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11 Mujer, Perodo especial y vida cotidiana Mujer Mujer Mujer Mujer Mujer, P , P , P , P , Perodo especial erodo especial erodo especial erodo especial erodo especial y vida cotidiana y vida cotidiana y vida cotidiana y vida cotidiana y vida cotidiana no. 5: 11-17, eneromarzo, 1996. L a actividad de las mujeres cubanas en todas las esferas del quehacer social, la elevacin de su nivel educacional y formacin tØcnica-profesional, su ingreso al mundo del trabajo y la creciente participacin en la direccin poltica y administrativa del pas, sus reales posibilidades de decidir y regular su fecundidad, la generacin de una informacin veraz y sistemÆtica que ha hecho visible la singularidad de las experiencias de las mujeres en el proceso revolucionario cubano, como arquitectas y beneficiarias del desarrollo socioeconmico, constituyen, en general, rasgos que identifican a la sociedad cubana en las tres œltimas dØcadas. Todo ello ha contribuido a crear una conciencia de derecho entre las cubanas y a su autoafirmacin como ciudadanas, lo cual ha generado cambios sustanciales en el pensamiento y la vida de las mujeres, en las relaciones interpersonales y sociales, y en su posicin y roles en la familia y la sociedad. La disyuntiva acerca del lugar que debe ocupar la mujer familia o sociedad y su incorporacin o no al trabajo asalariado madre o trabajadora, como elementos discordantes de un mundo dicotmico irreconciliable, ha dejado de ser en Cuba una interrogante social, decidida definitivamente por el reconocimiento de todos los derechos de las mujeres econmicos, polticos, civiles, culturales, sexuales, reproductivos y sociales como parte inalienable, integrante e indivisible de los derechos humanos universales. La transformacin de las mujeres de mantenidas en proveedoras de ingresos familiares, su aporte al desarrollo comunal y a la economa nacional, su participacin poltica, el despliegue de sus potencialidades, les permiti vivenciar un aprendizaje social mediante la adquisicin de invaluables experiencias, y convertirse en protagonistas de la obra revolucionaria, a la que han brindado valiosas iniciativas destinadas a lograr reivindicaciones propias y a mejorar las condiciones colectivas de vida. La poltica social y la estrategia de desarrollo econmico del gobierno revolucionario cubano, desde el momento mismo de su instauracin en 1959, tenan como objetivos fundamentales de su programa la eliminacin de todas las formas de discriminacin y explotacin por motivos de clase, raza y sexo. Ya entonces tambiØn se diseæaron e implementaron consecuentemente polticas pœblicas, cuyo propsito estratØgico se encaminaba a borrar las barreras culturales, ideolgicas, psicolgicas, econmicas y sociales que Area de Estudios de la Mujer. Federacin de Mujeres Cubanas. Carolina Aguilar Carolina Aguilar Carolina Aguilar Carolina Aguilar Carolina Aguilar Periodista. Perla Popowski Perla Popowski Perla Popowski Perla Popowski Perla Popowski Sociloga. Mer Mer Mer Mer Mercedes V cedes V cedes V cedes V cedes Ver er er er erdeses deses deses deses deses InformÆtica.

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    Mujer, Perodo especial y vida cotidiana

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    MujerMujerMujerMujerMujer, P, P, P, P, Perodo especialerodo especialerodo especialerodo especialerodo especialy vida cotidianay vida cotidianay vida cotidianay vida cotidianay vida cotidiana

    no. 5: 11-17, eneromarzo, 1996.

    La actividad de las mujeres cubanas en todas las esferasdel quehacer social, la elevacin de su niveleducacional y formacin tcnica-profesional, su ingresoal mundo del trabajo y la creciente participacin en ladireccin poltica y administrativa del pas, sus realesposibilidades de decidir y regular su fecundidad, lageneracin de una informacin veraz y sistemticaque ha hecho visible la singularidad de las experienciasde las mujeres en el proceso revolucionario cubano, comoarquitectas y beneficiarias del desarrollosocioeconmico, constituyen, en general, rasgos queidentifican a la sociedad cubana en las tres ltimasdcadas. Todo ello ha contribuido a crear una concienciade derecho entre las cubanas y a su autoafirmacin comociudadanas, lo cual ha generado cambios sustancialesen el pensamiento y la vida de las mujeres, en lasrelaciones interpersonales y sociales, y en su posicin yroles en la familia y la sociedad.

    La disyuntiva acerca del lugar que debe ocupar lamujer familia o sociedad y su incorporacin o no altrabajo asalariado madre o trabajadora, comoelementos discordantes de un mundo dicotmicoirreconciliable, ha dejado de ser en Cuba unainterrogante social, decidida definitivamente por elreconocimiento de todos los derechos de las mujeres

    econmicos, polticos, civiles, culturales, sexuales,reproductivos y sociales como parte inalienable,integrante e indivisible de los derechos humanosuniversales.

    La transformacin de las mujeres de mantenidas enproveedoras de ingresos familiares, su aporte al desarrollocomunal y a la economa nacional, su participacinpoltica, el despliegue de sus potencialidades, les permitivivenciar un aprendizaje social mediante la adquisicinde invaluables experiencias, y convertirse enprotagonistas de la obra revolucionaria, a la que hanbrindado valiosas iniciativas destinadas a lograrreivindicaciones propias y a mejorar las condicionescolectivas de vida.

    La poltica social y la estrategia de desarrolloeconmico del gobierno revolucionario cubano, desdeel momento mismo de su instauracin en 1959, tenancomo objetivos fundamentales de su programa laeliminacin de todas las formas de discriminacin yexplotacin por motivos de clase, raza y sexo. Yaentonces tambin se disearon e implementaronconsecuentemente polticas pblicas, cuyo propsitoestratgico se encaminaba a borrar las barreras culturales,ideolgicas, psicolgicas, econmicas y sociales que

    Area de Estudios de la Mujer. Federacin de Mujeres Cubanas.

    Carolina AguilarCarolina AguilarCarolina AguilarCarolina AguilarCarolina AguilarPeriodista.

    Perla PopowskiPerla PopowskiPerla PopowskiPerla PopowskiPerla PopowskiSoc i loga .

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    Carolina Aguilar, Perla Popowski y Mercedes Verdeses

    mantuvieron a las mujeres en condiciones desubordinacin, marginacin y secular atraso.

    Los justicieros propsitos del programarevolucionario que alent estos sustanciales cambiossociales, contaron, en primer lugar, con la acogidaentusiasta de las mujeres. Estas vieron, con la nacienteRevolucin, las oportunidades largamente esperadas,por lo que apoyaron e impulsaron un procesotransformador que les ofreca un espacio para luchar,de igual a igual con sus compaeros, por una sociedadnueva.

    En 1960 unieron sus esfuerzos y crearon laFederacin de Mujeres Cubanas (FMC), con objetivosmuy precisos: defender la Revolucin reconociendoque les abra las puertas para sus histricasreivindicaciones de justicia social y trabajar por lapromocin de las mujeres y su participacin en todaslas esferas y niveles de la vida social. Desde entonces, laFMC constituye un apreciable mecanismo que hacontribuido a hacer realidad la poltica social delgobierno cubano y a promover el trabajo voluntariode miles de cubanas en la obra de la Revolucin.

    Muestra elocuente de estos progresos lo constituyela incorporacin de las cubanas al trabajo asalariado.Al mismo tiempo, la FMC contribuy a la creacin ypromocin de instituciones y servicios que facilitaronsu integracin a la vida econmica, poltica, cultural ysocial (crculos infantiles, comedores obreros, escolares,etc.). As, en tres dcadas (1965-1995), la evolucin de laparticipacin de la mujer en la economa nacional seelev del 15 % al 42,3 %.

    Pero dicha evolucin no ha constituido un procesolineal. En la dcada 1965-1975, cuando se promovi aescala nacional la incorporacin de las mujeres al trabajo,la caracterstica que sobresala era la inestabilidad deesa fuerza laboral.1 Los factores causales, sealados porVilma Espn, presidenta de la FMC, en el II Congresode la organizacin, constituyeron puntos de anlisisesenciales para la creacin del programa de accin en ladcada siguiente (1975-1985), perodo en el que seprodujo la mayor incorporacin de mujeres al trabajoproductivo social en la historia del pas. En cifrasabsolutas, ms de medio milln de cubanas ingres a lafuerza laboral activa y se comenz a revertir la

    inestabilidad como rasgo que identificaba a la fuerzafemenina. Hoy, precisamente es la estabilidad elprincipal elemento que la distingue, pues durante msde quince aos se ha mantenido por encima del 90 %.

    Si en 1975 las mujeres constituan el 27,4 % de losempleados en la economa estatal civil, en 1985 el ndiceascendi al 37,5 %. Junto con los progresos cuantitativostambin se iniciaban apreciables cambios en la estructuraocupacional: se constataron avances significativos en lascategoras de tcnicos de nivel medio y superior y dedirigentes, hecho que puede considerarse como laconcrecin del esfuerzo por dotarlas de una mayorpreparacin profesional y poltica.

    La dcada comprendida entre 1985 y 1995 se inicicon la tendencia a consolidar los avances en el empleofemenino y su progresivo ascenso. Del 37,5 % en 1985,la tasa de ocupacin femenina se elev en 1993 al 40,6 %.Pero desde 1990, fecha que marca el comienzo de la etapadenominada como Perodo especial, se afronta otrasituacin.2

    En cifras absolutas, 1 433 114 mujeres trabajaban enel sector estatal civil en 1990, mientras que segn elCenso de la Oficina Nacional de Estadsticas, realizadoen 1995, la cifra en este sector descendi a 1 191 500, locual significa una reduccin en el empleo femenino de241 644 mujeres.

    Proporcionalmente, sin embargo, el ndice departicipacin femenina respecto a la fuerza laboral activaen la economa estatal civil ascendi del 38,9 % en 1990al 42,3 % en 1995. Esto se explica porque el mayordescenso se produjo en la fuerza masculina.

    En cuanto a la distribucin de las trabajadoras porcategoras ocupacionales, en el transcurso del Perodoespecial sigui ascendiendo el porcentaje femenino enlas categoras tcnicas (del 57,7 % sobre el total en 1990,al 64,6 % en 1995). En estos mismos aos el rubro dedirigentes present un leve crecimiento: del 28,6 % al28,8 %. Esto se debe, en ambos casos, a los altos nivelesde formacin tcnica, cientfica y profesional alcanzadospor las mujeres.

    Por otra parte, su participacin en los programaspriorizados durante el Perodo especial, demuestra queellas constituyen un puntal en la fuerza laboral: en todoslos programas, salvo en el alimentario que comprende

    La transformacin de las mujeres de mantenidas en proveedorasde ingresos familiares, su aporte al desarrollo comunal y a laeconoma nacional, su participacin poltica, el despliegue desus potencialidades, les permiti vivenciar un aprendizaje socialmediante la adquisicin de invaluables experiencias, yconvertirse en protagonistas de la obra revolucionaria, a la quehan brindado valiosas iniciativas destinadas a lograrreivindicaciones propias y a mejorar las condiciones colectivasde vida.

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    la agricultura caera y la no caera, la fuerza femeninaalcanza ndices mayores que el porcentaje nacional. Aunen la agricultura, su presencia se fortalece; cercade 200 000 mujeres laboran en la produccin de alimentos.La siguiente tabla resume la integracin laboral femeninadurante el Perodo especial.

    De estos datos se desprende que las mujerescontinan siendo un factor decisivo de la economacubana en el Perodo especial. Pero esta etapa tiene,adems, otras implicaciones para ellas. No cabe dudade que todo cuanto acontece en la economa del pas serefleja en la vida cotidiana; no solo en el mbito laboral,sino tambin en el familiar. En la cotidianidad, cadacubano siente en carne propia los duros efectos delbloqueo econmico, comercial y financiero impuestopor los Estados Unidos al pueblo cubano, agudizadohasta los lmites del absurdo y la irracionalidad por larecientemente aprobada ley Helms-Burton. Diariasvicisitudes como las provocadas por las mermas en elconsumo y los efectos de la escasez de electricidad ycombustible domstico, de alimentos, de ropa y calzado,de medicinas, recaen principalmente sobre las mujeres.Por otra parte, en el espacio privado sucede que, a pesardel gran trabajo educativo y cultural realizado por msde tres dcadas, todava sobreviven arraigadas ideas,creencias, tradiciones, que asignan a las mujeres lasmayores responsabilidades relacionadas con la crianzay la educacin de los hijos, la administracin del hogar,las tareas domsticas e infinidad de labores necesarias

    para asegurar la reproduccin de la energa y el bienestardel grupo familiar. Todava en una buena parte de lasfamilias cubanas estas interminables y fatigosas tareasson realizadas casi exclusivamente por las mujeres. Porello, dentro del esfuerzo general por sobrevivir y seguirdesarrollndonos, en las mujeres recae un pesoconsiderable de la lucha cotidiana.

    Bloqueo y vida cotidiana

    Como datos ilustrativos de los efectos del bloqueonorteamericano a Cuba pueden citarse algunos muyelocuentes:

    En 1992, para importar un milln y medio de toneladasde alimentos el pas tuvo que gastar 30 millones dedlares adicionales por concepto de transportacin(23 dlares por cada tonelada).

    En 1993 se necesitaban 440 millones para elaseguramiento de la importacin de alimentosdirectos; de ellos 80 millones solo en leche en polvopara asegurar las cuotas de los nios de 0 a 7 aos.

    La venta de azcar residual que se ha tenido quenegociar en el mercado mundial, se estima que en1993 le ha significado al pas 40 millones de dlaresmenos de lo que se hubiera obtenido con su venta enla Bolsa de Nueva York si no hubiese bloqueo.

    Se calcula que el combustible le cuesta al pas40 millones de dlares ms que en condicionesnormales, o sea, sin bloqueo (7 dlares por cadatonelada). En 1992 se importaron 6 100 000 toneladasde petrleo a 140 dlares la tonelada, o sea, 850millones de dlares de un presupuesto nacional de2 200 millones para obtener solo la mitad delcombustible que se consuma anualmente hasta 1989.Para 1993 se proyect dedicar 751 millones de dlarespara la importacin de 5 700 millones de toneladas depetrleo.

    La ltima de las dificultades sealadas la escasezde combustible incide en todas las esferas del quehacernacional, pero en la vida de las familias ello significaafrontar entre otras reducciones, la disminucin delconsumo elctrico,3 dificultades en el transporte(demoras y hacinamientos), e insuficiencias en elabastecimiento de combustibles domsticos.4

    Tales carencias y dificultades tienen, adems, otrasincidencias en la vida cotidiana de la mujer cubana y dela familia, y les imponen privaciones que, por otra parte,tambin se agravan por la falta de piezas de repuesto yla no existencia de oferta de equipos electrodomsticos.

    Consumo de productos alimenticios eindustriales

    Las dificultades ocasionadas por las irregularidadese insuficiencias en el suministro de productos que

    % femenino % femenino % de losProgramas del total de de la fuerza dirigentespriorizados la fuerza tcnica media(1993) laboral y superior

    Alimentario

    Sector 26,5 32,6 11,6agropecuario

    Agro-industria 19,7 33,9 10,5azucarera

    Cooperativas 20,5 28,2 14,4de produccin

    De desarrollo

    Cientfico 43,0 41,7 26,1tcnico

    Turismo 44,0 52,0 25,0

    Educacin 69,0 70,2 48,6

    Salud pblica 72,0 79,9 35,8

    Fuentes: Ministerios de la Agricultura, Azcar, Educacin, SaludPblica; Corporaciones Cubanacn y Gaviota, Comit Estatal deEstadsticas.

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    Carolina Aguilar, Perla Popowski y Mercedes Verdeses

    histricamente provenan de la URSS, provocaronsensibles incumplimientos en los abastecimientos dealimentos para la poblacin; as como de cereales y otrossuplementos para la alimentacin animal, lo cual haacarreado serias dificultades en la produccin de leche,carnes, pollos y huevos. Prcticamente se redujo almnimo la importacin de arroz, pescado congelado yconservas de carne.

    En estos momentos la industria alimentaria se veimposibilitada de proporcionar productos y alimentosenvasados, semi o preelaborados, que aliviaban las tareasdomsticas. Insumos como hojalata para la industria,fertilizantes para la agricultura y materia prima parajabones y detergentes, tambin presentaron drsticasreducciones, lo cual ha provocado, entre otrasdificultades, escasez de artculos de higiene personal ypara el hogar, y de alimentos enlatados.

    Todo ello trajo aparejado la adopcin de medidas,partiendo de la disminucin de los abastecimientos y elprincipio de su distribucin equitativa. Se incluyeron enel racionamiento todos los productos bsicos que segarantizan por una norma fija (arroz, frijoles, grasas, pan,carnes, leche, huevos, jabones, detergentes y otros) y seempez a controlar la distribucin de renglones queanteriormente eran de venta libre. Tambin estnnormados todos los productos esenciales industriales(textiles, confecciones, calzado y otros) que han tenidoque ser drsticamente reducidos.

    Estas decisiones tienen como premisa que la nica yverdadera solucin del problema consiste en consagrarsea la produccin de los recursos ms necesarios para lavida de la poblacin y de los renglones exportables queprovean al pas de las divisas imprescindibles paraproseguir la batalla por el desarrollo en el menor tiempoposible. Se cuenta con potencialidades tanto materialescomo humanas para enfrentar y salir de esta penosaetapa. En ellas se fundamenta la estrategia general delpas; y ya pueden apreciarse algunos resultados que vancontribuyendo a elevar la disponibilidad de productosdeficitarios. Entre ellos resalta la produccin de viandasy vegetales.

    Los esfuerzos y recursos dedicados por el Estadocubano a la reanimacin econmica, as como lasiniciativas y medidas concretas unidos a la actitudconsciente y esforzada de los trabajadores y trabajadoras

    del pueblo en general van vindose expresados enuna economa que comienza a recuperarse. Pero nopuede obviarse que la situacin actual an se refleja conrigor en la vida cotidiana, que todava resulta compleja ydifcil para todas las familias cubanas, especialmente paralas mujeres.

    Presiones de todo tipo reciben las personas en eldiario desenvolvimiento de su actividad; por ejemplo,las causadas por la falta de posibilidades que enfrenta elpas para adquirir la totalidad de los medicamentos o lamateria prima para su elaboracin, y el equipamiento ymantenimiento de toda la red hospitalaria y depoliclnicas. Esta, indudablemente, es la cara msinhumana del bloqueo norteamericano. No constituyeun secreto el hecho de que la mayora de las empresastransnacionales productoras de medicamentos son decapital norteamericano y que en ellas se han aplicadoestrictamente las intervencionistas leyes anticubanas: laTorricelli y la recientemente aprobada, Helms-Burton,que refuerzan el bloqueo establecido por los EstadosUnidos desde 1962.

    Servicios de salud

    Se reconocen los ingentes esfuerzos que realiza el paspara no retroceder en los avances en el campo de la salud,incluyendo las importaciones de productosfarmacuticos y equipos mdicos imprescindibles, quehan permitido mantener la oferta gratuita de esospreciados servicios a la poblacin. Pese a todas lasdificultades se han obtenido nuevos xitos. Un indicadorde salud revelador lo constituye la tasa de 9,4 demortalidad en nios menores de un ao, por cada milnacidos vivos, alcanzada en 1995.

    En esa direccin resaltan los esfuerzos de la industriafarmacutica; se estima altamente la capacidad de loscientficos, los tcnicos, los racionalizadores e inventoresen el campo de la salud para sustituir importaciones. Deaproximadamente 1 200 medicamentos que en laactualidad se consumen en el pas, solo alrededor de 317son importados. Nuevos y promisorios productos estnal alcance de los cubanos. No obstante, existe escasez dediversas medicinas o de algunas materias primas paraproducirlas y dentro de ellas, varias que son destinadas

    En el espacio privado sucede que, a pesar del gran trabajoeducativo y cultural realizado por ms de tres dcadas, todavasobreviven arraigadas ideas, creencias, tradiciones, que asignana las mujeres las mayores responsabilidades relacionadas con lacrianza y la educacin de los hijos, la administracin del hogar,las tareas domsticas e infinidad de labores necesarias paraasegurar la reproduccin de la energa y el bienestar del grupofamiliar.

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    especficamente a las mujeres, o cuyas principalesconsumidoras son ellas. Uno de los renglones cuyacarencia ms afecta a la mujer son las almohadillassanitarias.5 De acuerdo con las posibilidades actuales,existe un plan de produccin y distribucin planificadode 100 millones de almohadillas, lo que representa el 24% de las capacidades de produccin, y que solo alcanza asatisfacer el 10 % de la demanda estimada, por falta demateria prima y de la necesaria reposicin de equiposcon tecnologa ms moderna.

    En Cuba la planificacin familiar se considera underecho humano fundamental y el Estado asumi, desde1959, la responsabilidad de crear la infraestructura desalud, formar el personal especializado y ofrecer lainformacin masiva y adecuada a la poblacin, paraasegurar el servicio que garantice el derecho a la libredecisin de la mujer, de la pareja, a tener los hijos deseadosen el momento elegido, y a decidir el tamao de la familia.La disponibilidad de anticonceptivos, al igual que lostratamientos contra la infertilidad de la pareja,constituyen los principales medios que permiten ejercer,en la realidad, los derechos reproductivos.6 Aunque yaen la dcada del 80 se suministraban todos losanticonceptivos considerados apropiados segn cadacaso, en los ltimos aos no se ha dispuesto de lascantidades y calidades necesarias para satisfacer lademanda.

    En estos momentos predomina el uso de dispositivosintrauterinos, an de poca eficiencia. Su empleo superael 47 % del total de parejas que usan anticonceptivos. Losque prefieren medios orales (pldoras) no rebasan el 14% del total; y las barreras, especialmente el condn, solocubren el 5 %, aunque su uso ha aumentado en cincoveces desde 1991 como resultado de la campaa deprevencin del SIDA no por la modificacin de lospatrones de comportamiento en la vida sexual de la pareja,donde la mujer, predominantemente, sigue teniendo laresponsabilidad de evitar los embarazos no deseados.7

    El aborto en Cuba es libre e institucional, y su prcticaactual es de 0,7 por parto, cifra ms elevada de lo deseable.En este indicador influye significativamente la falta deanticonceptivos. A pesar de las dificultades econmicas,el gobierno ha priorizado estos servicios de salud a finde mantenerlos de forma estable y adecuada se realizangrandes esfuerzos.

    Perodo especial y redimensionamientosocial: algunas valoraciones

    En este perodo de emergencia se pusieron demanifiesto debilidades morales en algunos y algunas conbaja escala de valores, que han magnificado lo material ybuscado fciles y espreos beneficios. Apena que jvenesde tal tipo hayan revivido la lacra social que fue laprostitucin.

    Son dismiles las formas y las vas que, en estostiempos, crean presiones a las mujeres en la vidacotidiana. En el seno de la familia, donde se satisfacenlas necesidades bsicas de alimentacin, ropa limpia,descanso adecuado, higiene personal y del hogar elimprescindible trabajo que asegura la reproduccin dela energa de las personas y su bienestar fsico yespiritual, las tareas domsticas adquieren un valorms elevado en las circunstancias de emergenciaeconmica que atraviesa el pas.

    En el perodo revolucionario, las mujeres asumieronnuevos roles en la esfera pblica: aprendieron a dirigir,se formaron tcnica y profesionalmente, se insertaroncon xito en el quehacer cientfico y alcanzaron elevadapresencia laboral, cultural y poltica.

    Mucho se ha avanzado, durante ms de tres dcadas,en el proceso para crear las bases de la igualdad real.Pero los patrones tradicionales an ejercen una fuerteinfluencia en la conciencia social, pese al sostenidotrabajo educativo-ideolgico que se ha venido realizandoen la lucha por el ejercicio de la igualdad. La herenciacultural nos transmiti patrones y roles jerarquizadosasignados y asumidos por hombres y mujeres, quean hoy se manifiestan en muchas familias dondeprevalecen los estereotipos sexuales tradicionales,expresados con singular fuerza en la subjetividad. En elPerodo especial, esto podra traducirse afirmando quelas mujeres viven con ms rigor el peso de las dificultadesen la vida cotidiana, pues las estrategias de sobrevivenciaen la familia tienden a sobredimensionar su funcineconmica.

    Sin embargo, como singular paradoja, se aprecia que,en este perodo, una de las estrategias de sobrevivenciafundamentales de las familias es la creciente intervencinde los restantes miembros en el desempeo de la jornadadomstica. Pudiramos preguntarnos por qu. En estaexperiencia interviene una diversa gama de factores ysentimientos potenciados en un perodo de crisis

    La herencia cultural nos transmiti patrones y rolesjerarquizados asignados y asumidos por hombres y mujeresque an hoy se manifiestan en muchas familias donde prevalecenlos estereotipos sexuales tradicionales, expresados con singularfuerza en la subjetividad. En el Perodo especial, esto podratraducirse afirmando que las mujeres viven con ms rigor elpeso de las dificultades en la vida cotidiana.

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    Carolina Aguilar, Perla Popowski y Mercedes Verdeses

    econmica. Desde los ms nobles, como la comprensiny la solidaridad; los utilitarios, como la necesidad; losreivindicativos, como la rebelda y el enfrentamientoante la subordinacin; y los ticos, que se expresan en laprctica de ayudar o compartir, y en el discurso popularde yo s cumplo con el Cdigo de Familia. Sea cualfuere la motivacin, esta se enmarca en una condicincomn: la casa y la familia tambin son espaciosafectados con rigor por el bloqueo y, por tanto, devienenespacios de lucha y resistencia.

    Es indudable que el valor del trabajo domstico seest redimensionando desde todos los ngulos:econmico, poltico, psicolgico, emocional, cultural.Se aprecia la vala de esta labor que hoy, por realizarseen duras condiciones, se vuelve ms visible. Hasta latarea de hacer las compras de alimentos y las reparacionescaseras tipificadas como las ms masculinas, segndiversas investigaciones realizadas en el pas cobranhoy mayor valor, si se toma en cuenta que consumenmayor tiempo que antes y que se han convertido enfundamentales para solucionar problemas diarios.

    Otra conclusin resalta la gran importancia queobligatoriamente ha tenido que concederse a ladimensin poltica de lo cotidiano, por todas las razonesargumentadas. Los cambios que se han producido en lavida familiar favorecen el impulso de nuestro conceptosobre la igualdad, entendido como un proceso abarcador,que contiene la redefinicin de los roles sexuales, sobrela base de que mujer y hombre deben asumir ydesempear por igual sus papeles de madre-trabajadora-ciudadana y padre-trabajador-ciudadano, compartiendoa plenitud las responsabilidades en la produccin socialy en la familia. Esta conceptualizacin trasciende elmarco de la equiparacin de oportunidades yposibilidades entre el hombre y la mujer en loeconmico, poltico, jurdico, cultural, social y familiar.

    Parece necesario llegar a una reflexin obligada,despus de mencionados varios de los problemas quenos aquejan: Por qu este pueblo se mantiene erguido,sin renunciar a los principios, sin echar por la borda lasrealidades y los sueos? Por qu las mujeres, que carganun fardo tan pesado en este tiempo, no han retrocedidoen sus convicciones, en sus propsitos, y siguencrecindose al enfrentar todo reto?

    Una respuesta vlida solo puede obtenerse si serevisan crticamente la historia y la memoria del pueblocubano, su idiosincrasia, su proyecto social vinculadocon el proyecto personal de millones de cubanas, y consu realidad social y econmica. Cada cubano y cadacubana se ha convertido hoy en estratega para enfrentarlas vicisitudes del da. Y cada mujer se ha vuelto unaartfice para asegurar que toda la familia se alimente yque casi sin disponer de jabn y detergentes, asista ala escuela o al trabajo limpia y aseada. No solo el Estadoy el Gobierno trazan estrategias. Es el pueblo que vibra,eso que suelen llamar sociedad civil y que se hallapresente y actuante en organizaciones nogubernamentales que crearon diversos sectores paraapoyar el programa revolucionario que les dio beneficios

    y oportunidades de participacin y de decisin que antesno tuvieron. Una de estas organizaciones es la Federacinde Mujeres Cubanas que hoy se concentra en el estudiode los problemas femeninos para realizar las accionesms apropiadas.

    Las mujeres somos la mitad de la poblacin, y parteactiva y decisiva de cuantos esfuerzos realiza el pas paraenfrentar las adversidades y salir adelante, sin posponersegn consigna la estrategia de la organizacin de lascubanas la consecuente labor para revertir lapermanencia de roles estereotipados y contrapuestos alas posiciones ganadas en el profundo procesorevolucionario, en el cual las mujeres han sabido ocuparsu lugar en cada tarea, asumiendo todo tipo y nivel deresponsabilidad.

    Para las cubanas de la ltima dcada de este milenio,la mayor responsabilidad recae, precisamente, en suaporte para transformar la situacin econmica actual,sin renunciar a los espacios y reivindicaciones histricasalcanzados con la Revolucin, en proseguir el impulsoal complejo proceso de articular igualdad y diferencia,con sabidura y firmeza. Seremos capaces? Ese es nuestroreto.

    Notas

    1. Vilma Espn, presidenta de la FMC, en el recuento y anlisis de losprimeros 15 aos de la organizacin, durante su II Congreso, realizadoen noviembre de 1974, afirm:

    Se presentaba para la mujer una extraordinaria perspectiva deincorporacin.Cien mil mujeres deban engrosar cada ao la fuerza laboral activadel pas y, para ello, debamos analizar profundamente los mtodosy formas de facilitar a las trabajadoras el desempeo de sus nuevasresponsabilidades. Una de las dificultades que inicialmenteafrontamos fue la no permanencia de las recin incorporadas ensu puesto laboral.En 1969 se produca el 76 % de bajas de las nuevas trabajadoras,lo cual nos llev a analizar con toda profundidad las causas queincidan en la desercin, concluyendo que los factoresdeterminantes eran los siguientes:

    presin de las tareas domsticas y familiares; necesidad de mejorar y ampliar los servicios; falta de incentivo econmico; carencia de condiciones mnimas de higiene y proteccin en

    los centros laborales; ausencia de un trabajo poltico con las recin incorporadas

    en los centros de produccin; incomprensin acerca del rol que tiene que jugar la mujer

    en la sociedad.

    2. En el perodo 1990-95 se produce un decrecimiento general delnmero de personas ocupadas en la economa nacional, en la casitotalidad de los casos como consecuencia del cierre de industrias yotros centros laborales con mayora de ocupacin masculina, as comopor el reordenamiento y racionalizacin de la fuerza laboral, necesariospara alcanzar una mayor eficiencia econmica.

    3. A partir de diferentes fuentes de energa, reciben electricidad enCuba ms de 2 400 000 viviendas (el 94 % de los hogares de todo elpas). Solo para el sector residencial, el consumo de petrleo, aun conlas medidas de ahorro adoptadas por la Unin Elctrica, sobrepasa

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    el milln de toneladas anuales. Por ello se hace necesario el ahorroy uso racional de recursos energticos y enmarcar el consumofamiliar en cifras asignadas, planificando cortes en el fluido elctricoen este sector. Tambin se han reducido las trasmisiones detelevisin a cinco horas diarias, de lunes a viernes, los sbados anueve horas y los domingos a catorce horas. Adems, se hanadoptado otras medidas, entre ellas: a) priorizar el uso de la luznatural hasta el mximo posible; b) reagrupar en cada territoriolos cines, segn las disponibilidades de pelculas, la asistencia deespectadores y la energa elctrica disponible; c) racionalizar elalumbrado pblico en avenidas y circunvalaciones; d) reagruparla red comercial de productos industriales de acuerdo con lasdisponibilidades de mercancas y la energa elctrica, para quepresten servicio las unidades imprescindibles; e) garantizar que losservicios prioritarios que continen operando consuman los nivelesmnimos indispensables de energa elctrica.

    4. De acuerdo con censos realizados el 4,4 % de la poblacin cocinacon gas manufacturado, el 77 % con kerosene; el 17,3 % con gas licuadoy el 0,01 % con electricidad, carbn o lea. En estos momentos esteresulta uno de los aspectos que ms afecta, sobre todo en el interiordel pas, donde las mujeres acuden a fuentes naturales, como la lea yel carbn, que prcticamente haban desaparecido como combustiblesen las cocinas del pas, con la preocupante consecuencia ecolgica queesto implica si no se logra resolver este problema.

    5. En Cuba hay aproximadamente 3,5 millones de mujeres en edadfrtil. Si se toma en cuenta que ellas tienen anualmente 13 ciclosmenstruales y que para cada uno de ellos, de acuerdo con la normainternacional, es necesario un aproximado de 20 almohadillasmensuales, se determina que para cubrir la demanda nacional serequiere una produccin anual de alrededor de 900 millones dealmohadillas.

    6. Cuba cuenta con una poblacin de 10 963 000 habitantes. La tasabruta de natalidad en 1994 fue del 13,4 por mil habitantes. La tasa defecundidad general, del 48,2 por mil mujeres en edad frtil (15-49 aos)las que alcanzan, como se seal, la cifra de 3 605 781. Y la tasa brutade reproduccin (hijas por mujer) del 0,72. Estos indicadoresevidencian que la utilizacin de las tcnicas para regular la fecundidadsuperan el 90 %, por lo cual la necesidad de disponer de medios decalidad, inocuos y tolerados, es un requerimiento que no est cubierto.Esto se debe, principalmente al bloqueo econmico, que en esta reatan sensible se aplica con sorprendente e inhumano rigor.

    7. Resulta un verdadero problema, sobre todo para los jvenes, lacarencia de condones de calidad por no disponer como consecuenciadel bloqueo de ofertas estables, seguras y adecuadas de estos medios.Su disponibilidad actual no cubre ni una cuarta parte de la demandapotencial (estimada en 32 millones), a pesar de la ayuda recibida deagencias internacionales como el IPPF y el Fondo de Poblacinde Naciones Unidas (FNUAP) para la aplicacin del ProgramaNacional de Educacin para una Sexualidad Responsable y dePlanificacin Familiar. Dicha cooperacin ha contribuido apotenciar los recursos materiales y humanos disponibles para

    reducir la tasa de abortos voluntarios y aumentar las expectativasde salud de la mujer en edad frtil en todo el pas, en especialaquellas con mayor riesgo ginecolgico.

    Fuentes

    Fidel Castro Ruz, Discurso en el Acto por el XXXIX Aniversariodel Asalto al cuartel Moncada y el XXXV del Levantamiento deCienfuegos. Cienfuegos, Granma, 5 de septiembre de 1992: 186.

    Colectivo de autoras, Apuntes sobre los efectos del bloqueo econmico delos Estados Unidos en las mujeres cubanas, La Habana, Imp. FMC, 1992.

    Yolanda Ferrer et al., Encuentro continental La mujer cubana en los90. Realidades y desafos. Un encuentro solidario , La Habana, Imp.FMC, 1993.

    Yolanda Ferrer et al., La igualdad de la mujer en el proceso revolucionariocubano: pensamiento y prctica social , La Habana, Centro deInformacin y Documentacin de la FMC, 1992.

    Carlos Lage Dvila, comparecencias en el programa Hoy Mismo dela Televisin cubana, 6 y 11 de noviembre de 1992.

    Entrevista a Carlos Lage Dvila, Granma, marzo de 1993.

    Jos Ramn Machado Ventura, Introduccin a la discusin delProyecto de resolucin sobre los Estatutos del Partido Comunista deCuba, suplemento de Granma, 10-14 de octubre de 1991.

    Informes realizados especialmente para este estudio por lossiguientes organismos y organizaciones: Academia de Ciencias deCuba (ACC), 1993; Asociacin Nacional de Agricultores Pequeos(ANAP), 1993; Banco Nacional de Cuba (BNC), 1993; ComitEstatal de Estadsticas (CEE) (encuesta nacional sobre fecundidad),1988; Comit Estatal de Trabajo y Seguridad Social (CETSS), 1993;Corporacin Cubanacn, 1993; Federacin de Mujeres Cubanas(FMC), documentos de archivo, 1993; Grupo Gaviota, 1993;Instituto Nacional de Turismo (INTUR), 1993; Ministerio de laAgricultura (MINAGRI), 1993; Ministerio del Azcar (MINAZ),1993; Ministerio de Educacin Superior (MES), 1993; Ministeriode la Industria Ligera (MINIL), 1993; Ministerio de Justicia(MINJUS), 1993; Ministerio de Salud Pblica (MINSAP) (Centrode Ingeniera Gentica y Biotecnologa, 1993; Centro deInmunoensayo y Biopreparados, 1993; Centro Nacional deBiopreparados, 1993; Industria Mdico Farmacutica (IMEFA),1994; Instituto Finlay, Centro Nacional de Produccin de Suerosy Vacunas, 1993; Direccin de Desarrollo, 1993; Empresa deMateriales de Curacin, 1994); Oficina Nacional de Estadsticas(censo de los ocupados en la economa), 1995; Sociedad Cubana deDesarrollo de la Familia (SOCUDEF), 1993.

    , 1996.