa. Es solo con el triunfo revolucionario que se produce un cambio radical en relacin con la acogida y divulga- cin de esta teora. La Revolucin triunfante, democrÆtica, popular y antimperialista, rescat el honor y la dignidad nacio- nal y dio origen a gigantescos cambios socioeconmicos, polticos y espirituales. Las masas imbuidas de fervor revolucionario radicalizaron su conciencia en proporcin directa con la radicalizacin del proceso, que transit en virtud de su propia na- turaleza, aunque favorecido por la coyuntura inter- nacional, hacia el socialismo. Con la declaracin del carÆcter socialista de la Re- volucin, el marxismo como teora social devino he- gemnico. A partir de ese momento se inici un pro- ceso masivo de aprendizaje, que con algunas varian- tes se prolonga hasta nuestros das, y en el cual la poblacin se instruye y educa en los principios y con- ceptos fundamentales del marxismo-leninismo por vas directas (cursos en escuelas polticas o en dife- rentes niveles de enseæanza) o indirectas (participa- cin en las organizaciones polticas y de masas, me- dios masivos de comunicacin, etcØtera). Este proceso controvertido y complejo, debido a los nexos y tensiones entre lo cientfico y lo poltico- ideolgico y a los encuentros y desencuentros entre la teora y la prÆctica, ha conocido a lo largo de su historia diferentes etapas en su desarrollo. Su anÆli- sis exhaustivo significa una labor de reconstruccin Algunos problemas Algunos problemas Algunos problemas Algunos problemas Algunos problemas de la filosofa marxista de la filosofa marxista de la filosofa marxista de la filosofa marxista de la filosofa marxista y su enseæanza en Cuba y su enseæanza en Cuba y su enseæanza en Cuba y su enseæanza en Cuba y su enseæanza en Cuba , no. 3: 28 - 33, julio-septiembre, 1995.

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CUBA, POESIA

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    Joaquin Santana Castillo

    Joaqun Santana CastilloJoaqun Santana CastilloJoaqun Santana CastilloJoaqun Santana CastilloJoaqun Santana Castillo

    Profesor. Universidad de La Habana.

    La presencia del marxismo en la vida poltica y cul- tural de Cuba tiene una historia relativamente lar-ga. Lderes obreros, estudiantes y destacados intelec-tuales identificados con l dejaron, con su actividadrevolucionaria y su produccin terica y literaria, unahuella en nuestra historia y cultura nacional.

    Figuras como las de Carlos Balio, Julio AntonioMella, Rubn Martnez Villena, Juan Marinello, Pablode la Torriente Brau o Ral Roa, por solo mencionaralgunas, desempearon un significativo papel durantela pseudorrepblica en la defensa de las masas traba-jadoras y de los intereses nacionales. Cada una deestas personalidades desarroll su actividad revolu-cionaria atendiendo a su interpretacin y recepcindel marxismo-leninismo, que no resultaba en todoslos casos coincidente con las de la mayora de los ini-ciados en el movimiento comunista.

    El marxismo en la Cuba de la Repblicamediatizada era una concepcin del mundo rechaza-da y perseguida por los crculos gobernantes y dife-rentes sectores y grupos de la sociedad burguesa. Essolo con el triunfo revolucionario que se produce uncambio radical en relacin con la acogida y divulga-cin de esta teora.

    La Revolucin triunfante, democrtica, popular y

    antimperialista, rescat el honor y la dignidad nacio-nal y dio origen a gigantescos cambiossocioeconmicos, polticos y espirituales. Las masasimbuidas de fervor revolucionario radicalizaron suconciencia en proporcin directa con la radicalizacindel proceso, que transit en virtud de su propia na-turaleza, aunque favorecido por la coyuntura inter-nacional, hacia el socialismo.

    Con la declaracin del carcter socialista de la Re-volucin, el marxismo como teora social devino he-gemnico. A partir de ese momento se inici un pro-ceso masivo de aprendizaje, que con algunas varian-tes se prolonga hasta nuestros das, y en el cual lapoblacin se instruye y educa en los principios y con-ceptos fundamentales del marxismo-leninismo porvas directas (cursos en escuelas polticas o en dife-rentes niveles de enseanza) o indirectas (participa-cin en las organizaciones polticas y de masas, me-dios masivos de comunicacin, etctera).

    Este proceso controvertido y complejo, debido alos nexos y tensiones entre lo cientfico y lo poltico-ideolgico y a los encuentros y desencuentros entrela teora y la prctica, ha conocido a lo largo de suhistoria diferentes etapas en su desarrollo. Su anli-sis exhaustivo significa una labor de reconstruccin

    Algunos problemasAlgunos problemasAlgunos problemasAlgunos problemasAlgunos problemasde la filosofa marxistade la filosofa marxistade la filosofa marxistade la filosofa marxistade la filosofa marxistay su enseanza en Cubay su enseanza en Cubay su enseanza en Cubay su enseanza en Cubay su enseanza en Cuba

    , no. 3: 28 - 33, julio-septiembre, 1995.

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    Algunos problemas de la filosofa marxista y su enseanza en Cuba

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    terica e histrica que excede las posibilidades delpresente trabajo, en tanto exige como condicin ne-cesaria no solo la mera reproduccn de la historiade la teora, sino tambin la utilizacin de la hastahoy no escrita historia de la Revolucin.

    Dado lo intrincado y espinoso de estas problem-ticas, me propongo limitar el anlisis fundamental-mente a los avatares y visicitudes de la filosofa mar-xista, su desarrollo o retraso en la vida acadmica. Eltema se aborda desde una perspectiva terica, lo cualme obliga a incursionar en ms de una ocasin en lahistoria del marxismo, con el propsito de lograr unamejor comprensin de las ideas que se exponen.

    El marxismo cubano despus de 1959:esquema de periodizacin

    En diferentes crculos acadmicos se acepta porconsenso que la filosofa marxista as como otrasciencias sociales ha conocido al menos tres etapasen su evolucin despus del triunfo revolucionario.Una visin superficial del camino seguido por el mar-xismo tiende a caracterizar los diferentes perodosde su evolucin a partir de la presencia y preponde-rancia del marxismo sovitico o el marxismo occiden-tal.1

    La primera etapa transcurre en la dcada del 60 yse inaugura con la enseanza de la filosofa marxistaa gran escala. Se caracteriza por el debate, la diversi-dad de opiniones y la libertad creativa. Trabajos deautores prohibidos en otros pases socialistas, comoGeorg Lukacs, Karl Korsch, Louis Althusser, AntonioGramsci, Jean Paul Sartre, Andr Gnder Frank, etc.,se publican en forma de libros o en revistas comoPensamiento Crtico.2 La enseanza del marxismono sigue en todas las instituciones un patrn nico.Junto al modelo sovitico coexiste una interpretacindel marxismo que, inspirada en la originalidad de laRevolucin cubana, no se circunscribe al empleo delos clsicos, pues recurre a la lectura de autores con-temporneos incluidos el Che, Fidel y diferentes l-deres del movimiento revolucionario y de liberacinnacional del Tercer Mundo.

    Los aos 70 marcaron un viraje en la vida intelec-tual, pues unido al fracaso de la Zafra de los 10 Millo-nes y al proceso de institucionalizacin que experi-menta la Revolucin, se produce un mayor acerca-

    miento a la URSS y a los dems pases del bloqueoriental, conducente a la adopcin del modelo sovi-tico de construccin del socialismo.

    En consecuencia, la interpretacin sovitica delmarxismo-leninismo y su concepcin filosficadevienen predominantes, y dan lugar a un procesomasivo de aprendizaje en las universidades y otrasinstituciones docentes, caracterizado en general porsus tendencias manualescas, escolsticas yhomogeneizantes. En el marco de este proceso arri-ban al pas numerosos asesores soviticos para con-tribuir a la formacin emergente de profesores y, casiparalelamente, viajan a la URSS y otros pases socia-listas cientos de estudiantes para prepararse comoprofesores de Filosofa, Economa Poltica y Comu-nismo Cientfico. La apertura de la carrera de Filoso-fa marxista-leninista en las universidades de La Ha-bana y Oriente es un hecho significativo, empaadopor el cierre de la especialidad de Sociologa.

    En estos aos el dogmatismo cobra enorme fuer-za y provoca un estancamiento de la creacin intelec-tual en las ciencias sociales. Se restringe o prohibe elestudio de autores no santificados por la ortodoxia.El debate real cede terreno a la discusin escolsticay la diversidad de opiniones y los criterios alternati-vos casi desaparecen de la escena acadmica para sersustituidos por un chato unanimismo.

    Con el proceso de rectificacin en lo interno y losecos de la crisis del marxismo y la poltica de laPerestroika en lo internacional, se inicia la terceraetapa que llega hasta nuestros das y que tiene con elllamamiento al Cuarto Congreso del Partido Comu-nista de Cuba un punto significativo. La creatividad yla bsqueda de una interpretacin terica propia so-bre nuestra realidad reclaman perentoriamente sulugar principal como premisa vital para restaurar lacredibilidad del marxismo, seriamente afectado porlos aos de aprendizaje escolstico. Los acontecimien-tos que condujeron a la cada del socialismo real yla difcil situacin del pas en el perodo especialgravitan negativamente sobre estas intenciones.

    Este es, a grandes rasgos, el esquema del derrote-ro seguido por la filosofa marxista en Cuba despusdel triunfo revolucionario. Aunque vlido en su sen-tido ms general, lo hasta aqu esbozado simplifica yabsolutiza los acontecimientos, por lo que no es re-comendable extraer conclusiones apresuradas. Se tra-ta de fenmenos sociales muy cercanos en el tiempo,

    La creatividad y la bsqueda de una interpretacin tericapropia sobre nuestra realidad reclaman perentoriamente sulugar principal como premisa vital para restaurar la credi-bilidad del marxismo seriamente afectado por los aos deaprendizaje escolstico.

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    no suficientemente estudiados y cuyos protagonistas,procedentes de distintas generaciones, se encuentranen su mayora en activo. El tema resulta embarazoso,pues a las complejidades que le son inherentes se lesuman las pasiones humanas que entorpecen unaaquilatacin ms objetiva de los hechos.

    Corrientes del marxismo en el siglo XX:algunos problemas

    En mi criterio, una cuestin fundamental que se debedilucidar es la concerniente a la contraposicin mar-xismo sovitico-marxismo occidental y la influenciaejercida por ambos, ya que induce a criteriosparcializados en relacin con cada uno. Identificadopor amplios sectores como marxismo-leninismo, sele atribuyen tantos defectos al marxismo sovitico quehacen inexplicable la aceptacin, parcial en algunoscasos, de sus principales postulados tericos por gru-pos polticos e intelectuales de occidente. Por su par-te, al marxismo occidental, denominacin escurridi-za por su inexactitud, se le conceden mritos no siem-pre justificados.3

    La yuxtaposicin marxismo sovitico-marxismo oc-cidental encubre, en su exterioridad fenomnica, pro-blemas ms esenciales que aparecen tempranamen-te entre los exgetas de Marx y que, para elucidarlos,deben ser abordados desde una perspectiva histri-co-filosfica. Se trata de las diferentes interpretacio-nes que se hacen del contenido de la concepcinmarxiana para conformar un sistema terico y decmo y de qu forma se recepciona su herencia.

    Intimamente vinculada con la interpretacin delcontenido de la concepcin marxiana se encuentrala contradiccin entre quienes se apegan rigurosa-mente a la letra, haciendo del marxismo una nuevaecolstica y aquellos que se adhieren al espritu crti-co que animaba a Marx, pues entienden que la reali-dad mvil y cambiante no puede ser explicada y trans-formada por frmulas fijas. Dogmatismo versus crea-tividad es el otro problema que debe llamar nuestraatencin.

    Como todo sistema poltico, el socialismo de Es-tado establecido en la URSS requera de su correlatoterico. Este se elabor, como es lgico, sobre la basede la exgesis que un determinado grupo de intelec-tuales y polticos hicieron de las ideas de Marx, Engelsy Lenin hasta conformar un sistema terico complejoque se autodenomin marxismo-leninismo y que des-de sus inicios conden como revisionista cualquierotra versin que no se mantuviera en los parmetrosde la interpretacin oficial. Convencidos de que laprctica histrica les haba dado la razn, los tericossoviticos consideraban sus opiniones como infali-bles y gestaron un estilo de pensamiento dogmticoque fijaba los lmites de lo que se deba estudiar, leero discutir y que estableca todas las preguntas y res-puestas posibles.

    En su concepcin, la filosofa sovitica privilegia-ba un modelo de conocimiento social tpicamenteobjetivista que, centrado en una peculiar percepcindel materialismo dialtico, retorna a una filosofa es-peculativa de la naturaleza, mientras relega a un pa-pel subordinado la concepcin materialista de la his-toria, uno de los descubrimientos fundamentales deMarx. En un interesante trabajo, el filsofo Jorge LuisAcanda analiz estas problemticas y seal:

    No entender el materialismo marxista como unmaterialismo de la subjetividad, cuya esencia seexpresa en la concepcin materialista de la histo-ria, conllev a la ilusin surgida ya a fines del si-glo pasado y que se repite empecinadamente has-ta nuestros das, de la existencia de una filosofamarxista que se encerrara en los marcos de unmaterialismo dialctico que tendra como obje-to explicarnos el mundo, rebajando al materia-lismo histrico a la aplicacin mera de las leyesms generales de aquel al mbito ms particularde la sociedad. La filosofa marxista estudiar elmundo, el materialismo histrico tan slo la so-ciedad. La sociedad y el hombre dejaban as deser objetos del conocimiento filosfico como tal ypasaban a ser estudiados por un hbrido interme-dio entre la sociologa y la filosofa, que no era niuna cosa ni la otra.4

    Habra que aadir que como resultado de la par-celacin que sufra el marxismo-leninismo en su ver-sin sovitica, que estableci compartimientos estan-cos entre sus partes integrantes, el materialismo his-trico se vio privado de ocuparse en profundidad delos problemas de la construccin del socialismo. Porsu objeto de estudio, deba dedicarse al anlisis de laaplicacin de las leyes universales, descubiertas porel materialismo dialctico, a escala social, entendidala sociedad en su acepcin ms general y en su evo-lucin histrica. El socialismo era el objeto especfi-co de una disciplina especial, el comunismo o socia-lismo cientfico (la denominacin vara a tenor de lospresupuestos conceptuales o metodolgicos de losespecialistas) y que carente de una perspectiva filo-sfica sobre el significado de la subjetividad humana,por una parte, y de investigaciones sociolgicas con-cretas por la otra, solo poda ofrecer un mal relatodel deber ser y una apologa de la polticainstrumentada en cada momento para la edificacinde la nueva sociedad. El socialismo se define enton-ces solo como resultado de regularidades objetivasque se cumplen inexorablemente y sin apenas sufrirvariaciones en todas las latitudes durante el procesode transicin y construccin del mismo. Se pierde deesta manera la comprensin, tan importante, de con-cebirlo como un fenmeno cultural en el ms ampliosentido del trmino y un hecho de conciencia y vo-luntad humana en el que el hombre al transformar lasociedad se transforma a la vez a s mismo.

    Pero sera festinado y poco serio dar por sentadoque el marxismo sovitico se mantuvo inalterable enla URSS y en los dems pases del bloque oriental a

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    travs de su historia y ante todas las coyunturas pol-ticas. Como tampoco puede sostenerse que todos losque desde su interior desarrollaban una actividadacadmica estaban imbuidos del espritu del dogma.

    El dogmatismo ha tenido matices y no ha incididopor igual en todos los temas posibles y ante todas lasindividualidades y grupos acadmicos. La presenciade una tradicin filosfica ha influido en la disminu-cin de sus efectos en las polmicas y en las valora-ciones de otros sistemas filosficos. Aun figuras delmbito marxista, como Rosa Luxemburgo o GeorgLukacs fueron objeto de recepcin diversa. Mientrasque para los lineamientos terico-ideolgicos sovi-ticos Lukacs, no obstante su autocrtica, resultabadudoso bajo la permanente sospecha delrevisionismo, para buena parte de las colectividadescientficas de su pas natal y de Alemania Oriental, elfilsofo hngaro era un importante terico marxista.Con Rosa Luxemburgo la situacin se presentaba anms compleja, debido a sus polmicas con Lenin y suestricto rechazo al centralismo. Existi, sin embargo,por parte de los intelectuales y profesoresgermanorientales, un movimento de rescate de su le-gado, cuestin explicable dada la tradicin filosficade la extinta RDA, que facilit que los juicios sobrelas concepciones filosficas que influyeron en la cul-tura alemana no siguieran en todos los casos el es-quema maniqueo de la limitacion y el error.

    El anlisis realizado sera parcial si al menos no seincluyeran algunas consideraciones sobre el marxis-mo occidental, trmino catalogado como inexacto conanterioridad. En mi criterio merecen sealarse las si-guientes:

    a) Si nos atenemos a normas estrictamente geogrfi-cas, deberan quedar fuera autores fundamenta-les dentro del mismo, y que por su origen y activi-dad se ubican en Europa Central y Oriental. Tal esel caso de los miembros de la escuela yugoslavade la praxis, as como Ernst Bloch, Karl Korsch,Theodor W. Adorno, Max Horkheimer, HerbertMarcuse o el propio Georg Lukacs; sobre este exis-te la disputa en torno a si su produccin intelec-tual se inserta o no en el campo del marxismo so-vitico.

    b) No se debe asumir el criterio de que lo que carac-teriza a este movimiento es su carcter puramen-te acadmico y la ausencia de compromisos parti-distas. Esto puede funcionar con parte de la Es-cuela de Frankfurt, pero no es vlido para Gramsci,Lukacs o Althusser.

    c) Aplicar un criterio que presentara a estos tericoscomo antileninistas resultara errado. Lukacs,Gramsci o Althusser se sentan profundamentevinculados a la herencia de Lenin.

    d) Tomar como criterio de unidad, para este movi-miento, la presencia de tendencias tericas queprivilegiaran un marxismo de la subjetividad, nonos llevar muy lejos, pues no todos tienen estapercepcin de la teora. Althusser, en su primeraetapa, propone un antihumanismo terico enMarx que reduce a cenizas el mito filosfico (te-rico) del hombre.5 Su concepcin estructuralistade la totalidad histrica sera criticada por el his-toriador Pierre Vilar, cuando en Historia marxis-ta, historia en construccin , escribi:

    Y debo confesarle a Althusser mi desilusiona-da estupefaccin cuando vi que sus proposi-ciones sobre la concepcin marxista de la to-talidad social llegaban a la conclusin no so-lamente de la posibilidad sino de la necesi-dad de regresar a la divisin de la historia enmuchas historias. Si algo huele a empirismoes precisamente este plural.6

    e) La heterodoxia y el antidogmatismo son algunoselementos comunes de la heterogeneidad de con-cepciones que forman lo que convencionalmentese designa como marxismo occidental.

    La presentacin hasta aqu de un esbozo histri-co-filosfico sobre la evolucin del marxismo ha te-nido la intencin de mostrar por qu, contrario a lasapariencias, la polaridad marxismo sovitico-marxis-mo occidental no es la coordenada terico-metodolgica que explica a cabalidad los escollos oavances que ha experimentado la concepcin elabo-rada por Marx a travs de este accidentado y no po-cas veces traumtico siglo XX. Es evidente que estas

    Pero sera festinado y poco serio dar por sentado que el mar-xismo sovitico se mantuvo inalterable en la URSS y en losdems pases del bloque oriental a travs de su historia yante todas las coyunturas polticas. Como tampoco puede sos-tenerse que todos los que desde su interior desarrollabanuna actividad acadmica estaban imbuidos del espritu deldogma.

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    reflexiones pueden resultar en parte valiosas para elanlisis de la historia del marxismo en nuestro pasen los ltimos 36 aos.

    Sobre el marxismo y su enseanza enCuba: algunas precisiones

    Debemos retornar al punto de partida del presentetrabajo, retomando las etapas del desarrollo del mar-xismo en la Cuba revolucionaria para realizar algu-nas precisiones.

    Una cuestin a valorar consiste en que para ha-blar de marxismo occidental en Cuba es indispensa-ble demostrar la existencia de escuelas relacionadascon este. La simple lectura y el reconocimiento deverdades en las obras de autores procedentes de estatendencia, no hace al profesor o investigador que lasconsulta un gramsciano o un althusseriano. En todocaso, nos hallamos en presencia de una posturaheterodoxa o de un eclecticismo creativo caracters-tico de la cultura intelectual latinoamericana.

    En mi opinin es mucho ms exacto pensar entrminos de un marxismo objetivista identificado ple-namente con el modelo sovitico y otro que, sin atar-se a una escuela especfica, intenta rescatar el senti-do original de Marx, Engels y Lenin. Este marxismose encuentra en un proceso de bsqueda de una in-terpretacin propia para explicar nuestras circunstan-cias. Ambas concepciones tienen como marco unaRevolucin original que rompi los paradigmas esta-blecidos y que bajo la direccin de Fidel Castro hasabido renovarse de continuo corrigiendo su rumbo.

    La identificacin del dogmatismo con el marxis-mo sovitico, aunque tiene razones sobradas que lajustifican, no es totalmente exacta. En una entrevistapara la revista Dialektica, Fernando Martnez no es-tablece un signo de igualdad entre el Diamat y eldogmatismo, pues considera a este ltimo como unconjunto cultural subalterno o acompaante de l.7

    Esta precisin es muy importante, porque permi-te entender que no todo el que acepte la concepcinterica sovitica es un dogmtico redomado, puespara serlo debe asumir junto con la teora la culturaanexa que establece verdades absolutas en nombrede la cientificidad, que hipertrofia el papel de lo ideo-lgico y que recurre a frmulas fijas para normar larealidad y la actividad intelectual del sujeto. Pero ade-ms, como complejo cultural anexo, el dogmatismotiene sustancialidad propia, lo que le permite existiral margen de su correlato terico original.

    Estos criterios pueden auxiliarnos en la evaluacinms objetiva de una etapa tan compleja y no suficien-temente investigada como la de los aos 70 y partede los 80. Es cierto que ese periodo se caracterizpor el predominio del marxismo sovitico y por lapresencia de un dogmatismo esclertico que asfixia-ba la libertad creativa de las ciencias sociales y huma-nsticas. Pero el dogmatismo no se manifest en la

    misma medida en todas las especialidades y no todaslas instituciones y colectividades acadmicas lo su-frieron en las mismas proporciones.8 Adems, no todolo que se hizo y produjo en esos aos fue dogmticoy no todo lo que de manera dogmtica se aplic oinstrument en los crculos acadmicos fue fruto dela copia y traslacin mecnica del marxismo soviti-co a nuestra realidad. Del metodologismo y lahomogeneizacin de los programas y planes de es-tudio que caracterizaron a la educacin superior enesa poca no era responsable el Diamat.

    Por ltimo, algunas ideas sobre la enseanza dela filosofa marxista-leninista en la educacin supe-rior y sobre el destino de la investigacin y la docen-cia.

    Cualquier valoracin de la enseanza de la filoso-fa debe considerar que esta se realiza en dos rangosbien diferenciados. Uno es el de un conocimiento mselemental, que se imparte como asignatura del ciclobsico de marxismo-leninismo o ciencias sociales enlas diferentes especialidades universitarias. El otro secorresponde con un grado mayor de profundidad delos conocimientos a tono con la preparacin de es-pecialistas en la carrera de Filosofa. Los efectos edu-cativos y sociales de ambos son diferentes, como tam-bin lo son los objetivos y problemas que enfrentan.

    La enseanza del marxismo para la generalidadde las carreras, por su carcter masivo, ejerce un efectosocial positivo o negativo en un nivel ms inmediato.Para este tipo de enseanza el dogmatismo se tradu-jo en el manualismo y el esquematismohomogeneizante presente en los programas de estu-dio, idnticos para todas las carreras y que gener unaprendizaje escolstico. Con la elaboracin de pro-gramas de estudio ms vinculados a los perfiles pro-fesionales de las carreras, se inicia la superacin deldogmatismo. En tal sentido se llevan a cabo experi-mentos docentes en la Universidad de La Habana, elInstituto Superior Politcnico Jos A. Echeverra(ISPJAE) y otros centros universitarios. Suimplementacin reciente hace difcil la emisin dejuicios apresurados. No obstante, me parece recomen-dable prevenir contra los proyectos que, buscandohasta tal punto la vinculacin con los perfiles profe-sionales de los estudiantes, terminan perdiendo lopropiamente filosfico.

    Muy diferentes son las problemticas que se pre-sentan a la enseanza en la carrera de Filosofa, quese estudia en la Universidad de La Habana y en laUniversidad de Oriente, pues estas no se limitan alos contenidos del programa de una asignatura filo-sfica de carcter general. Como su objetivo esenciales la formacin del filsofo, sus efectos sociales sonperceptibles a mediano plazo y se vinculan con la crea-cin y desarrollo de una comunidad cientfica dedi-cada al ejercicio de la filosofa como actividad profe-sional.9

    Por su naturaleza especfica, los problemas en laformacin del filsofo son muy diversos y poseen di-

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    Algunos problemas de la filosofa marxista y su enseanza en Cuba

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    ferentes grados de complejidad. Estos van desde laelaboracin de un complejo sistema de disciplinasfilosficas y de formacin general integradas einterconectadas en el plan de estudio, hasta el ejer-cicio de pensar y repensar la filosofa. Pensar la filo-sofa es algo ms que la adopcin de un sistema filo-sfico para comprender el mundo que nos rodea;es, sobre todo, la reflexin permanente y la bsque-da de una interpretacin propia, en nuestro caso delmarxismo, que sin renunciar al conocimiento filos-fico universal, lo integre a lo mejor de la cultura ytradicin intelectual de Cuba y Latinoamrica, conel fin de explicar las caractersticas de nuestro socia-lismo y de nuestra realidad y que ayude tambin aperfeccionarlos.

    Notas

    1. Pablo Guadarrama, Cuba: marxismo occidental o marxis-mo sovitico? , en: Amrica Latina: marxismo y postmodernidad,Colombia: Universidad INCCA, 1994.

    2. La revista Pensamiento Crtico tuvo una gran acogida en Am-rica Latina y divulg en sus pginas lo ms actual y mejor delpensamiento de la izquierda. Darcy Ribeiro seal en una entre-vista (No tener miedo a pensar, Casa de las Amricas, 29(176),septiembre-octubre, 1989: 110): Por ejemplo, una cosa en la queyo no concuerdo es en la crtica a Pensamiento Crtico. Pensa-miento Crtico, personalmente para m, como intelectual, fue muyimportante. Me hizo conocer muchas personas que pensaban yrepensaban originalmente el marxismo con el fin de llevarlo ade-lante y lo hizo tomando textos italianos, textos de Indochina, detodo el mundo. Aquello fue muy importante y en cierto momen-to Cuba la proscribi, dej de aceptarla.

    3. Uno de los que ms ha contribuido a la difusin de este trmi-no es Perry Anderson con su libro Consideraciones sobre el mar-xismo occidental.

    4. Jorge Luis Acanda Gonzlez, Existe una crisis con el marxis-mo?, Casa de las Amricas , 31(178), enero-febrero, 1990: 19.

    5. Louis Althusser, Por Marx , La Habana: Instituto del Libro,1966: 222. [Edicin Revolucionaria.]6. Pierre Vilar, Historia marxista, historia en construccin. En-sayo de dilogo con Althusser, en: Perspectivas de lahistoriografa contempornea , Mxico, DF: Secretara de Edu-cacin Pblica, 1976: 120. Una valoracin crtica de la obra deAlthusser y de su recepcin en Amrica Latina puede encon-trarla el lector en el trabajo de Zaira Rodrguez Ugidos Filosofa,ciencia y valor , La Habana: Editorial de Ciencias Sociales, 1985.

    7. Fernando Martnez Heredia, Entrevista de Dialektica con Fer-nando Martnez Heredia, Dialektica, Buenos Aires, 2(3-4), octu-bre, 1993; reproducida en Amrica Libre, Buenos Aires, (5), ju-nio, 1994: 63-76.

    8. Aunque valioso, el trabajo de Jorge Ibarra Historiografa y Re-volucin (Temas, 1(1), enero-marzo, 1995: 5-16), posee algunasimprecisiones. En primer lugar, la Escuela de Historia dej de seruna entidad independiente al fundarse en 1976 la Facultad deFilosofa e Historia. Los departamentos docentes adscriptos a estainstitucin, y que representaban las especialidades histricas, nofueron los ms afectados por el dogmatismo, debido a que eltutelaje que exista sobre estos fue siempre menor que el queexisti en otras disciplinas de las ciencias sociales. Sus considera-ciones sobre la Historia del Movimiento Obrero olvidan que estaasignatura formaba parte del Ciclo de Marxismo-Leninismo y,como tal, era una mezcla de contenidos histricos y polticos, sinllegar a ser historia o teora poltica. Por ltimo, sin dejar de reco-nocer los mritos de Hortensia Pichardo, habra que aclarar queella no influy en los cambios y en las nuevas orientaciones de laEscuela, pues por su edad no ejerca la docencia desde muchoantes.

    9. Una contribucin importante a la creacin de esta comunidadcientfica ha sido realizada por la Facultad de Filosofa e Historiade la Universidad de La Habana a travs de las graduaciones anua-les de filsofos, la realizacin de eventos cientficos, como losTalleres Internacionales de Ciencias Sociales y las Conferenciasde Filsofos y Cientficos Sociales de Cuba y los Estados Unidos,etc. Habra que aadir que la integracin de grupos de investiga-cin interdisciplinarios como GILPALCC y GESOCYT y la prepa-racin de una maestra para egresados de Filosofa son tambinelementos a considerar en el desarrollo de esta comunidad.

    La polaridad marxismo sovitico-marxismo occidental no esla coordenada terico-metodolgica que explica a cabalidadlos escollos o avances que ha experimentado la concepcinelaborada por Marx.

    , 1995.